jueves, 27 de junio de 2013

ESCUDO DE ARMAS CONFECCIONADO POR HERNÁN CORTÉS


LA FE DE HERNÁN CORTÉS



LA FE DE HERNÁN CORTÉS
LA CRUZ Y LA ESPADA
 Hernán Cortés desembarcó en la isleta de San Juan de Ulúa, el jueves Santo 21 de abril de 1519, al frente de casi 600 hombres de guerra; habían pasado solamente 27 años desde la toma de Granada por los Reyes Católicos y 26 años y medio desde el descubrimiento del continente americano por Cristóbal Colón. Por lo tanto, Cortés y sus seguidores continuaban el impulso natural de la España de entonces, primera potencia europea, que junto a Portugal, abrían las rutas marinas al comercio y a la Fe cristiana.
Frente al pequeño grupo de exploradores se dibujaba la línea costera de un mundo desconocido. Solamente, dos breves exploraciones anteriores habían tocado ese litoral; la de Hernández de Córdoba en 1517 y la de Juan de Grijalva en 1518.
México, nuestro país no existía todavía, el pueblo mexicano estaba aún por nacer, y el territorio que Cortés contemplaba estaba ocupado por muy diversas tribus paganas que hablaban más de 50 lenguas y dialectos diferentes, guerreando continuamente unos contra otros. De entre ellos el más fuerte era la tribu colhúa, casta guerrera seguidora de una religión cruelísima con la cual esclavizaba a muchos pueblos oscureciendo su espíritu. Cada comunidad sometida debía entregar, entre otros, un tributo de jóvenes y doncellas para el sacrificio a sus dioses. Y los caciques temblaban con solo escuchar el nombre del gran "tlatoani" (Que traducido al castellano es: el que habla más fuerte, el mandamás) Moctezuma.
Para entender la FE de Hernán Cortés y de sus compañeros hay tomar en cuenta los  antecedentes históricos que habían formado su carácter. En los españoles de los siglos XV Y XVI palpitaba la sangre de más de 30 generaciones de luchadores contra el musulmán, infiel invasor de Iberia por casi 800 años. Todos esos siglos de guerra templaron el valor y la FE de los cristianos, cualidades que no tenían los otros pueblos europeos.  
Por lo tanto, para los hijos de la casta hidalga, empuñar la espada o la lanza, era la única manera de ganarse el pan y hacer morada. El hidalgo, no podía ejecutar otro trabajo, deshonra era, hacerlo por otros medios que no fuesen arriesgar con valor la propia vida, hacer fortuna, mantener su linaje o crear otro con las armas en la mano; todo esto, era lo correcto y digno para los jóvenes cristianos. El ancestral llamado de la cruzada medieval estaba en el alma de los conquistadores del nuevo mundo. La Cruz y la Espada eran los signos de la FE. Salvar las almas  de los paganos del Nuevo Mundo, aún contra la voluntad de estos, y extender el reinado de Jesucristo, eran los principales motivos de la Conquista; el llamado venía de Dios, los medios, de esos jóvenes, muchos de los cuales morirían en la aventura. 
Hernán Cortés era el prototipo de esa casta de guerreros natos, para quienes la vida no tenía otro sentido que empuñar la espada, montar a caballo y arriesgar su vida con valor. Ganar la fortuna del infiel y del pagano a cambio de llevar la luz de la verdadera FE, protegiendo a los religiosos en su labor evangelizadora. A los 19 años de edad el joven hidalgo Hernán, se precipitó en el tumultuoso torrente humano que buscaba fortuna y honra o tal vez la muerte. Como tantos otros cruzó el océano tormentoso, obedeciendo al llamado divino que marcó en Descubrimiento y la Conquista del Nuevo Mundo. SERVIR A DIOS Y AL REY era el lema.
Los hidalgos y la gente llana que se embarcaban en Sevilla para las nuevas tierras descubiertas; debían registrarse en La Casa de Contratación de Sevilla, estupendo filtro, que no permitía el ingreso de forajidos, perseguidos por la Justicia, dudosos cristianos, mujeres de mala vida y de polizontes: quienes no podían pagar su pasaje.   
Con los cientos de miles de documentos del Archivo sevillano se derriba la Leyenda Negra confeccionada por los enemigos de España con la que afirman maliciosamente, que los conquistadores del continente eran “bandas de maleantes”. La Corona española controló mucho mejor que las otras monarquías, a sus emigrantes durante los 330 años que dominó en toda la Tierra Firme americana. Mientras que la Corona inglesa, por ejemplo: desde principios del siglo XVII, vació las cárceles y calles de sus ciudades, de toda laya de indeseables, embarcando a cientos de miles para poblar las costas de Norteamérica. Propiciando, con esto, la extinción de los indios y la trata de esclavos negros arrancados del África.
En la mente de los conquistadores españoles, los seres humanos se dividían en tres clases: cristianos, infieles y paganos; convertir a éstos a la FE de Jesucristo, a la luz de Su Revelación y someterlos al Rey Emperador de las Españas era un deber primordial. Al Rey se le debía lealtad por ser ministro de Dios en la Tierra para defender a los cristianos de sus enemigos jurados y visibles: los musulmanes; mientras que al Papa se le obedecía por ser el representante de Cristo para velar por la salud espiritual de los fieles y defenderlos de los enemigos de la FE: los judaizantes, los infieles y los herejes.
Hernán Cortés era hombre de FE probada; el soldado cronista Bernal Díaz del Castillo escribe en su "Historia Verdadera": "Cortés era muy religioso, rezaba todas las mañanas en su libro de oraciones y oía la Santa Misa con devoción". Antes de entrar en batalla con los nativos les hacía leer por medio de sus intérpretes, el Requerimiento legal; si aceptaban ser amigos se les daba la paz, en caso contrario, se les hacía la guerra. 
Para entender a los conquistadores y, con ellos, a su más insigne representante hay que ser consciente de esta circunstancia: Toda la actuación de Cortés como conquistador, gobernante, político, poblador y constructor de la nueva nación mexicana, estaba impregnada del ideal medieval que creó la civilización cristiana; del amor que sentía por la tierra de su conquista, de la que hoy formamos parte y de su fidelidad al Rey. Hernán Cortés estaba convencido de la santidad de su empresa.
 En noviembre de 1547 en Castilleja de la Cuesta, poco antes de fallecer, pide en la primera cláusula de su testamento que sus restos sean trasladados la villa de Coyoacán. Actualmente, éstos se encuentran en la iglesia anexa al Hospital de Jesús por él fundado en el centro de la ciudad de México.
Los hombres y mujeres del siglo XXI, sobre todo los que pontifican de historiadores oficiales, no ven o no quieren ver los verdaderos antecedentes del nacimiento de la nación mexicana. Influenciados, como están, por los anti valores del cristianismo, como son: el ateísmo, el liberalismo, la indiferencia religiosa y el hedonismo; permeados por las corrientes destructoras de la mente y del espíritu; del mundialismo apabullante y su secuencia  sensiblera, romántica, debilitadora de la educación y del carácter heredados de nuestros ancestros. 
A los intelectuales que desprecian la verdad histórica, qué la han sustituido por otra falsa, fantasiosa y subjetiva, hago un llamado urgente: recobremos el conocimiento y la difusión de nuestro pasado mediterráneo. Somos el resultado de la Conquista española. El nacimiento de lo que sería México, comenzó cuando Cortés derribó los ídolos del templo mayor culhúa inicio de la Conquista, el 13 de agosto de 1521.
 Podríamos afirmar que su FE de Bautismo se escribió el 12 de diciembre de 1531 cuando la Virgen  Santísima se apareció a neófito Juan Diego en el cerro del Tepeyac, y que su Confirmación sería el 27 de septiembre de 1821, cuando don Agustín de Iturbide entró en la ciudad de México al frente del Ejército Trigarante.
LUIS OZDEN
luisozden@yahoo.com
12 de agosto de 2011
FUENTE DE INFORMACIÓN:   Academia de Hernán Cortés, San Ángel. Ciudad de México.

miércoles, 19 de junio de 2013

ESCUDO DE ARMAS DE HERNÁN CORTÉS


ESCUDO DE ARMAS DE DON HERNÁN CORTÉS


El Conquistador, don Hernán Cortés, nacido hacia 1485 en la villa de Medellín, Extremadura; era hijo único del matrimonio formado por don Martín Cortés de Monroy natural de Salamanca y doña Catalina Pizarro Altamirano, natural de Trujillo.  Don Hernán heredó el apellido Cortés de su abuela paterna doña María Cortés. Seguramente, por ser ella, portadora de un mayorazgo, en su matrimonio con don Rodrigo de Monroy abuelo paterno de don Hernando. Y suponemos que su nombre Hernán o Fernando le venía por su tío don Hernán o Hernando de Monroy, hermano mayor de su padre. Aunque también, su bisabuelo paterno se llamó Hernán Rodríguez de Monroy.

Aunque su familia era de origen hidalgo, y sus antepasados habían tenido derecho a usar escudo de armas; no hay referencia de que haya usado alguno; ni del lado paterno: Cortés de Monroy; ni del lado materno: Pizarro Altamirano. Tampoco se tiene noticia de que Hernán Cortés haya portado en sus armas algún escudo heráldico de su linaje, cuando vivía en la isla de Cuba, antes de pensar en la conquista de territorios continentales.  
En las crónicas de los conquistadores acompañantes de Cortés no se encuentra ninguna mención de algún escudo de armas o divisa heráldica que portara. Solamente tenemos las noticias de los estandartes o banderines que llevaba con él durante las marchas o los combates. De los cuales vamos a mencionar algunos:
Cuando Hernán Cortés desembarcó en las playas de Chalchihuecan, un poco, al sur del actual Puerto de Veracruz, enarbolaba un banderín confeccionado por él mismo. Fray Toribio de Benavente Motolinía, lo describe en su Carta al Emperador:

“Traía por bandera una Cruz colorada en campo negro, en medio de unos fuegos azules y blancos, y la letra decía: Amigos, sigamos la Cruz de Cristo, que si en Nos hubiere fe, con esta señal venceremos”
Durante los dos años de batallas, antes de vencer a los Cohlúa, Cortés enarbolaba también, como estandarte, la imagen de la Santísima Virgen María, que además de participar en la guerra, le servía para ilustrar a los caciques vencidos acerca del lugar preponderante que Ella ocupa en nuestra religión. Solamente, al término de la Conquista, don Hernán va a recibir del Emperador Carlos, el escudo de armas que usará el resto de su vida.

En la mayor parte de los retratos existentes del Conquistador aparecen pintadas o dibujadas sus armas personales concedidas por la Corona, el 7 de marzo de 1525, a pedimento del propio Cortés.

El documento original está escrito y dibujado en vitela - tersa piel de ternera - decorada con miniaturas de colores. Este documento existió en el archivo privado del Hospital de Jesús de la ciudad de México, fundado por el Conquistador en 1524. Pero, por una razón no muy clara; en la actualidad, se exhibe en la Biblioteca del Congreso de la ciudad de Washington en los Estados Unidos.
La referencia de este documento la encontramos en uno de los libros del eminente historiador y político del siglo XIX don Lucas Alamán, y en alguna ocasión, Administrador de los bienes de los descendientes de Cortés en el Marquesado del Valle de Oaxaca; Alamán, describe íntegramente, en el 2º. Tomo de sus Disertaciones, esta Cédula Real. Documento muy interesante porque resume en pocas líneas, todo lo referente a la conquista del Poder Cohlua por Hernán Cortés y sus aliados.

Aparte de la firma del rey Carlos I, aparecen las firmas, de la reina Doña Juana madre del Rey; del canciller don Francisco de los Cobos, de don Juan de Sámano, y del Dr. Carbajal. En una hoja completa, en sus colores está el dibujo que representa el referido escudo de armas.

A continuación vamos a reproducir lo que dice la Real Cédula:

No dejastes de combatir a los de la cibdad hasta tanto que á cabo de los setenta y  cinco días prendistes al Señor y principales y capitanes de la cibdad, la cual juntamente con otras provincias fueron reducidas a nuestro servicio, y distes fin y conclusión a ello: e nos suplicastes y pedistes por merced de vos diésemos y señálasemos armas, para que las podáis traher y traigáis demás de las armas que al presente tenéis de vuestros predecesores; y Nos acatando los muchos trabajos y peligros y aventuras que en lo susodicho pasastes, y porque de vos y de vuestros servicios quede perpetua memoria, y vos y vuestros descendientes seais mas honrados, por la presente vos hacemos merced y queremos que demás de las armas que así tenés de vuestro linaje, podais tener y traer por vuestras armas propias y conocidas: un escudo que en medio dél a la mano derecha en la parte arriba haya una águila negra de dos cabezas en campo blanco, que son las armas de nuestro imperio; y en la otra meitad del dicho medio escudo á la parte de abajo un león dorado en campo colorado, en memoria de vos el dicho Hernando Cortés, y por vuestra industria y esfuerzo trajistes las cosas al estado arriba dicho; en la meitad del otro medio escudo de la mano izquierda a la parte de arriba, tres coronas de oro en campo negro, la una sobre las dos, en memoria de los tres Señores de la gran cibdad de Tenustitan y sus provincias que vos vencistes, que fue el primero Moteczuma que fue muerto por los indios, teniéndole vos preso, y Cuataoazin su hermano que sucedió en el señorío y se rebeló contra Nos y os echó de la cibdad, y el otro que sucedió en el dicho señorío, Cuautemuzin, y sostuvo la dicha rebelión hasta que vos lo vencistes y prendistes; y en otra meitad del dicho medio escudo de la mano izquierda a la parte de abajo podais traer la cibdad de Tenustitan, armada sobre agua, en memoria que por fuerza de armas la ganastes y sujetastes a nuestro señorío; y por orla de dicho escudo, en campo amarillo siete capitanes y señores de siete provincias y poblaciones que están en la laguna y entorno della que se rebelaron contra Nos, y los vencistes y prendistes en la dicha cibdad de Tenustitan, apresionados y atados con una cadena que se venga á cerrar con un candado debajo del dicho escudo, y encima dél un yelmo cerrado con su timble en un escudo atal como este”

Una vez en posesión de su escudo de armas; don Hernando, hizo dibujar alrededor de todo, un hermoso lema en latín, confirmando lo que de él escribe el cronista Bernal Díaz del Castillo: “…porque Cortés era latino”

El lema escrito alrededor de su escudo es:

“JUDICIUM DOMINI APREHENDIT EOS, ET FORTITUDO EIUS CORROBORAVIT BRACHIUM MEUM”

Que traducido queda así:

“EL JUICIO DE DIOS LOS SOMETIÓ Y LA FUERZA DE MI BRAZO LO CONFIRMÓ”

A continuación describiremos el escudo de acuerdo a las actuales leyes de la Heráldica para una mejor comprensión.

“Escudo cuartelado en Cruz latina”

Leyendo el dibujo del lado derecho de escudo al izquierdo, y de arriba hacia abajo.

1º. En campo de plata, un águila de sable bicéfala y explayada: Emblema del Emperador don Carlos V.

2º. En campo de sable tres coronas de oro, una sobre las dos, que significan a los caciques contra quienes luchó Cortés venciéndolos: Moctezuma, Cuitláhuac y Cuauhtémoc.

3º. En campo de gules, un león de oro, rampante, figura del valeroso Cortés.

4º. En campo de azur, una ciudad de oro asentada sobre ondas de agua de azur y plata, que significa la ciudad de Tenochtitlán, capital de Poder meshica, tomada por Cortés y sus aliados el 13 de agosto de 1521.

Rodeando a los cuarteles del escudo una bordura de oro con siete cabezas de indios de su color, bien repartidas y atadas con una cadena de sable que cierra en la punta del escudo, un candado también de sable. Representan a los caciques de las principales ciudades que bordeaban el lago central: Tacuba, Coyoacán, Ixtapalapa, Texcoco, Chalco, Xochimilco y Churubusco. Sometidos por orden de Cortés.

El escudo de armas original está adornado con lambrequines de color: oro, sable, gules y azur; que son los colores de las figuras y de los cuarteles. En lo alto, aparece un casco cerrado de hidalgo, burelete y cimera de sable. (1)

En la descripción original no se dan los colores del cuartel número cuatro, por lo que yo los he supuesto, tampoco aparece timbrado con corona de marqués, por dos razones:
Primeramente, porque esta cédula es anterior a la expedida mas tarde en Barcelona, el 6 de julio de 1529, concediéndole el título de Marqués.
En segundo lugar, porque en aquella época, siglo XVI, no se acostumbraba dibujar coronas sobre los escudos de armas. Solamente el Rey tenía derecho a usarla. Esta costumbre sobrevino en el siglo XVIII bajo los reyes de la Casa de Borbón.
Tampoco aparece en el original, el escudete que don Hernando colocó en el corazón o abismo de escudo, siguiendo las órdenes del Emperador: “Podéis completar vuestras armas con algo de vuestro linaje…” Cortés las completó con las armas propias de la familia aragonesa Monroy Rodríguez de Varillas, de la que descendía en línea directa de varón, que son:
“En campo de oro, cuatro palos de gules por las armas del Reino de Aragón; bordura de azur con ocho cruces griegas de plata, bien repartidas.”
(1)   Los colores heráldicos: azur, gules, sinople, sable, plata y oro; se traducen por: azul, rojo, verde, negro, blanco y amarillo.

Luis G. Pérez de León Rivero.
Academia de Hernán Cortés, A.C. Ciudad de México, 19 de junio de 1996.

Fuente de información:
Lucas Alamán, “Hernán Cortés y la Conquista”, Editorial JUS, 1985.
P. José Bravo Ugarte S.J. “Carta al Emperador” Motolinía. Editorial JUS, 1949.
Leopoldo Martínez Cosío, “Heráldica de Cortés”, Editorial JUS, 1949.
Editó: LUIS OZDEN

miércoles, 5 de junio de 2013

CONCIENCIA HISTÓRICA HISPANOAMERICANA




      CONCIENCIA HISTÓRICA HISPANOAMERICANA

ACADEMIA DE HERNÁN CORTÉS, A. C.

“Por la difusión de la verdad histórica”


REFLEXIONES DIRIGIDAS A LOS ESTUDIANTES DE LA HISTORIA

Considero que, el ser humano, para ser tenido como tal, para conducirse de acuerdo a la misión encomendada por el Creador, debe tener conciencia del lugar que ocupa sobre la tierra, de su entorno geográfico y de porqué ha llegado ahí. 

Primeramente, el hombre, debe considerar su fe religiosa, dado que toda sociedad humana, naturalmente, llega a tener alguna creencia en la divinidad. No ha existido sociedad humana, desde el alba de los tiempos, que haya sido atea. Los ateos son algunos individuos aislados que en sus elucubraciones intelectuales se pronuncian agnósticos o ateos. Pero los grupos humanos, aún los más primitivos siempre se han conformado alrededor de alguna deidad.

Con mayor razón las sociedades mas elaboradas, han llegado a comprender mejor la relación de sus miembros con el Creador del Universo,  es entonces, cuando aparece la religión o la creencia religiosa de los componentes de esa sociedad. Los individuos  sabrán  lo que creen y por tanto, tendrán  conciencia religiosa.

En segundo lugar, el hombre, conocerá la cultura a que pertenece, es decir, la que vive cotidianamente: el idioma que modela su pensamiento, y sus costumbres que lo caracterizan y lo distinguen de las otras sociedades. El conocimiento de lo anterior le proporcionará, conciencia cultural.   

Ahora bien, a partir de estas dos actitudes conscientes, la fe religiosa y la cultura; teniendo en cuenta los sucesivos acontecimientos en el tiempo; formará  su historia, que bien aprendida,  le dará la conciencia histórica.

Apoyándonos en las anteriores premisas y contemplando la realidad de las naciones hispanoamericanas, podemos definir que nuestra Conciencia religiosa está en el cristianismo católico, que nuestra Conciencia cultural está en el Hispanismo o  Hispanoamericanismo, (si se entiende a la cultura española modificada por la realidad del continente americano), ya que nuestro idioma es el español, nuestros nombres y apellidos son mayoritariamente españoles, y por ser nuestras costumbres básicamente hispánicas.

Entendido lo anterior, debemos colegir que nuestra Conciencia histórica deberá estar nutrida por los acontecimientos mas importantes que crearon y conformaron a Hispanoamérica, añadiendo a esta conciencia, las posibilidades de contribuir al engrandecimiento y perfección de nuestro entorno nacional.

Cuando estudiamos la historia hispanoamericana, nuestra Conciencia Histórica nos obliga a adecuar nuestro ser contemporáneo al momento de la Conquista militar y espiritual del Nuevo Mundo; a las ideas y acciones que se tomaron desde las últimas décadas del siglo XV y las primeras del siglo XVI.

Ser consciente de nuestra Historia, es tratar de entender aquella gesta única, despojarnos de los prejuicios tan comunes hoy en día como son: el subjetivismo protestante, el romanticismo decimonónico, el pernicioso indigenismo, el materialismo dialéctico y el pragmatismo económico que ensombrecen la mente de casi todos los pensadores e investigadores contemporáneos, principalmente los que se refieren a la historia de la Conquista española.

Tener Conciencia Histórica Hispanoamericana es dejar de lado la perniciosa Leyenda Negra impulsada por los protestantes anglosajones contra España, Hispanoamérica y la Religión Católica.

Nuestra Conciencia Histórica nos revela, también, que a pesar del paso de los cinco siglos que nos separan de los actores de la epopeya conquistadora, nos une con ellos, el hilo conductor de la misma religión y de la misma cultura.

Es por esto, que no nos es difícil encofrarnos en personajes como Hernán Cortés y sus capitanes, en fray Toribio de Benavente y los evangelizadores, en Bernal Díaz del Castillo y los numerosos cronistas que dejaron sus memorias de aquel acontecimiento.

Que con la Conquista y los tres siglos del Virreinato, los nativos americanos fueron arrancados de su oprobioso paganismo carente de toda caridad para con sus semejantes, de su aislamiento milenario, de su atraso neolítico, y fueron puestos en la corriente de la civilización cristiana a diferencia de lo que hicieron los colonizadores protestantes, quienes en las regiones donde se asentaron, eliminaron sin más, a las poblaciones nativas.

Está claro que entre los conquistadores hubo actos heroicos, edificantes, caritativos y sombríos, características, todas estas, inherentes al ser humano. Qué el choque que se produjo causó muchos perjuicios a los pueblos conquistados; pero también España, en su conjunto, se despobló de sus mejores hijos, de los mas valientes, de los más emprendedores que se atrevieron a cruzar el océano tormentoso sin miedo a la muerte.  
Con la Conquista española del siglo XVI comenzaron a nacer nuevas sociedades construidas sobre tierras y pueblos dispares. Con la Conquista española se ensanchó el mundo occidental poniendo los fundamentos de nuevas naciones afines a la gran cultura mediterránea greco-latina.

Durante trescientos años, el IMPERIO ESPAÑOL CATÓLICO  englobó a individuos de todas las razas humanas bajo una misma religión,  un mismo idioma y una misma manera de ver la vida. La gran mayoría de los españoles que participaron en la Conquista del siglo XVI se quedaron para siempre en los territorios americanos y mezclaron su sangre con los nativos  formando razas nuevas, producto de esa Conquista.  De los cientos de miles que se asentaron en el continente a lo largo de trescientos años, los hispanoamericanos contemporáneos somos sus descendientes.

 Por lo tanto, la Conciencia Histórica Hispanoamericana nos obliga a reconocer que hay una continuidad cultural y también genética entre los hispanoamericanos actuales y los habitantes de la cuenca mediterránea: la misma religión, iguales nombres y apellidos, el mismo idioma castellano, costumbres y afinidad mental, salidos todos, de la cultura romana original. En cambio, esa continuidad no la tenemos con los pueblos nativos anteriores a la Conquista, aunque también, la haya en lo genético.

Para el hispanoamericano actual, las culturas prehispánicas son tan ajenas como para cualquier individuo mediterráneo, con lo cual demostramos la mayor importancia de lo cultural sobre lo racial o genético.

El hombre hispanoamericano es consciente de su pertenencia a un orbe de 19 naciones   hermanadas por una misma CONCIENCIA HISTÓRICA. Que  entonces, ya revestido de esta triple armadura espiritual y moral, con un criterio bien formado, podrá afrontar con ventaja, el estado de confusión en que vive la sociedad contemporánea.


VARIOS CONCEPTOS FILOSÓFICOS


ALGUNAS REFLEXIONES PARA LOS LECTORES

 DEL TEXTO SOBRE LA CONCIENCIA HISTÓRICA.


A partir de los siglos XVII y XVIII, principalmente, los pensadores y filósofos del norte de Europa dirigieron exageradamente sus ideas por el camino de las ciencias físicas, alejándose de la metafísica.

El hombre por el solo hecho de serlo, sea religioso o no, debe equilibrar su pensamiento entre lo físico y' lo espiritual. Solamente así estará en condición de no extraviarse intelectualmente.

Cuando se investigan los hechos históricos y se busca la Verdad, se debe estar alerta para evitar caer en ciertos prejuicios, a veces involuntarios, porque casi siempre son el resultado de una formación intelectual defectuosa.

Cuando hablamos de "Subjetivismo protestante" nos referimos a la forma de pensar adquirida por los seguidores del Libre Examen. La libertad sin trabas en cuanto a la religión, imaginando su propia relación con Dios, es decir; utilizando para ello el intelecto o la emoción, de aquí la formación de múltiples sectas. El Subjetivismo es contrario al Objetivismo, siendo éste la realidad de la vida por el conocimiento de nuestros cinco sentidos y por la Razón Natural, mientras que el subjetivismo es el conocimiento de acuerdo con "mi sentir y mi opinión".

Cuando hablamos del "Romanticismo" nos referimos al movimiento filosófico que los pensadores alemanes pusieron en boga desde finales del siglo XVIII y que tuvo su apogeo en todo el siglo XIX, sobre todo en la Literatura y el, Arte. Es la deformación del conocimiento de la realidad objetiva (los hechos de la vida) por medio del sentimiento y de la opinión personal.

Cuando hablamos del "Pernicioso indigenismo" nos referimos a la idealización de los pueblos antiguos, principalmente paganos, atribuyéndoles cualidades que nunca tuvieron en religión, ciencia, filosofía, técnica, tradiciones, salud, etc. etc. Otra vez, se trata de la deformación de la Historia y la Arqueología por razones de partido y de opiniones seudocientíficas.

Cuando hablamos del "Materialismo dialéctico" nos referimos a la dialéctica naturalista expuesta en el siglo XIX por Karl Marx y Federico Engels en Inglaterra. Y cuyos principios materialistas han sido seguidos por los filósofos e historiadores comunistas aplicándolos a la Historia y la Arqueología.

 Cuando hablamos del "Pragmatismo Económico" nos referimos a la corriente filosófica que nació a fines del siglo XIX en U.S.A. y que muchos historiadores la emplean para hacer sus juicios. Tal o cual hecho histórico se entiende, solamente por la conducta económica del momento en cuestión.

 Los anteriores conceptos filosóficos que hemos definido están presentes, en distinta proporción, en el pensamiento y juicio de la mayor parte de los intelectuales contemporáneos; sobre todo los filósofos, historiadores, arqueólogos y profesores de las Universidades, que consciente o inconscientemente comunican esas deformaciones mentales a sus alumnos.

Por lo tanto, la sociedad actual está infectada de Subjetivismo porque responde al ambiente que el llamado "Globalismo" o "Mundialismo" ha venido imponiendo en la mente de las últimas cinco generaciones de habitantes. De éstos solamente una exigua minoría se sale de ese patrón, minoría pensante, de acuerdo al equilibrio de que hablamos al principio de estas reflexiones; equilibrio entre el conocimiento físico y el espiritual.

LA BÚSQUEDA DE DIOS, MIENTRAS VIVIMOS SOBRE LA

TIERRA.


Luis G. Pérez de León Rivero.

Enero-Febrero de 2011


Editó:

LUIS OZDEN

martes, 4 de junio de 2013

PELIGRO DE LA MASONERÍA



EL PELIGRO DE LA MASONERÍA PARA EL VERDADERO CATÓLICO

Para hacer esta exposición accesible a todo público, principalmente a los jóvenes y a sus estimados maestros, vamos a emplear términos y palabras sencillas que nos aclaren, en pocos renglones, en pocas palabras, los conceptos que trataremos de sintetizar  en lo esencial; sobre el enorme peligro que ha revestido para la humanidad entera, pero muy particularmente, para la Iglesia  Católica y sus fieles, este Misterio de Iniquidad que San Pablo menciona en su  2ª. Carta a los Tesalonicenses, a Tesalónica, ciudad del norte de Grecia. Recomendamos, que se lea completa esta Carta.

ANTECEDENTES SOBRE EL ORIGEN DE LA MASONERÍA:

San Pablo pide a los cristianos de Tesalónica que no se dejen engañar sobre los rumores de la próxima venida de Nuestro Señor en aquellos primeros tiempos de la Iglesia,  Que el Misterio de la Iniquidad efectivamente  ya estaba actuando en la sociedad  pero que primero, debería llegar la Apostasía de la Fe,  casi general en los fieles, y apareciendo después de ello, el hombre de pecado, el hijo de la perdición: el que se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo que se dice Dios, o se adore, hasta llegar a poner su asiento en el Templo de Dios, dando a entender que es Dios.

Qué ya saben lo que lo detiene; que es la Fe y la Caridad, que en cuanto éstas desaparezcan de la sociedad, “entonces se manifestará el inicuo que vendrá con el poder de Satanás, con toda suerte de milagros, de señales y de prodigios falsos…... aquel perverso a quien el Señor Jesús matará con el aliento de Su boca, y destruirá con el resplandor de Su presencia”

Mientras tanto, en el lapso de tiempo que medió desde los Apóstoles hasta la Revolución dentro de la Iglesia Católica en el siglo XX, pasando por las revoluciones ideológicas y sociales de los siglos XVIII y XIX; el Misterio de Iniquidad  siguió actuando a través de los enemigos de Cristo y de Su Iglesia hasta nuestros días en el tercer milenio.

A continuación, vamos a precisar esta iniquidad y al enemigo que la difunde:

Desde el alba de los tiempos, desde la primera creación espiritual de Dios el Creador, esta iniquidad o maldad, que no es creación de Dios, sino de la libre voluntad de las criaturas hechas a  Su imagen y semejanza. Se manifiesta, en primer lugar, con la rebeldía de Luzbel y sus ángeles, siguiendo con la desobediencia de Adán y Eva, y luego con los pecados de toda la descendencia humana.

Los descendientes de Adán fueron perdiendo, a lo largo de las generaciones, la enseñanza original que Dios había infundido a nuestros primeros padres, mientras los más avispados de los humanos retenían en su intelecto y en su espíritu, algunas verdades mezcladas con errores y mentiras.

Solamente muy pocos de ellos, quedaron, por gracia de Dios, con el conocimiento verdadero para rendir adoración y culto al Creador siguiendo las inspiraciones divinas para la vida terrena.

En cambio, la gran mayoría de los humanos se perdieron en la nebulosidad de las ideas y creencias erróneas, dando lugar a los cultos paganos idolátricos que el genio del Mal les comunicó para engañarlos.

A continuación vino el nacimiento de las culturas anteriores a la elección hecha por Dios de los hebreos, un pueblo escogido entre los paganos, para ser portador de la Tradición Mesiánica o pre cristiana.

Las grandes culturas paganas que se han sucedido sobre la tierra: la egipcia, la persa, la china o la hindú; las mesopotámicas y babilónicas, , la griega y la romana, así como tantas otras de menor importancia esparcidas por los continentes; todas ellas, han rendido culto religioso y sangriento, al Príncipe de este mundo, es decir a Satanás. Toda esa liturgia religiosa primitiva tuvo sus templos y sus misterios donde el diablo revelaba y ordenaba, por medio de sus intérpretes, el Misterio de la Iniquidad.

Entonces, ¿Qué es este Misterio de Iniquidad?; este misterio es:

LA REBELDÍA CONTRA EL DIOS VERDADERO Y SUS LEYES.

Enseñando lo que la Serpiente del Paraíso propuso a nuestros primeros padres para apoderarse de ellos:

SI COMÉIS DEL FRUTO DEL ÁRBOL QUE ESTÁ EN MEDIO DEL EDÉN SERÉIS COMO DIOSES”

O como la tercera tentación del demonio a Nuestro Señor Jesucristo   en el desierto:

“YO OS DARÉ TODOS LOS BIENES DE ESTE MUNDO SI ME ADORÁIS”:


EL SECRETO DE LA INIQUIDAD

Las noticias que tenemos de esos Templos de iniquidad son muchas, solamente citaré una, la del llamado “padre de la Historia”: Heródoto, quien en  el segundo tomo de su obra indica claramente la razón secreta a que se comprometían los miembros de esas antiquísimas sociedades:

Porque yo conozco todos los misterios del Egipto, ninguno de ellos me es desconocido, pero no me está permitido hablar de ello……”

Desde el alba de los tiempos, ha habido grupos de paganos que se reunían en cuevas o grutas para esconderse de los demás y hacer sus ritos satánicos en el más absoluto secreto comprometiéndose bajo juramento de sangre,  a no revelar a los demás hombres sus maquinaciones. Con el paso de los siglos se fueron formando, con esos grupos, las Sociedades Secretas, antecesoras de la Masonería.

Ya desde los tiempos del profeta Ezequiel, alrededor del año 600 A.C. los judíos se habían entregado a la contaminación religiosa de los pueblos paganos. Así el profeta escribe en el Capítulo octavo de su libro, cómo toda la Casa de los príncipes de Israel se entrega a prácticas idolátricas en los subterráneos del Templo de Jerusalén:

“Y sucedió en el año sexto, el sexto mes, el día cinco, que estando yo sentado en mi casa, y estando alrededor mío los ancianos de Judá…… súbitamente se hizo sentir en mí la fuerza del Señor Dios…..y díjome: Hijo de hombre ¿Piensas acaso que ves tu lo que estos hacen, las grandes abominaciones que comete aquí la Casa de Israel para que yo me retire lejos de mi santuario?, pues si vuelves otra vez a mirar verás  abominaciones mayores….. horadada que hube la pared apareció una puerta…..y habiendo entrado, miré, y he aquí, figuras de toda clase de reptiles y de animales y la abominación de la familia de Israel, y todos sus ídolos estaban pintados por todo el rededor de la pared. ¡Ay!, setenta hombres de los ancianos de la familia de Israel estaban de pie delante de las pinturas, y en medio de ellos Jozonías, hijo de Safán, teniendo cada uno de ellos un incensario en la mano, porque en lo escondido dicen ellos aquí no nos ve el Señor…..”

Por esa abominación, la Gloria de Dios se retiró del Templo, y a poco tiempo de la idolatría de los hebreos, vino una guerra que perdieron y fueron llevados al exilio, adonde también Ezequiel los acompañó.

Seis siglos antes de la Natividad del Señor en Belén, ya los judíos formaban sociedades secretas para engañar al pueblo en la oscuridad de los subterráneos del propio Templo de Jerusalén. El Misterio de Iniquidad formado de tinieblas y mentiras ya actuaba.

Por eso, podemos entender claramente, el rechazo a Cristo, de la elite  judía: príncipes, sacerdotes, fariseos, escribas y saduceos,  amigos de la oscuridad, que no pudieron entender a Jesucristo y su Doctrina, quien es la Luz Misma: el Camino, la Verdad y la Vida,

Las Sociedades Secretas cobraron fuerza desde el momento mismo de la expulsión de los judíos de la Judea por los romanos. Esos judíos expulsados se refugiaron en varias ciudades de la Mesopotamia, entre los ríos Éufrates y Tigris, allí fundaron Academias y Sinagogas donde enseñaban a los judíos de la Diáspora, es decir del destierro; su nueva doctrina llamada el Talmud; que son mentiras e interpretaciones falsificadas de la antigua Thorá o Pentateuco: Los Cinco Libros de Moisés.

A ese libro llamado Talmud o libro de los Preceptos del pueblo judío, agregaron la conducta que el pueblo judío debía tener con los cristianos, y con odio reconcentrado, denigraban a Cristo y Su Iglesia.

Esos judíos desterrados por los romanos que vivían bajo el imperio persa eran los descendientes de aquellos fariseos a los que Nuestros Señor Jesucristo había anunciado su ruina y condenación por haberle rechazado.

San Juan cap. 8, vrs. 42 a 47.Dijo Jesús: 42 “Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais a mí: pues yo salí y vengo de Dios: no he venido por mí mismo sino que Él me ha enviado 43¿Poqué no comprendéis mis palabras? Porque no podéis admitir mi doctrina, 44 El padre de quien vosotros procedéis es el diablo, y queréis hacer lo que quiere vuestro padre. Él fue homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo, porque es mentiroso y el padre de la mentira. 45 A mí en cambio, porque digo la verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros puede convencerme de pecado? Si digo verdad, ¿Por qué no me creéis? 47El que es de Dios, oye las palabras de Dios: vosotros no las oís porque no sois de Dios……”

Según escribe San Mateo en el Capítulo 23, 33-36 de su Evangelio:

!Serpientes, raza de víboras!, ¿Cómo podéis escapar a la condenación del infierno? Por esto, mirad: os voy a enviar profetas, sabios y escribas. A unos los matareis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad, para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada en la tierra, desde la sangre del justo Abel, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el santuario y el altar. EN VERDAD OS DIGO TODO ESTO VENDRÁ SOBRE LA PRESENTE GENERACIÓN”

Y este otro pasaje: San Mateo cap. 21, vs.43-46.

“Por esto os digo que el reino de Dios se os va a quitar a vosotros para darse a un pueblo que entregue sus frutos. 44. Todo el que caiga sobre esta piedra se estrellará y sobre quien ella caiga, lo aplastará. 45 Los príncipes de los sacerdotes y los fariseos que oyeron sus parábolas, conocieron que se refería a ellos; 46 y, aunque deseaban prenderlo, temían al pueblo, que lo tenía por un profeta”.

Este otro pasaje viene al caso: San Mateo cap. 27, vs.24 a 26

24 Viendo Pilatos que no adelantaba nada, sino que el tumulto aumentaba, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Soy inocente de la sangre de este justo. Vosotros veréis, 25 Y todo el pueblo respondió Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos

26, “Entonces les soltó a Bar Abas y a Jesús lo azotó y lo entregó para que fuese crucificado”.

El odio de los judíos por Nuestro Señor Jesucristo y los cristianos les venía de los jefes judíos  y de toda la jerarquía que pidió la Crucifixión de Cristo y de los que gritaron: Caiga su sangre sobre nuestras cabezas y sobre nuestros hijos. El pueblo judío y su jerarquía en conjunto, atrajo sobre sí la ira de DIOS PADRE hasta el fin de los tiempos.

Perdido para ellos el Reino de Dios, no les quedó otro camino que someterse al Príncipe de este mundo, como lo habían hecho los paganos, y jurando ante él, su odio mortal a Cristo y sus fieles para destruir por completo su Iglesia. Eso han pensado ellos hasta la fecha actual y han sido el motor de todo el mal que han podido hacernos a los cristianos a lo largo de dos mil años, usando los individuos y las circunstancias más diversas.

Desde incitar a los emperadores romanos para martirizar a los primeros cristianos, o apoyando a los herejes dentro de la Iglesia, promoviendo guerras contra los pueblos cristianos; y entre los propios cristianos. Corrompiendo a la sociedad de las naciones cristianas por medio de las sociedades secretas, de las filosofías impías, de las costumbres deleznables y las falsas doctrinas, inspiradas todas, por su padre el Diablo.

Ellos, los judíos, los que rechazaron y crucificaron materialmente al Verbo de Dios, nuestro Dios Uno y Trino, ellos que  han sido y siguen siendo nuestros mayores enemigos. ¡Son ellos nuestros mayores enemigos!

Pero, todos los católicos sabemos, desde la infancia, por la Recta Doctrina de Nuestro Señor Jesucristo, que debemos perdonar a nuestros enemigos y lo hacemos porque Nuestro Señor nos lo manda, y lo rezamos en cada Padre Nuestro: Señor, perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos de todo mal, Amén

LA MASONERÍA

La Masonería y los masones salen de ese Misterio de Iniquidad del que San Pablo habla en su 2ª. Carta a los Tesalonicenses. Ellos, los masones, son el arma del judaísmo, el mayor enemigo del cristiano y de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo,  y así ha sido, desde la vida pública del Verbo de Dios encarnado.

La Masonería” es el nombre moderno que dieron los franceses a la doctrina liberal  que endiosa al hombre. Esta palabra es una derivación del adjetivo masón, que se traduce al castellano por albañil. Porque dentro de los gremios de los albañiles que habían quedado cesantes después de terminadas las grandes catedrales medievales en Francia, entraron individuos impíos que corrompieron su fe religiosa católica, para incitarlos a rebelarse secretamente contra la Iglesia Católica durante los siglos XIII, XIV, XV, XVI y XVII.

Los masones se reunían en logias o sociedades secretas e impulsaron los errores doctrinales del final de la Edad Media, que desembocaron en verdaderas herejías, como los cátaros o albigenses, templarios, alquimistas, rosacruces, lollardos, hussitas; todos ellos antecesores doctrinales de la Revolución Protestante iniciada por el monje agustino hereje Martín Lutero  en octubre de 1517, seguida con Ulrico Zuinglio en 1520, Juan Calvino en 1533 y Tomás Cranmer fundador de la Iglesia Anglicana en 1552. El Cisma protestante fue de mucho mayor peligro para la Iglesia Católica que las herejías medievales. Porque el cisma abarcó la mitad de Europa, fue más importante que el propiciado por los ortodoxos griegos. La unidad de Fe, unidad de Comunión y unidad de Gobierno querida por Nuestro Señor Jesucristo se vio afectada y dicha unidad rota.

Sin embargo; la más grave y dolorosa revolución en el seno de la Iglesia ha sido la del Concilio Vaticano II de 1962-1965. Porque mientras la revolución protestante había partido de simples clérigos, la Revolución que provocó el Segundo Concilio Vaticano salió de la misma cabeza de la Iglesia: los cientos de obispos y cardenales, casi dos mil, reunidos en torno a dos Papas, que sin comprometer su infalibilidad, dieron su anuencia y aliento para cambiar la doctrina y la liturgia con miras de quedar bien con  el mundo, rechazando la Tradición que desde el Concilio de Trento, 1545 a 1563, se había continuado rigurosamente por cuatro siglos hasta 1958: por eso podemos pensar que se trata del Misterio de Iniquidad.

Entre el común de los católicos de todo los tiempos existe gran desconocimiento acerca del origen y significado de la Masonería, a pesar de las advertencias que los Sumos Pontífices hicieran desde 1738 por S.S. Clemente XII, previniendo a los fieles del peligro que representaban las sociedades secretas de los masones impulsadas por los judíos desde la oscuridad de sus logias establecidas dentro de las naciones cristianas.

Es por tanto necesario, hacer una lista de las principales advertencias pontificias contra el Misterio de Iniquidad que no ha dejado de actuar, bajo diversos nombres, en su trabajo de destrucción del Orden Católico.

Las herejías más importantes de los siglos XVIII, XIX y XX en el seno de la Iglesia Católica  fueron el jansenismo, el quietismo, el naturalismo, el Libre Pensamiento, el naturalismo de J.J. Rousseau, religión que adora al corazón humano, romanticismo que desemboca en la religión del progreso, la ciencia y la técnica de la era moderna. El Liberalismo y sus filósofos; desde Descartes, Locke y David Hume, Kant así como los revolucionarios Marat y Robespierre y más tarde Saint Simon, Fourieur, Proudhon hasta Carlos Marx padre del comunismo. Todos ellos ganados e impulsados por la Masonería.

El Americanismo, nació en los Estados Unidos hacia la segunda mitad del siglo XIX que de comenzar por ser el celo de un converso protestante al catolicismo: Isaac Haecker, llegó a convertirse en doctrina que condena la constitución tradicional de la Iglesia Católica con el pretexto de que “El porvenir pertenece a la Democracia” y que la palabra Libertad tiene un poder mágico sobre las almas. La Iglesia debe dejar de ser de una manera o de otra una Religión de Autoridad, para asar a ser, como el protestantismo, religión de libertad”

“La Edad Media colocó en primer lugar las virtudes pasivas: humildad, obediencia, pobreza, mortificación, etc. Nuestra época estima con razón que las virtudes activas son mucho más importantes: la energía en la acción, el apostolado exterior, la lucha por medio de la palabra, la prensa, la publicidad, en una palabra, el dinamismo para hacer triunfar la paz y la justicia. Los hombres de acción son los dueños del mundo”

El Papa León XIII, condenó el americanismo en su carta “Testem benevolentiae”, dirigida al cardenal Gibbons el 22 de enero de 1899.

El americanismo quedó sumergido, pero los cardenales y obispos americanos modernistas fueron muy influyentes en Concilio Vaticano II. Además, dentro del clero norteamericano ha existido desde entonces, la corriente modernista a la que condenó duramente el Papa San Pío X en su encíclica “Pascendi dominici greeci” el 8 de septiembre de 1907. Donde analiza minuciosamente las ideas de los modernistas incrustados en la Iglesia, que sin duda, habían sido influidos por la Masonería.

LISTA DE LOS PRINCIPALES DOCUMENTOS PONTIFICIOS ADVIRTIENDO A LOS FIELES DEL PELIGRO DE LA MASONERÍA.

Hasta donde se sabe: en el año de 1717, las cuatro principales Logias masónicas de Europa se reunieron en la ciudad de Londres, Inglaterra para coordinar sus ataques al Orden Católico, comenzando por planear la destrucción del Imperio Católico Español.

En la capital inglesa quedó constituido el Centro Masónico, desde donde sucesivamente, saldrían las directivas a todos los lugares del mundo católico de Europa y América. Teniendo como fin último, aparentemente irrealizable, la conquista de Roma, la Sede de San Pedro. Para lo cual se emplearían los más diversos medios y tácticas sugeridas por el espíritu del Mal, ese Misterio de Iniquidad del que ya hemos hablado.

La actividad que desplegaron los masones de todos los ritos fue intensa, a tal grado que 21 años después de 1717, el Papa  Clemente XII emitió la primera Encíclica de advertencia a los fieles del peligro de los masones.

S.S. Clemente XII, Constitución “In Eminenti…”, Año 1738.

“Tal es el crimen y la naturaleza de las sociedades secretas de los masones que se traiciona a sí mismo, y que los propios esfuerzos que los propios esfuerzos que hacen para ocultarlo lo hacen notar mejor. Así las sociedades dichas han despertado tan fuertes sospechas en el espíritu de los fieles que afiliarse a ellas es mancharse con el signo de una completa perversión. Y en efecto, si esos hombres no hiciesen el mal ¿Tendrían tan grande horror a la luz? Esta reprobación ha llegado a ser tan manifiesta, que en muchos países el mismo poder secular ha proscrito y prohibido dichas sociedades como contrarias a la seguridad de los Reinos”

S.S, Benedicto XIV, Constitución “ Pro Vidas,,,,”, 1751.

Renueva lo dicho por su antecesor y agrega que:

“La reunión de hombres de toda religión y secta traerá los más graves daños a la pureza de la religión católica; acerca del riguroso secreto a que se comprometen los miembros de esas logias, es seguramente por los crímenes contra el orden establecido sea religioso o político. El Papa recomienda a los Obispos y Superiores eclesiásticos, como a los Príncipes seculares cumplir con el deber de extinguir dichas sociedades”

Por  extrañas razones durante el siglo XVIII, solamente esos dos Sumos Pontífices emitieron advertencias contra la Masonería. Tendríamos que llegar al siglo XIX para encontrar la siguiente condenación cuando ya la Masonería había perpetrado miles de crímenes y había tomado posesión de casi todos los gobiernos de Europa y América.

S.S. Pío VII, Letras Apostólicas “Ecclesiam a JesuChristo”, 13 de septiembre de 1821.

El Papa condenó a todas las sectas masónicas, pero especialmente a la secta de los Carbonarios, que hacen afectación a Jesucristo, su doctrina y su Iglesia, y propagan el racionalismo o la indiferencia religiosa, parodiando la Pasión de Nuestro Señor, y haciendo irrisión de los demás Misterios cristianos, y favorecen toda empresa sediciosa, permitiendo matar al que haga cualquiera revelación, Por lo cual han sido tantos los asesinatos en Italia.

S.S. León II,  Constitución “Que Graviora”. 13 de marzo de 1825.

Condena severamente a la secta de los “Universitarios”, atribuye a las sectas masónicas la Revolución Francesa, y todos los daños que sufrieron la Religión Católica y la Iglesia. Que la secta arriba mencionada niega la existencia de Dios y sostienen que el alma muere con el cuerpo. Que todas las sectas masónicas están aliadas entre sí por el lazo criminal de sus proyectos infames.

S.S. Pío VII, Encíclica “Traditi”, del 21 de mayo de 1829.

El Papa escribe a los Patriarcas, Primados y Obispos y denuncia esas asociaciones de hombres facciosos, enemigos declarados de Dios y de los Príncipes, que emplean todo su esfuerzo en desolar la Iglesia, en trastornar los Estados, en perturbar todo el universo abriendo el camino a todos los crímenes.

S.S. Gregorio XVI, Encíclica “Mirari vos”, del 15 de agosto de 1835.

El Papa se dirige ahora al mundo entero, señala a la Masonería como la principal causa de todas las calamidades de la Tierra y de los Reinos, y como el sumidero impuro de todas las sectas y herejías anteriores.

S.S. Pío IX, Encíclica “Quipluribus”, del 9 de noviembre de 1846, más de veinte alocuciones y la Encíclica “Multiplices machinaciones” del 25 de septiembre de 1865.

El Papa confirma las condenaciones hechas por sus antecesores y enseguida advierte:

“Entre las numerosas maquinaciones y los diversos medios de que los enemigos del nombre cristiano se han valido para atacar a la Iglesia y con los cuales han tratado de, aunque en vano, de destruirla, es menester contar, sin duda alguna, Venerables Hermanos, esa secta perversa, llamada vulgarmente masónica, que oculta al principio en antros tenebrosos, ha acabado por salir a la luz, para ruina de la religión y de la sociedad civil…

“Ciertamente, ni nuestros padres ni nosotros jamás habríamos tenido que deplorar tantos movimientos sediciosos y revolucionarios, tantas guerras incendiarias que pusieron fuego a la Europa entera ni tantos males que han afligido y aún la afligen; si los Príncipes hubieran hecho caso de las exhortaciones de los Papas anteriores que les inculcaban el deber de reprimir las malignas sectas….”

En otra de sus alocuciones al respecto; el 20 de abril de 1876 el Papa declara que todas esas condenaciones y prohibiciones se extienden a las logias del Brasil y a las de cualquier lugar de la tierra, para destruir el engaño de los masones brasileños que afirmaban que esa condenaciones eran solo para Europa y no para la América que, según ellos y de la beneficencia, solo se dedicaban al progreso de la civilización.


A continuación vamos a espigar el documento más duro, completo e interesante que ningún otro Papa había escrito antes. Se trata de la Carta ENCÍCLICA “HUMANUM GENUS”

Encíclica que emitió S.S. León XIII, el 20 de abril de 1884.

“A los venerables hermanos Patriarcas, Primados, Arzobispos y Obispos de todo el orbe católico que se conservan en gracia y comunión de la Sede Apostólica.”

El humano linaje, después de haberse, por envidia del demonio, miserablemente separado de Dios, creador y dador  de los bienes celestiales, quedó dividido en dos bandos diversos y adversos, de los cuales el uno combate asiduamente por la verdad y la virtud, y el otro por cuanto es contrario a la virtud y la verdad.

El uno es el Reino de Dios en la Tierra, es decir, la verdadera Iglesia de Jesucristo, a la cual, quien quisiere estar adherido de corazón según conviene a la salvación, necesita servir a Dios y a su unigénito Hijo con todo su entendimiento y toda su voluntad; el otro es el reino de Satanás, bajo, bajo cuyo imperio y potestad se encuentran todos los que, siguiendo sus funestos ejemplos de su caudillo y de nuestros primeros padres, rehúsan  obedecer la ley divina y eterna, y acometen empresas contra Dios o prescindiendo de Dios mismo.

Agudamente conoció y describió Agustín estos dos reinos a modo de dos ciudades de contrarias leyes y deseos, compendiando con sutil brevedad la causa eficiente de una y otra en estas palabras: Dos amores edificaron dos ciudades: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, edificó la ciudad terrena; el amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo, la celestial.

 Durante toda la continuación de los siglos contienden entre sí con varias y múltiples armas y peleas, aunque no siempre con igual ímpetu y ardor. En nuestros días, todos los que favorecen la peor parte parecen conspirar unidos y batallan con la mayor vehemencia, siéndoles guía y auxilio la sociedad que llaman de los Masones, extensamente dilatada y firmemente constituida.

Sin disimular ya sus intentos, audacísimamente se animan contra la majestad de Dios, maquinan abiertamente y en público la ruina de la santa Iglesia, y esto con el propósito de despojar, si pudiesen, enteramente a los pueblos cristianos de los beneficios que les granjeo Jesucristo, nuestro Salvador.

Esta Sede Apostólica denunció y proclamó abiertamente que la secta masónica constituida contra todo derecho y conveniencia era no menos perniciosa al Estado que a la Religión Cristiana, y amenazando con las más grandes penas que suele emplear la Iglesia contra los delincuentes, prohibió terminantemente a todos inscribirse en esta sociedad (de la Masonería).

El Papa sigue descubriendo con minuciosidad a la Masonería en sus propósitos como en sus tácticas de ocultamiento, hipocresía y astucia diabólica.

Dice: “Con apariencia de beneficencia, toman la máscara de literatos y sabios que se reúnen para fines científicos, hablan continuamente de su empeño por la civilización, de su amor por la ínfima plebe, que su único deseo es mejorar la condición de los pueblos y comunicar a cuantos más puedan las ventajas de la sociedad civil”

También advierte que la Masonería está ligada a otras sociedades civiles y que aún con capa religiosa, que son como satélites de ella y que maneja como ganchos para atraer incautos. En cada país y tiempo se siguen formando con el pretexto de hacer beneficencia y tener lazos sociales de convivencia.

S,S, León XIII ya conocía los grandes males que se desarrollarían durante el siglo XX, como el indiferentismo religioso, y la igualdad de todos los cultos religiosos que en este tercer milenio vemos por doquier.

La única educación religiosa que agrada a los masones, y con la que ellos desean “educar”, (nosotros decimos más bien pervertir)  a la juventud es la llamada Laica, Independiente y Libre de toda influencia religiosa católica, con la cual intentan inducir en los jóvenes, un comportamiento naturalista poniendo a la Naturaleza como el principio y norma de la justicia.

Casi al final de su Encíclica “Humanum Genus”, el Papa encarece a los Obispos que pongan todo su empeño en la educación de la juventud, esperanza de la sociedad. Por tanto. Interesa a los maestros católicos de todos los tiempos. 

Dice: “Poned en su educación vuestro principal cuidado, y nunca, por más que hagáis, creáis haber hecho lo bastante para preservar a la adolescencia de las escuelas y maestros de quienes pueda temerse el pestilente de las sectas. Exhortad a los padres, a los directores espirituales, a los párrocos, a que insistan, al enseñar la doctrina cristiana, en avisar oportunamente a sus hijos y alumnos de la perversidad de estas sociedades, y que aprendan desde luego a precaverse de las fraudulentas y varias artes que suelen emplear. Y aún no harían mal los que preparan a los niños para recibir la  primera comunión, en persuadirles que se propongan y empeñen a no ligarse nunca con sociedad alguna sin decirlo antes a sus padres, a su confesor o con su párroco”

El Papa se adelantó un siglo en advertir que los gobiernos masónicos emitirían leyes completamente contrarias a las Leyes divinas, como lo están haciendo, en la actualidad siglo XXI, todos los gobiernos de los pueblos que se dicen todavía cristianos.

Y pedía, hace más de 125 años, lo que hoy mismo pretendemos: Arrancar  a los masones su máscara, para que sean conocidos tales como son.

Aquí viene al caso una anécdota personal que quiero incluir en esta exposición, porque trae una sencilla y contundente definición de lo que es la Masonería.

La primera vez que oí hablar de la Masonería, fue cuando yo era adolescente, hace casi setenta años, en la Secundaria del colegio de los hermanos lasallistas o de San Juan de Lasalle.

Ya en ese entonces, los maestros enseñaban a los alumnos, en la clase de religión, a conocer quiénes eran los mayores enemigos de nuestra religión, para estar bien advertidos, y no ser engañados más adelante cuando tuviésemos que dejar los colegios católicos y recibir información en Centros laicos y liberales, de maestros agnósticos o francamente anticatólicos.  A continuación voy a presentarles algunas definiciones interesantes.

De mi libro de “La Doctrina Cristiana”  F.T.D. de 1929, he tomado lo siguiente:

En la Lección CVII dice: Errores modernos: Racionalismo, Materialismo, Liberalismo.

En la Lección CVIII dice: Errores modernos: Masonería, Americanismo, Modernismo.

En la Lección CIX dice: Errores modernos: Espiritismo, Teosofismo, Socialismo.

698. ¿Qué es la Masonería?

“La Masonería es más bien una secta impía que un error; se puede definir: Una asociación secreta compuesta de personas de cualquier nación y religión que, bajo el falaz pretexto de socorro mutuo, libertad y progreso, tiene por fin último y principal la destrucción de las monarquías católicas y del reino de Dios, del Trono y del Altar

Según los países y las ciudades, hay varios ritos masónicos. Los masones de un mismo rito y lugar forman una Logia; el lugar de reuniones se llama Templo Masónico o Logia.

En algunos de sus templos rinden un verdadero culto a Satanás.

En otros profanan la Sagrada Hostia por odio a Jesucristo, o se entregan a ceremonias ridículas, o parodian las de la Iglesia, dando por ejemplo el Bautismo laico, etc.

Muchas revoluciones son obra de la Masonería, la que en algunos países domina de tal modo, que todas sus leyes llevan el sello de la irreligión, y  puede que nadie puede a los empleos públicos si no se es masón. Es como una obligación entre los masones inmiscuirse, abierta o solapadamente, en todos los asuntos políticos de las naciones y vedar terminantemente a los católicos tomar parte en ellos. (Este es el caso de la República Mexicana desde 1857 hasta el presente tercer milenio).” L.O.

Ese conocimiento dado por maestros católicos desde mi infancia me preservó, a lo largo de mi vida, de haber aceptado los ofrecimientos que se me hicieron en varias ocasiones para pertenecer a la Masonería.

La Masonería ha sido condenada nominalmente por casi todos los Papas desde el siglo XVIII.

S.S. Clemente XII emitió en 1738 la Constitución“In Eminenti”, en que asienta con energía; “Nadie, sin pecado grave y sin incurrir en excomunión, puede dar su nombre a la secta masónica, ni permanecer en ella; y todo cristiano debe trabajar en extirparla, prevenir a los incautos, instruir a los ignorantes y ayudar a los débiles para que todos se libren de sus redes.”

Para terminar la presente exposición voy a los últimos párrafos que escribió S,S, el Papa León XIII en 1884.

“Bien conocemos que todos nuestros comunes trabajos no bastarán para arrancar estas perniciosas semillas en el campo del Señor, si desde el Cielo el dueño dela viña nuestros esfuerzos benignamente”

“La secta, se levanta insolente, y regocijándose de sus triunfos los masones no parecen poner ya límites a su pertinacia, se prestan mutuo auxilio, todos unidos en nefando consorcio y por comunes y ocultos designios, unos a otros se excitan a todo malvado atrevimiento. Tan fiero asalto pide igual defensa: En primer lugar que todos los buenos se unan en amplísima coalición de obras y oraciones,”

“Le pedimos que estrechando filas resistan los ímpetus cada vez más violentos de los sectarios; y por otro, que levanten a Dios las manos y le supliquen que florezca con nuevo vigor la Religión cristiana, que vuelvan a la buena senda los descarriados, y los errores abran paso a la verdad y los vicios a la virtud. Tomemos por nuestro auxilio y mediadora a la Virgen María Madre de Dios, ya que venció a Satanás en su concepción purísima; despliegue su poder contra las sectas impías, donde se ven claramente revivir la soberbia contumaz, la indómita perfidia y os astutos fingimiento del demonio”

“Pongamos por intercesor al Príncipe de los Ángeles del Cielo, San Miguel, quien arrojó a los enemigos infernales; a San José, esposo de la Virgen Santísima, celestial patrono de la Iglesia Católica, a los grandes apóstoles San Pedro y San Pablo, sembradores de la fe cristiana y sus invictos defensores. En su patrocinio y en la perseverancia de todos en la oración, confiamos que Dios acuda oportuna y benignamente al género humano, expuesto a tan enormes peligros.

Y en prenda de los dones celestiales y de nuestra benevolencia, con el mayor amor os damos la bendición apostólica en el Señor, a vosotros, venerables Hermanos todo confiado, y al clero y al pueblo todo confiado a vuestro cuidado.”

Dado en Roma, junto a San Pedro, a 20 de abril del año 1884, séptimo de nuestro pontificado.     LEON, PP. XIII.

La encíclica que acabamos de espigar es, desde luego,  la más esclarecida, la más completa sobre el peligro de la Masonería, pero existe desde hace muchos siglos la tendencia intelectual que ha propiciado y alimentado a las sectas masónicas; esa tendencia es el pensamiento liberal, basado en el Libre examen protestante en materia religiosa.

Así, cuatro años después de la anterior, S.S. León XIII, emitió el 20 de junio de 1888, otra encíclica muy importante aunque poco difundida:

“LIBERTAS PRAESTANTISSIMUM”

Sobre  la libertad humana y el Liberalismo, doctrina filosófica compuesta por los filósofos impíos que al principio de esta exposición hemos mencionado.

El Papa había visto perfectamente, de donde venía el combustible de la Masonería, este es: El Libre Pensamiento.

“La Libertad  es una noción relativa, como también lo es la obediencia. Es buena en la medida en que busca el bien y deja de ser libertad en la medida en que conduce al mal. Dios no nos ha dado la libertad por sí misma, sino para que nos podamos dirigir al bien sin estar determinados por él.”Asienta el Papa.

León XIII distingue entre el libre albedrío o libertad psicológica o natural, y el uso bueno o malo de ese libre albedrío o libertad moral.

La libertad natural o libertad psicológica, o también, libre albedrío del hombre:

Solamente se consideran libres, a los seres espirituales que tienen inteligencia o razón. Y no a los animales que solo obedecen al instinto.

La libertad moral o el uso de la libertad:

Si consideramos que el fin último del hombre es Dios, entonces nuestra libertad tiene que elegir entre los medios que nos conducen a ese fin, que es Dios, y no a otro. Nuestra libertad de criaturas, al contrario de la libertad del Creador, puede conducirnos al mal a causa de la debilidad de nuestra inteligencia que puede equivocarse. Corremos el riesgo de elegir lo que es contrario a nuestro fin, que es Dios, apeteciendo un bien aparente que en realidad es un mal. Abrazar un bien engañoso, por más que sea indicio de libre albedrío, es un defecto de la libertad.

Así también la voluntad, don de Dios para hacer el bien y no el mal, lo mismo depende de la razón, siempre que apetece algo que de la recta razón se aparta, inficiona en sus fundamentos viciosamente a la libertad y usa de ella perversamente. Es decir: por la libertad elegimos y por la voluntad actuamos.

Elegir un mal, y hacer el mal es defecto de la libertad, porque en el fondo hemos elegido la propia destrucción. Querer lo que es pecado es desear la propia imperfección. Buscar hacer el mal es querer el propio aniquilamiento. Por lo tanto, este es el caso de los individuos que proclaman la Libertad como cosa inalterable en sí; que endiosan la libertad humana, como los filósofos del liberalismo; que dicen que el hombre es libre, y que tiene el poder y derecho de ejercer su libertad, y hacer lo que quiera, aún si se trata de hacer el mal.

Este es el razonamiento de los liberales de cualquier tipo, por ejemplo los masones quienes se llaman a sí mismos “hombres libres”, y que su ideología, filosofía, religión y conducta son en todo liberales.

He aquí claramente expresado, por S.S. León XIII, en pensamiento de los enemigos de la Recta Doctrina de la tradición católica.

El hombre de mente liberal confunde todas las nociones, sus palabras son ambiguas, no las define claramente. El hombre de mente liberal es ese espíritu falso que siempre se contradice a sí mismo, afirmando una cosa y dando a la contraria el mismo valor, poniéndose en una incoherencia constante. Los liberales no son gente absoluta, siempre se sitúan entre el error y la verdad, se contradicen y se escabullen. Y de este modo tratan de destruir la verdad, el dogma y la Fe.

Lamentablemente, este pensamiento dirige nuestras sociedades actuales, y como una mancha de aceite lo ha invadido todo, hasta la Jerarquía eclesiástica que participó en el Concilio Pastoral Vaticano II, y cuya gran mayoría consiguió “la renovación” de todo lo que la Iglesia Católica había creído y practicado hasta 1958, para adecuarse a las costumbres liberales del mundo. La desviación de esa mayoría de los jerarcas de la Iglesia se debió, en buena parte al pensamiento liberal que desde el siglo XIX había esta pugnando por tratar de conciliar el error con la verdad; lo mundano  con lo divino; la Ciudad de Dios con la Ciudad del hombre. La reconciliación y la paz entre los opuestos a cualquier precio. Preconizando la libertad de consciencia y libertad de cultos.

Pero con esto, se han ido debilitando cuando no destruido, las fuerzas de resistencia de los católicos apegados a su Tradición milenaria que ha sido siempre absolutista y tajante en la VERDAD MISMA que es la Fe en la Revelación de Jesucristo Nuestro Señor, Su Doctrina y Su Iglesia.

¿QUÉ ES LA LIBERTAD PARA EL FIEL CATÓLICO?

Siguiendo el pensamiento de las Encíclicas de los Papas especialmente las de S.S. León XIII.

La Libertad es la facultad de elegir los procedimientos, guardando el orden a un debido fin. Dios nos ha determinado ese fin para siempre. Él es el fin último de nuestra vida, es decir: La Gloria de Dios y la salvación de nuestra alma. Y para llegar a ese fin último, Dios nos guía con Sus Leyes.

Las Leyes del Decálogo son “los letreros” del camino que debe conducirnos al fin último de nuestra vida que es estar en la presencia de Dios. Tenemos la libertad y somos libres de hacer caso a los letreros del camino haciendo uso de los dones divinos: nuestra voluntad o libre albedrío de criaturas. O de no hacer caso de ellos y perdernos.

Nuestra libertad de criaturas no es absoluta, solamente es absoluta para Dios el Creador de todo lo que existe.

Sin embargo los liberales a ultranza, los masones dicen: “Si el fin último de la libertad está determinado ya, entonces no somos libres, no tenemos libertad”. Quieren aplicar el absolutismo a la libertad sin verse como criaturas que son; ellos quieren ser como Dios, el mismo pensamiento de Luzbel. Los liberales, y con ellos, todo lo que se deriva de su pensamiento como es la doctrina del Liberalismo en todas sus modalidades: la Masonería; las Filosofías humanistas; las doctrinas materialistas, etc.

Usan la libertad de manera perversa, la usan en forma contraria a lo constituido por Dios: no para la Gloria y Servicio del Creador, sino para hacer su propia voluntad egoísta.

El liberalismo es el compendio de todas las herejías, por tanto, para un católico, adoptar las ideas y comportamientos liberales es cometer pecado grave.

Mientras el verdadero católico ha de usar la Libertad para lo que Dios la dio a sus criaturas: Salvar su alma y dar Gloria a su Creador. La festividad de Cristo Rey fue instituida por S.S. Pío XI contra la herejía del liberalismo.

He aquí la importancia de la Encíclica “Libertas Praestantissimun” que llega hasta el fondo de la definición de la Libertad, y que con ella trata de eliminar los errores del Liberalismo masónico.

A pesar de las advertencias anteriores, hoy en día, la mayor parte de los países, sino es que todos los de raíz cristiana, se rigen por Constituciones políticas impregnadas de liberalismo elaboradas por la Masonería.

Pero esto no quiere decir que no haya remedio: Nuestro Señor Jesucristo y Su Santísima Madre la Virgen María nos han dado la solución para este terrible mal del Misterio de Iniquidad que menciona San Pablo en segunda carta a los tesalonicenses.  La solución la reveló San Pío X en su lema de pontificado: “INSTAURARE OMNIA IN CHISTO”

LUIS OZDEN, Enero de 2013.

OBRAS CONSULTADAS:

La Santa Biblia: Versión directa de los textos primitivos por Mons. Johann Straubinger, Prensa Católica, 1958.

“Soy yo el acusado, quien tendría que juzgarlos”, Mons. Marcel Lefebvre, Voz en el Desierto, 2004.

“Simbolismo de la Masonería”, Mons. Johann Gabriel Meurin, NOS, Madrid, 1957.

“La Tradición Apostólica versus la Cábala Gnóstica”, Luis G. Pérez de León, 2002.

“Il problema dell’ora presente”, Enrico Dellassus, 1907.