Nació en
Villafranca de Oria, Oyanguren, Provincia de Guipúzcoa, España en 1508, y murió
en la ciudad de México en 1568, siendo monje agustino.
Joven de menos
de 18 años de edad, se embarcó con su paisano y amigo de familia, Juan
Sebastián Elcano, superviviente de la primera vuelta al mundo, que el
infortunado Fernando de Magallanes dirigiera entre el 20 de agosto de 1519 y el
27 de abril de 1521; cuando murió peleando una desigual batalla en la isla de
Mactán.
Para hacer una
comparación de acciones y tiempos entre Magallanes y Hernán Cortés, he de apuntar que cuando la armada de
Magallanes salió del puerto de Sanlúcar de Barrameda el 20 de agosto de 1519,
Hernán Cortés ya se encontraba en territorio totonaca para iniciar su conquista. Y cuando
la única nave superviviente de la armada de Magallanes; la “Victoria” comandada
por Juan Sebastián Elcano llegó a Sevilla el 8 de septiembre de 1521 después de
dar la vuelta al globo terráqueo; Hernán Cortés y sus aliados, ya habían
derrocado el poder cohlúa el 13 de agosto de ese mismo año de 1521.
El espíritu del
joven Andrés de Urdaneta lo instaba para embarcarse en alguna otra armada que
se aventurase al océano tenebroso. En primer lugar, había tenido un pariente
homónimo suyo, que se había enrolado en la referida armada de Magallanes,
además de la gran admiración que sentía por
Juan Sebastián Elcano, cuando éste, regresó a Guetaria, su pueblo nativo,
para recibir el justo homenaje de sus paisanos.
En la corte del
Emperador Carlos se tenía en mente preparar otra expedición mejor equipada,
para llegar a las Islas de la Especiería, por lo que ya desde 1523 se pusieron
manos a la obra en los astilleros castellanos.
La nueva armada
de descubridores al mando de Frey García Jofre de Loaisa, comendador de la
Orden de San Juan, compuesta de seis naves partió en 1525. A Juan Sebastián
Elcano le tocó ser el piloto mayor con la segunda nave, la Santi Spíritus. (1) Nombres
de las seis naves.
El viaje fue muy
calamitoso desde el principio, por la continua aparición de tormentas
(huracanes) durante la travesía por el océano Atlántico. Se notaba que un mal sino acompañaba a la
Armada de Loaisa. Antes de cruzar el estrecho de Magallanes se perdieron cuatro
naves y a poco de salir al océano Pacífico en mayo de 1526, fallecieron, con
unos cuantos días de diferencia, García de Loaisa y Juan Sebastián Elcano. Entonces
la nave de Elcano quedó al mando de Alonso de Salazar; en esa embarcación
sobrevivió el joven Andrés de Urdaneta. (2) El
Patache Santiago.
El Padre Aréizaga relata la llegada y el
desembarco de los sobrevivientes después de mes y medio de navegación desde el
Estrecho de Magallanes. (3) Relato del Padre Juan
de Aréizaga.
Hemos visto como
el joven Andrés de Urdaneta había
sobrevivido al desastre de la armada comandada por Frey Jofre de Loaisa , a la
muerte de éste, y luego, a la muerte de Juan Sebastián Elcano, unos cuantos
días después.
De seis barcos y
un patache que inicialmente habían
zarpado del Puerto de La Coruña, el lunes 24 de julio de 1525, solamente habían
quedado dos: El Santi Spíritus donde
se encontraba Urdaneta, al mando de Martín
Iñiguez de Carquizano y el patache Santiago
comandado por Santiago de Guevara,
ambos ya en aguas del Pacífico. (4) El
Patache Santiago llegó a las costas de Nueva España.
En octubre de
1526 la única Nao superviviente con 105 hombres a bordo, la Sancti Spíritus, después de haber
recalado varias veces en las Islas de los Ladrones,
llamadas hoy las Marianas,
descubrieron la isla de Mindanao,
muy poblada y rica, luego fueron visitando muchas otras islas de lo que después
se llamaría el Archipiélago de las
Filipinas. Luego, llegaron hasta las
Islas Molucas a fines de octubre (5)
En la isla de
Gilolo, el capitán Martín Iñiguez
envió a Urdaneta como su embajador
para entrevistarse con el reyezuelo del lugar, pero luego, un mes más
tarde, los españoles acordaron aliarse
con otro reyezuelo en la Isla de Tidor.
A poco, los
portugueses se presentaron y amenazaron a los españoles con hacerles la guerra
si no se ausentaban de las islas. Éstos, por el conocido carácter español respondieron:
“que
aquí estaban para quedarse y que si querían guerra, la tendrían”.
El capitán Iñiguez,
repartió los hombres en tres cuadrillas de 30 de cada una, y a Urdaneta le dio
una para la batalla. Los portugueses fueron vencidos y los españoles se aprestaron
a construir un fuerte. Era el mes de enero de 1527, diez y ocho meses después de
haber partido de España.
La nao comenzó a
deshacerse a causa la “broma”, una
especie de hongo marino, por lo que tuvieron que quemarla. Ya no les quedó otro
remedio que las débiles embarcaciones de los indios que éstos, usaban para ir
de isla en isla.
Entonces los
portugueses se enteraron, por sus espías, de la carencia de los españoles. Y
los volvieron a atacar. Urdaneta con
su gente los hizo huir, pero el último cañonazo que tiró, dio también en un
barril de pólvora que hizo tremenda explosión, hiriendo a muchos de los guerreros,
entre ellos al mismo Urdaneta, quien
quemado en todo su cuerpo se arrojó al mar para apagarse.
Los enemigos le
siguieron tirando con ánimo de matarlo, sin embargo nuestro héroe pudo salvarse por ser excelente nadador. Una
embarcación de los nativos lo pudo sacar del agua y llevarlo a su poblado para
curarlo con yerbas, cosa que le tomó un mes para recuperarse. Aunque Urdaneta quedaría desfigurado del
rostro para el resto de su vida.
Por fin, tanto
españoles como portugueses concertaron una tregua durante el año 1527, aunque
muy inestable. Los españoles a gran precio, quedaron en posesión de dos islas
solamente: Gilolo y Tidore. Ahí, el Capitán
Iñiguez falleció, se cree que
envenenado al final de ese año, y el mando de los pocos hombres que quedaban
recayó en Fernando de la Torre.
LOS
ENVIADOS DE HERNÁN CORTÉS
Un suceso
providencial ocurrió el 30 de marzo de
1528, ese feliz día recaló en la isla de Tidore el Comandante don Álvaro de Saavedra Cerón primo del
Conquistador Hernán Cortés quien
llegaba a bordo de una estupenda nave construida en los astilleros de Zacatula,
cercanos al puerto de Zihuatanejo,
de la naciente Nueva España. La
hermosa nave llamada La Florida venía
repleta de material logístico, para socorrer a las naves perdidas. Álvaro de
Saavedra había salido el jueves víspera de todos Santos de 1527 en las naves
que Cortés tenía preparadas para ir al Perú. () Publicado
por Martín Fernández de Navarrete.
Saavedra Cerón
había cruzado felizmente el océano Pacífico en tres meses, y empleado otros
tres, buscando a los restos de la armada de García de Loaisa. Este
sería la primera travesía transpacífica en toda la Historia de la navegación. Ver
Anexo (B) y Anexo (C) Instrucciones de Cortés a su primo, del diario de Álvaro Saavedra
Cerón.
Al llegar a
Mindanao recogieron a un náufrago de la expedición de Loaisa quien los guio
hasta donde estaba el capitán de la Torre
y a sus castellanos, entre ellos a Urdaneta. La nao “La Florida” fondeó en la isla de Tidore el 27 de marzo de
1528.
Saavedra no quiso tomar
parte en la guerra castellano portuguesa porque no era su misión,
solamente debía tomar nota de todo y
regresar a la Nueva España.
El 12 de junio
de 1528, Saavedra levó anclas con el
piloto Macías del Poyo. Su nave ya
reparada iba cargada con toda clase de especias, algunos compañeros de Urdaneta y dos portugueses. Tomo el
rumbo de Papúa al sur de Nueva Guinea, descubriendo esta gran
isla. Encontró otra isla llamada ahora Bismark,
donde vieron un grupo de nativos de color blanco como los españoles.
La nave de
Saavedra no pudo tras tres intentos encontrar la vuelta a Nueva España y tuvo que regresar a Tidore. Al tercer intento para encontrar la vuelta a Nueva España en el mes de mayo de 1529,
los novohispanos regresaron de nuevo Gilolo sin Saavedra y sin su lugarteniente Pedro Laso quienes habían fallecido en alta mar. La tripulación de
la nao Florida construida en la
Nueva España, se adhirió a la gente del Capitán de la Torre. El primo de Cortés,
don Álvaro de Saavedra Cerón cumplió
su cometido, y con sus hombres eran de todas formas unos héroes.
ANDRÉS DE URDANETA SE VUELVE MERCADER
Los nativos de
las islas, tanto bajo la protección de Portugal como bajo Castilla, se
comenzaron a unir, concertando alianzas entre ellos para acabar con los
europeos. Esto hizo que los ibéricos: españoles y portugueses se aliaran para
su defensa común.
En enero de 1534
llegó el gobernador portugués Pedro de Montemayor con dinero y ayuda para los
castellanos, por haber pasado en un convenio, todo el territorio al rey de
Portugal. La hueste castellana estaba ya reducida a 17 hombres. El Capitán de la Torre propuso a Urdaneta unirse con él, para regresar a España, nuestro marino prefirió quedarse un
año más en las Islas y afrontar con valentía e inteligencia su vida entre los
nativos. De la Torre partió con la gente en febrero de 1534. Se embarcaron en
una nave portuguesa.
Urdaneta, tomaba nota de
todo y el regreso a España quedó postergado, de hecho, era ya mercader. Urdaneta navegaba en un junco de isla en isla y con
mucho trabajo pudo reunir el suficiente dinero para no llegar como un mendigo a
España.
Hacia fines de
febrero de 1535 Andrés de Urdaneta
abandonó las Islas “con gran sentimiento de los nativos, a quienes se había
entregado”, llevaba con él, a su pequeña
hija nacida de una nativa.
El recorrido a
España lo hizo en una nave portuguesa. Previamente, visitaron las islas de
Banda, Java, Malaca, Ceilán. De ahí viajó a Cochín donde encontró a Hernando de la Torre. Urdaneta sagazmente, le encargó al
capitán de la Torre, una copia de su relación de servicios para
presentarlos al Emperador, pues la vuelta a Castilla sería en grupos separados.
Así que a fines de febrero de 1535, con parte de la relación del capitán de la
Torre y la propia suya, salió de la isla de Cochín, el 12 de enero de 1536 para
España en la nao San Roque y el 30 de marzo dobló el cabo de Buena Esperanza,
La nave tocó la isla de Santa Elena, y en junio
de ese mismo año de 1536 llegó a Lisboa, después de haber dado la vuelta al mundo en 10 años y once meses.
Las autoridades
portuguesas los despojaron de todos sus papeles, entre ellos las relaciones de
sus viajes y la de sus servicios al Emperador, sin embargo algo de esas
noticias alcanzo a llevar el capitán de
la Torre.
El embajador
castellano le indicó que huyese a Castilla lo antes posible para no caer preso
en Portugal. Andrés de Urdaneta así
lo hizo, y luego pasó a Valladolid donde estuvo ente el Consejo de su
Majestad relatando de viva voz sus
aventuras. En Valladolid, El Real Consejo oyó las relaciones del marino Urdaneta
y lo socorrió con 60 ducados de oro. Los consejeros del Rey decían entre ellos:
“Este marino es el mayor descubridor de todos los
tiempos…..”
Los sesenta ducados del Consejo eran más
que suficiente para volver a su terruño de Guipuzcoa.
Desde el año
1536 a 1538, poco se sabe de las actividades de Urdaneta en España, pero fue en ese año de 1538 cuando Andrés de Urdaneta
encontró al Adelantado Pedro de Alvarado
en Valladolid. El conquistador de Guatemala, escuchó las aventuras de Urdaneta
y le propuso que le acompañara de regreso a su gobernación centroamericana;
porque tenía ya el permiso del Emperador para construir otra Armada de
conquista para las islas de la Especiería.
Pedro de
Alvarado,
estaba en España después del intento de éste de conquistar el Reino de Quito.
Alvarado no pudo hacerlo, aunque
llevaba los implementos necesarios para ello, porque Francisco
Pizarro ya tenía cartas del Emperador que le daban derecho a ello. Pizarro le compró sus naves y
armamento, además de darle muchas esmeraldas y regalos de oro y plata para su
primo Hernán Cortés.
Alvarado, de su entrevista
con el Emperador, salió entusiasmado con la posibilidad de construir otra
armada que se adentrase en las islas de
Asia y tal vez conquistar Cipango y Catay (el Japón y la China). En Valladolid,
supo de la personalidad de Urdaneta
y se entrevistó con él. “Porque este
capitán Urdaneta acordó de servir a su Rey, tiene mucha experiencia y es hombre
que entiende muy bien las cosas de la mar y de la tierra” (6)
En Valladolid, Alvarado convenció a Urdaneta para acompañarlo a Guatemala.
La flota de Alvarado salió de Sevilla en octubre de 1538, con 400 pasajeros:
parientes, un grupo considerable de
amigos y mujeres nobles para casarlas con los conquistadores, soldados y criados, todo a su costa.
Urdaneta aceptó
la proposición de Alvarado porque:
“Sucede por regla general que los hombres muy
viajados ya no saben vivir bajo techo, Cuanto más si le han dado la vuelta al
mundo y tienen por delante todos los alicientes y todos los alientos de
aquellas juventudes españolas del siglo de oro”
(7)
El Padre Mariano
Cuevas cita la breve partida de embarque que obtuvo en el Archivo de Indias de
Sevilla.
“Andrés de Urdaneta, hijo de Joan Ochoa de Urdaneta
y de doña Gracia de Celaya ( Zerain), vecino de Villafranca, de la
Provincia de Guipuzcoa. En la Armada de don Pedro de Alvarado. 16 de octubre.”
Andrés de Urdaneta y el piloto Martín de Islares se
entrevistaron en Santo Domingo con el Cronista de Indias Gonzalo Fernández de Oviedo
Pedro de
Alvarado y sus naves llegaron sin contratiempo al Continente Americano, tocando
brevemente el Puerto de Santo Domingo, luego, la Armada partió directamente al puerto de Cortés en Honduras para de ahí marchar por tierra a
la ciudad de Guatemala la Antigua.
Garcilaso de la Vega
en su crónica Historia General del Perú cita la curiosa impresión de una de las
damas casaderas acerca de la reunión de conquistadores en la Antigua de
Guatemala……(8)
“ Dóilos al diablo, parecen salidos del infierno tan
estropeados están; unos cojos otros mancos, otros sin orejas, otros con un ojo, otros con medias caras, y
el mejor librado tiene la cara cruzada una y dos y hasta más veces.”
LA EXPEDICIÓN DE ALVARADO A TIERRAS DE COLIMA Y
NUEVA GALICIA, SU MUERTE, Y LA VIDA DE URDANETA COMO FUNCIONARIO PÚBLICO.
Urdaneta de apenas 33 años de edad, siguió al
conquistador y gobernador de Guatemala hasta la trágica muerte de éste, en Guadalajara de la Nueva Galicia. Llegó
hasta las costas de Colima y Barra de
Navidad con el numeroso ejército de Alvarado, para embarcarse en las naves
que ya fondeaban en el Puerto de
Santiago, todo estaba listo para emprender el esperado viaje. Cuando el
gobernador de Nueva Galicia Cristóbal de
Oñate rogó con insistencia a Pedro de Alvarado
para que le ayudase a defender su gobernación de un importante levantamiento de
los indios.
El enviado de
Oñate encontró a Alvarado en Zapotlán el Grande y Alvarado se ofreció a ayudar
con sus tropas. Estratégicamente colocó a sus capitanes, y él en persona se
dirigió a Guadalajara. Sus capitanes cumplieron su cometido y dominaron la
situación. Alvarado acorraló a los rebeldes en el cerro llamado del Mixtón. Se
hacía de noche y venía la lluvia, Alvarado bajó de su caballo para no resbalar,
pero el jinete que venía a su lado cayó con todo y su montura sobre el Capitán
don Pedro, hiriéndolo de muerte. El que había sido uno de los mejores capitanes
de Hernán Cortés murió en medio de
tremendos dolores a los cuatro días. La rebelión fue dominada, pero Pedro de Alvarado pagó con su vida la
acción. (Consultar
mi texto: “Vida y hechos de don Pedro de Alvarado” en este mismo Blog de
Historia Verdadera de México)
Andrés de Urdaneta y los otros capitanes tuvieron
que luchar muy duro para vencer el levantamiento de los nativos que había
cundido por toda la Nueva Galicia.
El virrey Mendoza tuvo que echar
mano de los frailes más capaces para ayudar a pacificarlos, lo que se logró en
el año 1542.
De ese año hasta 1547 solamente se tienen algunas
noticias sobre Andrés de Urdaneta, que
el eminente historiador Padre Mariano Cuevas ha logrado encontrar en el Archivo
General de la Nación.
El virrey don
Antonio de Mendoza, una vez pacificada la Nueva Galicia, hizo mercedes a los
participantes de ella, y la proposición
de que se quedaran en la Nueva Galicia o se volviesen a Guatemala.
Andrés de Urdaneta aceptó la oferta de quedarse.
En un escrito del 6 de febrero de 1543, el Virrey Mendoza le ofrece un cargo de
grande responsabilidad y muy honorífico; el de Corregidor. Este puesto estaba
por encima de los Alcaldes Menores y Mayores, y comprendía su autoridad sobre
muchos pueblos. A Urdaneta le tocó ser Corregidor en la mitad de los pueblos de
la Provincia de Ávalos: desde el noroeste de Michoacán, el sur de Jalisco
y Colima.
Desde Zapotlán al Puerto de Navidad.
Su gestión fue excelente, por lo que el Virrey lo ascendió a Visitador. Le dio
una vara de Justicia y su confianza: “Podéis
llevar y llevéis vara de justicia y que llamadas y oídas las partes, les hagáis
entero y breve cumplimiento de justicia y os encargo que me hagáis
relación de las cosas que conviene
proveerse en los pueblos que ansí visitáredes para que lo provéais” (14).
Por sus sabias
gestiones en la Nueva Galicia; Andrés de Urdaneta
fue nombrado Almirante de una Armada
preparada para ir al Perú en el año
de 1547 para poner orden en aquellas tierras tan revueltas después del
asesinato de Francisco Pizarro.
El Virrey
Mendoza organizó una armada de 600 hombres al mando de su hijo don Francisco,
con Cristóbal de Oñate como Maestre de Campo y con Urdaneta como Almirante. Pero,
cuando estuvo a punto de salir la Armada, llegaron noticias de que había sido
dominada la insurrección de Gonzalo Pizarro
y todo estaba bajo control.
LA ARMADA DEL CAPITÁN RUY LÓPEZ DE VILLALOBOS
Para esto, a fines del año 1542 había salido del Puerto
de Navidad en Nueva España, una armada al mando de Ruy López de Villalobos, natural de la ciudad de México, quien
llegó con éxito hasta las islas de los Ladrones y luego pasó a Guam. Tras
varias escaramuzas con los portugueses recorrió y bautizó a la mayor de las
islas como Nueva Guinea por ser sus habitantes negros como los de Guinea.
Las naves de
Villalobos estuvieron en las Molucas hasta
el 16 de mayo de 1545, cuando intentó el regreso a Nueva España con la única
nao que le quedaba; la San Juan, el
20 de junio recalaron de nuevo en Nueva
Guinea. Desde esa isla Villalobos
y sus hombres intentaron hasta seis veces el regreso sin poder lograrlo. El 3
de octubre, Villalobos quedó tan desalentado que propuso el regreso por África,
a lo que se opusieron sus acompañantes, especialmente García de Escalante.
Villalobos ya
no pudo responderles; las fiebres lo estaban matando en la isla de Amboina,
donde se encontraba el santo evangelizador Francisco
Javier, quien preparó a bien morir al desventurado navegante nacido en Nueva
España (México).
“Dejándolo bien preparado y en agonía, el Santo se
fue a predicar, y estando el ello, suspendió de repente el sermón diciendo a
sus oyentes: recemos un padre nuestro por el alma del General Ruy López de Villalobos que este momento acaba de fallecer”
(Monje y
Marino, P. Mariano Cuevas)
En esa isla, el
santo padre Francisco Javier tuvo
trato con los frailes agustinos que iban en la Armada de Villalobos:
Santiesteban, Jiménez, Perea, Trasierra y Alvarado,
El capellán de
la Armada era el padre Cosme de Torres
quien hizo amistad con San Francisco
Javier de quien se encuentra una carta en el Colegio de Goa. El capellán
Cosme, fue invitado por San Francisco
Javier a ingresar a la orden jesuita y lo acompañó en sus viajes al Japón. (Monje y Marino, P. Mariano
Cuevas)
“En la Armada de Villalobos van ahí algunos padres
agustinos españoles y ellos os darán noticias mías. Yo os los recomiendo, para
que en la forma posible, les ayudéis con la mayor benevolencia y amor; pues son
varones muy religiosos y santos de verdad”
(Monje y
Marino, P.M. Cuevas)
A la muerte del Capitán Villalobos, se desbandaron sus
acompañantes, los padres agustinos regresaron a España dando la vuelta a
África, y se embarcaron allá, de vuelta a la ciudad de México para
seguir con su trabajo entre los indios otomíes.
Andrés de Urdaneta
se entrevistó con ellos en México para interrogarlos sobre sus impresiones de
los lugares que ya conocía. El historiador padre Mariano Cuevas cree que de esta relación nació la vocación agustina
de Urdaneta; éste profesó en la Orden de
San Agustín en el año de 1552.
FRAY
ANDRÉS DE URDANETA
EN
SU CONVENTO AGUSTÍNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
En las tertulias
que Fray Andrés tenía de vez en
cuando, los antiguos viajeros al Asia se lamentaban recordando las hermosas
islas con sus tesoros y paisajes naturales: “Nadie
debe ir allá porque nadie puede volver. A lo que el experto y valiente fraile
respondió una vez: No con una Nao, sino
hasta con una carreta podría yo regresar de las islas del Poniente”
Habían pasado ya diez años desde la última
expedición, y se iba perdiendo el interés, porque se daba por sentado que no
era posible la vuelta, pues ninguna de las armadas había podido volver.
A todo esto se
añadía un llamado semi profético de San
Francisco Javier a los
acompañantes de Ruy López de Villalobos el 8 de abril de 1552:
A Simón
Rodríguez, “Digáis al Rey nuestro Señor
(de Portugal) y a la Reina que por descargo de sus conciencias deberán dar
aviso al Emperador o a los Reyes de Castilla que no manden más armadas por la
vía de la Nueva España a descubrir las Islas Platáreas porque tantas cuantas
fueren, todas se han de perder…… son tan grandes las tempestades en gran manera
que los navíos no tienen salvación….. Es piedad oír decir que parten muchas
armadas de la Nueva España en busca de estas islas y que se pierden en el
camino”
Pero, Urdaneta pensaba lo contrario, y es
posible, que por la amistad que lo unía con el Virrey don Luis de Velasco, animara al gobernante para escribir al Rey una
carta en la cual se ofrecía a pilotear alguna otra armada, y que don Felipe II
contestó el 24 de septiembre de 1559.
Al Virrey don Luis de Velasco:
“Os mando….. que para hacer dichos descubrimientos,
envíeis dos naos del porte y manera que con la gente de allá pareciere……que
procuren traer alguna especiería para hacer el ensayo de ella y se vuelvan a
esa Nueva España para que se
entienda si es cierta la vuelta….Daréis por instrucción a la gente así
enviáredes que en ninguna manera entren en las islas de los Molucos porque no
se contravengan al asiente que tenemos tomado con el Serenísimo Rey de
Portugal” Documentos de Ultramar, Real Academia.
El Rey don Felipe II escribió personalmente a
Andrés de Urdaneta una sentida carta
que es una condecoración dorada para el gran marino.
“El Rey: Devoto Padre Fray Andrés de Urdaneta de la
Orden de San Agustín: Yo he sido informado que vos siendo seglar, fuisteis en
la Armada de Loaysa y pasasteis el Estrecho de Magallanes y la Especiería donde estovísteis ocho años
en nuestro servicio……. Como entendeis bien la navegación y ser buen cosmógrafo,
sería de gran efecto que fuésedes en los dichos navíos……así para lo que toca a
la dicha navegación como para el servicio de Dios Nuestro Señor: Yo os ruego y encargo que veis en los
dichos navíos…… Yo seré muy servido y mandaré tener en cuenta con ello, para
que recibáis merced en lo que hobiere lugar. Valladolid, 24 de Septiembre de
1559 años. Yo el Rey.”
Urdaneta
contestó de inmediato al Rey:
“Al cual mandato luego obedecí como mandato de mi
Rey y Señor……
La información que a V.R.M. han hecho ……..para todo
lo que toca al servicio de Nuestro Señor Dios y aumento de su santa fe
católica, me he dispuesto para los trabajos de esa jornada…..Dios Nuestro Señor
la Real persona de V.M. guarde y
conserve con aumento de muy mayores reinos y señoríos. De México a 28 de Mayo
de 1560.”
La Armada se
comenzó a preparar con los consejos que Urdaneta
daba al Virrey, especialmente “las mil
cosas que de la antigua España han de traer a esta Nueva España”
“El Virrey don
Luis de Mendoza con su prestigio y autoridad y Urdaneta con su pericia y
energía preparaban aquella memorable expedición”
“Memoria de las cosas que me parece será bien que el
Rey Nuestro Señor, tenga noticias de ellas para que mande proveer lo que más
fuere servido”
“El puerto mejor será el de Acapulco, me parece ser
uno de los buenos puertos para que en él se arme el astillero para hacer navíos
e para en él sea la carga y descarga de ellos por ser uno de los buenos puertos
qye hay en lo descubierto de las Indias, grande y seguro y muy bueno de aguas y
mucha madera para la ligazón y pinos para los mástiles y entenas…..”
“Cerca del puerto es la tierra razonablemente
poblada y de la ciudad de México a él no hay arriba de sesenta leguas y es
camino de arrias. Y desde la Veracruz al dicho puerto hay hasta ciento diez
leguas”
Luego escribe
Urdaneta acerca de los metales para la construcción de armas pesada y herrajes
para las naves, estos metales se pueden encontrar en las minas cercanas al
puerto.
En otro párrafo
habla sobre el personal que ha de completar la oficialidad de la Armada, opina
que se han de recoger, los muchos mancebos que vagan por la ciudad de México
sin beneficio alguno. Especialmente los mestizos y mulatos, para ser
carpinteros, calafates, cordoneros, torneros, herreros mara que hubiese
abundancia de oficiales en Acapulco y las Filipinas.
Estas
recomendaciones se cumplieron como lo había recomendado Urdaneta con los
obreros que constantemente se embarcaron para las Islas Filipinas durante los
250 años que duró el tráfico de las naos de Filipinas.
La Carta de
marino y monje, de la que entresaca interesantes datos el P. Mariano Cuevas,
está llena de sabios consejos que solamente Urdaneta podía dar.
Pide en particular
que: “Se provea de cartas de marear,
astrolabios, agujas, ballestillas y ampolletas….” Viendo a futuro, pide que
en el puerto de Acapulco se armen otros navíos para que “Placiendo a Nuestro Señor, cuando nosotros fuéremos de vuelta en esta
Nueva España…….y que a la redonda del puerto de Acapulco, se hagan almacenes de
árboles de buena madera para tablazón y se plantes muchos árboles y haya buen
recaudo de ellos, porque de otra manera antes de muchos años habrá falta de
madera para hacer navíos. Ansi mesmo conviene que en la comarca del Puerto de
Acapulco se tomen algunos sitios de estancias para poblar de ganados para el
proveimiento del dicho puerto y armada….”
Urdaneta le presenta al Rey tres
derroteros para la ida y vuelta según haya de ser el tiempo de la partida si
los navíos dan a la vela:
a) entre
octubre y noviembre, la navegación debe hacerse derecho hasta las Filipinas,
pasando por las islas de San Bartolomé y
las de los Ladrones (Marianas).
b) Entre
noviembre y enero, entonces, se había de
tomar la ruta del sur y caminar hasta el
grado 25 debajo de la Equinoccial (Ecuador)
y desde ahí derecho hasta Nueva Guinea.
c) Si
el viaje se retrasaba hasta marzo, había que subir al Japón y desde ahí, bajar
al sur y llegar a Filipinas.
También el derrotero que ha de seguir la Armada con la ayuda de Dios. El
historiador M. Cuevas apunta:
A juicio de Urdaneta, orden moral de un religioso,
la Armada no debía tocar tierra en las Filipinas, juicio que hizo suyo el
Virrey Velasco, España no podía ir a las Filipinas en son de conquista, porque esas
islas caían dentro de lo que la Corona se
había comprometido con Portugal, a no navegar ni conquistar.
Urdaneta hablaba
francamente y sin dolo al Rey así como a su Virrey en Nueva España, porque
exponía las mediciones que él mismo había hecho años antes. La línea de polo a
polo pasaba al este de las Filipinas y éste archipiélago estaba dentro de la
demarcación de Portugal. Sin embargo había un tratado entre las dos naciones
por el cual las Filipinas habían sido empeñadas por 350 mil ducados que el Rey
de Portugal había dado al Emperador para sus conquistas en Italia.
Hasta que no se
devolviera la suma, no podría España hacer valer sus derechos sobre las
Filipinas. Por tanto la conquista de que
se hablaba era otra, mucho mayor: la
Nueva Guinea y la tierra al sur llamada Austrialis.
También era
perfectamente legal, rescatar a los castellanos dispersos por las islas
Filipinas y encontrar la TORNAVUELTA a
Nueva España.
Pero como en
toda empresa para buen fin, de alguna manera se mete el diablo, aconteció que
alguien divulgó lo que debía ser secreto. El piloto de la desgraciada amada de Ruy López de Villalobos; Juan Pablo Carreón, escribió al Rey don Felipe II una carta con todo detalle; los planes de Urdaneta de bajar hasta el Hemisferio
Sur donde en el paralelo 20 existe una corriente directa hasta la tierra de Nueva Guinea y Australia.
ANDRÉS DE URDANETA, PILOTO MAYOR DE LA ARMADA DE
MIGUEL LÓPEZ DE LEGAZPI.
El memorable día 20 de noviembre de 1564,
desde el Puerto de Navidad, escribió al Rey don Felipe II una carta indicando que al día siguiente zarparía la
Armada a las Islas de Poniente: “Van dos
naos gruesas, la una, según dicen los mercantes, de más de 500 toneladas y la
otra de más de 300 y un galeoncete de hasta 80 toneladas y un patay pequeño
(20) y una fragata”
“Irán en estas velas, de hasta 380 hombres arriba.
Llevamos por General a don Miguel López
de Legazpi natural de la Provincia de Guipuzcoa, persona de muy buen juicio
y cuerdo con quien todos los de la Armada llevamos muy gran contento. Va por
servir a Dios y a Vuestra Majestad a su propia costa.”
En una carta
hecha por uno de los tripulantes se lee como epígrafe: “Carta que narra el venturoso descubrimiento que los mexicanos han hecho navegando con la Armada que S.M. mandó
hacer en México…..ello es cosa grande y de mucha
importancia y los de México están
muy ufanos con su descubrimiento que tienen entendido que serán ellos el
corazón del mundo”
Hay que entender
que con el apelativo de “mexicanos” se entiende a los novohispanos, es decir: a
todos los que vivían en Nueva España, peninsulares, criollos, indios y castas.
Con la súbita
muerte del Virrey don Luis de Velasco el
viejo, poco antes de la salida de
las Armada; la Real Audiencia tomó el poder y escribió una carta privada al
Adelantado Legazpi, para abrirla a 100 leguas mar adentro.
Cuando llegó el
momento de abrirla, el comandante López
de Legazpi se llevó la sorpresa de leer que se le ordenaba dirigirse
directamente a las Islas Filipinas disputadas con los portugueses.
Legazpi decidió
obedecer sin más, aun cuando con eso, se contraponía con los frailes agustinos
y los pilotos de las otras naves quienes iban todos de acuerdo con explorar
nuevas tierras fuera de la jurisdicción portuguesa.
Quizás, Legazpi
pudo idear alguna estratagema, pero su intelecto no dio para más. La flota
recibió las órdenes de enfilar hasta el paralelo 9º del Hemisferio Norte. Ante
el disgusto y desconcierto de todos; Urdaneta
metió la mano y salvó la Armada de perderse con los demás tripulantes.
El 9 de enero
dieron con una isleta habitada por indios barbados y amistosos que usaban
piraguas para navegar a una vela. Tomaron posesión de la isla llamándola
Barbudos.
Luego llegaron a
las Islas de los Ladrones que Urdaneta las recordaba de su anterior viaje.
Aportaron a la isla mayor que llamaban Guam.
Los padres agustinos celebraron varias Misas. El 13 de febrero llegaron a la
Isla de Samar en las Islas Filipinas.
A continuación fueron tomando posesión de cuanta isla grande avistaban.
La derrota o
travesía que siguió Fray Andrés de Urdaneta fue en síntesis la siguiente,
tomada de sus escritos:
“Salida del Puerto
de la Navidad con dirección sur-sureste hasta llegar al paralelo de 12º
latitud norte; seguir derecho hasta 150 gr (longitud), luego subir hasta los
15º, seguir directo hasta 165 grados (longitud). Bajar otra vez a los 12º
seguir directo al este hasta topar con la isla de Guam, luego a Manila.”
Para entonces,
el patache de Alonso de Arellano
había desaparecido en el océano. Y nunca más se encontró con las naves de
Urdaneta. El patache hizo el periplo de regreso a la Nueva España, en menos
tiempo que Urdaneta, escribiendo una odisea que en el anexo (A-1) se relata.
Don Miguel López de Legazpi
dispuso seguir en la conquista de las Islas Filipinas, a pesar de tener en
contra a los portugueses. Entonces Urdaneta
decidió que era ya tiempo de regresar al Continente Americano porque se
aproximaba el tiempo de los huracanes o tifones como se llaman en Asia.
Don Miguel López
de Legazpi tuvo la oportunidad de hacer un pacto de amistad con el jefe indio
de la isla de Cebú, delante y ante la presencia de Urdaneta que sirvió de
intérprete, y los cuatro religiosos agustinos.
Se realizó un
“pacto de sangre” entre un soldado español y un nativo, ambos bebieron una
gotas de sangre de cada quien en vino, luego se bautizaron algunos nativos y
siguió el festejo.
Se
intercambiaron algunas cosillas en prenda de amistad. Todo eso duró muy poco
tiempo; unas cuantas semanas después los
“indios chinos” se sublevaron
matando a algunos novohispanos, a un tal Arana le cortaron la cabeza dejándola en lugar visible.
Visto lo cual
Legazpi dijo a los religiosos “que bien les constaba a sus reverencias la
diligencia y medios que había buscado para no venir en rompimiento con los
naturales de la isla y la obstinación y porfía suya en ser rebeldes y que si
podía o debía hacer más de lo dicho, se lo avisasen”
Los religiosos
respondieron “que con los indios había
cumplido demasiadamente”
El General se
puso en pie de guerra con bateles, mosquetería y artillería, los indios-chinos
huyeron y ni los bateles los pudieron alcanzar. En eso acabó la guerra porque la gente de Legazpi no tuvo contra quien
pelear.
El General
Legazpi organizó una reunión de principales para acordar cual nave sería la
adecuada para el regreso. Se eligió a la
Nao capitana por ser la más ligera y en mejor estado. Los nativos fueron
volviendo ya con el reconocimiento de las armas de fuego que ni los chinos ni
los moros comerciantes tenían, para irse sometiendo a la fuerza de los
españoles.
Todavía en presencia de Urdaneta, hubo
hambre entre la gente de Legazpi, sus acompañantes se dieron a buscar comida en
las chozas abandonadas de los nativos, sin encontrar casi nada, pero un
marinero llamado Bermeo encontró en una pobre choza un Santo Niño hecho en Flandes,
todavía con su ropilla y su gorro de piel. Llevada la figura al general
Legazpi, éste pensando en un milagro, con los ojos en lágrimas y puesto de
rodillas dijo:
“Señor poderoso eras para castigar las ofensas en
esta isla cometidas para castigar contra tu Majestad…….. te suplico me alumbres
y encamines de manera que todo lo que acá hiciéremos sea a gloria y honra tuya
y ensalzamiento de tu santa fe católica….”
López de Legazpi
mando que en primera iglesia que se fundara, se pusiese esta imagen con toda
veneración y se llamase la iglesia del Nombre
de Jesús “Y a todos dio gran contento
y esperanza, viendo tan buen principio, que cierto parece obra de Dios haber
guardado tanto tiempo esta imagen entre infieles”
El padre Mariano Cuevas en su libro “Monje y Marino” asienta que haya sido Fray Andrés de Urdaneta quien llevó también en
travesía a Filipinas la imagen y devoción de la Virgen de Guadalupe por sus conversaciones con el Obispo Zumárraga, paisano y pariente suyo, a quienes
también, don Miguel López de Legazpi no era ajeno. El cronista de las
apariciones guadalupenses don Antonio
Valeriano también tenía relación con el Monasterio de los frailes
agustinos, y por boca de él, Urdaneta se
enteró del milagro.
El hecho es que la devoción a la Virgen
aparecida en el cerro del Tepeyac se arraigó muy tempranamente en las islas
Filipinas.
Cuatro meses
estuvo Urdaneta en compañía de Legazpi desde el 13 de febrero hasta el 1º de
junio de 1565. La experiencia del agustino fue invaluable para Legazpi quien
prefería hacer comercio antes que la guerra, solamente se usaban las armas para
demostrar la fuerza de los novohispanos y hacerse respetar. Una de las ventajas
de esos intercambios fue la aceptación de los
“tostones” de plata de cuatro reales que fueron la introducción de nuestra
moneda en los mercados de Asia.
En cuanto a
poblar las Filipinas, los religiosos se opusieron a ello y solamente Urdaneta
pudo ser testigo de la toma de territorio cuando las islas no caían en la
demarcación de Portugal.
Fray Andrés de
Urdaneta se apegó a cumplir el propósito del viaje que era la Tornavuelta, después de poner en paz su conciencia, que sin
menoscabo de los altos principios del Derecho estaba convencido de que la Conquista tenía que hacerse humana y
cristianamente, si quería obtenerse la salvación y felicidad de aquellos
primitivos y miserables nativos.
Con la
supervisión de Fray Andrés se embarcaron 200 pipas de agua, cereales, legumbres
y semillas, aceite, vinagre y vino, ropas y todo el instrumental para ocho
meses.
El 1º de junio de l565
salió la Nao Capitana San Pedro y San Pablo del puerto de Cebú. Como capitán se nombró a don Felipe de Salcedo y Legazpi, nieto del Adelantado, joven de solo 18 años de
edad, pero muy diestro en mandar, prudente y juicioso. Quien llevaba la Carta
de su abuelo al Rey don Felipe II, fechada el 1º de junio de 1565, y firmada
por todos los expedicionarios que tenían algún grado, 32 personas.
El pilote
segundo Rodrigo de Espinoza comenzó
su diario de a bordo con las siguientes palabras: “En el nombre de Jesús y de
su bendita Madre…..”
La travesía se
hizo minuciosamente con los mapas ya dibujados por Urdaneta, siempre siguiendo
dirección Noreste. No hubo
obstáculos mayores, la tripulación iba tranquila, con todo método y disciplina.
El miércoles, 26 de septiembre de 1565 avistaron las
costas de California, según las señas e
informaciones que Fray Andrés había obtenido de las exploraciones novohispanas
a ese litoral.
Pero, tras casi
cuatro meses de mala alimentación de los pasajeros, se desataron las
enfermedades: el escorbuto principalmente y las fiebres. La gente comenzó a
morir; 18 hombres entre ellos el Contramaestre y el Piloto Mayor, más de ciento
cincuenta personas estaban tan enfermas que no se podían mantener de pie.
“El 1º de octubre
año del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, cuando amanecimos, nos
hallamos sobre el puerto de la Navidad. Y a esta hora miré a mi carta y vide
que había andado 1892 leguas desde el
puerto de Cebú fasta el puerto de la Navidad. Y a esta hora me fui al
Capitán y le dije que a donde mandaba que llevase el navío y él me mandó que la
llevase al puerto de Acapulco”
Los marineros,
casi todos maltrechos, llegaron por fin al puerto de Acapulco el lunes 8 de octubre.
Por la falta de brazos sanos, el propio Urdaneta tuvo que ayudar a las
maniobras del desembarco. En Acapulco
dice el cronista Grijalva en 1592: “Pintó
el P. Urdaneta la carta con todos sus vientos y derroteros, puntos y cabos tan
cumplidamente, que es su carta la que hoy siguen los pilotos sin haberle
añadido cosa alguna”
De los escritos
de Fray Urdaneta; el historiador Mariano Cuevas asienta en su libro “Monje y
Marino” la siguiente síntesis:
Regreso desde el Puerto de Cebú: Tomar al este en
dirección de la isla Espíritu Santo, luego noreste hasta la isla de Icoco en el
archipiélago japonés, hasta el grado 30º, luego descender hasta los 22º, seguir
dirección oeste hasta el grado 170 longitud oeste. Volver a subir hasta los 42º
y de ahí continuar la corriente del oeste (Kuroshivo) hasta el Cabo Mendocino
en California. Bajar a lo largo de la costa californiana hasta el Puerto de
Navidad. Finalmente otros seis días hasta Acapulco. Después de casi cuatro
meses de navegación.
MAPA
DEL OCÉANO PACÍFICO
MUESTRA
LA RUTA QUE REALIZÓ ANDRÉS DE URDANETA
PARA
REGRESAR DE LAS FILIPINAS A NUEVA ESPAÑA
Luego de un bien
ganado reposo, los viajeros emprendieron el camino a la ciudad de México, donde los recibieron con grandes fiestas. Ahí
permaneció hasta mediados del mes de diciembre.
En compañía del
hijo del Adelantado, don Melchor de
Legazpi, Concejal del Ayuntamiento de la capital del Reino; partió por
última vez a España.
En Valladolid,
se le recibió con grandes fiestas, y ya se proyectaban puestos y honores para
Fray Urdaneta, por lo menos un Obispado se pensaba darle. Pero Fray Andrés, con
total honradez, relató su proeza.
Ante el Consejo y la Junta mandada por el Rey
don Felipe II; Fray Urdaneta, sostuvo virilmente su ciencia y conocimientos,
afirmando la verdad, de que las Islas
Filipinas no caían en la jurisdicción de la Corona Española.
Esto no gustó en
la Corte, todo el ardoroso entusiasmo de su recibimiento se enfrió y pronto se
le hizo a un lado. Fray Andrés de
Urdaneta no deseaba honores ni riquezas, además, fue la humildad de Fray
Andrés, deseoso de regresar a su convento de México, lo que le urgió a volver al claustro.
A fines de 1567 lo
encontramos nuevamente instalado con sus hermanos agustinos. Sediento como
estaba, escribe el P. Cuevas, de retiro
espiritual, de la vida de oración y contemplación que había profesado.
Por fin,
“Confortado por los santos sacramentos a los 60 años de edad y 16 de méritos
religiosos, murió en el Convento de San Agustín de la ciudad de México, el día 3 de junio de 1568. Su tumba no se ha encontrado, porque
donde supuestamente fue enterrado, bajo el presbiterio de la Iglesia. A los
pocos años, sufrió varios percances;
inundación e incendio en el siglo XVII, luego algunas restauraciones
posteriores en el siglo XVIII, y por último la expropiación liberal del siglo
XIX, para convertir el Templo de San Agustín en la Biblioteca Nacional.
El gran marino y conquistador Andrés de Urdaneta y Zerain
termino su vida como monje agustino, y estupendo maestro de los jóvenes
novicios con que se pobló el Monasterio de la ilustre Orden de San Agustín en
el México que se iba formando ya, a escasos cuarenta años de la Conquista de
Hernán Cortés.
REFLEXIONES
Fray Andrés de
Urdaneta y sus contemporáneos hicieron acciones de titanes, si se comparan los
medios materiales de que disponían, los climas adversos, las colosales
tormentas del océano y las enormes
distancias por recorrer. Uno queda admirado de los sufrimientos, privaciones y
trabajos que soportaron, para adquirir tan pocas ganancias. Salir heridos,
mutilados, enfermos; casi siempre pobres de sus empresas, y para la mayoría,
dejar la vida en el intento.
Cabe
preguntarse: ¿Cuáles eran las motivaciones de su espíritu y su mente?
Sin especular
demasiado, se llega a concluir que estas eran; en primer lugar la fe en Dios, la
lealtad a su Rey y la propia honra. A la par con el acrecentamiento de la honra
–fama, posición social, bienes materiales-, También, estaba cumplir con los
preceptos de la religión y ganar las almas de los paganos para hacerlos cristianos.
Estos hombres y
mujeres españoles del siglo XVI nos dejan atónitos a los comodones seres
humanos del siglo XXI, tan adictos al bienestar material que adormece nuestras
almas.
Algo más nos
llena de asombro, especialmente para los habitantes de lo que actualmente es
México. Esto es, la fabricación de naves para los descubrimientos y conquistas
de los mares y tierras del océano Pacífico.
Las primeras
naves del litoral se construyeron por orden de Hernán Cortés en 1526, a escasos
años de consumada la Conquista. Estos barcos fueron utilizados por Álvaro de
Saavedra Cerón primo del conquistador.
Construidos en astilleros primitivos de la costa de
Tehuantepec, con maderas de la región y herrajes llevados desde la costa del
Golfo de México, con mano de obra indígena, dirigidos por unos cuantos
carpinteros españoles. Barcos tan perfectamente armados que cruzaron el enorme
océano Pacífico y llegaron a las islas Filipinas.
En los años
sucesivos, Cortés armó astilleros en Acapulco, Zihuatanejo, Santiago de Colima
y Barra de Navidad para explorar las costas, descubrir islas y tomar posesión
de la península de California, enviar una armada al Perú, y otras armadas al
Asia.
Durante los
trescientos años del Virreinato siguieron armándose naves de gran calado en las
costas de Nueva España. Pero, cuando se hizo de independencia en el siglo XIX
se dejó de construirlas y hasta ahora, siglo XXI, México no tiene astilleros ni
puede armar nave alguna. ¿Por qué? Merece la pena contestarse a esta pregunta.
LUIS
OZDEN
Marzo
de 2014.
ANDRÉS DE URDANETA Y ZERAIN
Retrato
idealizado
ANEXO (1)
LA EXPEDICIÓN DE PATACHE SAN LUCAS, CUYO CAPITÁN ERA
ALONSO DE ARELLANO Y CUYO PILOTO ERA
LOPE MARTÍN.
Escribió don
Alonso de Arellano: “Al día siguiente que
fue día de Pascua de Resurrección que se contaron veinte y dos días de abril de
este presente año de mil quinientos y sesenta cinco años, nos hicimos a la vela
en demanda de la Nueva España y”(21)
“Pasados
cuatro días íbamos corriendo al este y el nordeste, para meternos en la altura
e ir en demanda de que es una isla grande del Pago mayor (Cipango=Japón) que está a treinta grados y
de la parte sur tiene tres o cuatro islas pequeñas, y de la banda del norte
tiene muy cerca la tierra firme de la China, según la carta lo demostraba y según las señas que
vimos de palos y aves de la tierra y corrientes, las cuales nos favorecieron
mucho”
Alonso de
Arellano sigue relatando con mucho detalle las cosas raras que veían; Isletas
de diferentes formas solo habitadas por pelícanos de gran tamaño, peces enormes
de raras clases, aves que chillaban toda la noche, etc.
A medida que
subían hasta los 42 grados latitud norte, los atosigaba un frío insoportable a
tal grado que el 11 de junio les cayó una nevada que heló hasta las botas de
aceite.
“Hallándose el piloto avante el Pago Mayor (Japón),
quinientas leguas, vimos muchos palos y aves de la tierra firme de la China…….y
por las señales que vimos las dos tercias partes del camino arriba de los
cuarenta grados, entendióse estar cerca
la China de la Nueva España (Se
consideraba entonces, que Nueva España llegaba hasta Alaska) hasta quinientas y
treinta leguas poco más o menos, conforme al punto que el piloto tenía en la
carta”
Por los
continuos y fuertes vientos tuvieron que reparar las velas con cuanta tela
encontraron. Sufrieron una plaga de ratones que todo lo mordían y hasta las
botijas del agua, por lo que sufrieron de sed, teniendo que racionarla. El
hambre, la sed, las enfermedades principalmente escorbuto, la falta de armas,
abrigo y la tela para reparar las velas etc.
El recorrido no
pudo ser en una sola dirección sino que a causa de los vientos, iban tan pronto
al sur, otras veces al este y otras al noreste, sin embargo, había una
corriente dominante hacia el sureste que después se llamó la corriente del
Japón o Kuroshivo.
“Dejando que nos
hubo la dicha brisa se halló el piloto cien leguas de la Nueva España y el
viento el el norte y ansí mandó gobernar al este y a cuarta del nordeste…… El día que se hizo con la tierra que fue
martes en la noche, a 16 de julio, mandó se hiciese buena guardia, y luego otro
día al cuarto del alba se levantó y me llamó diciendo viniese a ver la tierra
de la Nueva España y en viéndola dimos muchas gracias a Nuestro Señor
Jesucristo por las mercedes que nos había hecho”
“Venido el medio
día que estábamos cerca de la tierra tomó el piloto el sol en veintisiete
grados y tres cuartos….. La tierra era una punta de una ensenada grande donde
cae la isla de Corones. Estando tanto avante como la punta de California, e
yéndola atravesando esta noche, cargó tanto tiempo del oeste al noroeste, que
nos dio un golpe de viento y mar y agua del cielo que no sabíamos si íbamos por
tierra o mar….”
La llegada del
navío a las tierras americanas había sido literalmente tormentosa, a tal grado
que se destruyeron las velas. Arellano y todos los tripulantes se encomendaron
a la Virgen de Guadalupe prometiendo llevar el mástil mayor a cuestas desde el
Puerto a “Su Casa de Guadalupe”. (23)
Arellano y su
maltrecho patache llegaron al Puerto de Navidad el 9 de agosto de 1565. Para
esa fecha Urdaneta ya iba en camino de la Nueva España.
La relación que
Arellano hizo y que firmó junto con su piloto Lope Martín, causó encontradas
opiniones, a tal grado que ambos fueron citados a juicio por desobedecer y “querer adjudicarse el mérito de Andrés de
Urdaneta”
Sin
embargo al poco tiempo todo se sosegó y se entendieron los errores que la
Audiencia, Legazpi y el piloto de Arellano habían cometido en el caso. (24)
ANEXO (B)
A) CRONOLOGÍA DE LOS VIAJES AL PACÍFICO.
Año de 1493.- Se publica la Bula del Papa
Alejandro VI, “Inter caetera” que dividía
en globo terráqueo en dos partes iguales, con una línea imaginaria del
Polo Norte al Polo Sur, entre los Reinos de España y Portugal, para hacer
descubrimientos, tomar posesión de tierras y evangelizar a los nativos.
Año de 1494.- Se firma el Tratado de
Tordesillas, España. Cien leguas más al oeste de las islas Cabo Verde.
Año de 1508.- Nace Andrés de Urdaneta en
Guipuzcua.
Año de 1509. En navegante portugués Diego
Lópes de Sequeira llega a las Islas Molucas, actual Indonesia.
Año de 1512.-
Los portugueses descubren las Islas Célebes, capital Ternate, al oeste
de la Molucas, Actualmente son de Indonesia. Año de 1512.- Actualmente son de Indonesia.
Año de 1513.-
Vasco Núñez de Balboa atraviesa el Darién, y descubre el Océano
Pacífico. Toma posesión de él, para la Corona española.
Año de 1521.- Los portugueses Francisco Serrao
y Simón Alfonso Bisagudo, toman posesión de las islas Molucas. Serrao se
establece en Teranate a la que nombró San Lucas.
Magallanes en
las Filipinas, pasa por Leyte en abril y entra en Cebú el día 7. Quema la aldea de Bulaia, en Mactán, en donde
muere el día 27.
Juan Sebastián
Elcano toma el mando de la nao Concepción, mientras la nao Trinidad intenta el
tornaviaje.
Año de 1522.- A bordo de la Victoria, Elcano
completa la circunnavegación del globo terráqueo. Desembarca en Sanlúcar de
Barrameda el 6 de diciembre de 1522.
Ese mismo año,
por órdenes de Hernán Cortés se funda la primera población española de Pacífico
en Zacatula (Embocadura del río Balsas) y se procede a construir un astillero
para fabricar naves que exploren la Mar del Sur.
Año de 1525.-
Parte de España la escuadra de Frey Jofre García de Loaisa, con Juan Sebastián
Elcano por piloto Mayor. En la nave de Elcano va el joven de 17 años Andrés de
Urdaneta.
Año de 1526.-
En mayo llega al Océano Pacífico la maltrecha escuadra de Loaisa, la escuadra
se dispersa, y el Patache Santiago recorre la costa de Sudamérica hasta llegar
a Tehuantepec el 25 de julio.
Ese mismo mes
muere Jofre de Loaisa, y el 6 de agosto muere también Juan Sebastián Elcano,
ambos en la nao la Victoria. El mando de la expedición recae en Alonso de
Salazar.
La nao Santa
María de la Victoria llega a la isla de Guam en el Archipiélago de los Ladrones
o de las Marianas el 5 de septiembre. Diez días más tarde muere el capitán
Salazar. Queda al mando de la nao capitana Martín Íñiguez de Carquizano quien
descubre la isla de Gilolo. En el resto de ese año y principios del siguiente
descubren muchas otras islas de lo que más tarde se llamarán las Islas Filipinas.
Con el fallecimiento del capitán Martín Iñiguez, el mando de la disminuida
expedición queda en poder de Hernando de la Torre. Mientras los portugueses se
van enseñoreando de todas las islas Molucas y Célebes.
Año de 1527.-
La armada de Hernán Cortés, de tres naves al mando de su primo Álvaro de Saavedra Cerón al mando de la nao
La Florida, zarpa el 31 de octubre del puerto de Zihuatanejo para ayudar a los
restos de las tripulaciones de las tres armadas enviadas con anterioridad. Y
tomar nota de se haya conquistado.
Se construye un
segundo astillero en Tehuantepec para hacer naves capaces de explorar el Océano
Pacífico.
Año de 1528.-
La nao La Florida con Saavedra como capitán llega a la isla de Tidore el 27 de
marzo. Encuentra al capitán de la Torre con poco más de cien personas, entre
ellos a Andrés de Urdaneta.
Saavedra intenta
el 12 de junio la primera vuelta a Nueva España, no lo logra, por lo que
explora y descubre las costas de lo que más tarde se llamará la Nueva Guinea.
Con la esperanza de encontrar sus otras dos naves perdidas.
Año de 1529.-
22 de abril. Tratado de Zaragoza, Portugal llegan a un acuerdo en que España
cede a esa nación sus posesiones de las Molucas, tan duramente conseguidas.
En mayo de ese
año, la nao La Florida con su gente casi intacta, intenta por segunda vez el
regreso a Nueva España sin lograrlo.
El tercer
intento de regresar cuesta a los exploradores la muerte del capitán Álvaro Saavedra Cerón el 9 de octubre,
y la dispersión de la gente.
El capitán
Hernando de la Torre capitula ante el portugués Jorge Meneses el 28 de octubre
y Urdaneta se retira a Gilolo.
Año de 1530.-
La Paz entre españoles y portugueses y se delimitan los territorios.
Año de 1531.-
Andrés de Urdaneta se vuelve
mercader, se queda en las Islas hasta 1535.
Año de 1532.-
Por órdenes de Cortés, el 30 de mayo
parte de Acapulco, la expedición de su primo Diego Hurtado de Mendoza. Descubre
la islas Marías, Prosigue su expedición hasta el Pacífico Norte.
Año de 1533.- Zarpa
de Manzanillo el 30 de octubre la segunda empresa marítima para explorar el
Pacífico Norte, Diego Becerra de Mendoza
otro primo de Cortés muere a manos de su piloto Fortún Jiménez quien huyendo de
la justicia pero dueño del barco encuentra por casualidad las tierras de la
Península.
El 19 de
diciembre, la escuadra portuguesa de Tristán de Tayde llega a las islas Molucas
y recoge a17 españoles, entre ellos se encontraba Andrés de Urdaneta.
Año de 1534.- Hernán
Cortés prepara otra armada en Tehuantepec para ir personalmente a conquistar
tierras nuevas.
Año de 1535.-
Urdaneta sale de las Filipinas a fines de
febrero. Se dirige a Banda a bordo de un junco chino, en compañía de
Macías del Poyo.
Hernán Cortés en
persona zarpa de la bahía de Chamela en abril al frente de la segunda expedición
a California, explora el Mar de Cortés llamado Golfo de California. Encuentra
los restos dejados por el infortunado desembarco de Fortún Jiménez.
Funda la población de la Paz el 3 de mayo día
de la Santa Cruz con todas las reglas y, toma posesión de ella en nombre de su
Majestad el Emperador don Carlos V.
Año de 1536.-
Andrés de Urdaneta y Macías del Poyo navegan en su junco hasta la India, luego
en el barco portugués San Roque, siguen hasta doblar el cabo de Buena Esperanza
y finalmente desembarcar en Lisboa, donde es despojado de todos su papeles. Por
instancia del embajador español, Urdaneta huye a Valladolid porque su vida
peligra.
Año de
1537.- El 26 de julio, Andrés concluye
sus obligaciones con el Consejo Real y le entrega la relación completa de su
estancia y trabajos en los diez años de su estancia en las Islas de la
Especiería.
Año de 1538.-
El Consejo Real concede a Pedro de Alvarado el poder de descubrir, conquistar y poblar las
Islas del Mar del Sur. Alvarado convence a Urdaneta
para la expedición que el conquistador prepara a las Molucas.
Año de 1539.- Auspiciada
por Hernán Cortés, zarpa del puerto de Acapulco la expedición de Francisco de
Ulloa para explorar y conquistar las míticas ciudades de Quivira y Cíbola.
Hasta el paralelo 30.
El Virrey
Mendoza regula la navegación y el comercio entre los puertos del Pacífico.
Año de 1540.-
Hernán Cortés se embarca con destino a España para arreglar su Juicio de
Residencia. No sospechaba que el Emperador no lo dejaría regresar a su feudo de
Cuernavaca donde había dejado a su mujer e hijas, a las que no volverá a ver.
Por orden del
Virrey Mendoza, zarpa de Acapulco Hernando de Alarcón para explorar las costas
del norte de Nueva España.
Domingo del
Castillo levanta la primera Carta geográfica de las costas de California donde
se se comprueba que se trata de una península no de una Isla.
Año de 1541.-
Rebelión de los indios de la Nueva Galicia, lo que da motivo la guerra del Mixtón. El conflicto retrasa un
año la Expedición de Pedro de Alvarado, quien se suma con su gente a la guerra.
Por un accidente, Alvarado pierde la vida, su gente se queda en ese territorio
entre ellos Andrés de Urdaneta quien
aceptó el puesto de Corregidor.
Año de 1542.-
Sale del puerto de Navidad, Jalisco, la expedición de Juan Rodríguez de
Cabrillo para descubrir tierras del Pacífico Norte. Cabrillo llega hasta la
actual Alta California.
Ruy López de
Villalobos, zarpa el 1º de noviembre desde el Puerto de Navidad hacia las Islas
de Moluco. Descubre las Islas Revillagigedo, las Palaos, las del Coral y las de
los Jardines.
Año de 1543.-
López de Villalobos llega a la Isla de Mindanao el 12 de febrero, la bautiza
con el nombre de Cesárea Caroli.
Posteriormente llega a Leyte, a la que nombra Filipina en honor del príncipe
don Felipe, futuro Felipe II. Desde entonces, el Archipiélago de San Lázaro se
llamará Las Islas Filipinas.
Año de 1545.-
Con Íñigo Ortiz de Retes en sustitución de López de Villalobos, ya enfermo, la expedición
intenta de nueva cuenta el retorno a Nueva España, sin conseguirlo.
Año de 1546.-
Ruy López de Villalobos muere el Domingo de Ramos en brazos de San Francisco
Javier.
Año de 1547.-
El 2 de diciembre a la edad de 62 años falleció Hernán Cortés en Castilleja de la Cuesta, enfrente de Sevilla.
Cuando intentaba embarcarse para regresar
a la tierra de su Conquista.
Año de 1551.- Real Cédula que autoriza el libre tráfico
entre los puertos españoles de la costa americana del Pacífico.
Año de 1552.-
San Francisco Xavier aconseja a la Corona que no envíe mas expediciones al
Asia, en vista de la gran mortandad de sus marinos.
Año de 1553.-
Profesión religiosa de Andrés de
Urdaneta en el Monasterio Agustino del Nombre de Jesús en la ciudad de
México.
Año de 1559.-
El Rey Felipe II encomienda al Virrey Luis de Velasco los preparativos para una
Armada a las Islas de poniente. El propio Rey ruega y encarga al fraile Andrés de Urdaneta que viaje en calidad
de piloto Mayor de la nueva flota.
Año de 1561.-
En el mes de febrero, el Virrey don Luis de Velasco nombra al vizcaíno Miguel
de López de Legazpi, general en jefe de la expedición para la conquista
definitiva de las Islas Filipinas.
Año de 1564.-
En el mes de febrero, se extienden las letras patentes para los misioneros
agustinos que acompañarán a Fray Andrés
de Urdaneta e irán en la expedición
de Legazpi. A la muerte del Virrey, en julio, la Real Audiencia asume el
gobierno y encarga los asuntos de la armada a Jerónimo Valderrama.
En noviembre
zarpa del puerto de la Navidad la expedición al mando de don Miguel de Legazpi.
La modesta flota se compone por tres naves: San Pedro y San Pablo, los pataches San Juan y San Lucas,
con un total de 150 marineros, 200 soldados y cinco frailes agustinos. Como
piloto mayor queda Urdaneta al lado
de Legazpi, quienes viajan en el patache San Juan.
En diciembre se
pierde el patache San Lucas al mando
del capitán Alonso de Arellano. El 1º de
diciembre se adelanta considerablemente Esta nave muy ligera y marinera es
la primera que llegará sin problemas a la isla de Mindanao.
Año de 1565.-
El 22 de enero, la escuadra de Legazpi avista la isla de Guam en el
archipiélago de los Ladrones. Antes habían tocado las Islas de los Barbudos.
El 30 de enero
Alonso de Arellano con su piloto Lope Martín fondea en el puerto principal de
Mindanao, mientras que la expedición de Legazpi llega a la isla de Sámar en el
archipiélago de la Filipinas, apenas el 13 de febrero.
El 22 de abril el impetuoso Arellano emprende el
viaje de regreso a Nueva España desde la
isla de Cabos.
La flota de
Legazpi llega a Cebú el 27 de abril. El 5 de mayo se apodera de la isla. Funda
la villa de San Miguel de Cebú el 8 de mayo. A fines de ese mes se decide la
salida de la nao San Pedro y San Pablo de regreso a Nueva España al mando de
Felipe Salcedo nieto de Legazpi, quien permanece en las Islas como Adelantado
con casi todos sus acompañantes y soldados. Fray Andrés de Urdaneta va como
piloto mayor por una ruta que ha intuido antes, y que ahora, tiene la
oportunidad de comprobarla.
El 1º de junio
se inicia el retorno. Acompaña a Urdaneta Fray Andrés de Aguirre.
El extraviado
patache San Juan, que nunca pudo reunirse con la armada, avista las costas de
Nueva España el 17 de julio, llegando al puerto de Navidad el 9 de agosto,
completando el viaje redondo de América al Asia en menor tiempo que la armada
de Urdaneta.
La nao San Pedro
y San Pablo con Andrés de Urdaneta como piloto avista las costas de California
en septiembre, pasa por el puerto de Navidad el 2 de octubre y arriba a Acapulco el día 8 de octubre,
fecha oficial en que queda establecida la ruta del tornaviaje.
Año de
1566.- En marzo zarpa de Acapulco la
nao San Jerónimo con rumbo a Filipinas. Se inicia el tráfico de la Nao de
China, o de Acapulco o de las Filipinas.
Fray Andrés de Urdaneta llega a Madrid en
compañía de Melchor de Legazpi hijo del Adelantado de Filipinas. En octubre,
Fray Andrés expone ante la Corte Española su odisea.
Año de 1567.-
Llega a la Isla de Cebú don Felipe de
Salcedo, el nieto de Legazpi, con un refuerzo de 300 soldados para sostener al
Adelantado.
Fray Andrés de
Urdaneta regresa a su Monasterio de la ciudad de México.
Año de 1568.-
El 13 de junio de ese año fallece el gran marino, soldado, explorador,
corregidor y religioso: FRAY ANDRÉS DE
URDANETA Y ZERAIN, a sus 60 años de edad. Su tumba, aunque perdida, queda en el templo de San Agustín de la
ciudad de México, actualmente Biblioteca.
ANEXO (C)
La carta-cédula
del emperador don Carlos V a Hernán Cortés, dada en Granada el 20 de junio de
1526, instando al Conquistador a levantar una armada para ir a rescatar los
restos que quedaren de las tres armadas anteriores: las de Magallanes, la de
Juan Sebastián Gabotto y la de Jofre de Loaisa.
En las páginas
finales de la Quinta Carta de Relación de septiembre de 1526, le relata, las
diversas exploraciones y pacificaciones que tiene emprendidas, Sabiendo que
llegó a las costas de Tehuantepec un navío extraviado, que formaba parte de la
Armada del capitán García de Loaisa que se dirigía a las Molucas. Cortés le
envió auxilio inmediato con tres naves al mando de su primo Álvaro de Saavedra
Cerón que llegaron a las Filipinas pero no pudieron regresar a Nueva España. (3),
(4) y (5).
La historia del Padre Juan de Aréizaga……… los indios
llevaron a Aréizaga con su Cacique, le dieron de comer carne de venado,
tortillas, cerezas, guayabas o tras cosas desconocidas. El cacique le mostró
una cruz de madera, y le dijo “Santa
María”, luego Aréiziga, llorando
adoró la Cruz. Bajaron de navío todos los exploradores y fueron llevados al
gobernador español del lugar. Aréizaga fue llevado a la presencia de Hernán
Cortés en la ciudad de México, donde le relató su odisea.
(3), (4) y (5).
Don Álvaro de
Saavedra Cerón, primo y enviado de Hernán Cortés, había sido enviado para dar
cuenta de las tres armadas enviadas a las islas del Moluco y socorrer a los
españoles que hubieran sobrevivido en
esas lejanas islas, si bien cumplió con creces su cometido; no pudo regresar a
Nueva España por los vientos y corrientes contrarias. Después de tres intentos
murió de fiebres en aquellos lugares, y sus tripulantes se integraron a los de Fernando de la Torre, bajo cuyas
órdenes se encontraba Andrés de Urdaneta.
La diligencia
del Conquistador tuvo por resultado tres
nuevos navíos, construidos a su costa en los astilleros de Zacatula, (Primer puerto español de la
costa del Pacífico en la desembocadura del río Balsas), al mando de su primo Álvaro de Saavedra Cerón que salieron
con rumbo del poniente desde el nuevo puerto de Zihuatanejo, el 31 de octubre
de 1527. Eran dos naos: La Florida,
capitana con 50 hombres; la Santiago
al mando de Luis de Cárdenas con 45 tripulantes y el bergantín Espíritu Santo al mando de Pedro de
Fuentes con 15 hombres.
El 30 de marzo
de 1528, Saavedra Cerón encontró al
capitán Hernando de la Torre
con los sobrevivientes de la armada de
Loaisa, en la isla de Tidore. , entre ellos se encontraba Andrés de Urdaneta, quien en su relación de 1535 da cuenta del
suceso.
El primo de
Cortés, don Álvaro de Saavedra Cerón,
después de haber entregado los envíos del Conquistador, intentó por tres veces
regresar a la Nueva España subiendo hasta el grado 30 latitud norte, sin éxito:
pero poco antes de morir de fiebres, intuyó que subiendo todavía más al norte
se podría encontrar la corriente contraria. Esto estaba reservado para Andrés de Urdaneta. (4)
ANEXO (D)
Don Miguel López
de Legazpi había nacido en la noble población de Zumárraga, tenía la sazón,
cuando emprendió el viaje de conquista de las Islas Filipinas, 58 años de edad,
de los cuales 34 había residido en Nueva España. Era hijo de Juan Martínez de
Legazpi y de doña Elvira de Gorrochátegui, y sus antepasados siempre sirvieron
al Emperador en sus guerras extranjeras, también era pariente del Obispo Fray
Juan de Zumárraga. Llegó a Nueva España en 1528, a los 24 años de edad, siendo
capitán. Casado con nueve hijos, cuatro varones y cinco hijas.
La razón
principal de su nombramiento fue porque Urdaneta era fraile, sin poder de mando
militar ni político, y también por ser pariente de Fray Andrés y por sus
méritos propios y honradez. No tenía encomiendas y era pobre
Miguel López de
Legazpi, después de haber conquistado las islas Filipinas para España, murió en
Manila en mayo de 1572. Aún existen en México numerosos descendientes y la
familia Cervantes y Morán sería la legítima sucesora del Adelantado de
Filipinas.
CITAS:
(1)
Nombres de las seis Naos originales y el Patache:
Santa
María de la Victoria, 360 toneladas, Frey García Jofre de Loaisa.
Santi
Spíritus, 240 toneladas, Juan Sebastián Elcano .
Anunciada,
204 toneladas, Pedro de Vera.
San
Gabriel, 156 toneladas, D. Rodrigo de
Acuña.
Santa
María del Parral, 96 toneladas, D. Jorge Manrique de Nájera,
San
Lesmes, 96, Francisco de Hoces.
Patache
Santiago, 60 toneladas, Santiago de Guevara.
El
total de individuos era de 450.
(2) Un patache (nave de poco calado) el
Santiago de 60 toneladas, al mando de Santiago de Guevara, logra llegar,
costeando las costas de Sudamérica desde el 1º.de junio de 1526, hasta
Tehuantepec en la Nueva España. Hay varias curiosas anécdotas que relata el historiador
Antonio de Herrera en sus Décadas, y también, la relación-bitácora del capellán
del barco padre Juan de Aréizaga,
(Fernández de Navarrete) sobre la penuria y hambre que pasaron los
marinos del Patache Santiago: “El capitán
Guevara llevaba un gallo y una gallina y ésta ponía un huevo diario que
confortaba a los enfermos, huevo que dejó de poner en los fríos australes. Los
hambrientos quisieron comprarle las aves por 50 ducados, pero el capitán
prefirió guardarlas….”
Hay
varias curiosas anécdotas que relata el historiador Antonio de Herrera en sus
Décadas, y también, la relación-bitácora del capellán del barco padre Juan de
Aréizaga, (Fernández de Navarrete) sobre
la penuria y hambre que pasaron los marinos del Patache Santiago: “El capitán Guevara llevaba un gallo y una
gallina y ésta ponía un huevo diario que confortaba a los enfermos, huevo que
dejó de poner en los fríos australes. Los hambrientos quisieron comprarle las
aves por 50 ducados, pero el capitán prefirió guardarlas….”
(3) El
Padre Aréizaga relata la llegada y el desembarco de los sobrevivientes después
de mes y medio de navegación desde el Estrecho de Magallanes:
Como
carecían de bateles o lanchas para desembarcar se ingeniaron de la siguiente
manera:
“Acordaron que en una caja grande bien sujeta a las
guindaletas, saliese alguno, dejándose llevar por la corriente a tierra, que
con él llevase gran cantidad de espejos, tijeras, cosas de rescate para dar a
los indios, para que no lo matasen ni comiesen, y que si se trastornase la
caja, se asiere a ella y la tirasen de la nao por el cabo. Y vista tan grande
necesidad, el clérigo don Juan de Aréizaga se ofreció a meterse en la caja,
aunque le rogaron que no lo hiciese, dijo que quería ponerse en aquel peligro
por la salvación de todos, y encomendándose a Dios se metió en la caja, con una
espada, y llegando a la mitad del camino, no faltándole para llegar a tierra
más que un cuarto de legua, se trastornó la caja, y nadaba el clérigo,
teniéndose recio y pensando que había menos camino, se esforzaba de llegar, y
andando cansado y medio ahogado, puso Dios en ánimo a los indios, que lo veían
desde la orilla que le fueran a ayudar, y así se echaron cinco de ellos a la
mar, y aunque andaba brava, le tomaron y sacaron medio muerto y se apartaron de
él, volviendo en sí dende a media hora, se levantó y les hizo señas que se
llegasen….”
(4) El
capellán descubrió que felizmente habían llegado a tierra cristianizada. Los
indios le indicaron que cerca vivía un capitán español mandado por Hernán Cortés para gobernar esos pueblos. Éste, ordenó que los naturales
ayudaran con canoas al desembarco.
Los tripulantes del Patache fueron llevados a
la presencia de Hernán Cortés quien
tomó nota de ello, para preparar en sus astilleros otras naves que fuesen en
ayuda de la armada de Loaisa. Cortés, en su 5ª. Carta de Relación, el 3 de septiembre de 1526, da la noticia
al Emperador y le envía la copia de la relación del animoso Padre Aréizaga.
(3) Como
carecían de bateles o lanchas para desembarcar se ingeniaron de la siguiente
manera:
“Acordaron que en una caja grande bien sujeta a las
guindaletas, saliese alguno, dejándose llevar por la corriente a tierra, que
con él llevase gran cantidad de espejos, tijeras, cosas de rescate para dar a
los indios, para que no lo matasen ni comiesen, y que si se trastornase la
caja, se asiere a ella y la tirasen de la nao por el cabo. Y vista tan grande
necesidad, el clérigo don Juan de Aréizaga se ofreció a meterse en la caja,
aunque le rogaron que no lo hiciese, dijo que quería ponerse en aquel peligro
por la salvación de todos, y encomendándose a Dios se metió en la caja, con una
espada, y llegando a la mitad del camino, no faltándole para llegar a tierra
más que un cuarto de legua, se trastornó la caja, y nadaba el clérigo,
teniéndose recio y pensando que había menos camino, se esforzaba de llegar, y
andando cansado y medio ahogado, puso Dios en ánimo a los indios, que lo veían
desde la orilla que le fueran a ayudar, y así se echaron cinco de ellos a la
mar, y aunque andaba brava, le tomaron y sacaron medio muerto y se apartaron de
él, volviendo en sí dende a media hora, se levantó y les hizo señas que se
llegasen….”
El capellán
descubrió que felizmente habían llegado a tierra cristianizada. Los indios le
indicaron que cerca vivía un capitán español mandado por Hernán Cortés para
gobernar esos pueblos. Éste, ordenó que los naturales ayudaran con canoas al
desembarco.
Los tripulantes
del Patache fueron llevados a la presencia de Hernán Cortés quien tomó nota de ello, para preparar en sus
astilleros otras naves que fuesen en ayuda de la armada de Loaisa. Cortés, en
su 5ª. Carta de Relación, el 3 de septiembre de 1526, da la noticia al
Emperador y le envía la copia de la relación del animoso Padre Aréizaga.
(4)
La diligencia
del Conquistador había dado por resultado; tres
nuevos navíos, construidos a su costa en los astilleros de Zacatula, (Primer puerto español de la
costa del Pacífico en la desembocadura del río Balsas), al mando de su primo Álvaro de Saavedra Cerón que salieron
con rumbo del poniente desde el nuevo puerto de Zihuatanejo, el 31 de octubre de 1527. Eran dos naos: La Florida, capitana con 50 hombres; la Santiago al mando de Luis de Cárdenas
con 45 tripulantes y el bergantín Espíritu
Santo al mando de Pedro de Fuentes con 15 hombres.
El 30 de marzo de 1528,
Saavedra Cerón encontró al capitán Hernando de la Torre con los sobrevivientes de la armada de Loaisa, en
la isla de Tidore. , entre ellos se encontraba Andrés de Urdaneta, quien en su relación de 1535 da cuenta del
suceso.
El primo de
Cortés, don Álvaro de Saavedra Cerón,
después de haber entregado los envíos del Conquistador, intentó por tres veces
regresar a la Nueva España subiendo hasta el grado 30 latitud norte, sin éxito:
pero poco antes de morir de fiebres, intuyó que subiendo todavía más al norte
se podría encontrar la corriente contraria. Esto estaba reservado para Andrés de Urdaneta.
(5) Anexo (B)
(6) Libro “Monje
y Marino”. P .Mariano Cuevas
(7) Las Islas Filipinas fueron
exploradas por Villalobos
(8) Islas o Archipiélago de las Molucas fueron
descubiertas por los portugueses, la primera factoría la fundaron en 1512,
pero, cuando llegó la nao española Spíritu Sancto con Urdaneta a bordo, en
1526, había una guerra virtual con los portugueses por la posesión de cerca de
80 islas. “Monje y Marino” P. Mariano Cuevas.
Descripción del ave del Paraíso:
“Es más
pequeño que un mirlo…..la riqueza de los colores y la composición del plumaje
bastarían para comparar a aquel pequeño ser con un diamante de las más puras
aguas”
BIBLIOGRAFÍA
*LIBRO:
“MONJE Y MARINO”
La
vida y los tiempos de Fray Andrés de Urdaneta.
AUTOR:
R. Padre Mariano Cuevas S.J.
Editorial
Galatea, México D.F. 1943
Prólogo
de Alejandro Quijano, Director de la Academia Mexicana de Historia
correspondiente de la Real Academia Española.
Colección
de Libros Españoles en América.
1er.
Tomo: “Vasco de Quiroga, Obispo de Utopía”, B. Xarnés.
2º.
Tomo: “Exploradores de la Filipinas”
Biblioteca
del Archivo Histórico de Colima, Col. México.
*“LOS
VASCONGADOS EN LA HISTORIA DE MÉXICO”. Del P. Mariano Cuevas:
*“HERNÁN
CORTÉS”, José Luis Martínez, UNAM, Fondo de Cultura Económica, México, 1990.
*“EL
GALEÓN DEL PACÍFICO”, 10 AUTORES, Gobierno Constitucional del Estado de
Guerrero, México, 1993.
*“ENCICLOPEDIA
DE MÉXICO”, SEP. Ciudad de México, 1988.
*REVISTA
ARTES DE MÉXICO, “El Galeón de Manila” No. 143.
Año
XVIII, 1971
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