lunes, 21 de octubre de 2013

LA CONQUISTA Y EVANGELIZACIÓN ESPAÑOLA DEL NUEVO MUNDO







SEGUNDA PARTE








LA CONQUISTA
Y
EVANGELIZACIÓN
ESPAÑOLA DEL
NUEVO MUNDO























INDICE

                        página

Prólogo……………………………. 3
Una victoria contra el demonio

José de Acosta…………………… 7

Diego Durán…………………….. .10

El sacrificio entre los aztecas….. 14

Hernando Alvarado Tezozomoc. 15

El Sacrificante…………………… 18

Los Testimonios de los Conquistadores  20

La Leyenda Negra………………………23

Fray Toribio de Benavente……………. 24

La naciente Patria mexicana …………. 27

Dios perdone al De las Casas………… 30

Se extingue una vida maravillosa ……. 33

Conclusión………………………………. 34


PRÓLOGO


UNA VICTORIA CONTRA EL DEMONIO

Este trabajo es resultado de dos conferencias impartidas por mí en el Real Club España de la ciudad de México, en el año de 2004, adaptadas para el presente folleto.

Hablar de guerra contra el demonio en este Tercer Milenio, es provocar una sonrisa escéptica en la mayor parte de los intelectuales, pero, si queremos tratar de ser veraces en nuestra exposición, no podemos referirnos a la historia de la Conquista militar y espiritual del continente americano, sin adecuar nuestro pensamiento al que se tenía a finales del siglo XV y principios del siglo XVI.

También, para entender aquella gesta única; debemos tomar en cuenta al pensamiento contemporáneo, tan influido por el subjetivismo, nueva forma del antiguo romanticismo que ha reducido el bien y el mal a las preferencias del mundo anglosajón protestante, fundamentalista, materialista y pragmático.

Dentro del pensamiento contemporáneo, y cuanto se refiere a la epopeya hispano-católica de los siglos antes referidos, debemos tomar en cuenta las “leyendas negras” que obnubilan el intelecto de cuantos critican superficialmente el Descubrimiento y Conquista del Nuevo Mundo. La leyendas negras, que son muchas, podemos englobarlas en una sola; la llamada Leyenda Negra antiespañola. Leyenda: porque no es historia y Negra: por su intención, marcadamente malévola, y que resumida en una frase, podríamos definirla como: Una conspiración contra la Verdad.

La Leyenda Negra es un pensamiento subjetivo que ha deformado, hasta el grado de convertirse en prejuicio, a millones de mentes incapaces de sacudírselo y ha absorbido su sentido común. Está presente, principalmente en los países de cultura anglosajona como hemos mencionado, y en menor medida en los demás. También, es cierto, afecta a una gran cantidad de desorientados en España e Iberoamérica toda, por la falta de conocimiento de su propia historia.

Complementariamente, he de insistir, que la llamada Leyenda Negra no se armó como algo casual o espontáneo, sino que ha obedecido a un plan perfectamente organizado para desacreditar la obra civilizadora de España en su doble acción como adalid de la Cristiandad; como continuadora de la cultura ibero-grecolatina y como protectora de la Iglesia Católica en su afán evangelizador.

Pues bien, dentro de este universo de leyendas, son tres las leyendas más difundidas y, por ende, las más dañinas:

1ª La leyenda lascasiana, del primer obispo de Chiapas.

2ª La leyenda liberal, del pensamiento revolucionario, anticristiano y masónico.

3ª La leyenda marxista, del materialismo dialéctico, y cuyo mejor exponente contemporáneo, es la Teología de la Liberación., doctrina ésta, casi cismática y herética, pero extrañamente tolerada por el pensamiento modernista de la actual jerarquía de la Iglesia Católica.

Es materia de otro trabajo, referirnos enteramente a La Leyenda Negra antiespañola por lo que en esta ocasión nos concretaremos a exponer brevemente:

a)   La situación religiosa y social en que se encontraban los pueblos indígenas poco antes de la llegada de Hernán Cortés.
b)   El choque que significó su encuentro, y
c)   La victoria final que se produjo con la implantación de la civilización cristiana.

Para la primera parte voy a seguir las obras de los cronistas,

Fray Diego Durán; “Historia de la Indias de la Nueva España y de la Tierra Firme”

Padre José de Acosta; “Predicación del Evangelio en las Indias”

Licenciada en Antropología Yólotl González Torres, “El Sacrificio humano entre los mexicas”.

Para la segunda parte utilizaré las obras de los cronistas:

Bernal Díaz del Castillo

Andrés de Tapia
Y
Para la tercera parte mencionaré cartas, artículos y crónicas de:

Fray Toribio Paredes de Benavente, (Motolinía), “Historia de los indios de Nueva España” y su estupenda Carta al Emperador Carlos I, controversia con el primer obispo de Chiapas, Fray Bartolomé de las Casas.

Don Alfonso Trueba, autor de las semblanzas “Las Doce Antorchas”.

La Revista española ARBIL Nº. 46 en su artículo “La lucha contra en demonio en la Evangelización americana”, cuyo autor es don Sebastián Sánchez.

Antonio Caponetto: “La Teología de la Liberación e Hispanidad y leyendas negras”

Hector Petrocelli: “Lo que a veces no se dice de la Conquista de América”

Fernando Cervantes: “El diablo en el Nuevo Mundo”

Jorge Rodríguez Pinto: “Las cosas de Dios y las hechuras de Satanás”


De las tres leyendas anteriormente mencionadas nos referiremos especialmente, a la Leyenda que propició Fray Bartolomé de las Casas primer Obispo de Chiapas. Como el caso mas escandaloso, en el siglo XVI, del encubrimiento de la mentira socapa de beneficencia, caridad y protección de los indios americanos.

Por el contrario a la anterior actitud, recordaré la actuación de los santos varones franciscanos que Cortés y otros conquistadores pidieron al Emperador para evangelizar a los indios y de la verdadera caridad que siempre mostró en todo, el santo evangelizador, escritor e historiador: Fray Toribio de Benavente, alias Motolinía.

Antes de definir la personalidad de ese ser metafísico, y de sus manifestaciones físicas, contra quien lucharon los conquistadores y evangelizadores de los pueblos indígenas del Nuevo Mundo, es decir: el Demonio; voy a mostrar brevemente la situación religiosa de esos pueblos hacia el fin de su mundo.

LUIS OZDEN






























LA SITUACIÓN RELIGIOSA DEL LOS PUEBLOS DEL NUEVO MUNDO ANTES DE LA LLEGADA DE HERNÁN CORTÉS.

Para tener una idea de cuál era su religión y cómo se comportaban, tanto su jerarquía como la masa de esos fieles; vamos a acudir a las citas de los cronistas mas antiguos así como a estudiosos y especialistas en antropología.














JOSÉ DE ACOSTA

Nació en Medina del Campo, Valladolid en 1540, murió en Salamanca en 1600, estudió en Alcalá, residió en el Perú de 1572 a 1586, ese año partió para Nueva España donde vivió un poco más de un año para dedicarse a recabar información sobre las culturas indígenas, así como, de las referentes a los filipinos, chinos y japoneses. Su obra maestra escrita a su vuelta a España es: “Historia natural y moral de las Indias”, publicada en Sevilla en 1590. El padre Acosta es un clásico: el más sobrio, atildado y elegante de los historiadores de las Indias y un modelo prosista didáctico, incluido por la Academia española de la Lengua entre los que constituyen autoridad en nuestro idioma. Aunque algunos críticos le han llamado plagiario, es bien sabido que se basó en informaciones de primera mano, armando un tratado bien organizado y veraz. Sus juicios son muy valiosos para entender la psicología y la religión de los indios en su gentilidad.

En primer lugar tenemos al padre José de Acosta, intelectual de primerísima fila, egresado de la Universidad de Alcalá de Henares y de la Universidad de Salamanca donde tenía cátedra.

Este jesuita considerado como uno de los pensadores más fecundos y lúcidos de Indias, presenta dos obras importantes para el estudio de la evangelización: “Historia natural y moral de Indias” y “Predicación del Evangelio en Indias”. En ellas sistematizó, entre otras muchas cuestiones, el problema del demonismo.

En la primera de las obras mencionadas, Acosta insiste en la natural bondad de los indios y compara su cultura con las griega y romana paganas, para refutar a muchos clérigos que en todo veían la mano del demonio.
Sin embargo, cambia de tono cuando se refiere a la cuestión religiosa. Cuando analiza las similitudes entre las religiones paganas y las cristianas, no duda en adjudicar a las primeras un carácter sobrenatural y, por ende, diabólico, dado que Dios no puede permitir dos cultos legítimos.
Es por esto que el demonio tiene que recurrir al Simia Dei (simularse Dios) para montar una estructura religiosa sustentada en su envidia y con ésta y con sus instrumentos: los hechiceros o brujos engañar a los hombres, el padre Acosta escribe:

“¿A quien no pondrá admiración que el demonio tuviese tanto cuidado de hacerse adorar y recibir al modo que Jesucristo ordenó y enseñó, y como la Santa Iglesia lo acostumbra?”

A partir de esto, el padre Acosta explica cómo el demonio posee el América una iglesia propia, ajena a los designios de Dios, y producto de su satánica envidia.

“Era precisamente este deseo mimético el que originaba la existencia de las prácticas contra-cristianas entre los nativos de América, pues el diablo aprovechaba cualquier oportunidad que le permitiera imitar el culto divino.”
El padre José de Acosta describe cómo el diablo tenía sus propios sacerdotes: los hechiceros, que ofrecían sacrificios humanos y ofrecían sacramentos en su honor. Como tenía mil géneros de falsos profetas a través de los cuales “pretendía usurpar para sí la Gloria de Dios y fingir con sus tinieblas la luz.. Apenas hay cosa, sigue describiendo, instituida por Jesucristo Nuestro Dios y Señor en Su ley evangélica que en alguna manera no lo haya, el demonio, sofisticado y pasado a su gentilidad.”

Lo que afirma el padre Acosta en su “Predicación del Evangelio en las Indias”, es el mimetismo del demonio motivado por la envidia, sobre todo cuando intenta imitar los Sacramentos; habiendo instituido falsos ritos del bautismo, el crisma, la penitencia, eucaristía, matrimonio, la extremaunción y el orden sacerdotal.

Los comentarios del padre José de Acosta explican, para nosotros perfectamente, aún con la mentalidad del siglo XVI, las causas de esa terrible situación:

Si todos los pueblos paganos han tenido algo parecido a los sacramentos cristianos, es por el recuerdo nebuloso de las verdades divinas enseñadas a la primera pareja en el Paraíso y por cierto mimetismo del demonio.

En mi plática sobre la contraposición entre la Tradición Apostólica y la Cábala Gnóstica señalé cómo los pueblos paganos idólatras son continuadores de la tradición cainita.

“El conocimiento de los Misterios Divinos comunicados por Dios el Altísimo a Adán en el H momento de su creación, quedó confuso y borroso después de su pecado y caída”
“Y su hijo primogénito Caín, representa la parte de la humanidad de naturaleza mala, árbol malo que no puede dar buenos frutos. Todos los pueblos primitivos son los seres humanos a quienes el odio a sus semejantes ciega hasta hacerlos cometer homicidios”
“Caín, por el asesinato de su hermano Abel, es el padre de la Tradición pervertida por el intelecto humano, es el inventor de la Magia y de la Cábala y el genearca de los magos negros practicantes de los sacrificios humanos.” Conferencia impartida en el Real Club España, año 2003.

El padre Acosta participó en el Concilio Límense III donde contribuyó con un catecismo. En las actas de este concilio se incorporó el tema de la hechicería en todas sus formas y estipuló diversas penas para los que participaran en ella.














DIEGO DURÁN

Fray Diego Durán; nació en Sevilla hacia 1537 y murió en la ciudad de México en 1588. Su familia llegó a Nueva España entre los años de 1542 y 1544, su padre era, según algunos biógrafos de origen francés apellidado Durand, su oficio era zapatero y se estableció en Texcoco donde comenzó a ejercer su oficio.
Diego vivió allí hasta el año 1554 cuando tomó el hábito de los dominicos en la ciudad de México, en 1556 hizo profesión de fraile y en 1559 era ya presbítero. Al poco tiempo fue encomendado como evangelizador a Oaxaca, luego pasó a Chimalhuacán Atenco, donde escribió sus obras de la historia de los indios entre los años de 1575 y 1579. Tal vez la concluyó en 1580.
En 1581 lo encontramos residiendo en Hueyapan hasta 1587, cuando ya muy enfermo fue trasladado al convento de Santo Domingo de la ciudad de México donde falleció, como hemos apuntado en 1588. Su magnífica crónica de 2 tomos permaneció inédita en España hasta que se publicó el primer tomo en 1867 y el segundo en 1880.  El historiador Alfredo Chavero le da total crédito a sus informes.

De la relación de Fray Diego Durán vamos a tomar trozos de sus obras históricas, comenzando por el primer capitulo de su “Historia de las Indias de Nueva España”.

Ilustraremos nuestra referencia con acetatos del llamado Códice Durán. El llamado códice Durán está compuesto de 78 pinturas efectuadas por los indios, divididas en tres partes; el original se encuentra en la Biblioteca de París.

Comenzaremos por un interesante relato que el padre Durán  tomó de la tradición de los caciques y que es poco y mal conocida. Abre su prólogo con esta explicación:

“Ha me movido christiano lector a tomar esta  preocupación de poner y contar por escrito las idolatrías antiguas y religiones falsas con que el demonio era servido antes de que llegase a estas partes la predicación del santo evangelio y haber entendido, los que nos ocupamos en la doctrina de los indios, que nunca acabaremos de enseñarles a conocer al verdadero Dios, si primero no fuesen borradas y raídas totalmente de su memoria; las supersticiones, ceremonias y cultos de los falsos dioses que adoraban....”
Luego en su primer capítulo empieza a relatar la historia de un hombre que apareció en estas tierras en una época indeterminada. En él relata la más antigua historia que tenían los indios acerca de un extraño personaje que había vivido entre ellos y que por haberse opuesto al derramamiento de sangre humana fue expulsado lejos hasta no volverse a saber de él. Diego Durán consiguió copiar este relato de unas pinturas arcaicas de los indios.

Ahora algunos trozos de este interesante relato:

“De quien se sospecha que fue un gran varón que hubo en esta tierra, llamado Topiltzin y por otro nombre Papa, a quien los indios llamaron Huemac y quien residió en Tula”.

“Fue una persona muy venerable y religiosa a quien ellos le honraban y reverenciaban como a persona santa”.

“El cual vi pintado a la manera que arriba parece en un papel muy viejo y antiguo, en la ciudad de México, con una venerable presencia que demostraba ser hombre de edad, la barba larga entre cana y roja con gravedad en el rostro, sentado con mucha mesura”.

“Estaba siempre recogido en una celda orando, el cual pocas veces se dejaba ver: era hombre muy abstinente y ayunador; vivía castamente y muy penitente. Tenía por ejercicio el edificar altares y oratorios por todos los barrios y pintar imágenes en las paredes y sobre los altares e hincarse de rodillas ante ellas y reverenciarlas y besar la tierra”.
“Dormía siempre en lo plano del altar, cerca del cual llegaban discípulos y los enseñaba a orar y a predicar, a los cuales discípulos llamaban tolteca que quiere decir oficiales o sabios en algún arte”.

“No me osare afirmar que este varón fuese un apóstol bendito, pero gran fuerza me hace su vida, a pensar, que pues, estas eran criaturas de Dios, racionales y capaces de la bienaventuranza, no las dejaría sin predicador, y si le hubo, fue Huemac-Topiltzin , el cual aportó a esta tierra, y según la relación que se da, era cantero, que entallaba imágenes en piedra, lo cual leemos del glorioso Santo Tomás ser oficial de aquel arte”.


Topiltzin o Huemac era un hombre advenedizo de tierras extrañas, que ninguna relación se puede hallar de qué parte hubiese venido. Sus discípulos hacían milagros trabajando de convertir a esta gente a la ley evangélica, que viendo  la rudeza y dureza de sus terrestres corazones, desampararon la tierra y se volvieron a donde habían venido y, adonde sacasen algún fruto de sus trabajos y predicación, y no la pertinacia grande de estos indios en su maldita, sangrienta y descomulgada ley, como hoy en día experimentamos los que entre ellos vivimos”.

“Contra Topiltzin-Huemac y sus discípulos se levantó gran persecución y guerra contra ellos, porque el número de gente que había tomado su ley y predicación era mucha. El caudillo de esta persecución, según dicen, fue Tezcalipoca, el cual fingiendo ser bajado del cielo para aquel efecto, fingía también hacer milagros, juntando discípulos y gente maligna para molestar a aquellos santos varones y desterrarlos de la tierra”.

“Los fueron trayendo de aquí para allá hasta que aportaron a Tula donde reposó por algún tiempo y años”.

“Hablemos de las figuras de los discípulos que trajo Huemac a los cuales llamaban toltecas o hijos del sol. Tuvieron su principal asiento en Cholula aunque discurrieron por toda la tierra, tuvieron aquel asiento antes de que los cholulteca poblasen; fueron predicadores de los serranos de Tláxcala y aún de los gigantes; andaban todos vestidos con ropas de colores, a los cuales llamaron los indios xicolli y en razón de las tocas que traían en las cabezas que parecían unos enormes caracoles, les llamaron cuatec citze.


Siguiendo la historia de Fray Diego Durán, veamos la guerra que le hicieron los magos negros Quetzalcóatl y Tezcatlipoca y la estratagema de que se valieron para desacreditarlo así como del porqué este extraño personaje abandonó la tierra, no sin antes, lanzarles la enigmática profecía que todos hemos oído hablar alguna vez. “Volveré a tomar posesión de mi reino……”

“Los hechiceros instigaron a los señores de la tierra para que rogaran a Huemac-Topiltzin a que se casara. Él repondió que ya tenía determinado casarse, pero que había de ser cuando el sol saliese por la parte contraria, cuando la mar se pudiese pasar a pié enjuto y cuando los ruiseñores criasen barbas como sus discípulos”.

“Preguntado al indio que tenía las pintura, que cual había sido la causa de la salida de aquel santo varón de esta tierra. El cual dijo, que la principal porque aquel santo se fue, era que estando el ausente de su retraimiento, con mucho secreto, le habían llevado dentro a una ramera, que entonces vivía, que era muy deshonesta, que había por nombre Xochiquetzal , y que volviendo Huemac a su celda, ignorando lo que dentro había, habiendo aquellos malvados publicado de cómo Xochiquetzal estaba en la celda de Topiltzin-Huemac, para hacer perder la buena opinión que de él se tenía y de sus discípulos, de lo cual, como era tan casto y honesto fue grande la afrenta que recibió y luego propuso su salida de la tierra”.

“Y preguntado el indio, donde han oído que aportó. Hacia la mar se había ido y nunca más se supo de él”. “Y que éste, fue a dar aviso a sus hijos los españoles, para vengarse de que le habían echado”.


Estos indios tenían la profecía desde muy atrás de que Huemac había dicho que vendrían hombres como él: blancos y barbados para señorear esta tierra.

“De la venida de gentes extrañas siempre estuvieron con aviso: y así, cuando le llegó la nueva a Moctezuma de su llegada al puerto de San Juan de Ulúa, sabida la orden de su traje y manera, hizo revolver sus pinturas y libros, y conoció ser los hijos de Topiltzin. Los cuales le habían dejado anunciada su venida, y así les envió luego aquel gran presente de joyas y oro y plumas y piedras de mucho valor. Temiendo lo que le vino, le envió a rogar se volviese, que no quería le llegasen a ver, teniendo en su profecía que no le venían a hacer bien ninguno, sino mal y daño.”

“E cuando los españoles llegaron al puerto y los atalayas de Moctezuma los vieron, diéronle la nueva, diciendo que los hijos de Huemac-Topiltzin eran llegados, respondió Moctezuma: esos vienen por el tesoro que Topiltzin dejó acá cuando se fue, el cual había recogido para hacer un templo: entréguenselo y que no vengan acá. Este dicho hallé en una pintura que de la vida y hechos de Moctezuma me mostraron.

Fray Diego Durán describe también, vivamente, e ilustra en sus pinturas los ritos sangrientos con que la casta sacerdotal rendía culto a sus dioses, entiéndase, que era a Satanás.

·” Y veníanse así en procesión tras el sacerdote todos los que habían que morir hasta el lugar donde habían de ser sacrificados donde se hallaban aquellos carniceros y ministros de Satanás, que los sacrificaban abriéndoles el pecho y sacándoles el corazón y medio vivos los echaban a rodar por las gradas del templo abajo, las cuales gradas se bañaban en sangre y esta era la ceremonia que en la fiesta de este ídolo Huitziloposchtli, ( Huichilobos)”











EL SACRIFICIO ENTRE LOS AZTECAS

Desde luego, la anterior descripción corresponde al sacrificio más espectacular; pero había muchos otros, que la antropóloga Yolotl González Torres describe en su libro “El sacrificio humano entre los mexica”. Como el deshojamiento, fusilamiento con flechas, rapamiento con espinas de cactus y quema de personas vivas, etc.

La antropóloga se basa principalmente en las crónicas de Alvarado Tezozomoc, de Durán y de sus propios estudios arqueológicos:

“los restos arqueológicos indican que desde el Preclásico (1500 a.C.. a 300 d.C., al menos en el altiplano, se practicaba alguna forma de occisión ritual”.

“según los antropólogos físicos, se indica que en los restos de tumbas, se han encontrado cabezas cercenadas, restos de niños que habías sido mutilados; manos y pies sueltos; cuerpos sin cabezas o cabezas sin cuerpos, en el caso particular de Tlatilco, y Veracruz”.

“restos decapitados y estelas en piedra que lo muestran”, “en los alrededores de Teotihuacan y al lado de las pirámides, concretamente de la de Quetzalcóatl, se han encontrado restos de sacrificios por decapitación contemporáneos de la consagración de la pirámide”

“a los lados de todas las pirámides se han encontrado restos, por centenas, de individuos sacrificados y mutilados”.

Ahora, si pasamos lista a todos los centros ceremoniales indígenas, no solamente de lo que actualmente es México sino de los centros arqueológicos del continente americano entero, encontramos que las investigaciones de todos los arqueólogos confirman los sacrificios humanos y la posterior antropofagia.

En los códices copiados o mandados copiar por los frailes y los indígenas precortesianos existentes en los museos como son: el Borbónico, el Tomalámatl, el Borgia, el Bodley, el Nuttal, el Colombino, el Dresden y el Matritense, el Boturini y el Selden, el Durán y otros. También aparecen descripciones similares.

Por otro lado, los cronistas como Bernardino de Sahagún y Francisco Cervantes de Salazar encargaron a pintores indígenas la copia de otros códices existentes entonces, donde se aprecian otros tipos de sacrificio como el flechamiento, y el rayamiento o sacrificio sobre biznagas, estos últimos referentes a la peregrinación mexica (códice Botourini). En el códice o rollo Selden, se aprecia el caso de una mujer sacrificadora.

























HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC

Semblanza: Hernando Alvarado Tezozomoc: Nació y murió en la ciudad de México; 1520 – 1610. hijo de don Diego Alvarado Huanitzin, reconocido príncipe descendiente directo del rey mexica (azteca) Axayácatl rey de México y de la 19ª hija de Moctezuma II; doña Francisca Moctezuma. Entre 1598 y 1609 estuvo dedicado a la elaboración de la”Historia de la gran ciudad de Tenochtitlán y sus pobladores”, para “que nunca la olviden sus descendientes”. Entre los indigenistas se la conoce como “Crónica Mexicáyotl”, es decir: “Crónica del señorío de los mexicas”. Comienza su relación en el año 1064, año en el que los llamados aztecas emprendieron su largo peregrinar, termina su obra en 1531, curiosamente; en el año de las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
Alvarado Tezozomoc ocupó el cargo de traductor oficial del nahuatl al español en la Audiencia Real de la capital de Nueva España. Desde 1598 hasta su muerte.

Haré a continuación la referencia que hace el cronista indio pero ya cristiano Hernando Alvarado Tezozomoc acerca de la consagración del Templo Mayor de Tenochtitlán:

“El rey Tizoc intentó terminar el templo de Huizilopochtli que Moctezuma Iº había dejado inacabado, pero murió.
Entonces el rey Ahuízotl organizó una campaña guerrera en contra de los huasteca para traer esclavos que continuaran la construcción del gran templo, además de las tributadas por los pueblos comarcanos, se pudo celebrar al fin la terminación de su Templo Mayor, (En realidad, el Templo Mayor de los aztecas nunca se terminó, aunque se da por terminado en su séptima etapa, que fue la que vieron los conquistadores españoles, por Moctezuma II, correspondiente a partir del año 1502 hasta su destrucción entre 1521 y 1524)

Durante el reinado de Axayácatl se organizó una expedición guerrera a Michoacán, de donde traerían víctimas para ofrendar en la consagración de la "piedra del sol", pero resultó un fracaso; organizaron entonces una nueva a Tliliuhtépec, en la que sí obtuvieron muchas víctimas (Alvarado Tezozómoc, 1944, caps. UV, CL).
Los prisioneros matlatzincas provenientes de Toluca fueron ofrendados en la inauguración del temalácatl.  “Y pusieron todas las figuras que en la pintura vimos, que fue: la piedra sobre que habían de sacrificar, puntiaguda, y junto a ella una figura de una diosa que llaman Coyolxauh, y, a las esquinas, dos figuras, que tenían dos mangas como de cruz, todas de ricas plumas; pusieron otros bastiones que ellos llaman tzitzimites. En fin dieron fin a todo el edificio, sin quedar cosa por hacer [Durán, 1962, n, p. 333; véase también Alvarado Tezozómoc, 1944, p. 300].

 (Durán, 1967, 11, cap. XXXIV; Alvarado Tezozómoc, 1944, cap. xliv).
“Así dijo el viejo [Cihuacóatl] a los reyes: "Señores ya estáis aquí todos ayuntados y ha placido al bueno de nuestro dios Huitzilopochtli que se cumpliese el deseo más grande que tenían los reyes pasados vuestros hermanos que fueron con este dolor al otro mundo, que nunca en su tiempo se pudo acabar este templo, ni alcanzaron ver hacer un solemne sacrificio, como el presente, . . . ahora de presente está en manos de vosotros, como cabeza y caudillos del templo e Imperio mexicano en un cuerpo, una voluntad y un mundo. . ." Alvarado Tezozómoc, Ed.1944, p. 314].

La consagración de su Templo Mayor en 1487 se consideró la más solemne y correspondió al rey Ahuízotl (entre 1486 y 1502) durante la llamada sexta etapa constructiva. Esta se llevó a cabo con la contribución de materiales y trabajo de todos los vecinos, y cuando se terminó totalmente se le pidió a los pueblos aliados, así como a los tributarios, que trajeran su tributo en bienes y en víctimas humanas.

De la narración de Alvarado Tezozomoc tomamos la siguiente información:

“La consagración del Gran TeocaIli de Tenochtitlán se inició con Ahuítzotl y Cihuacóatl sentados en sus tronos, recibiendo el tributo traído especialmente para esa ocasión, tanto de los habitantes de la propia capital, como de las provincias conquistadas”.

“Los reyes de Tetzcoco y Tacuba "no contribuían mantas y joyas como otros pueblos, ni comida, como las otras provincias", pero tenían que traer cautivos de guerra para las celebraciones de los mexica. (Durán, 1967, II, p. 343).
Para la consagración del Templo Mayor  invitaron también a los reyes enemigos de Tlaxcala, Huexotzinco, Zacatlán, Tliliuhquitépec, Tecóac, Tetztitlan, Michoacan y Yopitzinco. La aceptación o la denegación a asistir a las ceremonias significaba el reconocimiento o desconocimiento de la supremacía mexica; por ello Cihuacóatl advirtió a Ahuítzotl que invitarían a los pueblos que se habían negado a venir a las ceremonias de su coronación, y que si no aceptaban en esta ocasión les declararía la guerra (Alvarado Tezozómoc, ed.1944, p. 302).

Los reyes enemigos de los llamados aztecas que aceptaban la invitación, llegaban a Tenochtitlán secretamente y eran alojados en edificios especiales, desde donde podían observar las ceremonias sin ser vistos por el pueblo.

Y fray Diego Durán escribe:

“Todo hecho y ordenado de industria para manifestar su grandeza y señorío a sus enemigos y huéspedes y gente forastera y ponerles temor y espanto, viéndole señorear a todo este mundo y reino tan amplio y abundoso que tenía sujetas a todas las naciones y a su mandar. De lo cual atónitos y
espantados los huéspedes, de ver tanta riqueza y abundancia y tanto mando y señorío estaban en grandísimo temor y espanto”, [Durán,ed. 1967,11, p. 341].

“A todos los habitantes de las aldeas circunvecinas se les ordenó asistir a la ceremonia como testigos de la grandeza de su nación que fue demostrada en el acto ritual más impresionante que haya tenido lugar en pueblo ninguno”.
“El día de la ceremonia los cautivos fueron colocados en cuatro filas que iban al este, oeste, norte y sur del Templo Mayor. Hubo 19 lugares en los que se sacrificó: los 4 donde iniciaron la matanza los reyes de Tenochtitlan, Tetzcoco, Tacuba y el Cihuacóatl, y otros 15 ubicados seguramente en los distintos barrios”. (Durán,1967, II, p. 344)

Los reyes y el Cihuacóatl sacrificaron en cuatro lugares y Alvarado-Tezozómoc menciona quince "degolladeros", por lo que hemos hecho un cálculo global de veinte lugares.

“Los reyes y el Cihuacóatl iniciaron los sacrificios y cuando se cansaron los sustituyeron sacerdotes vestidos con la indumentaria de los distintos dioses, quienes a su vez se fueron turnando con otros sacerdotes. Durán (1967, ll, p. 340) dice que para esta celebración se sacrifica­ron "ochenta mil y cuatrocientos hombres". Los Anales de Cuauhtitlan (p. 58) confirman esta cifra: "zapotecas 16 000; tIapanecas 24 000; huexotzincas 16 000; tziuhcohuacas 24 000", lo que suma 80 000. Torquemada (ll, p. 168) dice que 60 000. En el Códice Vaticano (lám. LXXI) está ilustrada la figura de uno de los reyes de esos pueblos, pintado de blanco y emplumado, indumentaria de las víctimas que iban a ser inmoladas”, (láminas. 2 y 47 del libro de D. Durán).

A nosotros lo que nos interesa en realidad no es averiguar cuál fue la cantidad exacta de víctimas aunque no deje de ser interesante-, sino el hecho de que inmolaron a una gran cantidad de personas y la forma y el motivo por lo que lo hicieron.

Después de la consagración de su Templo Mayor, que fue cuando se mató a un número mayor de gente, los sacrificios continuaron para celebrar la consagración de otros templos:





















EL SACRIFICANTE

Motecuhzoma Ilhuicamina (Fue el 5º rey azteca de 1440 a 1469 instituyó las guerras floridas, en 1455 incrementó los sacrificios humanos, Enc. De Mex. T.IX), mandó construir un templo llamado Coatlan o Coatecalli, que era donde estaban los ídolos de todos los pueblos y batallas conquistadas, "de todas las naciones y las cosas creadas". Para su consagración sacrificaron a los prisioneros tomados en la guerra contra Tuctépec, pueblo que se había rebelado. Mataron a 2 300 hombres y Motecuhzoma actuó como sacerdote supremo, ungiéndose el cuerpo con el betún divino (Durán, 1967, ll, p. 443).
El último templo que tuvo oportunidad de construir o reconstruir este rey fue el de Toci (Calzada de Iztapalapa), que se encontraba en las afueras de la ciudad y que fue incendiado por los huexotzinca, por lo que se inició una guerra contra ellos. Con los cautivos capturados en ésta se celebró la renovación del templo (Durán, 1967, ll, p. 443).

Es del todo evidente el significado político del sacrificio humano desde el momento en que es el Estado el que lo maneja. Esto se aprecia con mayor claridad en el sacrificio de la unción de un rey y en el de la consagración de un templo, donde se ve cómo se intimida a los pueblos tributarios y a los jefes de los que, aunque todavía no lo eran, reconocen el poderío mexica y su capacidad de poder y control estatal que permite efectuar ceremonias de esa naturaleza.

El Estado mexica controlaba las guerras y las celebraciones de consagración de templos de otros pueblos; así, los acolhuas pidieron permiso a Motecuhzoma Iº para hacer la guerra a los tzompancas, xillotzincas y citlaltepecas, para tener víctimas que dedicar a su templo
(Códice ChimalPopoca, pp. 54, 55).
Los cautivos tomados en las guerras promovidas por los mexicas tenían que repartirse entre los que ellos mismos pudieran ofrendar en sus pueblos y los que tenían que aportar como tributo a los mexicas.
También el señor mexica presentaba cautivos a los pueblos tributarios, como lo hizo Ahuitzotzin con el señor de Cuauhnahuaca, (Cuernavaca) a quien regaló 40 cautivos para la consagración de su templo (ibid., p. 58).

Y así, podemos seguir in extenso demostrando con estudios y testimonios la realidad tenebrosa en vivían los pueblos nativos del último continente sobre la tierra, donde los sacrificios humanos eran fundamento del ritual de una religión refinadamente sangrienta y por tanto inspirada por Satanás.

El notable estudio que realizó la antropóloga indígena e indigenista Yólotl González Torres, directora del Departamento de Antropología Social del INAH., titulado “El Sacrificio Humano entre los mexicas”.
Nos ha servido a maravilla para mostrar, sin lugar a dudas, como era básicamente la religión de los pueblos nativos.







PRISIÓN DE CUAUHTEMOC











LOS TESTIMONIOS DE LOS CONQUISTADORES


Ya desde que Cristóbal Colón desembarcó en las islas del continente, se dio cuenta de que aquellos salvajes practicaban los sacrificios humanos y la antropofagia por lo que seguramente dudó en aquel momento que hubiese llegado a la China o a la India tal como las describía Marco Polo en sus relaciones, y que bien había leído en su juventud.

Tanto Bernal Díaz del Castillo como Hernán Cortés dan cuenta en sus respectivas relaciones de lo que presenciaron al llegar a los territorios de que sería México.

Relataré solamente dos ejemplos:

Bernal Díaz es el primero en describir un sacrificio humano a cuando llegó por primera vez a la costa veracruzana en la expedición de Juan de Grijalva. (En su primera expedición con Francisco Hernández de Córdoba no llegaron hasta San Juan de Ulúa)

“........y fuimos a la isleta con el general (Grijalva) y 30 soldados bien apercibidos en los bateles, y hallamos una casa de adoratorio donde estaba un ídolo muy grande y feo el cual se llamaba Tescatepuca, y estaban allí cuatro indios con mantas prietas muy largas, con capillas, como traen los dominicos o canónigos, y aquellos eran sacerdotes de aquél ídolo, y tenían sacrificados aquel día dos muchachos, abiertos por los pechos y los corazones y sangre ofrecidos aquel maldito ídolo. Y los sacerdotes que ya he dicho que se decían Papas, nos venían a zahumar con lo que Sahumaban aquel ídolo, con uno que huele a incienso, y no consentimos que tal sahumerio nos diesen , antes tuvimos muy gran lástima y mancilla de aquellos muchachos e verlos recién muertos e ver tan grandísima crueldad.
Y el general (Grijalva) preguntó al indio Francisco que parecía algo entendido, que ¿porqué hacían aquello?.Y respondió, medio por señas, que los de Cuhlúa los mandaban sacrificar........”


En la relación del conquistador Andrés de Tapia aparece la escena bien conocida del fervor que Cortés tuvo siempre por luchar contra el demonio: Relación de Andrés de Tapia, en Colección de documentos para la Historia de México, Joaquín García Icazbalceta

«Doquiera que llegaba, luego levantaba la cruz. Cosa fue maravillosa el esfuerzo y ánimo y prudencia que Dios le dio en todas las cosas que en esta tierra aprendió, y muy de notar es la osadía y fuerzas que Dios le dio para destruir y derribar los ídolos principales de México, que eran unas estatuas de quince pies de alto. Y armado de mucho peso de armas, tomó una barra de hierro y se levantaba tan alto hasta llegar a dar en los ojos y en la cabeza de los ídolos.
Y estando para derribarlos enviole a decir el gran señor de México Moctezuma que no se atreviese a tocar a sus dioses, porque a él y a todos los cristianos mataría luego. Entonces el capitán se volvió a sus compañeros con mucho espíritu, y medio llorando, les dijo: (hermanos, de cuanto hacemos por nuestras vidas e intereses , agora muramos aquí por la honra de Dios y porque los demonios no sean adorados"

Tanto los conquistadores como los misioneros creían firmemente que evangelizar implicaba convertir y esto, arrancar a los indígenas de las garras del demonio.
No solo es que el misionero creía en la existencia del demonio, sino que su vida estaba centrada en dos razones esenciales:

1.- Anunciar y predicar la Buena Nueva para la salvación de las almas.

2.- Librar la guerra contra el diablo para evitar la perdición de las almas.

Pero esto no es posible de entender si no se toma en cuenta que en rigor de la verdad toda América, por su gentilidad y barbarismo, era la Civitas Díaboli.

El tremendo horror que causó a los hombres del siglo XVI, - y que con mayor razón nos causa a los del XX y XXI -; la religión pagana y sangrienta que envolvía la vida de los pueblos del Nuevo Mundo, algo inaudito por nunca visto o conocido dentro del universo mediterráneo, ni aún en las crónicas de Marco Polo cuando hubo visitado la China.
Hizo encenderse en sus almas el fervor cristiano que nos ha caracterizado por la preeminencia de nuestra religión sobre la barbarie de aquellos pueblos que, sin más, por el derramamiento sangre humana, era evidente su culto al señor de las tinieblas: Satanás.

Hubo un individuo que empleó su inteligencia y su talento para convencer a otros de sus ideas, en tratar de destruir lo que los conquistadores y evangelizadores habían comenzado a construir. Es decir: de detener la labor civilizadora de España. Y dejar a los indios en la situación que acabamos de describir.
Bartolomé Casaus, causante, como mencionamos al principio, del caso más escandalosote encubrimiento de la mentira, socapa de beneficencia, caridad y protección de los indios americanos:
¿Qué era imprudente?, ¿Ingenuo?, ¿Utopista?, ¿Caritativo? o ¿Santo?. Veamos a continuación cuales fueron sus frutos.























LA LEYENDA NEGRA

Todo lo que hemos expuesto anteriormente, se ha querido borrar con la LEYENDA NEGRA que propició con sus escritos, protestas, exageraciones, utopías y francas mentiras históricas. El primer obispo de Chiapas: Fray Bartolomé de las Casas, (semblanza).

Bartolomé de las Casas; nació en Sevilla en 1474 (era 9 años mayor que Cortés) y murió en Madrid en 1566 a los 92 años de edad, era su familia de origen francés apellidada Casaus, probablemente judíos conversos como muchos avecindados de antaño en Sevilla. Recibió las ordenes menores en Sevilla y en 1502 se embarcó apara la Isla Española donde por espacio de 8 años fue encomendero. En Santo Domingo de la Española recibió el Orden sacerdotal en 1512. Pasó a Cuba como capellán de Pánfilo de Narváez, haciéndose de la confianza de l gobernador Diego Velásquez. A pesar de ser sacerdote pidió y se le concedió, un repartimiento de indios encomendados para su evangelización, cerca del puerto de Xagua. Pero su espíritu no era ni para estanciero ni para evangelizador por lo que tronó contra sus vecinos que sí obtenían frutos de la tierra.
Vendió sus tierras y viajó a España para pedir al rey don Fernando algún nombramiento eclesiástico, cuando llegó se encontró con que el rey había muerto y nombrado como regente al Cardenal Jiménez de Cisneros. Del regente obtuvo nada menos que el puesto  y Título de “Procurador universal y protector de los indios”. Regresando a Santo Domingo a fines de 1516.
El flamante Procurador Universal, no pudo impresionar con ese nombramiento a nadie y antes del año volvió a España para profesar en la orden de Santo Domingo y ser prior del convento del Puerto de Plata cercano a Sevilla.
Su naturaleza inquieta y atrevida lo impulsaron a pedir otra misión, ahora en Nueva España a donde llegó en 1531 regresando al poco tiempo a la Española por haber sido recibido con indiferencia cuando no por el rechazo de la sociedad de entonces.

En 1535 pasó otra vez por Nueva España de paso para el Perú, pero se quedó en Nicaragua y Guatemala haciendo algunas fundaciones religiosas. A poco volvió a España para entrevistarse en el Emperador Carlos y pedirle que expidiera su tratado “Las Nuevas Leyes de Indias ”,lo logró y con esto creyó darle el golpe mortal a las encomiendas. Aceptó el nombramiento de obispo de Chiapas en 1544, pero en 1545 la contraofensiva de los encomenderos hizo derogar esas leyes utópicas y destructoras de la sociedad de aquel tiempo que propiciaron revueltas, muertes y perjuicios sin cuenta. Hasta la muerte del virrey del Perú.
Temiendo por su vida se embarcó para España en 1547, para no volver jamás, abandonando a sus queridos indios como mal pastor que no muere por sus ovejas, cuando éstas están en peligro.
En 1552 publicó su “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”, que los enemigos de España (Holanda, Inglaterra, Francia e Italia) utilizaron para desacreditar al Imperio Español, a sus gobernantes y de paso a la Evangelización de los indios. Naciendo la “Leyenda Negra”, antiespañola.

Bartolomé de las Casas o Casaus como él se firmaba, vivió una vida muy larga, de gran vitalidad. Pero empleó ésta para la polémica, aferrado a una idea dominante: la defensa de los nativos americanos y hasta el extremo llegó su fanatismo que afirmó “ que es preferible que los indígenas anden desnudos y adoren a sus dioses, e incluso tengan sus sacrificios humanos de buena fe, antes de hacerles la guerra cruelmente y despojarles de sus tierras, de sus valores y de su dignidad”.

Recomendó que para librar a los indios de los trabajos pesados se esclavizara a los negros.

Con esto se demuestra su falta de auténtica caridad cristiana para con los seres humanos. A Bartolomé de las Casas hay que conocerlo, aplicándole la máxima evangélica: “Al árbol se le conoce por sus frutos”, si el fruto es malo, entonces el árbol no puede ser bueno.

Para lo cual vamos a oponerle a un santo evangelizador, Uno de los Doce verdaderos apóstoles y todos ellos santos en la evangelización de los indios, quienes demostraron con sus vidas la verdadera caridad cristiana. Me refiero de Fray Toribio de Paredes, nacido en la villa de Benavente, provincia de León.

TORIBIO DE BENAVENTE, MOTOLINÍA

Datos biográficos: Nació en la villa de Benavente de la provincia de León, España, entre 1482 y 1491; murió en la ciudad de México en el 9 de agosto de1569. Su verdadero nombre era Toribio de Paredes. Cambió su apellido al tomar el hábito en algún convento de Extremadura.
Al llamarle los indígenas Motolinía que quiere decir “el mas pobre o el humillado” en lengua náhuatl. En rigor es el pionero de los cronistas de Nueva España, puesto que formó parte de los DOCE EVANGELIZADORES franciscanos que, a pedido de Cortés y otros conquistadores, llegaron en 1524.

No puedo dejar de referirme al pequeño gran libro de la colección “Figuras y episodios de la historia de México”, llamado “ Doce Antorchas”: cortas semblanzas de los llamados doce apóstoles que llegaron a pedido de Cortés y de varios señores principales de la Nueva España, que el acucioso y honesto historiador don Alfonso Trueba ha puesto al alcance de todos los lectores.



















FRAY TORIBIO MOTOLINIA CONTRA FRAY BARTOLOME DE LAS CASAS


Resumen de su Carta al Emperador, refutando a Bartolomé de las Casas o Casaus, tomado del libro “Doce Antorchas”, del historiador Alfonso Trueba.

El Padre Motolinía defendió a la raza indígena contra los conquistadores. Con el mismo espíritu de justicia defendió a su propia raza de los ataques de un religioso que él llamó- "importuno, bullicioso y pleitista": fray Bartolomé de las-.Casas.
_
La refutación de' las mentiras que éste propagó está contenida en la carta escrita al Emperador Car­los V el 2 de enero de 1555, "carta desgraciadamente poco divulgada y aun mal entendida".

Para estimar el valor de este documento es necesaria una breve relación de antecedentes.

Vino Las Casas a América en 1502. Vivió en la Española y luego en Cuba donde fue encomendero. Luego renunció a la: encomienda y tomó el hábito de los dominicos. Desde entonces, con toda la energía de su carácter, se dedicó a propagar sus ideas, que, en resumen! eran éstas:

a)      El único título de dominio de los reyes de Castilla sobre América es la bula inter caetera de Alejandro VI, que les impone la obligación de difundir el Evangelio entre los indios.
b)      Todo lo que no lleve a este objeto es ilegítimo;
c)       El único medio de propagar la fe es la predicación y la convicción; por lo mismo, el gobierno y administración de aquellos pueblos debe ponerse en manos de sacerdotes virtuosos, que es lo que necesitan los indios que son: gentes sencillas, mansas, no contaminadas con las abominaciones de la civilización.
Las Casas procuró que su idea fuese la norma de la acción de España en América., Viajó a, España_ y escribió libros (Estos libros están llenos de falsedades y mentiras), para representar la conquista, y poblamiento del Nuevo Mundo como un gran crimen:


"Las Casas -(dice Pereyra- fue siempre amigo del número falso, absurdo, inverosímil, monstruoso. Las Casas es una máquina de calcular, pero una máqui­na loca. Su geografía es como su historia. Manda el cabo Bajador hasta el de Buena Esperanza. En la vega de Maguá, perteneciente a la Isla Española, hay (sobre treinta mil ríos y arroyos, entre los cuales son los doce tan grandes como Ebro y Duero y Gua­dalquivir'. De los treinta mil ríos, veinte o veinticinco mil son auríferos y todos vienen de una sierra”.
Sigue escribiendo:
“Guatemala fue destruida por la justicia divina por tres diluvios juntamente, uno de agua e otro de tierra e otro de piedras más gruesas que diez y veinte bueyes. Esta es de las mentiras menudas. Los indios muertos por los españoles fueron doce millones, quince mi­llones, veinte millones, trescientos millones, mil millones”

_ El resultado de sus campañas fue, por una parte, la expedición de leyes que vinieron a estorbar la tarea civilizadora del indio y a la postre tuvieron que ser derogadas por inaplicables; y por la otra proporcionar armas a los enemigos de España y de la. religión católica.

Bird Simpson, autor de un trabajo sobre la encomienda en la Nueva España, dice a propósito de los efectos causados por el libro de Las Casas “Brevísima relación de la destrucción de Indias”:

“Cuando España se hallaba en el apogeo de su r poder político y todo buen protestante se estremecía al pensar en las mazmorras de la Inquisición, la Brevísima relación vino como don del cielo para todos aquellos interesados en creerla”.
“A mayor abundamiento, había sido escrita por un español de incuestionable autoridad ¡por un obispo! Dondequiera que se odiaba a España la Brevísima relación encontraba fácilmente compradores y credulidad en sus lectores." 51

“Sólo en el siglo XVI se hicieron de este libro tres ediciones latinas, tres italianas, cuatro inglesas, seis

francesas, ocho alemanas y dieciocho holandesas, que difundieron por el mundo .las escandalosas falsedades _estampadas por el obispo de Chiapas”.

Tal fue el servicio –(dice el abogado don Toribio Esquivel Obregón) - que el Apóstol de las Indias hizo a su propio país y a la causa del catolicismo que él propugnaba".

Las Casas tiene una estatua en la ciudad de México; Motolinía no tiene ninguna. Esto explicable.

A Las Casas se le honra en este país, no porque defendió a los indios, sino porque difamó a España y sirvió a los enemigos del catolicismo.

Las Casas nunca aprendió las lenguas de los indios ni se ocupó jamás en obras de cristianización, ni fundó escuelas para enseñados a leer. Motolinía, en cambio, si empleó su vida en estos trabajos y su obra entera acredita su amor al indio. Tenía, pues, sobrada autoridad para enfrentarse con un hombre que diciéndose amigo de los indios ofendía la verdad y escandalosamente difamaba a toda una nación.
'
Motolinía, no pudiendo sufrir las mentiras y exageraciones de Las Casas, tomó la pluma y escribió al Emperador don Carlos la carta que a continuación vamos a referir:

EN DEFENSA DE LA NACIENTE PATRIA MEXICANA"

La carta de fray Toribio Motolinía es -dice el P. José Bravo Ugarte- la primera vigorosa defensa de la naciente patria mexicana.  Y lo es verdaderamente porque al rechazar las impugnaciones de Las Casas, Motolinía aboga por la legitimidad de las instituciones de la nación que él mismo, por medio de sus trabajos apostólicos, estaba contribuyendo a formar.

La susodicha carta está escrita en términos vehementes y refleja la pasión por la verdad y la justicia que fuera una de las virtudes del gran franciscano. Quien no temió atraerse la antipatía de algunos españoles de su época, en defensa de los indios, ¿por qué había de mostrarse temeroso ante un hombre que injuria y difama?. Lo enfrenta, pues, animosamente.

BRAVO UGARTE, José, Introducci6n y notas a la carta de Motolinia al Emperador, Editorial Jus.

Fray Toribio de Benavente comienza por pedir al rey que mande revisar por un, consejo de letrados, el llamado: “Confesionario” lascasiano.

(El Confesionario eran instrucciones del obispo de Chiapas a sus párrocos para confesar a los que hubieren tenido encomiendas o se hubieren enriquecido en Indias. Conforme a esas instrucciones, el confesor debería llamar a un escribano para que ante él diese poder el penitente al confesor para que, si creyese necesario restituir toda su fortuna, revocase cualquier testamento anterior.

Encomienda: Era un sistema administrativo para cobrar tributos que tiene su origen en la antigua Roma. Podía ser colectiva, cuando toda una comunidad se acogía a ella o personal cuando afectaba a un solo individuo. El encomendado , voluntariamente y sin perder su condición de persona libre, se comprometía a ser fiel y servir a su patrono, para recibir, como contrapartida, protección y medios de vida. La encomienda fue muy frecuente en España durante la era visigótica y después hasta el siglo IX, luego se aplicó en los territorios recién reconquistados a los musulmanes.
Se implantó en América para regular las relaciones entre los colonos y los indios con variantes. Consistía en la sesión que hacía la Corona en un colono español para cobrar el tributo que los nuevos vasallos debían al rey. A cambio de ello, el encomendero se veía obligado a proporcionar evangelización a los neófitos instrucción de diversa índole y a defender el territorio en que estaba enclavada su encomienda.
Era un sistema antiguo y sabio para la administración de los tributos como también para la estructura económica y productiva de los territorios conquistados. Pero debido a los excesos e incumplimientos de muchos encomenderos se promulgaron leyes y medidas que no siempre fueron cumplidas.
La Encomienda como tal desapareció durante el siglo XVIII, pero su sistema quedó en pie durante todo el siglo XIX y parte del XX en las haciendas o estancias hispanoamericanas.

Opina fray Toribio que el documento contiene dichos y sentencias falsos y escandalosos; rechaza la
afirmación de Las Casas en cuanto a que todo lo que tienen los españoles es mal ganado, diciendo que acá hay muchos labradores y oficiales que por su industria y sudor tienen de comer.

Luego enfáticamente desmiente la general acusación que de tiranos fray Bartolomé dirige contra los
funcionarios. de su Majestad, y demuestra cómo el Marqués del Valle don Hernán Cortés; don Sebastián Ramírez de Fuenleal; don Antonio de Mendoza y don Luis de Velasco han gobernado muy bien ambas repúblicas de indios y españoles.

También rechaza la afirmación de que todos los conquistadores han sido robadores y raptores.

Considera que hay muchos que guardan las instrucciones reales y son de buena vida y conciencia.

"Yo me maravillo -agrega- cómo V. M. y los de vuestros Consejos han podido sufrir tanto tiempo a un hombre tan pesado, inquieto e importuno y bullicioso y pleitista en hábito de religión, tan desa­sosegado, tan mal criado y tan injuriador y perju­dicial, y tan sin reposo!'

"LA CASAS SIGUE EL OFICIO DE NUESTRO ADVERSARIO"

Fray Toribio escribe en su carta algunos ejemplos muy significativos de la falta de caridad de Fray Bartolomé:

Dice Motolinía en seguida que conoce a Las Casas desde hace 15 años; que sabe de éste que ha estado en Perú, Nicaragua, Guatemala y México sin encontrar reposo en ninguna parte, pues luego se harta de estar en un sitio y vuelve a vagar y andar con sus bullicios y desasosiegos, siempre escribiendo procesos y vidas ajenas, buscando males y delitos para encarecerIos, y en esto parece que tomaba el oficio de nuestro adversario el demonio".
En cuanto a que fray Bartolomé ame mucho a los indios y los quiera defender y favorecer más que nadie, Motolinía lo pone en duda, y recuerda que cuando vino a México siendo simple fraile traía tras de sí 27 o 37 indios cargados. Recuerda también que por el mismo tiempo los obispos y prelados examinaban la bula del Papa Paulo sobre bautismos y matrimonios, y que habiendo venido un indio de 3 ó 4 jornadas a bautizarse, Motolinía y otros frailes rogaron mucho a Las Casas que lo bautizara porque /'
venía de lejos y estaba catequizado y enseñado. ,Fueron con él a la puerta de la Iglesia do el indio estaba de rodillas y allí Las Casas tomó no sé qué escrúpulos y no lo bautizó. Entonces Motolinía dijo a fray Bartolomé:
«Cómo, Padre, todos vuestros celos y amor a los indios se acaba en traerlos cargados, y andar escri­biendo vidas de españoles y fatigando indios, que traéis cargados más indios que treinta frailes".

Lo que los indios cargaban eran procesos, escrituras y bujerías de nada. Cuando Las Casas volvió de España siendo obispo -continúa diciendo Motolinía- traía 120 indios cargados sin pagarles nada, y eso cuando ningún español podía cargar tamemes, ni pagándoles muy bien.

Informa en seguida al Emperador de la carta que a Las Casas escribió fray Domingo de Betanzos, carta bien larga en la que declaraba su vida y desasosiegos y bullicios y los perjuicios y daños que con sus informaciones causaba por dondequiera que andaba; Le refiere también cómo fue bien recibido por las gentes de Chiapas cuando vino Obispo y cómo luego descomulgó a todos y se fue.

Lo que dio motivo a que Betanzos escribiera que «las ovejas había vuelto cabrones, y de buen carretero echó el carro delante y los bueyes atrás".

Demuestra Motolinía la ignorancia de Las Casas respecto a usos y costumbres de la tierra. y comenta:«No es maravilla que Las Casas no lo sepa, porque no procuró de saber sino lo malo y no lo bueno, ni tuvo sosiego en esta Nueva España, ni deprendió lengua de indios, ni se humilló ni aplicó a enseñar; su oficio fue escribir procesos y pecados que por todas partes han hecho los españoles, y esto es lo que mucho encarece, y ciertamente este oficio no lo llevará al cielo, y lo que así escribe no es todo cierto ni averiguado."

Culpa luego a Las Casas de haber desamparado su iglesia sin causa que lo justificara y sólo para procurar que los indios lo demandaran protector.

“Quisiera yo ver al de las Casas -dice más ade­lante- quince o veinte años perseverar en confesar cada diez o doce indios enfermos llagados y otros tantos sanos viejos que nunca se confesaron, y entender en otras cosas muchas, espirituales, tocantes a los indios. Y lo bueno es que allá, a V. M. y a los demás de sus consejos, para mostrarse muy celoso dice: Fulano no es amigo de indios, es amigo de españoles, no le deis crédito. Pliega a Dios que acierte él a ser amigo de Dios y de su propia ánima".

DIOS PERDONE AL DE LAS CASAS


En la posdata de su carta Motolinía se refiere al tratado compuesto por Las Casas sobre los esclavos de la Nueva España, y describe las virtudes de la sociedad novohispánica de aquellos tiempos.

"No hay hombre de cualquier nación, ley o condición -dice- que sea que los lea, que no le cobre aborrecimiento y odio mortal y tenga a todos los-moradores de esta Nueva España por la más cruel y más abominable y más infiel y detestable gente de cuantas naciones hay debajo del cielo, y en esto pa­ran las escrituras que se escriben sin caridad y que proceden de ánimo ajeno a toda piedad y huma­nidad".

Apela al testimonio de religiosos recién venidos de España para demostrar que aquí había más cristiandad, más fe y más caridad con los pobres que en la vieja España, y exclama:

"Dios perdone al de las Casas que tan gravísimamente deshonra .y disfama, y tan terriblemente in­juria y afrenta una y muchas comunidades, y una nación española, y a sus príncipes y consejos".

Sigue escribiendo el padre Bravo Ugarte en su libro “Doce Antorchas”

A la gaseosa fantasía de Las Casas opone Motolinía la sólida realidad que él ha contribuido a crear, y dice:
 "Sepa V. M. por cierto que los indios desta Nueva España están bien tratados, y tienen menos pecho y tributo que los labradores de la vieja España, cada uno en su manera... y no hay aquel descuido ni tiranías que el de las Casas tantas veces dice, por. que, gloria sea a Dios, acá ha habido en lo espiritual mucho cuidado y celo en los predicadores, y vigilancia en los confesores, y en los que administran
I justicia obediencia para ejecutar lo que V. M. manda cerca del buen tratamiento y defensión de los na­turales.... porque ha muchos años que los indios son bien tratados, mirados y defendidos y se han impedido y estorbado muchos males e idolatrías, y homicidios, y grandes ofensas a Dios".

Denuncia las falsedades de Las Casas en cuanto al régimen de esclavos, que no conoce porque no 10 ha estudiado tan bien como él. Con legítimo orgullo dice Motolinía:

"Tres o cuatro frailes hemos escrito de las antiguallas y costumbres questos naturales tuvieron, e yo tengo lo que 'los otros escribieron, y porque a mí me costó más trabajo y más tiempo, no es maravilla que lo tenga mejor recopilado y entendido que otro."

Con este fundamento afirma que en la Nueva España casi todos los esclavos están hechos libres y que antes de un año apenas quedará esclavo indio en la tierra.
Razón tenía Fray Toribio, el verdadero y gran evangelizador, en indignarse ante las mentiras del obispo de Chiapas que desvirtuaba ante el mundo la virtuosa, y magnífica tarea civilizadora hecha por España a través de sus misioneros, presentando únicamente la parte negativa, por humana, de la colonización.

No era justo que mientras unos, como fray Toribio Motolinía y' sus heroicos compañeros y mil más, trabajaban con fruto por apartar a la raza nativa de su religión homicida, por conservarla y educarla y civilizarIa, un hombre anduviese diciendo por el mundo que aquí sólo se tiranizaba, se oprimía a los naturales y se les destruía.
 Motolinía, que fue uno de los primeros en atajar a los violadores de los derechos del indio y en procurar su salvación, rindió otro gran servicio a la justicia en salir en defensa de hombres como el virrey Antonio de Mendoza o don Luis de Velasco y otros, que como ellos representaban la verdadera misión de España, que comprendía desde la prohibición de los sacrificios humanos hasta enseñarles a fundir campanas y componer odas en latín.

Esto era lo que habían hecho los misioneros como fray Toribio de Benavente o Motolinía, y esto era lo que Las Casas ocultaba sin acordarse de otra cosa que de los tiranos y robadores.

ELOGIO DE CORTÉS

En el resumen que el historiador don Alfonso Trueba expone de la última parte de la Carta al Emperador; aparece lo que Fray Toribio Motolinía dice de Hernán Cortés:

“Nos parece que es el elogio más bello que ha recibido Cortés porque es el elogio de un santo. Si alguna duda tuviésemos acerca de la grandeza de Hernán Cortés, nos bastaría el testimonio de Motolinía para desvanecerla”.
Este elogio fue escrito después de muerto don Hernando, así que no puede atribuirse a ningún interés, es, por tanto,  de un hombre que lo conoció y trató y qué nunca dijo mentira.

«Algunos que murmuran del Marqués del Valle, que Dios tiene -dice--, y quieren ennegrecer y os­curecer sus obras, y yo creo que delante de Dios no son sus obras tan aceptas como lo fueron las del Mar­qués; aunque como hombre fuese pecador, tenía fe y obras de buen cristiano, y muy gran deseo de emplear la vida y hacienda en ampliar y aumentar LA FE DE JESUCRISTO, y morir por la conversión de los gentiles...”

«Dios lo visitó con grandes aflicciones, trabajos y enfermedades para purgar sus culpas y limpiar su ánima, y creo que es hijo de salvación, y que tiene mayor corona que otros que lo menosprecian."
Agrega:
   «Trabajó de decir verdad y de ser hombre de su palabra, lo cual aprovechó mucho con los indios.

Traía por bandera una cruz colorada en campo negro, en medio de unos fuegos azules y blancos, y la letra decía: amigos, sigamos la cruz de Cristo, que si en nos hubiera fe, con esta señal venceremos.

"¿Quién así amó y defendió a los indios en este mundo nuevo como Cortés? Amonestaba y rogaba mucho a sus compañeros que no tocasen a los indios ni a sus cosas, y estando toda la tierra llena de mai­zales, apenas había español que osase coger una ma­zorca; y porque un español llamado Juan Polanco cerca del puerto entró en casa de un indio y tomó cierta ropa, le mandó dar cien azotes.. .".

Termina diciendo:
. "Por este Capitán nos abrió Dios la puerta para predicar el santo Evangelio, y éste puso a los indios que tuvieran reverencia a los Santos Sacramentos, y a los ministros de la Iglesia en acatamiento; por esto me he alargado, ya que es difunto, para defender en algo de su vida."

Esta es, a grandes rasgos, la carta de Motolinía al Emperador. Sería bueno que se divulgara tanto siquiera como se han divulgado los escritos difamatorios de Las Casas.

Alfonso Trueba escribe:

“El lector se preguntará por qué, siendo Motolinía una de las más grandes figuras de la historia de Mé­xico y un positivo benefactor de la especie humana, es menos célebre que Las Casas. La respuesta nos
la da el historiador Toribio Esquivel Obregón”:

"Porque Las Casas, difundiendo el odio contra los españoles, for­jaba armas para los numerosos y poderosos enemigos de España y del catolicismo, en tanto que Motolinía modestamente hizo de su vida un ejemplo de abnegación y quieta laboriosidad". TORIBIO ESQUIVEL OBREGÓN, Apuntes para la Historia. del Derecho en México., t. 11, p. 61.


SE EXTINGUE UNA VIDA MARAVILLOSA


Cuarenta y cinco años -cuarenta y cinco fecundos, hermosos años- trabajó fray Toribio Motolinía por el bien de sus prójimos. Cuarenta y cinco años de predicar, enseñar, peregrinar, investigar, escribir.
De la última parte de su vida no hay noticias. Después de su Carta al Emperador lo rodea un gran silencio. Calladamente se va extinguiendo la vida del misionero.
Sólo sabemos que estando enfermo y próximo a la muerte, quiso celebrar misa por última vez y dispuso un altar para decirla en el claustro antiguo del convento de San Francisco de México. Casi arrastrándose y sin permitir que lo llevaran, en vilo, mostró aquel ánimo que le caracterizó en su larga y trabajosa carrera, se dirigió al altar y dijo su misa. Poco antes de completas (seis de la tarde) le administraron la extremaunción en presencia de varios de sus hermanos, a los que invitó a que se retiraran para que rezaran aquella hora canónica, advirtiéndoles que “a su tiempo los llamaría”.

Los llamó, en efecto, al concluir el rezo, “estando todos reunidos en su presencia y habiéndoles dado su bendición con muy entero juicio, dio el alma a su Creador”

“Apenas expiró, el obispo de Jalisco, fray Pedro de Ayala, franciscano que estaba presente y quien dio la relación, “le cortó un pedazo de la capilla el hábito que tenía vestido el siervo de Dios, porque le tenía mucha devoción y en concepto de santo, como en verdad lo era”.

El historiador don Alfonso Trueba termina así su semblanza:

“Su muerte acaeció el 9 de agosto de 1569. Fue el último de los Doce que pagó tributo a la tierra que el mismo había fecundado con su doctrina, edificado con su virtud e ilustrado con sus afanes apostólicos.”
















CONCLUSIÓN


Fray Toribio Paredes de Benavente, alias Motolinía, fue enterrado en el pequeño panteón que existía en el primer convento franciscano del Continente, allí permaneció por casi cuatro siglos hasta que las leyes juaristas, liberales y masónicas del siglo XIX fueron aplicadas por malos mexicanos, dispersando sus restos, destruyendo y destrozando el edificio que cual monumento de luz divina, fue motor de la evangelización de los indios de estas tierras; millones de almas arrancadas de las manos del Demonio por los españoles del siglo XVI, últimos cruzados medievales de una Cristiandad herida gravemente con el Humanismo, el Renacimiento pagano y la Reforma protestante; obras éstas, del orgullo humano en su locura de suplantar al Dios Eterno.

Concluyo esta disertación con una reflexión y una pregunta:

“Por todo lo que hemos expuesto brevemente, hemos visto que el Nuevo Mundo o actual Continente Americano, que descubrió Cristóbal Colón al servicio de los Reyes Católicos, eran unos territorios cuyos habitantes estaban poseídos en mayor o menor grado por el príncipe de las tinieblas; por todo lo que indican las expresiones humanas que los conquistadores y evangelizadores encontraron, se demuestra que este continente era propiedad absoluta del demonio. Por su religiosidad inmanente, naturalista, dualista, idolátrica y nigromántica, (H. Petrocelli).”
“El Holocausto de seres humanos como víctimas ofrecidas para el apaciguamiento de los dioses y la antropofagia, como expresiones típicas de esa religiosidad. La dispersión, dominación y esclavización de los pueblos vencidos en las guerras genocidas. La aplicación por medio la fuerza bruta del establecimiento de una sociedad estatal, por el derecho de la iniquidad. El sojuzgamiento inicuo de la mujer, la desidia, el incesto como práctica constante, la poligamia, la embriaguez y la sodomía como prácticas no solo comunes sino aceptadas y socialmente valoradas. La negación de un orden jerárquico y aristocrático basado en las virtudes naturales de sus habitantes y el desconocimiento de la caridad para con el prójimo.(H. Petrocelli)”

Tal era el panorama hallado por los españoles, cuya mentalidad y formación estaban cimentadas en la Edad Media cristiana emergida de la reciente Reconquista, mentalidad caballeresca, empeñada en colocar la fuerza armada al servicio de la Verdad desarmada, es decir: N. S. Jesucristo.

Todos nosotros hemos oído a muchas personas, de este país (México), sin duda influenciadas por la instrucción que se imparte a los escolares desde la enseñanza primaria, que afirman sin rubor: “hubiera sido mejor, dejar a los indígenas en su estado natural precortesiano”, repudian la Conquista española y se hacen eco de la Leyenda Negra  de Las Casas, aferrándose a su querida ignorancia o mala fe.

Para terminar; estoy cierto, por tanto, que:

 LA CONQUISTA Y EVANGELIZACIÓN ESPAÑOLA DEL NUEVO MUNDO; NUTRITIVO FRUTO FINAL DE LA  EDAD MEDIA EUROPEA,  HA SIDO LA VICTORIA MÁS GRANDE CONTRA EL DEMONIO, DESPUÉS LA CRUCIFIXIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN EL CALVARIO.

Además, queda en el aire la siguiente pregunta:

¿ES LÍCITO, DESDE LA RAZÓN NATURAL, DENIGRAR LA GESTA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVI?

LUIS OZDEN
Marzo-abril del 2004.