CONSAGRACIÓN DE MÉXICO A CRISTO REY
Hay actos benéficos y
asombrosos que las autoridades, tanto eclesiásticas como civiles, en el momento determinado por Dios y en las
circunstancias más difíciles y contrapuestas, se han llevado a cabo. Aun teniendo en contra, a los enemigos más
poderosos de la Religión Católica.
Uno de esos raros actos fue la Consagración de nuestro país a Cristo Rey en el aciago año de 1914. Justo al inicio de la mayor revolución social sufrida por México, planeada, azuzada, sostenida por los sucesivos gobiernos y los grandes financieros de los Estados Unidos de América en complicidad con las sectas masónicas mexicanas. Cuyo fin inmediato era quedarse con el petróleo y la red de ferrocarriles propiedad de capitales europeos. Aunado a este fin, estaba otro más importante; destruir también, la religión católica y la cultura hispana de México.
Uno de esos raros actos fue la Consagración de nuestro país a Cristo Rey en el aciago año de 1914. Justo al inicio de la mayor revolución social sufrida por México, planeada, azuzada, sostenida por los sucesivos gobiernos y los grandes financieros de los Estados Unidos de América en complicidad con las sectas masónicas mexicanas. Cuyo fin inmediato era quedarse con el petróleo y la red de ferrocarriles propiedad de capitales europeos. Aunado a este fin, estaba otro más importante; destruir también, la religión católica y la cultura hispana de México.
La Revolución planeada y
preparada para nuestro país por la cúpula política y financiera de los Estados
Unidos, desde la ciudad de Nueva York, seguía un plan perfectamente
planeado desde el anterior siglo XIX. El
plan secreto era imponer al pueblo mexicano la anarquía, previa a la introducción del Nuevo Orden Mundial de
esa época. Se intentaba implantar el Comunismo
en todo el mundo comenzando por México de manera experimental.
El primer paso para ello
era la destrucción de la religión
del pueblo mexicano, la Religión
Católica, y de toda autoridad civil, de la influencia cultural europea,
y de toda la riqueza material acumulada
en 30 años de paz porfiriana, así
como el robo de los capitales privados. Después, seguiría la uniformidad de sus
habitantes en las doctrinas socialistas ateas.
México había sido escogido por esa cúpula plutocrática de los EE.UU. para servir de experimento a la revolución posterior, de 1917, aplicada en Rusia por los bolcheviques y en España entre 1933 y 1939 con la llamada Guerra Civil, que produjo, como en México, un millón de muertos.
Estas revoluciones y
prácticamente todas, desde la Revolución protestante del siglo XVI contra el
papado y la Religión Católica, hasta las guerras del Medio Oriente, pasando por
las devastadoras destrucciones del continente asiático, han sido ejecutadas por
los agentes del Anticristo para
instaurar su reino materialista en todo el mundo; llamado “Novus Ordo Seclorum”.
“Las Revoluciones de México son impulsadas
por dos agentes que operan sobre él mancomunadamente: la masonería y el gobierno de los Estados
Unidos de Norteamérica…..” A. Gibaja y Patrón, “Revoluciones Sociales de México”,
cap. XX tomo V…. (1)
Don Francisco I. Madero
pasó la frontera del norte con el “Plan
de San Luis” en la mano, lo
proclamó el 5 0ctubre de 1910, para derrocar al Gral. Porfirio Díaz después de
casi 30 años de un gobierno fuerte, aunque masónico, que había traído la paz
anhelada al pueblo mexicano… (2)
Fco. I. Madero, masón y espiritista, era el ariete para comenzar la Revolución que destruiría la riqueza y el
prestigio internacional de México, duramente adquirido después de 70 años de
desorden nacional. Francisco I. Madero,
como el cura Miguel Hidalgo cien
años antes, estaba imbuido por las utopías de los filósofos del siglo XVIII.
Pero, era el hombre de paja de la
política yanqui que lo quemaría en el
momento adecuado.
A principios de 1911 los
revolucionarios de Madero tomaron posiciones en lugares cercanos a la frontera
norte apoyados por asesores extranjeros entre ellos el revolucionario italiano
José Garibaldi, nieto de Guissepe
Garibaldi el unificador de Italia. La Revolución tomó fuerza con las
contribuciones de Francisco Villa y
Emiliano Zapata, armados con
pertrechos y asesores yanquis.
El 8 de junio de 1911
Madero entró en la ciudad de México como jefe de la Revolución que predicaba un
gobierno democrático establecido por el
pueblo y para el pueblo. Se convocaron elecciones para Presidente y
Vicepresidente, pero la gran mayoría de la
gente de razón no votó. Por lo que se contabilizaron los votos de la plebe
más ignorante que no tenía idea de lo que era la Democracia, y con ese bagaje
espurio, se reconoció como presidente de México a Madero y vicepresidente a
Pino Suárez.
Madero y su gobierno
comenzaron con una política de estabilidad nacional ajena a las intenciones aceleradas de los financieros yanquis que
deseaban la destrucción rápida del antiguo régimen para, que en aguas
tormentosas, hacerse de las riquezas
naturales del suelo y subsuelo mexicanos.
Por tanto, deseaban que
el nuevo gobierno maderista hiciera las reformas necesarias para tal fin. Sin
embargo Francisco I. Madero no se mostraba diligente. Ya había pasado un año de
la toma del poder y su gobierno no desbarataba los tratados con las potencias
europeas. Entonces era necesario moverle
el tapete para que retomara los postulados revolucionarios.
El inquieto caballerango
Emiliano Zapata desconoció a Madero
y proclamó el Plan de Ayala en el
sur del país, ayudado por sus asesores yanquis, su propósito oficial era reivindicar a la raza indígena. Esto,
aunado a la división de los maderistas
en dos tendencias de logias: unos acelerados y otros más calmados en las
reformas y expropiaciones que pretendían de la riqueza del país en beneficio de
los capitalistas judeoyanquis, y que
comandaba sin embozo el embajador de USA. Henry Lane Wilson, debilitaron el gobierno de Madero quien retardaba unas veces,
y otras se oponía francamente, a las ordenes impertinentes del Departamento de
Estado yanqui por medio de su embajador.
A parte de esta
lamentable situación, el general Félix Díaz masón de alto grado,
pariente del depuesto presidente Porfirio
Díaz, y otros masones, se
pronunciaron en Veracruz desconociendo a Madero, para supuestamente,
restablecer el régimen anterior. Gibaja y Patrón, cap. XXI, “Revoluciones Sociales de
México.”
El general Félix Díaz y
su gente se hicieron fuertes en la Ciudadela de la capital; con la defección y
ayuda del general maderista Huerta, tomaron prisioneros a Francisco I. Madero, a su
hermano Ernesto y a José Ma. Pino Suárez el 19 de febrero de 1913, por
presiones renunciaron a sus cargos, siendo trasladados a la Penitenciaría. Mientras
tanto, a instancias del embajador H. L. Wilson
se reunieron en la Embajada norteamericana los militares golpistas,
acordando dar el gobierno provisional al general Huerta.
El presidente Madero y
su vicepresidente Pino Suárez renunciaron a sus puestos quedando prisioneros
del general Victoriano Huerta. Trasladados a la Penitenciaría, el 22 de febrero
en la madrugada se hallaron sus cadáveres.
Después de esa acción
viene una serie de conjeturas que los historiadores no han podido aclarar
porque la masonería internacional
siempre se empeña en oscurecer los acontecimientos donde ella interviene de
manera relevante. Existen muchas versiones para dilucidar la responsabilidad
directa en esos asesinatos, pero ninguna ha resultado convincente.
Sin embargo, la historia
oficial de los sucesivos gobiernos masónicos mexicanos ha declarado, al general Huerta católico y antimasónico,
como el único responsable, eximiendo de ello, a todos los participantes
revolucionarios. Los verdaderos culpables han quedado en la sombra,
resguardados por el secreto de las logias. De esos acontecimientos ha pasado un
siglo, hoy son muchos los historiadores
que han investigado y sacado conjeturas que han deslindado los tejemanejes de
los revolucionarios mexicanos. Pero, los
hechos de los protagonistas son los que cuentan. En los doscientos años que han pasado desde que el cura Hidalgo dio el grito de la Revolución, los gobiernos liberales mexicanos han
cometido miles de horrendos crímenes
contra los mexicanos que no han aceptado su ideología anticristiana, y sin
embargo, la historia oficial de México ha ocultado y mantenido a cubierto, las
traiciones, los asesinatos, robos y todo tipo de fechorías de sus llamados
héroes y próceres.
Mientras la historia
oficial mexicana ha llenado de anatemas, injurias y soeces mentiras al militar
que apoyó con energía al pueblo católico mexicano para efectuar la Consagración de México a Cristo Rey. Nosotros
nos apoyaremos en los hechos que demostraron la buena voluntad del general Victoriano Huerta y su gobierno de diez
y siete meses luchando contra la prepotencia de la república angloamericana y
de los enemigos interiores del pueblo mexicano.
Entre los documentos que
pueden esclarecer en parte este lamentable episodio nacional está la carta que
escribió el Gran Maestre de la Gran Logia de México don Luis Manuel Rojas, masón, al presidente masón William H. Taft de los Estados Unidos dirigida a varios diarios de
ese país; pidiendo su intervención para salvar la vida de los prisioneros masones de las manos de militares mexicanos también masones….
Además de la carta
telegrama que el Gran Maestre de la Masonería mexicana Luis Manuel Rojas envió al presidente de los Estados Unidos William H. Taft… (3) Remitió otra carta que publicaron los
periódicos El País y La Tribuna el 15 de abril de 1913 en la cual acusa en 14 párrafos consecutivos al
embajador, Henry Lane Wilson de
haber urdido el asesinato de Madero y Pino Suárez…..“Mi cablegrama transcrito comprueba que no me dirigí al gobierno de los
Estados Unidos, sino al señor William H. Taft como hermano masón”…(4) También
fueron varios los diarios de los Estados Unidos que publicaron esa carta… (5)
En la repuesta pública del
Departamento de Estado de los Estados Unidos a la carta del Gran Maestre Lic. Rojas, ese gobierno, no
se da por enterado de la culpabilidad de su embajador en la acusación que se le
hizo. Se deduce, entonces, que el embajador Henry Lane Wilson cumplió órdenes secretas del presidente de los
Estados Unidos para eliminar a
Madero y su gobierno, por no haberles convenido la actitud personal de éste,
manipulando al mismo tiempo en la propia Embajada, a los enemigos de Francisco
Madero. El general Félix Díaz y sus adláteres eran masones también, pero sometidos a las Logias
norteamericanas y no al Gran Maestre
mexicano.
En cuanto se constató
las muertes de Francisco I. Madero y José Ma. Pino Suárez, la facción ganadora
depositó el gobierno del país en la persona del secretario de Gobernación don Pedro
Lascuráin, quien a su vez de acuerdo a
los planes de la masonería, nombró en su propio lugar al general católico don Victoriano Huerta, éste, en
consecuencia, quedó como presidente provisional de México, con “una papa caliente entre sus manos”.
El general Huerta era un
militar de carrera, que había pertenecido al ejército del presidente Porfirio
Díaz y tenía prestigio de valentía, honestidad y de católico practicante, siempre
se declaró así, por lo que suponemos que no era masón, pero sí lo era, no
pasaba del 3er. grado; ignorante de las maquinaciones de la secta se unió y obedeció a los enemigos del
presidente revolucionario, anticatólico y masón Francisco I. Madero…..( 6 )
Ya como Presidente,
Victoriano Huerta, integró su gabinete con personas respetables dentro de la sociedad
mexicana, salidos del llamado porfirismo,
es decir; de nacionalistas y católicos, ajenos a toda componenda con la
Revolución Mundial. Actitud incompatible con el Plan formulado desde la Casa
Blanca.
El pueblo católico
mexicano apoyó a Huerta, los gobiernos
de los Estados también, menos el de Coahuila,
lo reconocieron y el ejército le obedeció para combatir los focos
revolucionarios en distintos puntos del país. “Su espíritu se sobrepuso a todo cuanto perjudicara a su patria para su
libertad y engrandecimiento”… (7)
Sin embargo los enemigos
de México no perdieron el tiempo y a poco más de un mes del nuevo gobierno
levantaron con el “Plan de Guadalupe”
al gobernador del Estado de Coahuila Venustiano
Carranza. Como cabeza de la nueva revolución desconociendo el gobierno del
general Victoriano Huerta… (8)
El gobierno huertista logró estabilizarse a pesar de
todo, los revolucionarios vencidos en todas partes comenzaron a doblegarse, en
México, parecía que volvían los tiempos de paz, y corrió el año de 1913.
Por lo que respecta a
nuestro país, el plan del gobierno norteamericano y de su rapaz camarilla de
financieros, estaba completo y acabado cuando Francisco I. Madero subió al
poder, pero ni Madero, ni mucho menos Huerta deseaba aumentar la dependencia de
México a los Estados Unidos con algún
tratado como habían hecho los gobiernos liberales del siglo XIX.
El General Victoriano Huerta insistía, junto a sus
consejeros, en no doblegarse ante la prepotencia yanqui. Tampoco quería acordar
ningún otro tratado internacional que aumentara la dependencia a los Estados
Unidos. Pero nada de esto estaba en los planes del gobierno yanqui, así que solamente
esperaba una coyuntura para expulsarlo del gobierno mexicano.
El nuevo presidente
norteamericano Woodrow Wilson envió a un agente confidencial para entrevistarse
con Huerta, ofreciendo sus “buenos
servicios” para terminar los focos de rebelión y para que se eligiera “democráticamente” a otra persona para
ocupar la presidencia de México.
“Porque
complacería al gobierno de los Estados Unidos desempeñar cualquier papel en
este arreglo.…. Siempre que se halle honorablemente de acuerdo con el derecho
internacional.”
“Una solución satisfactoria nos parece
requerir las siguientes condiciones:
a) El cese inmediato
de hostilidades en todo México; un
armisticio definitivo solemnemente concertado y observado escrupulosamente.
b) Dar seguridades de
pronta y libre elección, en la que todos tomen parte por mutuo consentimiento.
c) El consentimiento del
general Huerta de comprometerse a no ser candidato en las elecciones de
Presidente de la República en las presentes elecciones.
d) El compromiso general
de someterse al resultado de las elecciones y de cooperar de la manera más leal
a la organización y sostén de la nueva administración.
“Tomando todas las actuales condiciones en
consideración el gobierno de los Estados Unidos no concibe que haya razones suficientes a justificar a los que en la
actualidad tratan de dar forma o ejercitan la autoridad en México, a
rechazar los servicios amistosos que de esta manera se les ofrecen”
Los anteriores párrafos
nos muestran la forma usual en que los gobiernos protestantes y masones de los
Estados Unidos trataban y siguen tratando, a los gobernantes de México desde
que se instauró la República en 1824, con el pomposo nombre de: “República Federal Democrática Representativa
y Popular de los Estados Unidos Mexicanos”.
Mientras en diferentes
puntos de la geografía mexicana se levantaban los revolucionarios para destruir
al país, con el apoyo encubierto de los Estados Unidos. Las Asociaciones
Católicas preocupadas sobremanera por el futuro de México se acogieron a sus
obispos, quienes a su vez solicitaron a Su Santidad el Papa Pío X la idea de hacer una proclamación solemne del reinado de
Cristo en México; de coronar la
Imagen del Sagrado Corazón en señal de sumisión y humilde vasallaje a Cristo Rey.
Su Santidad Pío X -canonizado Santo, por Pío XII en
1954- acogió benignamente la súplica de los obispos mexicanos y les contestó
con el Breve “Consilum Aperuistis” en
el cual, respecto a las insignias, de la realeza con que habían de decorar las
imágenes del Corazón de Jesús, les
advierte lo siguiente:
“Que la Corona y el Cetro habían de
ponerse a los pies de la imagen y no en la cabeza y manos de la misma, para que
así se expresara la idea de Cristo Rey y
Señor de los que dominan. Desde
hace mucho tiempo, con grande solicitud hemos considerado a vuestra nación y
vuestros asuntos, perturbados por grandes desórdenes, y bien sabemos que, para
conservar y sostener la salud y la paz de los pueblos, es de todo necesario
conducir a los hombres a este puerto de salvación, a este sagrario de la paz
que Dios, por su infinita benignidad se dignó abrir al humano linaje, en el corazón augusto de Cristo Su Hijo,
que de ese corazón brote para vosotros, venerables hermanos, y para vuestra
nación entera, agitada rudamente por incesantes discordias, La Gracia que habéis menester para la
salvación eterna, y la paz, que como fuente inagotable de todos los bienes ,
anhelan a una voz vuestros conciudadanos” La carta estaba firmada el 12 de
noviembre de 1913, en el Vaticano…. (9)
“Esta es la primera vez en la Historia que
se hace esta petición a la Santa Sede, por lo que constituye para México, un
timbre de gloria.” Escribió el Padre Roberto Ornelas en: “Bosquejo histórico de la devoción a Cristo
Rey en México” Cuautla, Mor. 1939. P.G.
El eminente historiador
Monseñor Emilio Silva de Castro, en su libro: “La Virgen María de Guadalupe Reina de México y Emperatriz de América”
escribió refiriéndose al gran acto ignorado por la mayoría de los católicos del
siglo XXI.
“Los males terribles que amenazaban a la
Patria y que los fieles católicos trataban de evitar con esta proclamación, y
eran evidentes en las acciones de la Revolución Satánica, judaica y masónica
mundial, en México encarnada en la revolución carrancista de 1913”….(10)
Ese fin del año 1913 se
recrudecieron los ataques revolucionarios para tratar de derrocar al presidente
Victoriano Huerta, pero la mano de la Providencia conducía los notables
acontecimientos que se concretaron al iniciarse el año de 1914.
Una vez recibida en
México la carta pontificia, todas las Asociaciones Católicas en consonancia con
el Arzobispo de México José Ma. Mora del Río y todas las autoridades de la
Iglesia de México pusieron manos a la obra para consagrar a nuestra nación a Cristo
Rey.
Se convino la fecha de
la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús para el día de la fiesta de la
Epifanía, 6 de enero de 1914 y la solemne Consagración
a Cristo Rey para el 11 de ese mismo mes de enero.
El historiador don Pedro
Sánchez Ruiz escribe en la pag. 765 del
segundo tomo de su obra: “Nacimiento,
grandeza, decadencia y ruina de la nación mejicana”
“Cuando desde los cuatro puntos cardinales irrumpían las hordas constitucionalistas que amenazaban no solo con la destrucción material de la Patria, sino con la destrucción de su misma identidad nacional, surgió una sorprendente reacción de la adormecida sociedad, proclamando públicamente, en tumultuosas manifestaciones en la Capital y principales ciudades la Realeza temporal de Cristo en México, lanzando a los cuatro vientos el entusiasta y unánime grito de ¡Cristo vive!, ¡Cristo reina!, Cristo impera! Como repudio al laicismo liberal y socialista revolucionario.” (11)
“Cuando desde los cuatro puntos cardinales irrumpían las hordas constitucionalistas que amenazaban no solo con la destrucción material de la Patria, sino con la destrucción de su misma identidad nacional, surgió una sorprendente reacción de la adormecida sociedad, proclamando públicamente, en tumultuosas manifestaciones en la Capital y principales ciudades la Realeza temporal de Cristo en México, lanzando a los cuatro vientos el entusiasta y unánime grito de ¡Cristo vive!, ¡Cristo reina!, Cristo impera! Como repudio al laicismo liberal y socialista revolucionario.” (11)
En el editorial del diario La Nación del mes de enero de 1914 apareció este llamado al pueblo católico:
“Es necesario proclamar a Jesucristo por nuestro Rey, públicamente. Y esto
lo haremos en imponente manifestación, Os convidamos, católicos mejicanos, a
que forméis parte de la gran manifestación pública que se prepara en nombre de
Dios y para Su honra. Acudid todos con banderas, y sobre todo con valor. Sepa
el mundo que no nos avergonzamos de Dios, y que lo tenemos por nuestro Dios; la
paz, el bienestar, la honra volverán a reinar en este pueblo escogido, en este
pueblo todo de la Virgen María”
Previamente, el
Episcopado Mejicano había acordado que el 6 de enero de 1914 se hiciera una solemne renovación de la
Consagración de Méjico al Sagrado
Corazón de Jesús, en señal de
reparación, sumisión y humilde vasallaje. Los generales don Ángel Ortiz Monasterio y don Eduardo Paz, en uniforme de gran
gala, llevaron en regios cojines de seda la Corona y el Cetro que el Ilmo,
Arzobispo de Méjico don José María Mora
y del Río, pondría a los pies de Jesucristo
Rey.
Fue natural que el
presidente de México, general Victoriano
Huerta, quien públicamente había proclamado su fe en Jesucristo en pleno
recinto parlamentario, en un acto en que actuaba con su investidura oficial y que se había negado a ingresar a la
masonería y además combatía a la revolución satánica; haya enviado a dos de
sus divisionarios al acto solemne en la iglesia de San Francisco el 6 de enero
de 1914. Nunca antes ningún gobernante del sufrido México había dado tan
decidido apoyo a la Fe de su pueblo como el general Victoriano Huerta, sabiendo
de antemano las represalias que el Liberalismo internacional tomaría en su
contra. Lo que así sucedió, como veremos más adelante.
El general Huerta cuando tomó posesión del gobierno de la República, en la sesión XXVI del Congreso, después de la ceremonia oficial, tomando la palabra y con vibrante emoción dirigió a los congresistas estas palabras:
“Voy a dirigiros dos palabras y espero que
si traspaso ese límite me perdonéis; no os titulo senadores y diputados sino
hermanos míos; estamos en presencia de la República, en presencia de…. Que
digo, en presencia de la Humanidad, estamos en presencia de Dios, declaro que
soy liberal por convicción, pero soy también extraordinariamente religioso y
por ello creo que Dios es un poderoso elemento para darnos no solo fuerzas
morales, sino fuerzas físicas….” Del libro: “Cristo Rey de México” Andrés Barquín.
Siendo Huerta presidente
de una nación cuyos gobiernos se habían titulado no creyentes significaba su
discurso un acto de repudio oficial al laicismo liberal del Estado. Muchos
congresistas, sino la mayoría eran masones que reprobaron sus palabras mientras
el pueblo aplaudió.
Pocos días después de
tal acto, los masones mexicanos y yanquis se presentaron al presidente
Victoriano Huerta para ofrecerle su ingreso a la Masonería. Pero Huerta les
respondió: que no aceptaba pues él era
católico mostrándoles su escapulario de
la Virgen del Carmen que no cambiaría por ninguna otra insignia, pues
estaba dispuesto a vivir y morir católico…(12)
Pues bien, continuando
con los actos de la Consagración a Cristo Rey ese mes de enero de 1914
relataremos que:
El siguiente 11 de enero de 1914 en la
Catedral Metropolitana y reunidos los poderes, religioso, político y social,
con manifestaciones de júbilo en toda la nación, se coronó a Cristo Rey de
México proclamando Su realeza temporal.
La Fe del pueblo
mexicano recurría a Dios y a la Virgen María antes que sucumbir bajo los
embates de la Revolución, entregándose en los brazos de Cristo Rey de México.
La fórmula recomendada
por San Pío X al pueblo mexicano se concretó en esta oración recitada en todas
las catedrales del país:
“Dulcísimo Jesús, Redentor del género
humano, miradnos humildemente postrados delante de vuestro altar, vuestros
somos y vuestros queremos ser” Transcribió el P. Valdés en su obra: “Sangre por
Cristo Rey”.
Tras la fecha del 12 de
diciembre de 1531, luego la Consagración de la Nueva España y todas su
provincias a la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre de de 1743, y con las
consagraciones del 6 y 11 de enero de 1914, México
sería también el pueblo de Cristo Rey. Y para que nada faltase, el
Presidente de la República asintió participar en el homenaje dando
instrucciones al Gobernador del Distrito Federal para sin obstáculo alguno se
llevasen a cabo aquellos actos.
“Si México había de ser porción escogida
de Jesucristo, era justo también para su mayor mérito, que 10 años después (con la Guerra
Cristera), lo acompañase en su Pasión”…. (14)
Las fuerzas enemigas de
nuestro país, tanto las interiores; masones, liberales y revolucionarios de
toda laya, como las exteriores representadas por sus cómplices los gobiernos
yanquis arremetieron a los pocos meses con su plan de destrucción de la civilización
católica.
Mons. Emilio Silva de
Castro escribe en el capítulo XXV del
libro mencionado antes:
“México fue elegido por designio
providencial a un Destino Manifiesto en tríptica forma cronológica y en íntima
correlación causal, aunque no perceptible a una mirada superficial:
Primero: Elegido por la Madre
de Dios para ser destinatario de su preciosa imagen, sin par en el mundo.
Segundo: “Ser el hijo pequeño y
delicado de Santa María de Guadalupe”
Tercero: “Destino providencial
de México fue dar un notabilísimo testimonio de fidelidad a Jesucristo. Dar al
mundo de una multitud de mártires y héroes de la Fe católica y nacional en tan
breve tiempo (1926-1929), que solo se encuentra paralelo en la heroica cruzada anticomunista de España
(1936-1939), la cual había recibido impulso de la anterior de México” …. (15)
Mientras tanto, el nuevo
gobierno demócrata norteamericano con su presidente Woodrow Wilson declaró
públicamente al gobierno de Huerta como indeseable, por haber rechazado dignamente el Plan de cuatro puntos propuesto y
firmado por el nuevo presidente de los Estados Unidos de América y presentado
al general Huerta por su enviado confidencial John Lind.
El historiador don
Antonio Gibaja y Patrón escribe al respecto:
“La respuesta del general Huerta repeló de
una manera digna la injusta intromisión de los Estados Unidos en los asuntos
muy privados de México, entendiéndose los que son respecto de la verdadera
nación mexicana; pero no así en lo que se refiere a la provincia masónica (mexicana), con la que tiene mucho que
ver el gobierno de los Estados Unidos, y el agente confidencial Lind, quien no
solo vino a desempeñar una misión diplomática, sino a intrigar descaradamente
entre los mexicanos, haciéndose amigo íntimo de los jefes de la revolución y
expresando ideas ofensivas contra la sociedad mexicana, por su religión, sus
usos y costumbres. El cinismo de Lind no tenía límites pues visiblemente se
mofaba de los mexicanos, porque contaba con el apoyo de Woodrow Wilson en los
Estados Unidos, y del Partido Liberal y de las sociedades secretas en México,
que fraternizaban con él por considerarse todos hermanos”
“Woodrow Wilson menospreciando a la
mayoría de los mexicanos, habló de esta manera: Los que controlan el gobierno
de Huerta deben ser desposeídos de ese control. Ellos quieren el orden del
viejo régimen; pero yo aseguro que ese viejo orden ha muerto para siempre. Es
mi deber, según lo comprendo, ayudar en cuanto yo pueda, para que prevalezca el
nuevo orden que ha de tener sus fundamentos en la libertad y los derechos humanos”
Saturday Evening Post. May 23 1914. …(16)
Un tal John Lind enviado confidencial de
Wilson, emprendió una guerra canallesca contra México.
El eminente historiador
P. Regis Planchet, en su obra: “Persecución
a las Religiosas y Señoras en la Era Carrancista” escribe: “El mismo Lind decía: “Lo malo en México es la Iglesia Católica.
Se deberían clausurar las escuelas y los templos católicos para así deshacerse
de aquella Iglesia” y su mujer añadía: “Hemos
de barrer de México a los sacerdotes y a las religiosas”.
Mismas palabras que se
escucharían diez años después de la boca de Plutarco E. Calles cuando implantó su ofensiva
criminal contra el pueblo católico mexicano y sus obispos al iniciarse
la Guerra
Cristera.
La Casa Blanca comenzó
por hostilizar a Huerta y su gobierno, con presiones a otros grupos para
aislarlo, interiormente ayudando a los revolucionarios, e internacionalmente,
para romper tratados con países de Europa. Ante la oposición huertista, siguieron los ataques que
entonces sufrieron su gobierno y la nación entera, el mayor de todos, se
concretó en el bloqueo, y posteriormente, el
bombardeo del puerto de Veracruz el 21 de abril de 1914.
Después de meses de
heroica resistencia contra la primera potencia mundial, sus agentes los revolucionarios y los malos
mexicanos; el general Huerta
presentó su renuncia en 15 de julio de
1914. Viniendo, entonces lo peor; los jefes aparentes de la revolución Carranza, Villa y Zapata, siempre asesorados
por los yanquis se dedicaron a la destrucción de la religión católica, la
riqueza y la civilización en México cometiendo los horribles crímenes que la
historia oficial oculta, pero que el Obispo norteamericano de Oklahoma,
Mons.Francis Clement Kelley denuncia en su libro: “México, El País de los Altares Ensangrentados”. Ed. Polis, México,
1945.
Por supuesto, que la
historia oficial masónica, cumpliendo con la consigna de no escribir la verdad,
ha deformado los hechos de esos años (1913-1914).
Ha silenciado de tal manera esa gesta de los católicos de entonces que las
nuevas generaciones no se han enterado muy bien, de que nuestro país, ha sido
consagrado y puesto a los pies de Cristo
Rey. Que Jesucristo nos sostiene, sobre la sangre de tantos mártires que causaron
la Revolución y la Guerra
Cristera de los años veinte.
Y el presidente que
apoyó con toda la fuerza de su fe católica, la Consagración a Cristo Rey ha sido infamado con todos los defectos
que la Masonería, en la historia oficial mexicana, es capaz de arrojar sobre
quienes ella odia por no plegarse a sus designios, entre otros, el Gral. Huerta que se negó a aplicar al país la llamada Reforma Agraria
de corte francamente comunista, y que desgraciadamente fue aplicada por los
revolucionarios después de 1914; que ha hecho a México más dependiente de los Estados
Unidos.
El periodista e
historiador don Luis Reed Torres en su obra: “Episodios desconocidos de México” cita la obra de don Ángel
Lascuráin y Osio: “La segunda
intervención americana” donde este autor relata algo del carácter del
presidente Woodrow Wilson autor de
la agresión a México con el desembarco de tropas yanquis en Veracruz el 21de
abril de 1914, para derrocar a un presidente mexicano legítimamente constituido
por la Cámara de Diputados; nada más por no querer plegarse a los designios del Destino Manifiesto
angloamericano. El historiador Lascuráin y Osio relata: “Wilson tenía muchas ideas falsas respecto
de México desde que había sido profesor en Princeton, adquiridas paulatinamente
en sus lecturas respecto de la conquista española en Latinoamérica, de autores
empeñados en denigrar esa obra y poner a México como un país de esclavos. En suma, Wilson se formó
acerca de nuestro país un concepto completamente equivocado…. Además era un protestante fanático (puritano) y odiaba todo lo que habían hecho los misioneros en México, y olvidando que en su país se había
exterminado a los indios, se fingió constituirse en defensor de ellos para
tener pretexto de intervenir en nuestro país”
Para terminar este breve
texto, voy a transcribir parte de la carta que el general Victoriano Huerta antes de su dimisión, escribió al presidente de los Estados Unidos
Woodrow Wilson, perteneciente al
Partido Demócrata y que transcribe el historiador Luis Reed.
Carta dirigida al Congreso
y a toda la nación el 15 de julio de 1914.
“……Se consiguió, como ustedes saben,
arreglar decorosamente por nuestros comisionados en Niagara Falls el fútil
incidente de Tampico, y la Revolución queda en pie sostenida por quien todos
sabemos…… Hay más; después de la labor altamente patriótica de nuestros
representantes en Niagara Falls, hay quien diga que yo, a todo trance, busco mi
personal interés y no el de la República; y como este dicho necesito destruirlo
con hechos, hago formal renuncia de la Presidencia
de la República.” “Debe saber la representación nacional que la República, por
conducto de su gobierno, ha laborado con toda buena fe a la vez que con toda
energía, puesto que ha conseguido acabar con un partido que se llama demócrata en los Estados Unidos y ha
enseñado a defender un derecho”
“Para ser más explícito diré a ustedes que
la gestión del gobierno de la República, durante su corta vida (17 meses), ha dado golpes de muerte a un poder injusto”
“Para concluir, digo que dejo la
Presidencia de la República llevándome la mayor de las riquezas humanas, pues
declaro que he depositado en el Banco que se llama Conciencia Universal, la
honra de un puritano, al que yo,
como caballero, le exhorto a que me quite esa mi propiedad.”
“Dios los bendiga y a mí también”. “México, julio 15 de 1914.”
“V. Huerta”…. (17)
He aquí, en unos cuantos
párrafos, el pensamiento de un hombre patriota, enérgico y valiente, militar de
carrera, sin ninguna improvisación, quien siendo secretario de Gobernación de don
Pedro Lascuráin y que por renuncia de éste, ocupó interinamente la Presidencia.
Poco más tarde con la aceptación de la Cámara de Diputados de acuerdo a la
facultad que le daba el artículo 82 de la Constitución vigente entonces; “El Poder Judicial, el Ejército y los
gobernadores de los Estados, excepto dos (Coahuila y Sonora), reconocieron que el régimen nuevo
continuaba sin interrupción el sistema de legalidad”
Con la renuncia forzada
del General Huerta se desató la
violencia de los revolucionarios Carranza,
Zapata y Villa, ahora sí, ya pertrechados con las armas que facilitó el
gobierno yanqui, para destrozar y acabar con la riqueza que entonces habían
acumulado los mexicanos en los 30 años
de gobierno fuerte del General Porfirio Díaz, revolución con que ellos creían, acabar la Iglesia Católica y quitarle
al Pueblo mexicano su religión.
Tendrían que pasar otros
12 años de cruenta guerra civil para que el gobierno masónico y espurio de Elías Calles provocara con su persecución, a la
Iglesia de Jesucristo, la siguiente
y sangrienta Guerra Cristera contra el pueblo mexicano que produjo tantos mártires quienes antes de ser fusilados gritaban:
¡VIVA CRISTO REY!
LUIS OZDEN
Año 2012.
Año 2012.
ANEXO I : Lista
de las Consagraciones a Cristo Rey que el Padre
Roberto Ornelas presenta en su libro “Bosquejo histórico de la Devoción a
Cristo Rey” Cuautla, 1939.
a) La primera entrega de un pueblo católico a
Cristo Rey ocurrió en la ciudad de Florencia, Italia en el año de 1527 donde
civiles y eclesiásticos proclamaron a Cristo, Rey perpetuo de Florencia: “IESUS
CHRISTUS REX FLORENTINI POPULI PER DECRETO ELECTUS”, del libro “Historia de
Cristo” Giovanni Papini, siglo XIX.
b) La segunda Consagración de que se tiene memoria
ocurrió en la República del Ecuador el 23 de marzo de 1873, por iniciativa
y voluntad de su Presidente, el general don Gabriel García Moreno católico practicante, con el apoyo de Su
Santidad el Papa Pío IX. El
Presidente mártir don Gabriel García Moreno es considerado por los católicos
del mundo como el modelo del gobernante.
La Masonería internacional decretó en sus
conciliábulos la muerte del Presidente García Moreno, anunciando con soberbia
en todos los diarios del país que cualquier día caería “ese criminal”. En agosto de 1875, cuando el Presidente iba a
entrar en su despacho del propio Palacio de Gobierno, se lanzó sobre él, un
capitán de su ejército, con un filoso machete, golpeándolo en cabeza, brazos y
pecho. Gravemente herido fue llevado por su escolta al interior de la Catedral
de Quito donde permaneció dos días en dolorosa agonía. Reconfortado con todos
los auxilios espirituales; antes de fallecer, gritó:
¡Dios
nunca muere! …(18)
c) En la República
Argentina se efectuó la Consagración de la Nación al Divino Corazón de
Jesús en 1884. Dato consignado en el libro “Pugnamos por el Reinado Social
de Cristo” por el escritor José Manuel Estrada.
d) Reinando en la
Iglesia S.S. León XIII, y en ocasión del Concilio Plenario de América Latina,
los obispos asistentes se consagraron junto con sus respectivas Diócesis a Cristo Rey desde México hasta la Tierra
de Fuego.
e) En el año de 1910, el Sumo Pontífice San Pío
X, en un Breve indulgenciado exhortó a los Obispos mexicanos a la devoción del
Sagrado Corazón de Jesús.
f) El 6 de enero de 1914 la Nación Mexicana se consagró al Sagrado Corazón de Jesús, y el
día 11 de enero siguiente en solemne
ceremonia, con las autoridades religiosas y civiles gubernamentales,
encabezados por el Arzobispo don José Ma. Mora y del Río, y por el
Presidente de México General don
Victoriano Huerta, de común acuerdo con los Obispos en sus
catedrales, México fue consagrado a
Cristo Rey.
Anexo II El Monumento
levantado a Cristo Rey en el cerro
del Cubilete, centro geográfico de México.
Antecedentes:
Después de la Consagración a Cristo Rey en enero de 1914 y la caída posterior
del Presidente Huerta en julio de ese año; el país en los seis años siguientes,
se vio sacudido por la destrucción de toda su infraestructura material y moral.
El bandidaje de los revolucionarios Villa, Zapata y Carranza habían conseguido
la inseguridad para los ciudadanos, muchos de los cuales se vieron forzados a
emigrar para salvar sus bienes y vidas.
Para el año de 1920 en una aparente calma, al
pueblo católico le faltaba todavía ser atacado en su religión, de la forma más
directa y sangrienta por los gobiernos masónicos, de los generales Álvaro
Obregón y Plutarco E. Calles, apoyados consecuentemente por los gobiernos
yanquis.
El
Padre Roberto Ornelas, en su libro “Bosquejo Histórico de la Devoción a
Cristo Rey” relata que desde el Monasterio Carmelitano de la ciudad de
Silao, al pie del cerro del Cubilete, salió la idea de construir un monumento a
Cristo Rey, concretamente fueron el
Padre Fray Eleuterio de Santa María y el lego
don Reinaldo Manero director de la
Falange de los adoradores, quienes contaron con el apoyo de Monseñor Francisco Orozco y Jiménez, y de los
sacerdotes Miguel de la Mora,
Valdespino y Díaz.
En 1922 se terminaron los proyectos
arquitectónicos para el Monumento y la Basílica aneja a él. Se convino que el 11 de enero de 1923 al cumplirse los
diez años justos de la Consagración
a Cristo Rey se colocaría la primera
piedra del conjunto religioso. Para lo cual los obispos convocaron al pueblo.
La bendición y colocación de la primera piedra seria hecha por Mons. Ernesto
Fillippi, delegado Apostólico.
“El suceso alcanzó proporciones nacionales y pudo desarrollarse felizmente
a pesar de la sórdida obstrucción de los masones. La llamada Federación
Anticlerical Mexicana dirigió un telegrama a la Secretaría de Gobernación
pidiendo la inmediata aplicación del artículo 33 constitucional para el
Delegado Apostólico. Por haber violado las Leyes”
La Logia masónica: “Rito Nacional Mexicano”
elevó a su vez otra protesta ante el mismo general Calles, contra “la flagrante violación a las Leyes de Reforma
por el Partido traidor llamado clerical al arrogarse la facultad de levantar un
monumento a Cristo Rey, en el
cerro del Cubilete”.
Elías
Calles como secretario de Gobernación del presidente Álvaro Obregón dirigió un
oficio al Inspector de Policía para “encargarse de la expulsión del país,
del señor Ernesto Fillippi dentro del plazo perentorio de tres días que
contarán desde la fecha en que se hiciera la notificación”
El
nuncio Mons. Fillippi fue subido al tren con destino a los Estados Unidos sin
tomar en cuenta ninguna de las múltiples y peticiones que la Sociedad mexicana
y la Santa Sede dirigieron al gobierno de Obregón.
En
cuanto al digno Arzobispo de Guadalajara don Francisco Orozco y Jiménez, por su asistencia y participación
activa en la ceremonia del Cubilete, fue citado a la ciudad de México para
comparecer ante las autoridades judiciales…..(19)
“Declaró públicamente que las celebraciones
susodichas no habían quebrantado las Leyes vigentes. Mostró respeto a las Leyes
y a las autoridades, pero denegó la sujeción
incondicional a ellas que envilece al hombre quien solo debe sujetarse a Dios
como autor que es y dueño de nuestras vidas”.
BIBLIOGRAFÍA:
Gibaja
y Patrón Antonio, “Comentario Crítico, Histórico, Auténtico a las Revoluciones
Sociales de México”, 5 tomos. Ed. Tradición, México, 1973.
Kelly
Francis Clement, Mons. “México, País de los Altares Ensangrentados”, Ed. Polis,
México, 1945.
Ornelas
P. Roberto, “Bosquejo histórico de la Devoción a Cristo Rey”, Ed. Cuautla, Mor.
1939.
Pérez
de León Rivero Luis G. “Apuntes para la Historia” 1973- 2010.
Reed
Torres Luis, “Episodios desconocidos de México”, Ed. Propia, México, 1999.
Regis
Planchet, “La Persecución Religiosa”
Sánchez
Ruiz Jesús, “Nacimiento, Grandeza, Decadencia y Ruina de la Nación Mejicana”, 2
tomos. Ed. Honor y Fidelidad, México,
2005.
Silva
de Castro Emilio Mons. “La Virgen María de Guadalupe Reina de México y
Emperatriz de América”.
CITAS:
(1)
Capítulo
XX, Tomo V, “Revoluciones Sociales de México”, Ed. Tradición, Antonio Gibaja y
Patrón.
(2)
Idem.
(3),
(4) y (5) Capítulo XXI, Tomo V, “Revoluciones Sociales de
México”, Ed. Tradición. 1973, Antonio Gibaja y Patrón.
(6) Francisco
Ignacio Madero primogénito del terrateniente y empresario don Francisco Madero
Hernández y de doña Mercedes González Treviño, nació en la Hacienda del
Rosario, Parras Coahuila, el 30 de octubre de 1873, era descendiente de don
Alonso de León explorador y conquistador de Texas del siglo XVII. Nieto de don
Evaristo Madero el hombre más acaudalado de todo el norte de México. Muy joven
fue enviado por su padre a estudiar en Europa y los Estados Unidos. En 1905
fundó el Partido Democrático Independiente. Se inició como escritor político en
la revista Vox Populi, vox Dei, ganado por la corriente espiritista y la
simpatía por los protestantes, en 1906 concurrió como delegado del Club de
“Estudios Psicologicos” al Congreso Nacional Espírita, y en 1909 publicó un
manual espírita con el seudónimo Bhima. En 1910, escribió el libro titulado: “La
sucesión Presidencial”. El 22 de mayo de 1909 consiguió que se fundara en
la capital del país el Centro Antirreeleccionista de México haciendo
giras con la propaganda contra la reelección de Porfirio Díaz. Datos tomados del “Enciclopedia de México”,
ed. Especial 1987.
(7) y (8) Capítulo XXII,
tomo V, “Revoluciones Sociales de México”, Ed. Tradición 1973. Antonio Gibaja y
Patrón.
(9) “Bosquejo histórico de la
Devoción a Cristo Rey”, Padre Roberto Ornelas, Cuautla, Mor. 1939.
(10), (11),
(12) y (13), Libro: “La Virgen María de Guadalupe Reina de México y Emperatriz
de América”, Mons. Emilio Silva de Castro, Ed. UAG. Guadalajara, México.
(14) y (15) Libro:
“La Virgen María de Guadalupe Reina de México y Emperatriz de América”, Mons.
Emilio Silva de Castro, Ed. UAG. Guadalajara, Jal. México.
(16) Libro: “Revoluciones
Sociales de México”, Tomo V, Cap. XXII Ed. Tradición 1973. Antonio Gibaja y
Patrón.
(17) El general Victoriano Huerta nació en el
poblado, de Colotlán, Jalisco en 1845. De una familia profundamente católica,
muy joven emigró a la ciudad de México donde fue inscrito en el Colegio
Militar, alumno destacado en matemáticas y astronomía. En 1894 ascendió a
coronel durante el gobierno de Porfirio Díaz. Participó en diversas campañas en
Quintana Roo, Monterrey y el Edo. de Morelos contra Zapata. En 1911 escoltó a
Porfirio Díaz a Veracruz. Cuando Madero subió a la Presidencia lo llamó para
combatir al rebelde Pascual Orozco a quien derrotó. Entró en relaciones con los
generales Bernardo Reyes y Félix Díaz para derrocar a Madero, a quien sucedió
en la Presidencia el 18 de febrero de 1913.
Apoyó a los católicos en la Consagración del país
a Cristo Rey del 6 al 11 de enero de 1914, lo que le
costó la guerra contra él de las Logias Masónicas y del presidente W. Wilson de
los Estados Unidos. Después de una heroica resistencia de seis meses Huerta
renunció a la Presidencia el 15 de julio de 1914 saliendo de país para
exiliarse en Londres, de donde pasó a Barcelona, donde estuvo hasta marzo de 1915, pero por el
llamado de sus partidarios residentes en Estados Unidos, viajó a ese país donde
entró en contacto con agentes del gobierno alemán para recibir ayuda con
que pacificar a México
Detenido por el
servicio de inteligencia yanqui en Nuevo México, finalmente fue llevado a la
prisión militar de Fort Bliss cerca del Paso Texas. Allí fue maltratado
enfermando gravemente. Tras una operación vesicular mal hecha falleció el 13 de enero de 1916. No sin
antes recibir todos los auxilios espirituales de un sacerdote norteamericano,
dejando testimonio de perdón para sus enemigos y pidiendo perdón a quienes
había hecho agravios. Rodeado de su familia, les pidió que sus escasos bienes
personales fueran repartidos entre los pobres. Sus restos descansan en una
capilla lateral de la Catedral Metropolitana, en la ciudad de México, y por
deseo de su esposa no se colocó ninguna placa alusiva.
(18) “Gabriel García
Moreno, Modelo del Gobernante Católico”, R.P. Alfredo Sáenz S.J. Ed.
electrónica, 2009. Argentina.
Dr. Gabriel García Moreno,
(1821-1875) Presidente de la República
del Ecuador en dos ocasiones y se iba a postular para una tercera. En su
época Ecuador, fue la única
república Hispanoamericana no sometida a las Logias Masónicas y su gobierno
marchó de común acuerdo con la Santa Sede y el pueblo católico. La Santísima Virgen María, en su
advocación del “Buen Suceso”, dentro
de la serie de profecías que le comunicó
en el siglo XVII, (1634) a la Madre Santa
Mariana de Jesús de Paredes y Flores, llamada “La azucena de Quito”, beatificada por S.S. Pío IX en 1853 y
canonizada por S.S. Pío XII en 1950 (Su fiesta es el 30 de mayo), la siguiente
profecía con más de doscientos años de antelación: “En el siglo XIX habrá en este país, un gobernante verdadero
católico; un hombre de carácter, a quien Nuestro Señor le dará La Palma del
Martirio en la plaza adjunta a este convento”.
(19) Datos
tomados del Libro-Biografía de Mons. Francisco Orozco y Jiménez Arzobispo de
Guadalajara y del libro “Rex Sum
Ego” escritos por Mons. Luis Alberto
Madrigal y Madrigal. Ed. San Bernardo, 24 octubre del 2010, Guadalajara, Jal.
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