jueves, 6 de marzo de 2014

ANDRÉS DE URDANETA Y ZERAIN




MONUMENTO EN MANILA, FILIPINAS: A LEGAZPI Y A URDANETA


Nació en Villafranca de Oria, Oyanguren, Provincia de Guipúzcoa, España en 1508, y murió en la ciudad de México en 1568, siendo monje agustino.
Joven de menos de 18 años de edad, se embarcó con su paisano y amigo de familia, Juan Sebastián Elcano, superviviente de la primera vuelta al mundo, que el infortunado Fernando de Magallanes dirigiera entre el 20 de agosto de 1519 y el 27 de abril de 1521; cuando murió peleando una desigual batalla en la isla de Mactán.  

Para hacer una comparación de acciones y tiempos entre Magallanes y Hernán Cortés,  he de apuntar que cuando la armada de Magallanes salió del puerto de Sanlúcar de Barrameda el 20 de agosto de 1519, Hernán Cortés ya se encontraba en territorio  totonaca para iniciar su conquista. Y cuando la única nave superviviente de la armada de Magallanes; la “Victoria” comandada por Juan Sebastián Elcano llegó a Sevilla el 8 de septiembre de 1521 después de dar la vuelta al globo terráqueo; Hernán Cortés y sus aliados, ya habían derrocado el poder cohlúa el 13 de agosto de ese mismo año de 1521.
El espíritu del joven Andrés de Urdaneta lo instaba para embarcarse en alguna otra armada que se aventurase al océano tenebroso. En primer lugar, había tenido un pariente homónimo suyo, que se había enrolado en la referida armada de Magallanes, además de la gran admiración que sentía por  Juan Sebastián Elcano, cuando éste, regresó a Guetaria, su pueblo nativo, para recibir el justo homenaje de sus paisanos.
En la corte del Emperador Carlos se tenía en mente preparar otra expedición mejor equipada, para llegar a las Islas de la Especiería, por lo que ya desde 1523 se pusieron manos a la obra en los astilleros castellanos.
La nueva armada de descubridores al mando de Frey García Jofre de Loaisa, comendador de la Orden de San Juan, compuesta de seis naves partió en 1525. A Juan Sebastián Elcano le tocó ser el piloto mayor con la segunda nave, la Santi Spíritus. (1) Nombres de las seis naves.
El viaje fue muy calamitoso desde el principio, por la continua aparición de tormentas (huracanes) durante la travesía por el océano Atlántico.  Se notaba que un mal sino acompañaba a la Armada de Loaisa. Antes de cruzar el estrecho de Magallanes se perdieron cuatro naves y a poco de salir al océano Pacífico en mayo de 1526, fallecieron, con unos cuantos días de diferencia, García de Loaisa y Juan Sebastián Elcano. Entonces la nave de Elcano quedó al mando de Alonso de Salazar; en esa embarcación sobrevivió el joven Andrés de Urdaneta. (2) El Patache Santiago.
 El Padre Aréizaga relata la llegada y el desembarco de los sobrevivientes después de mes y medio de navegación desde el Estrecho de Magallanes. (3) Relato del Padre Juan de Aréizaga.
Hemos visto como el joven Andrés de Urdaneta había sobrevivido al desastre de la armada comandada por Frey Jofre de Loaisa , a la muerte de éste, y luego, a la muerte de Juan Sebastián Elcano, unos cuantos días después.
De seis barcos y un patache  que inicialmente habían zarpado del Puerto de La Coruña, el lunes 24 de julio de 1525, solamente habían quedado dos: El Santi Spíritus donde se encontraba Urdaneta, al mando de Martín Iñiguez  de Carquizano y el patache Santiago comandado por Santiago de Guevara, ambos ya en aguas del Pacífico.  (4) El Patache Santiago llegó a las costas de Nueva España.
En octubre de 1526 la única Nao superviviente con 105 hombres a bordo, la Sancti Spíritus, después de haber recalado varias veces en las Islas de los Ladrones, llamadas hoy las Marianas, descubrieron la isla de Mindanao, muy poblada y rica, luego fueron visitando muchas otras islas de lo que después se llamaría el Archipiélago de las Filipinas.  Luego, llegaron hasta las Islas Molucas a fines de octubre (5)
En la isla de Gilolo, el capitán Martín Iñiguez envió a Urdaneta como su embajador para entrevistarse con el reyezuelo del lugar, pero luego, un mes más tarde,  los españoles acordaron aliarse con otro reyezuelo en la Isla de Tidor.
A poco, los portugueses se presentaron y amenazaron a los españoles con hacerles la guerra si no se ausentaban de las islas. Éstos, por el conocido carácter español respondieron: “que aquí estaban para quedarse y que si querían guerra, la tendrían”.
El capitán Iñiguez, repartió los hombres en tres cuadrillas de 30 de cada una, y a Urdaneta le dio una para la batalla. Los portugueses fueron vencidos y los españoles se aprestaron a construir un fuerte. Era el mes de enero de 1527, diez y ocho meses después de haber partido de España.
La nao comenzó a deshacerse a causa la “broma”, una especie de hongo marino, por lo que tuvieron que quemarla. Ya no les quedó otro remedio que las débiles embarcaciones de los indios que éstos, usaban para ir de isla en isla.
Entonces los portugueses se enteraron, por sus espías, de la carencia de los españoles. Y los volvieron a atacar. Urdaneta con su gente los hizo huir, pero el último cañonazo que tiró, dio también en un barril de pólvora que hizo tremenda explosión, hiriendo a muchos de los guerreros, entre ellos al mismo Urdaneta, quien quemado en todo su cuerpo se arrojó al mar para apagarse.
Los enemigos le siguieron tirando con ánimo de matarlo, sin embargo nuestro héroe  pudo salvarse por ser excelente nadador. Una embarcación de los nativos lo pudo sacar del agua y llevarlo a su poblado para curarlo con yerbas, cosa que le tomó un mes para recuperarse. Aunque Urdaneta quedaría desfigurado del rostro para el resto de su vida.
Por fin, tanto españoles como portugueses concertaron una tregua durante el año 1527, aunque muy inestable. Los españoles a gran precio, quedaron en posesión de dos islas solamente: Gilolo y Tidore. Ahí, el Capitán Iñiguez falleció, se cree que envenenado al final de ese año, y el mando de los pocos hombres que quedaban recayó en Fernando de la Torre.

LOS ENVIADOS DE HERNÁN CORTÉS

Un suceso providencial ocurrió el 30 de marzo de 1528, ese feliz día recaló en la isla de Tidore el Comandante don Álvaro de Saavedra Cerón primo del Conquistador Hernán Cortés quien llegaba a bordo de una estupenda nave construida en los astilleros de Zacatula, cercanos al puerto de Zihuatanejo, de la naciente Nueva España. La hermosa nave llamada La Florida venía repleta de material logístico, para socorrer a las naves perdidas. Álvaro de Saavedra había salido el jueves víspera de todos Santos de 1527 en las naves que Cortés tenía preparadas para ir al Perú. () Publicado por Martín Fernández de Navarrete.
Saavedra Cerón había cruzado felizmente el océano Pacífico en tres meses, y empleado otros tres, buscando a los restos de la armada de García de Loaisa.  Este sería la primera travesía transpacífica en toda la Historia de la navegación. Ver Anexo (B) y Anexo (C) Instrucciones de Cortés a su primo, del diario de Álvaro Saavedra Cerón.  
Al llegar a Mindanao recogieron a un náufrago de la expedición de Loaisa quien los guio hasta donde estaba el capitán de la Torre y a sus castellanos, entre ellos a Urdaneta. La nao “La Florida”  fondeó en la isla de Tidore el 27 de marzo de 1528.
Saavedra no quiso tomar parte en la guerra castellano portuguesa porque no era su misión, solamente  debía tomar nota de todo y regresar a la Nueva España.
El 12 de junio de 1528, Saavedra levó anclas con el piloto Macías del Poyo. Su nave ya reparada iba cargada con toda clase de especias, algunos compañeros de Urdaneta y dos portugueses. Tomo el rumbo de Papúa al sur de Nueva Guinea, descubriendo esta gran isla. Encontró otra isla llamada ahora Bismark, donde vieron un grupo de nativos de color blanco como los españoles.
La nave de Saavedra no pudo tras tres intentos encontrar la vuelta a Nueva España y tuvo que regresar a Tidore. Al tercer intento para encontrar la vuelta a Nueva España en el mes de mayo de 1529, los novohispanos regresaron de nuevo Gilolo sin Saavedra y sin su lugarteniente Pedro Laso quienes habían fallecido en alta mar. La tripulación de la nao Florida construida en la Nueva España, se adhirió a la gente del Capitán de la Torre. El primo de Cortés, don Álvaro de Saavedra Cerón cumplió su cometido, y con sus hombres eran de todas formas unos héroes.

ANDRÉS DE URDANETA SE VUELVE MERCADER

Los nativos de las islas, tanto bajo la protección de Portugal como bajo Castilla, se comenzaron a unir, concertando alianzas entre ellos para acabar con los europeos. Esto hizo que los ibéricos: españoles y portugueses se aliaran para su defensa común.
En enero de 1534 llegó el gobernador portugués Pedro de Montemayor con dinero y ayuda para los castellanos, por haber pasado en un convenio, todo el territorio al rey de Portugal. La hueste castellana estaba ya reducida a 17 hombres. El Capitán de la Torre propuso a Urdaneta  unirse con él, para regresar  a España, nuestro marino prefirió quedarse un año más en las Islas y afrontar con valentía e inteligencia su vida entre los nativos. De la Torre partió con la gente en febrero de 1534. Se embarcaron en una nave portuguesa.
Urdaneta, tomaba nota de todo y el regreso a España quedó postergado, de hecho, era ya mercader. Urdaneta  navegaba en un junco de isla en isla y con mucho trabajo pudo reunir el suficiente dinero para no llegar como un mendigo a España.
Hacia fines de febrero de 1535 Andrés de Urdaneta abandonó las Islas “con gran sentimiento de los nativos, a quienes se había entregado”,  llevaba con él, a su pequeña hija nacida de una nativa.
El recorrido a España lo hizo en una nave portuguesa. Previamente, visitaron las islas de Banda, Java, Malaca, Ceilán. De ahí viajó a Cochín donde encontró a Hernando de la Torre. Urdaneta sagazmente, le encargó al capitán de la Torre,  una copia de su relación de servicios para presentarlos al Emperador, pues la vuelta a Castilla sería en grupos separados. Así que a fines de febrero de 1535, con parte de la relación del capitán de la Torre y la propia suya, salió de la isla de Cochín, el 12 de enero de 1536 para España en la nao San Roque y el 30 de marzo dobló el cabo de Buena Esperanza, La nave tocó la isla de Santa Elena, y en junio de ese mismo año de 1536 llegó a Lisboa, después de haber dado la vuelta al mundo en 10 años y once meses.
Las autoridades portuguesas los despojaron de todos sus papeles, entre ellos las relaciones de sus viajes y la de sus servicios al Emperador, sin embargo algo de esas noticias alcanzo a llevar el capitán de la Torre.
El embajador castellano le indicó que huyese a Castilla lo antes posible para no caer preso en Portugal. Andrés de Urdaneta así lo hizo, y luego pasó  a Valladolid  donde estuvo ente el Consejo de su Majestad  relatando de viva voz sus aventuras. En Valladolid, El Real Consejo oyó las relaciones del marino Urdaneta y lo socorrió con 60 ducados de oro. Los consejeros del Rey decían entre ellos:

“Este marino es el mayor descubridor de todos los tiempos…..”

Los sesenta ducados del Consejo eran más que suficiente para volver a su terruño de Guipuzcoa.
Desde el año 1536 a 1538, poco se sabe de las actividades de Urdaneta en España, pero fue en ese año de 1538 cuando Andrés de Urdaneta encontró al Adelantado Pedro de Alvarado en Valladolid. El conquistador de Guatemala, escuchó las aventuras de Urdaneta y le propuso que le acompañara de regreso a su gobernación centroamericana; porque tenía ya el permiso del Emperador para construir otra Armada de conquista para las islas de la Especiería.
Pedro de Alvarado, estaba en España después del intento de éste de conquistar el Reino de Quito.  Alvarado no pudo hacerlo,  aunque llevaba los implementos necesarios para ello, porque  Francisco Pizarro ya tenía cartas del Emperador que le daban derecho a ello. Pizarro le compró sus naves y armamento, además de darle muchas esmeraldas y regalos de oro y plata para su primo Hernán Cortés.
Alvarado, de su entrevista con el Emperador, salió entusiasmado con la posibilidad de construir otra armada  que se adentrase en las islas de Asia y tal vez conquistar Cipango y Catay (el Japón y la China). En Valladolid, supo de la personalidad de Urdaneta y se entrevistó con él. “Porque este capitán Urdaneta acordó de servir a su Rey, tiene mucha experiencia y es hombre que entiende muy bien las cosas de la mar y de la tierra” (6)
En Valladolid, Alvarado convenció a Urdaneta para acompañarlo a Guatemala. La flota de Alvarado salió de Sevilla en octubre de 1538, con 400 pasajeros: parientes, un grupo  considerable de amigos y mujeres nobles para casarlas con los conquistadores,  soldados y criados, todo a su costa.
Urdaneta aceptó la proposición de Alvarado porque:
“Sucede por regla general que los hombres muy viajados ya no saben vivir bajo techo, Cuanto más si le han dado la vuelta al mundo y tienen por delante todos los alicientes y todos los alientos de aquellas juventudes españolas del siglo de oro” (7)
El Padre Mariano Cuevas cita la breve partida de embarque que obtuvo en el Archivo de Indias de Sevilla.
“Andrés de Urdaneta, hijo de Joan Ochoa de Urdaneta y de doña  Gracia de Celaya  ( Zerain), vecino de Villafranca, de la Provincia de Guipuzcoa. En la Armada de don Pedro de Alvarado. 16 de octubre.”
Andrés de Urdaneta y el piloto Martín de Islares se entrevistaron en Santo Domingo con el Cronista de Indias Gonzalo Fernández de Oviedo
Pedro de Alvarado y sus naves llegaron sin contratiempo al Continente Americano, tocando brevemente el Puerto de Santo Domingo, luego, la Armada partió directamente al puerto de Cortés  en Honduras para de ahí marchar por tierra a la ciudad de Guatemala la Antigua.
Garcilaso de la Vega en su crónica Historia General del Perú cita la curiosa impresión de una de las damas casaderas acerca de la reunión de conquistadores en la Antigua de Guatemala……(8)
“ Dóilos al diablo, parecen salidos del infierno tan estropeados están; unos cojos otros mancos, otros sin orejas,  otros con un ojo, otros con medias caras, y el mejor librado tiene la cara cruzada una y dos y hasta más veces.”

LA EXPEDICIÓN DE ALVARADO A TIERRAS DE COLIMA Y NUEVA GALICIA, SU MUERTE, Y LA VIDA DE URDANETA COMO FUNCIONARIO PÚBLICO.

Urdaneta  de apenas 33 años de edad, siguió al conquistador y gobernador de Guatemala hasta la trágica muerte de éste, en Guadalajara de la Nueva Galicia. Llegó hasta las costas de Colima y Barra de Navidad con el numeroso ejército de Alvarado, para embarcarse en las naves que ya fondeaban en el Puerto de Santiago, todo estaba listo para emprender el esperado viaje. Cuando el gobernador de Nueva Galicia Cristóbal de Oñate rogó con insistencia a Pedro de Alvarado para que le ayudase a defender su gobernación de un importante levantamiento de los indios.
El enviado de Oñate encontró a Alvarado en Zapotlán el Grande y Alvarado se ofreció a ayudar con sus tropas. Estratégicamente colocó a sus capitanes, y él en persona se dirigió a Guadalajara. Sus capitanes cumplieron su cometido y dominaron la situación. Alvarado acorraló a los rebeldes en el cerro llamado del Mixtón. Se hacía de noche y venía la lluvia, Alvarado bajó de su caballo para no resbalar, pero el jinete que venía a su lado cayó con todo y su montura sobre el Capitán don Pedro, hiriéndolo de muerte. El que había sido uno de los mejores capitanes de Hernán Cortés murió en medio de tremendos dolores a los cuatro días. La rebelión fue dominada, pero Pedro de Alvarado pagó con su vida la acción.   (Consultar mi texto: “Vida y hechos de don Pedro de Alvarado” en este mismo Blog de Historia Verdadera de México)
Andrés de Urdaneta y los otros capitanes tuvieron que luchar muy duro para vencer el levantamiento de los nativos que había cundido por toda la Nueva Galicia. El virrey Mendoza tuvo que echar mano de los frailes más capaces para ayudar a pacificarlos, lo que se logró en el año 1542.
De ese año hasta 1547 solamente se tienen algunas noticias sobre Andrés de Urdaneta, que el eminente historiador Padre Mariano Cuevas ha logrado encontrar en el Archivo General de la Nación.
El virrey don Antonio de Mendoza, una vez pacificada la Nueva Galicia, hizo mercedes a los participantes de ella, y la proposición  de que se quedaran en la Nueva Galicia o se volviesen a Guatemala.
Andrés de Urdaneta aceptó la oferta de quedarse. En un escrito del 6 de febrero de 1543, el Virrey Mendoza le ofrece un cargo de grande responsabilidad y muy honorífico; el de Corregidor. Este puesto estaba por encima de los Alcaldes Menores y Mayores, y comprendía su autoridad sobre muchos pueblos. A Urdaneta le tocó ser Corregidor en la mitad de los pueblos de la Provincia de Ávalos: desde el noroeste de Michoacán, el sur de Jalisco y  Colima. Desde Zapotlán al Puerto de Navidad. Su gestión fue excelente, por lo que el Virrey lo ascendió a Visitador. Le dio una vara de Justicia y su confianza: “Podéis llevar y llevéis vara de justicia y que llamadas y oídas las partes, les hagáis entero y breve cumplimiento de justicia y os encargo que me hagáis relación  de las cosas que conviene proveerse en los pueblos que ansí visitáredes para que lo provéais” (14).
Por sus sabias gestiones en la Nueva Galicia; Andrés de Urdaneta fue nombrado Almirante de una Armada preparada para ir al Perú en el año de 1547 para poner orden en aquellas tierras tan revueltas después del asesinato de Francisco Pizarro.
El Virrey Mendoza organizó una armada de 600 hombres al mando de su hijo don Francisco, con Cristóbal de Oñate como Maestre de Campo y con Urdaneta como Almirante. Pero, cuando estuvo a punto de salir la Armada, llegaron noticias de que había sido dominada la insurrección de Gonzalo Pizarro y todo estaba bajo control.


LA ARMADA DEL CAPITÁN RUY LÓPEZ DE VILLALOBOS

Para esto,  a fines del año 1542 había salido del Puerto de Navidad en Nueva España, una armada al mando de Ruy López de Villalobos, natural de la ciudad de México, quien llegó con éxito hasta las islas de los Ladrones y luego pasó a Guam. Tras varias escaramuzas con los portugueses recorrió y bautizó a la mayor de las islas como  Nueva Guinea por ser sus habitantes negros como  los de Guinea.
Las naves de Villalobos estuvieron en las Molucas hasta el 16 de mayo de 1545, cuando intentó el regreso a Nueva España con la única nao que le quedaba; la San Juan, el 20 de junio recalaron de nuevo en Nueva Guinea. Desde esa isla Villalobos y sus hombres intentaron hasta seis veces el regreso sin poder lograrlo. El 3 de octubre, Villalobos quedó tan desalentado que propuso el regreso por África, a lo que se opusieron sus acompañantes, especialmente García de Escalante.
Villalobos ya no pudo responderles; las fiebres lo estaban matando en la isla de Amboina, donde se encontraba el santo evangelizador Francisco Javier, quien preparó a bien morir al desventurado navegante nacido en Nueva España (México).
“Dejándolo bien preparado y en agonía, el Santo se fue a predicar, y estando el ello, suspendió de repente el sermón diciendo a sus oyentes: recemos un padre nuestro por el alma del General Ruy López de Villalobos que este momento acaba de fallecer” (Monje y Marino, P. Mariano Cuevas)
En esa isla, el santo padre Francisco Javier tuvo trato con los frailes agustinos que iban en la Armada de Villalobos: Santiesteban, Jiménez, Perea, Trasierra y Alvarado,
El capellán de la Armada era el padre Cosme de Torres quien hizo amistad con San Francisco Javier de quien se encuentra una carta en el Colegio de Goa. El capellán Cosme, fue invitado por San Francisco Javier a ingresar a la orden jesuita y lo acompañó en sus viajes al Japón. (Monje y Marino, P. Mariano Cuevas)

“En la Armada de Villalobos van ahí algunos padres agustinos españoles y ellos os darán noticias mías. Yo os los recomiendo, para que en la forma posible, les ayudéis con la mayor benevolencia y amor; pues son varones muy religiosos y santos de verdad” (Monje y Marino, P.M. Cuevas)
A la muerte del Capitán Villalobos, se desbandaron sus acompañantes, los padres agustinos regresaron a España dando la vuelta a África, y se embarcaron allá, de vuelta a la ciudad de México para seguir con su trabajo entre los indios otomíes.
Andrés de Urdaneta se entrevistó con ellos en México para interrogarlos sobre sus impresiones de los lugares que ya conocía.   El historiador padre Mariano Cuevas cree que de esta relación nació la vocación agustina de Urdaneta; éste profesó en la Orden de San Agustín en el año de 1552.



FRAY ANDRÉS DE URDANETA
EN SU CONVENTO AGUSTÍNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO

En las tertulias que Fray Andrés tenía de vez en cuando, los antiguos viajeros al Asia se lamentaban recordando las hermosas islas con sus tesoros y paisajes naturales: “Nadie debe ir allá porque nadie puede volver. A lo que el experto y valiente fraile respondió una vez: No con una Nao, sino hasta con una carreta podría yo regresar de las islas del Poniente”
Habían pasado ya diez años desde la última expedición, y se iba perdiendo el interés, porque se daba por sentado que no era posible la vuelta, pues ninguna de las armadas había podido volver.
A todo esto se añadía un llamado semi profético de San Francisco Javier a los acompañantes de Ruy López de Villalobos el 8 de abril de 1552:  
A Simón Rodríguez, “Digáis al Rey nuestro Señor (de Portugal) y a la Reina que por descargo de sus conciencias deberán dar aviso al Emperador o a los Reyes de Castilla que no manden más armadas por la vía de la Nueva España a descubrir las Islas Platáreas porque tantas cuantas fueren, todas se han de perder…… son tan grandes las tempestades en gran manera que los navíos no tienen salvación….. Es piedad oír decir que parten muchas armadas de la Nueva España en busca de estas islas y que se pierden en el camino”
Pero, Urdaneta pensaba lo contrario, y es posible, que por la amistad que lo unía con el Virrey don Luis de Velasco, animara al gobernante para escribir al Rey una carta en la cual se ofrecía a pilotear alguna otra armada, y que don Felipe II contestó el 24 de septiembre de 1559.
Al Virrey don Luis de Velasco:
“Os mando….. que para hacer dichos descubrimientos, envíeis dos naos del porte y manera que con la gente de allá pareciere……que procuren traer alguna especiería para hacer el ensayo de ella y se vuelvan a esa Nueva España para que se entienda si es cierta la vuelta….Daréis por instrucción a la gente así enviáredes que en ninguna manera entren en las islas de los Molucos porque no se contravengan al asiente que tenemos tomado con el Serenísimo Rey de Portugal” Documentos de Ultramar, Real Academia.
El Rey don Felipe II escribió personalmente a Andrés de Urdaneta una sentida carta que es una condecoración dorada para el gran marino.
“El Rey: Devoto Padre Fray Andrés de Urdaneta de la Orden de San Agustín: Yo he sido informado que vos siendo seglar, fuisteis en la Armada de Loaysa y pasasteis el Estrecho de Magallanes  y la Especiería donde estovísteis ocho años en nuestro servicio……. Como entendeis bien la navegación y ser buen cosmógrafo, sería de gran efecto que fuésedes en los dichos navíos……así para lo que toca a la dicha navegación como para el servicio de Dios Nuestro Señor: Yo os ruego y encargo que veis en los dichos navíos…… Yo seré muy servido y mandaré tener en cuenta con ello, para que recibáis merced en lo que hobiere lugar. Valladolid, 24 de Septiembre de 1559 años. Yo el Rey.
Urdaneta contestó de inmediato al Rey:
“Al cual mandato luego obedecí como mandato de mi Rey y Señor……
La información que a V.R.M. han hecho ……..para todo lo que toca al servicio de Nuestro Señor Dios y aumento de su santa fe católica, me he dispuesto para los trabajos de esa jornada…..Dios Nuestro Señor la Real  persona de V.M. guarde y conserve con aumento de muy mayores reinos y señoríos. De México a 28 de Mayo de 1560.”
La Armada se comenzó a preparar con los consejos que Urdaneta daba al Virrey, especialmente “las mil cosas que de la antigua España han de traer a esta Nueva España”
“El Virrey don Luis de Mendoza con su prestigio y autoridad y Urdaneta con su pericia y energía preparaban aquella memorable expedición”
“Memoria de las cosas que me parece será bien que el Rey Nuestro Señor, tenga noticias de ellas para que mande proveer lo que más fuere servido”
“El puerto mejor será el de Acapulco, me parece ser uno de los buenos puertos para que en él se arme el astillero para hacer navíos e para en él sea la carga y descarga de ellos por ser uno de los buenos puertos qye hay en lo descubierto de las Indias, grande y seguro y muy bueno de aguas y mucha madera para la ligazón y pinos para los mástiles y entenas…..”
“Cerca del puerto es la tierra razonablemente poblada y de la ciudad de México a él no hay arriba de sesenta leguas y es camino de arrias. Y desde la Veracruz al dicho puerto hay hasta ciento diez leguas”
Luego escribe Urdaneta acerca de los metales para la construcción de armas pesada y herrajes para las naves, estos metales se pueden encontrar en las minas cercanas al puerto.
En otro párrafo habla sobre el personal que ha de completar la oficialidad de la Armada, opina que se han de recoger, los muchos mancebos que vagan por la ciudad de México sin beneficio alguno. Especialmente los mestizos y mulatos, para ser carpinteros, calafates, cordoneros, torneros, herreros mara que hubiese abundancia de oficiales en Acapulco y las Filipinas.
Estas recomendaciones se cumplieron como lo había recomendado Urdaneta con los obreros que constantemente se embarcaron para las Islas Filipinas durante los 250 años que duró el tráfico de las naos de Filipinas.
La Carta de marino y monje, de la que entresaca interesantes datos el P. Mariano Cuevas, está llena de sabios consejos que solamente Urdaneta podía dar.
Pide en particular que: “Se provea de cartas de marear, astrolabios, agujas, ballestillas y ampolletas….” Viendo a futuro, pide que en el puerto de Acapulco se armen otros navíos para que “Placiendo a Nuestro Señor, cuando nosotros fuéremos de vuelta en esta Nueva España…….y que a la redonda del puerto de Acapulco, se hagan almacenes de árboles de buena madera para tablazón y se plantes muchos árboles y haya buen recaudo de ellos, porque de otra manera antes de muchos años habrá falta de madera para hacer navíos. Ansi mesmo conviene que en la comarca del Puerto de Acapulco se tomen algunos sitios de estancias para poblar de ganados para el proveimiento del dicho puerto y armada….”  
Urdaneta le presenta al Rey tres derroteros para la ida y vuelta según haya de ser el tiempo de la partida si los navíos dan a la vela:
a)     entre octubre y noviembre, la navegación debe hacerse derecho hasta las Filipinas, pasando por las islas de San Bartolomé  y las de los Ladrones (Marianas).
b)    Entre noviembre y enero, entonces,  se había de tomar la ruta del sur y caminar hasta  el grado 25 debajo de la Equinoccial (Ecuador)  y desde ahí derecho hasta Nueva Guinea.
c)     Si el viaje se retrasaba hasta marzo, había que subir al Japón y desde ahí, bajar al sur y llegar a Filipinas.

También el derrotero que ha de seguir la Armada con la ayuda de Dios. El historiador M. Cuevas apunta:
A juicio de Urdaneta, orden moral de un religioso, la Armada no debía tocar tierra en las Filipinas, juicio que hizo suyo el Virrey Velasco, España no podía ir a las Filipinas en son de conquista, porque esas islas caían dentro de lo que la Corona se había comprometido con Portugal, a no navegar ni conquistar.
Urdaneta hablaba francamente y sin dolo al Rey así como a su Virrey en Nueva España, porque exponía las mediciones que él mismo había hecho años antes. La línea de polo a polo pasaba al este de las Filipinas y éste archipiélago estaba dentro de la demarcación de Portugal. Sin embargo había un tratado entre las dos naciones por el cual las Filipinas habían sido empeñadas por 350 mil ducados que el Rey de Portugal había dado al Emperador para sus conquistas en Italia.
Hasta que no se devolviera la suma, no podría España hacer valer sus derechos sobre las Filipinas.  Por tanto la conquista de que se hablaba era otra, mucho mayor: la Nueva Guinea y la tierra al sur llamada Austrialis.
También era perfectamente legal, rescatar a los castellanos dispersos por las islas Filipinas y encontrar la TORNAVUELTA a Nueva España.
Pero como en toda empresa para buen fin, de alguna manera se mete el diablo, aconteció que alguien divulgó lo que debía ser secreto. El piloto de la desgraciada amada de  Ruy López de Villalobos; Juan Pablo Carreón, escribió al Rey don Felipe II una carta con todo detalle; los planes de Urdaneta de bajar hasta el Hemisferio Sur donde en el paralelo 20 existe una corriente directa hasta la tierra de Nueva Guinea y Australia.


ANDRÉS DE URDANETA, PILOTO MAYOR DE LA ARMADA DE MIGUEL LÓPEZ DE LEGAZPI. 

 El memorable día 20 de noviembre de 1564, desde el Puerto de Navidad, escribió al Rey don Felipe II una carta indicando que al día siguiente zarparía la Armada a las Islas de Poniente: “Van dos naos gruesas, la una, según dicen los mercantes, de más de 500 toneladas y la otra de más de 300 y un galeoncete de hasta 80 toneladas y un patay pequeño (20) y una fragata”
“Irán en estas velas, de hasta 380 hombres arriba. Llevamos por General a don Miguel López de Legazpi natural de la Provincia de Guipuzcoa, persona de muy buen juicio y cuerdo con quien todos los de la Armada llevamos muy gran contento. Va por servir a Dios y a Vuestra Majestad a su propia costa.”
En una carta hecha por uno de los tripulantes se lee como epígrafe: “Carta que narra el venturoso descubrimiento que los mexicanos han hecho navegando con la Armada que S.M. mandó hacer en México…..ello es cosa grande y de mucha importancia y los de México están muy ufanos con su descubrimiento que tienen entendido que serán ellos el corazón del mundo”
Hay que entender que con el apelativo de “mexicanos” se entiende a los novohispanos, es decir: a todos los que vivían en Nueva España, peninsulares, criollos, indios y castas.
Con la súbita muerte del Virrey don Luis de Velasco el viejo, poco antes de la salida de las Armada; la Real Audiencia tomó el poder y escribió una carta privada al Adelantado Legazpi, para abrirla a 100 leguas mar adentro.
Cuando llegó el momento de abrirla, el comandante López de Legazpi se llevó la sorpresa de leer que se le ordenaba dirigirse directamente a las Islas Filipinas disputadas con los portugueses.
Legazpi decidió obedecer sin más, aun cuando con eso, se contraponía con los frailes agustinos y los pilotos de las otras naves quienes iban todos de acuerdo con explorar nuevas tierras fuera de la jurisdicción portuguesa.
Quizás, Legazpi pudo idear alguna estratagema, pero su intelecto no dio para más. La flota recibió las órdenes de enfilar hasta el paralelo 9º del Hemisferio Norte. Ante el disgusto y desconcierto de todos; Urdaneta metió la mano y salvó la Armada de perderse con los demás tripulantes.
El 9 de enero dieron con una isleta habitada por indios barbados y amistosos que usaban piraguas para navegar a una vela. Tomaron posesión de la isla llamándola Barbudos.
Luego llegaron a las Islas de los Ladrones que Urdaneta las recordaba de su anterior viaje. Aportaron a la isla mayor que llamaban Guam. Los padres agustinos celebraron varias Misas. El 13 de febrero llegaron a la Isla de Samar en las Islas Filipinas. A continuación fueron tomando posesión de cuanta isla grande avistaban.
La derrota o travesía que siguió Fray Andrés de Urdaneta fue en síntesis la siguiente, tomada de sus escritos:
“Salida del Puerto de la Navidad con dirección sur-sureste hasta llegar al paralelo de 12º latitud norte; seguir derecho hasta 150 gr (longitud), luego subir hasta los 15º, seguir directo hasta 165 grados (longitud). Bajar otra vez a los 12º seguir directo al este hasta topar con la isla de Guam, luego a Manila.”
Para entonces, el patache de Alonso de Arellano había desaparecido en el océano. Y nunca más se encontró con las naves de Urdaneta. El patache hizo el periplo de regreso a la Nueva España, en menos tiempo que Urdaneta, escribiendo una odisea que en el anexo (A-1) se relata.
Don Miguel López de Legazpi dispuso seguir en la conquista de las Islas Filipinas, a pesar de tener en contra a los portugueses. Entonces Urdaneta decidió que era ya tiempo de regresar al Continente Americano porque se aproximaba el tiempo de los huracanes o tifones como se llaman en Asia.
Don Miguel López de Legazpi tuvo la oportunidad de hacer un pacto de amistad con el jefe indio de la isla de Cebú, delante y ante la presencia de Urdaneta que sirvió de intérprete, y los cuatro religiosos agustinos.
Se realizó un “pacto de sangre” entre un soldado español y un nativo, ambos bebieron una gotas de sangre de cada quien en vino, luego se bautizaron algunos nativos y siguió el festejo.
Se intercambiaron algunas cosillas en prenda de amistad. Todo eso duró muy poco tiempo;  unas cuantas semanas después los  “indios chinos” se sublevaron matando  a algunos novohispanos,  a un tal Arana le cortaron la cabeza  dejándola en lugar visible.
Visto lo cual Legazpi dijo a los religiosos “que  bien les constaba a sus reverencias la diligencia y medios que había buscado para no venir en rompimiento con los naturales de la isla y la obstinación y porfía suya en ser rebeldes y que si podía o debía hacer más de lo dicho, se lo avisasen”
Los religiosos respondieron “que con los indios había cumplido demasiadamente”
El General se puso en pie de guerra con bateles, mosquetería y artillería, los indios-chinos huyeron y ni los bateles los pudieron alcanzar. En eso acabó la guerra porque la gente de Legazpi no tuvo contra quien pelear.
El General Legazpi organizó una reunión de principales para acordar cual nave sería la adecuada para el regreso. Se eligió a la Nao capitana por ser la más ligera y en mejor estado. Los nativos fueron volviendo ya con el reconocimiento de las armas de fuego que ni los chinos ni los moros comerciantes tenían, para irse sometiendo a la fuerza de los españoles.
Todavía en presencia de Urdaneta, hubo hambre entre la gente de Legazpi, sus acompañantes se dieron a buscar comida en las chozas abandonadas de los nativos, sin encontrar casi nada, pero un marinero llamado Bermeo encontró en una pobre choza un Santo Niño  hecho en Flandes, todavía con su ropilla y su gorro de piel. Llevada la figura al general Legazpi, éste pensando en un milagro, con los ojos en lágrimas y puesto de rodillas dijo:
“Señor poderoso eras para castigar las ofensas en esta isla cometidas para castigar contra tu Majestad…….. te suplico me alumbres y encamines de manera que todo lo que acá hiciéremos sea a gloria y honra tuya y ensalzamiento de tu santa fe católica….”
López de Legazpi mando que en primera iglesia que se fundara, se pusiese esta imagen con toda veneración y se llamase la iglesia del Nombre de Jesús “Y a todos dio gran contento y esperanza, viendo tan buen principio, que cierto parece obra de Dios haber guardado tanto tiempo esta imagen entre infieles”
El padre Mariano Cuevas en su libro “Monje y Marino”  asienta que haya sido Fray Andrés de Urdaneta quien llevó también en travesía a Filipinas la imagen  y devoción de la Virgen de Guadalupe por sus conversaciones con el Obispo  Zumárraga, paisano y pariente suyo, a quienes también, don Miguel López de Legazpi no era ajeno. El cronista de las apariciones guadalupenses don Antonio Valeriano también tenía relación con el Monasterio de los frailes agustinos, y por boca de él, Urdaneta se enteró del milagro.
El hecho es que la devoción a la Virgen aparecida en el cerro del Tepeyac se arraigó muy tempranamente en las islas Filipinas.
Cuatro meses estuvo Urdaneta en compañía de Legazpi desde el 13 de febrero hasta el 1º de junio de 1565. La experiencia del agustino fue invaluable para Legazpi quien prefería hacer comercio antes que la guerra, solamente se usaban las armas para demostrar la fuerza de los novohispanos y hacerse respetar. Una de las ventajas de esos intercambios fue la aceptación de los “tostones” de plata de cuatro reales que fueron la introducción de nuestra moneda en los mercados de Asia.
En cuanto a poblar las Filipinas, los religiosos se opusieron a ello y solamente Urdaneta pudo ser testigo de la toma de territorio cuando las islas no caían en la demarcación de Portugal.
Fray Andrés de Urdaneta se apegó a cumplir el propósito del viaje que era la Tornavuelta, después de poner en paz su conciencia, que sin menoscabo de los altos principios del Derecho estaba convencido de que la Conquista tenía que hacerse humana y cristianamente, si quería obtenerse la salvación y felicidad de aquellos primitivos y miserables nativos.
Con la supervisión de Fray Andrés se embarcaron 200 pipas de agua, cereales, legumbres y semillas, aceite, vinagre y vino, ropas y todo el instrumental para ocho meses.
El 1º de junio de l565 salió la Nao Capitana San Pedro y San Pablo del puerto de Cebú. Como capitán se nombró a don Felipe de Salcedo y Legazpi, nieto  del Adelantado, joven de solo 18 años de edad, pero muy diestro en mandar, prudente y juicioso. Quien llevaba la Carta de su abuelo al Rey don Felipe II, fechada el 1º de junio de 1565, y firmada por todos los expedicionarios que tenían algún grado, 32 personas.
El pilote segundo Rodrigo de Espinoza comenzó su diario de a bordo con las siguientes palabras: “En el nombre de Jesús y de su bendita Madre…..”
La travesía se hizo minuciosamente con los mapas ya dibujados por Urdaneta, siempre siguiendo dirección Noreste. No hubo obstáculos mayores, la tripulación iba tranquila, con todo método y disciplina.
El miércoles, 26 de septiembre de 1565 avistaron las costas de California,  según las señas e informaciones que Fray Andrés había obtenido de las exploraciones novohispanas a ese litoral.
Pero, tras casi cuatro meses de mala alimentación de los pasajeros, se desataron las enfermedades: el escorbuto principalmente y las fiebres. La gente comenzó a morir; 18 hombres entre ellos el Contramaestre y el Piloto Mayor, más de ciento cincuenta personas estaban tan enfermas que no se podían mantener de pie.
“El 1º de octubre  año del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, cuando amanecimos, nos hallamos sobre el puerto de la Navidad. Y a esta hora miré a mi carta y vide que había andado 1892 leguas desde el puerto de Cebú fasta el puerto de la Navidad. Y a esta hora me fui al Capitán y le dije que a donde mandaba que llevase el navío y él me mandó que la llevase al puerto de Acapulco 
Los marineros, casi todos maltrechos, llegaron por fin al puerto de Acapulco el lunes 8 de octubre.  Por la falta de brazos sanos, el propio Urdaneta tuvo que ayudar a las maniobras del desembarco.  En Acapulco dice el cronista Grijalva en 1592: “Pintó el P. Urdaneta la carta con todos sus vientos y derroteros, puntos y cabos tan cumplidamente, que es su carta la que hoy siguen los pilotos sin haberle añadido cosa alguna”
De los escritos de Fray Urdaneta; el historiador Mariano Cuevas asienta en su libro “Monje y Marino” la siguiente síntesis:
Regreso desde el Puerto de Cebú: Tomar al este en dirección de la isla Espíritu Santo, luego noreste hasta la isla de Icoco en el archipiélago japonés, hasta el grado 30º, luego descender hasta los 22º, seguir dirección oeste hasta el grado 170 longitud oeste. Volver a subir hasta los 42º y de ahí continuar la corriente del oeste (Kuroshivo) hasta el Cabo Mendocino en California. Bajar a lo largo de la costa californiana hasta el Puerto de Navidad. Finalmente otros seis días hasta Acapulco. Después de casi cuatro meses de navegación.


MAPA DEL OCÉANO PACÍFICO
MUESTRA LA RUTA QUE REALIZÓ ANDRÉS DE URDANETA
PARA REGRESAR DE LAS FILIPINAS A NUEVA ESPAÑA

Luego de un bien ganado reposo, los viajeros emprendieron el camino a la ciudad de México, donde los recibieron con grandes fiestas. Ahí permaneció hasta mediados del mes de diciembre.
En compañía del hijo del Adelantado, don Melchor de Legazpi, Concejal del Ayuntamiento de la capital del Reino; partió por última vez a España.
En Valladolid, se le recibió con grandes fiestas, y ya se proyectaban puestos y honores para Fray Urdaneta, por lo menos un Obispado se pensaba darle. Pero Fray Andrés, con total honradez, relató su proeza.
 Ante el Consejo y la Junta mandada por el Rey don Felipe II; Fray Urdaneta, sostuvo virilmente su ciencia y conocimientos, afirmando la verdad, de que las Islas Filipinas no caían en la jurisdicción de la Corona Española.
Esto no gustó en la Corte, todo el ardoroso entusiasmo de su recibimiento se enfrió y pronto se le hizo a un lado. Fray Andrés de Urdaneta no deseaba honores ni riquezas, además, fue la humildad de Fray Andrés, deseoso de regresar a su convento de México, lo que le urgió a volver al claustro.
A fines de 1567 lo encontramos nuevamente instalado con sus hermanos agustinos. Sediento como estaba, escribe el P. Cuevas, de retiro espiritual, de la vida de oración y contemplación que había profesado.
Por fin, “Confortado por los santos sacramentos a los 60 años de edad y 16 de méritos religiosos, murió en el Convento de San Agustín de la ciudad de México, el día 3 de junio de 1568. Su tumba no se ha encontrado, porque donde supuestamente fue enterrado, bajo el presbiterio de la Iglesia. A los pocos años,  sufrió varios percances; inundación e incendio en el siglo XVII, luego algunas restauraciones posteriores en el siglo XVIII, y por último la expropiación liberal del siglo XIX, para convertir el Templo de San Agustín en la Biblioteca Nacional. 
El gran marino y conquistador Andrés de Urdaneta y Zerain termino su vida como monje agustino, y estupendo maestro de los jóvenes novicios con que se pobló el Monasterio de la ilustre Orden de San Agustín en el México que se iba formando ya, a escasos cuarenta años de la Conquista de Hernán Cortés.


REFLEXIONES

Fray Andrés de Urdaneta y sus contemporáneos hicieron acciones de titanes, si se comparan los medios materiales de que disponían, los climas adversos, las colosales tormentas del océano  y las enormes distancias por recorrer. Uno queda admirado de los sufrimientos, privaciones y trabajos que soportaron, para adquirir tan pocas ganancias. Salir heridos, mutilados, enfermos; casi siempre pobres de sus empresas, y para la mayoría, dejar la vida en el intento.
Cabe preguntarse: ¿Cuáles eran las motivaciones de su espíritu y su mente?
Sin especular demasiado, se llega a concluir que estas eran; en primer lugar la fe en Dios, la lealtad a su Rey y la propia honra. A la par con el acrecentamiento de la honra –fama, posición social, bienes materiales-, También, estaba cumplir con los preceptos de la religión y ganar las almas de los paganos para hacerlos cristianos.
Estos hombres y mujeres españoles del siglo XVI nos dejan atónitos a los comodones seres humanos del siglo XXI, tan adictos al bienestar material que adormece nuestras almas.
Algo más nos llena de asombro, especialmente para los habitantes de lo que actualmente es México. Esto es, la fabricación de naves para los descubrimientos y conquistas de los mares y tierras del océano Pacífico.
Las primeras naves del litoral se construyeron por orden de Hernán Cortés en 1526, a escasos años de consumada la Conquista. Estos barcos fueron utilizados por Álvaro de Saavedra Cerón primo del conquistador.
Construidos en  astilleros primitivos de la costa de Tehuantepec, con maderas de la región y herrajes llevados desde la costa del Golfo de México, con mano de obra indígena, dirigidos por unos cuantos carpinteros españoles. Barcos tan perfectamente armados que cruzaron el enorme océano Pacífico y llegaron a las islas Filipinas.
En los años sucesivos, Cortés armó astilleros en Acapulco, Zihuatanejo, Santiago de Colima y Barra de Navidad para explorar las costas, descubrir islas y tomar posesión de la península de California, enviar una armada al Perú, y otras armadas al Asia.
Durante los trescientos años del Virreinato siguieron armándose naves de gran calado en las costas de Nueva España. Pero, cuando se hizo de independencia en el siglo XIX se dejó de construirlas y hasta ahora, siglo XXI, México no tiene astilleros ni puede armar nave alguna. ¿Por qué? Merece la pena contestarse a esta pregunta.

LUIS OZDEN
Marzo de 2014.


ANDRÉS DE URDANETA Y ZERAIN
Retrato idealizado

ANEXO (1)

LA EXPEDICIÓN DE PATACHE SAN LUCAS, CUYO CAPITÁN ERA ALONSO DE ARELLANO Y CUYO PILOTO ERA  LOPE MARTÍN.

Escribió don Alonso de Arellano: “Al día siguiente que fue día de Pascua de Resurrección que se contaron veinte y dos días de abril de este presente año de mil quinientos y sesenta cinco años, nos hicimos a la vela en demanda de la Nueva España y”(21)
  “Pasados cuatro días íbamos corriendo al este y el nordeste, para meternos en la altura e ir en demanda de que es una isla grande del Pago mayor  (Cipango=Japón) que está a treinta grados y de la parte sur tiene tres o cuatro islas pequeñas, y de la banda del norte tiene muy cerca la tierra firme de la China, según la carta lo demostraba y según las señas que vimos de palos y aves de la tierra y corrientes, las cuales nos favorecieron mucho”
Alonso de Arellano sigue relatando con mucho detalle las cosas raras que veían; Isletas de diferentes formas solo habitadas por pelícanos de gran tamaño, peces enormes de raras clases, aves que chillaban toda la noche, etc.
A medida que subían hasta los 42 grados latitud norte, los atosigaba un frío insoportable a tal grado que el 11 de junio les cayó una nevada que heló hasta las botas de aceite.
“Hallándose el piloto avante el Pago Mayor (Japón), quinientas leguas, vimos muchos palos y aves de la tierra firme de la China…….y por las señales que vimos las dos tercias partes del camino arriba de los cuarenta grados, entendióse  estar cerca la China de la Nueva España (Se consideraba entonces, que Nueva España llegaba hasta Alaska) hasta quinientas y treinta leguas poco más o menos, conforme al punto que el piloto tenía en la carta”
Por los continuos y fuertes vientos tuvieron que reparar las velas con cuanta tela encontraron. Sufrieron una plaga de ratones que todo lo mordían y hasta las botijas del agua, por lo que sufrieron de sed, teniendo que racionarla. El hambre, la sed, las enfermedades principalmente escorbuto, la falta de armas, abrigo y la tela para reparar las velas etc.
El recorrido no pudo ser en una sola dirección sino que a causa de los vientos, iban tan pronto al sur, otras veces al este y otras al noreste, sin embargo, había una corriente dominante hacia el sureste que después se llamó la corriente del Japón o Kuroshivo.
“Dejando que nos hubo la dicha brisa se halló el piloto cien leguas de la Nueva España y el viento el el norte y ansí mandó gobernar al este y a cuarta del nordeste……  El día que se hizo con la tierra que fue martes en la noche, a 16 de julio, mandó se hiciese buena guardia, y luego otro día al cuarto del alba se levantó y me llamó diciendo viniese a ver la tierra de la Nueva España y en viéndola dimos muchas gracias a Nuestro Señor Jesucristo por las mercedes que nos había hecho”
“Venido el medio día que estábamos cerca de la tierra tomó el piloto el sol en veintisiete grados y tres cuartos….. La tierra era una punta de una ensenada grande donde cae la isla de Corones. Estando tanto avante como la punta de California, e yéndola atravesando esta noche, cargó tanto tiempo del oeste al noroeste, que nos dio un golpe de viento y mar y agua del cielo que no sabíamos si íbamos por tierra o mar….”
La llegada del navío a las tierras americanas había sido literalmente tormentosa, a tal grado que se destruyeron las velas. Arellano y todos los tripulantes se encomendaron a la Virgen de Guadalupe prometiendo llevar el mástil mayor a cuestas desde el Puerto a “Su Casa de Guadalupe”. (23)
Arellano y su maltrecho patache llegaron al Puerto de Navidad el 9 de agosto de 1565. Para esa fecha Urdaneta ya iba en camino de la Nueva España.
La relación que Arellano hizo y que firmó junto con su piloto Lope Martín, causó encontradas opiniones, a tal grado que ambos fueron citados a juicio por desobedecer y “querer adjudicarse el mérito de Andrés de Urdaneta”
 Sin embargo al poco tiempo todo se sosegó y se entendieron los errores que la Audiencia, Legazpi y el piloto de Arellano habían cometido en el caso. (24)


ANEXO (B)

A)  CRONOLOGÍA DE LOS VIAJES AL PACÍFICO.

Año de 1493.- Se publica la Bula del Papa Alejandro VI, “Inter caetera” que dividía  en globo terráqueo en dos partes iguales, con una línea imaginaria del Polo Norte al Polo Sur, entre los Reinos de España y Portugal, para hacer descubrimientos, tomar posesión de tierras y evangelizar a los nativos.
Año de 1494.- Se firma el Tratado de Tordesillas, España. Cien leguas más al oeste de las islas Cabo Verde.
Año de 1508.- Nace Andrés de Urdaneta en Guipuzcua.
Año de 1509. En navegante portugués Diego Lópes de Sequeira llega a las Islas Molucas, actual Indonesia.
Año de 1512.-  Los portugueses descubren las Islas Célebes, capital Ternate, al oeste de la Molucas, Actualmente son de Indonesia. Año de 1512.-  Actualmente son de Indonesia.
Año de 1513.-  Vasco Núñez de Balboa atraviesa el Darién, y descubre el Océano Pacífico. Toma posesión de él, para la Corona española. 
Año de 1521.- Los portugueses Francisco Serrao y Simón Alfonso Bisagudo, toman posesión de las islas Molucas. Serrao se establece en Teranate a la que nombró San Lucas.
Magallanes en las Filipinas, pasa por Leyte en abril y entra en Cebú el día 7.  Quema la aldea de Bulaia, en Mactán, en donde muere el día 27.
Juan Sebastián Elcano toma el mando de la nao Concepción, mientras la nao Trinidad intenta el tornaviaje.
Año de 1522.- A bordo de la Victoria, Elcano completa la circunnavegación del globo terráqueo. Desembarca en Sanlúcar de Barrameda el 6 de diciembre de 1522.
Ese mismo año, por órdenes de Hernán Cortés se funda la primera población española de Pacífico en Zacatula (Embocadura del río Balsas) y se procede a construir un astillero para fabricar naves que exploren la Mar del Sur.
Año de 1525.- Parte de España la escuadra de Frey Jofre García de Loaisa, con Juan Sebastián Elcano por piloto Mayor. En la nave de Elcano va el joven de 17 años Andrés de Urdaneta.
Año de 1526.- En mayo llega al Océano Pacífico la maltrecha escuadra de Loaisa, la escuadra se dispersa, y el Patache Santiago recorre la costa de Sudamérica hasta llegar a Tehuantepec el 25 de julio.
Ese mismo mes muere Jofre de Loaisa, y el 6 de agosto muere también Juan Sebastián Elcano, ambos en la nao la Victoria. El mando de la expedición recae en Alonso de Salazar.
La nao Santa María de la Victoria llega a la isla de Guam en el Archipiélago de los Ladrones o de las Marianas el 5 de septiembre. Diez días más tarde muere el capitán Salazar. Queda al mando de la nao capitana Martín Íñiguez de Carquizano quien descubre la isla de Gilolo. En el resto de ese año y principios del siguiente descubren muchas otras islas de lo que más tarde se llamarán las Islas Filipinas. Con el fallecimiento del capitán Martín Iñiguez, el mando de la disminuida expedición queda en poder de Hernando de la Torre. Mientras los portugueses se van enseñoreando de todas las islas Molucas y Célebes.
Año de 1527.- La armada de Hernán Cortés, de tres naves al mando de su primo  Álvaro de Saavedra Cerón al mando de la nao La Florida, zarpa el 31 de octubre del puerto de Zihuatanejo para ayudar a los restos de las tripulaciones de las tres armadas enviadas con anterioridad. Y tomar nota de se haya conquistado.
Se construye un segundo astillero en Tehuantepec para hacer naves capaces de explorar el Océano Pacífico.
Año de 1528.- La nao La Florida con Saavedra como capitán llega a la isla de Tidore el 27 de marzo. Encuentra al capitán de la Torre con poco más de cien personas, entre ellos a Andrés de Urdaneta.
Saavedra intenta el 12 de junio la primera vuelta a Nueva España, no lo logra, por lo que explora y descubre las costas de lo que más tarde se llamará la Nueva Guinea. Con la esperanza de encontrar sus otras dos naves perdidas.
Año de 1529.- 22 de abril. Tratado de Zaragoza, Portugal llegan a un acuerdo en que España cede a esa nación sus posesiones de las Molucas, tan duramente conseguidas.
En mayo de ese año, la nao La Florida con su gente casi intacta, intenta por segunda vez el regreso a Nueva España sin lograrlo.
El tercer intento de regresar cuesta a los exploradores la muerte del capitán Álvaro Saavedra Cerón el 9 de octubre, y la dispersión de la gente.
El capitán Hernando de la Torre capitula ante el portugués Jorge Meneses el 28 de octubre y Urdaneta se retira a Gilolo.
Año de 1530.- La Paz entre españoles y portugueses y se delimitan los territorios.
Año de 1531.- Andrés de Urdaneta se vuelve mercader, se queda en las Islas hasta 1535.
Año de 1532.- Por órdenes de Cortés, el 30 de mayo parte de Acapulco, la expedición de su primo Diego Hurtado de Mendoza. Descubre la islas Marías, Prosigue su expedición hasta el Pacífico Norte.
Año de 1533.- Zarpa de Manzanillo el 30 de octubre la segunda empresa marítima para explorar el Pacífico Norte, Diego  Becerra de Mendoza otro primo de Cortés muere a manos de su piloto Fortún Jiménez quien huyendo de la justicia pero dueño del barco encuentra por casualidad las tierras de la Península.
El 19 de diciembre, la escuadra portuguesa de Tristán de Tayde llega a las islas Molucas y recoge a17 españoles, entre ellos se encontraba Andrés de Urdaneta.
Año de 1534.- Hernán Cortés prepara otra armada en Tehuantepec para ir personalmente a conquistar tierras nuevas.
Año de 1535.- Urdaneta sale de las Filipinas a fines de  febrero. Se dirige a Banda a bordo de un junco chino, en compañía de Macías del Poyo.
Hernán Cortés en persona zarpa de la bahía de Chamela en abril al frente de la segunda expedición a California, explora el Mar de Cortés llamado Golfo de California. Encuentra los restos dejados por el infortunado desembarco de Fortún Jiménez.
 Funda la población de la Paz el 3 de mayo día de la Santa Cruz con todas las reglas y, toma posesión de ella en nombre de su Majestad el Emperador don Carlos V.
Año de 1536.- Andrés de Urdaneta y Macías del Poyo navegan en su junco hasta la India, luego en el barco portugués San Roque, siguen hasta doblar el cabo de Buena Esperanza y finalmente desembarcar en Lisboa, donde es despojado de todos su papeles. Por instancia del embajador español, Urdaneta huye a Valladolid porque su vida peligra.
Año de 1537.-  El 26 de julio, Andrés concluye sus obligaciones con el Consejo Real y le entrega la relación completa de su estancia y trabajos en los diez años de su estancia en las Islas de la Especiería.
Año de 1538.- El Consejo Real concede a Pedro de Alvarado  el poder de descubrir, conquistar y poblar las Islas del Mar del Sur. Alvarado convence a Urdaneta para la expedición que el conquistador prepara a las Molucas.
Año de 1539.- Auspiciada por Hernán Cortés, zarpa del puerto de Acapulco la expedición de Francisco de Ulloa para explorar y conquistar las míticas ciudades de Quivira y Cíbola. Hasta el paralelo 30.
El Virrey Mendoza regula la navegación y el comercio entre los puertos del Pacífico.
Año de 1540.- Hernán Cortés se embarca con destino a España para arreglar su Juicio de Residencia. No sospechaba que el Emperador no lo dejaría regresar a su feudo de Cuernavaca donde había dejado a su mujer e hijas, a las que no volverá a ver.
Por orden del Virrey Mendoza, zarpa de Acapulco Hernando de Alarcón para explorar las costas del norte de Nueva España.
Domingo del Castillo levanta la primera Carta geográfica de las costas de California donde se se comprueba que se trata de una península no de una Isla.   
Año de 1541.- Rebelión de los indios de la Nueva Galicia, lo que da motivo  la guerra del Mixtón. El conflicto retrasa un año la Expedición de Pedro de Alvarado, quien se suma con su gente a la guerra. Por un accidente, Alvarado pierde la vida, su gente se queda en ese territorio entre ellos Andrés de Urdaneta quien aceptó el puesto de Corregidor.
Año de 1542.- Sale del puerto de Navidad, Jalisco, la expedición de Juan Rodríguez de Cabrillo para descubrir tierras del Pacífico Norte. Cabrillo llega hasta la actual Alta California.
Ruy López de Villalobos, zarpa el 1º de noviembre desde el Puerto de Navidad hacia las Islas de Moluco. Descubre las Islas Revillagigedo, las Palaos, las del Coral y las de los Jardines.
Año de 1543.- López de Villalobos llega a la Isla de Mindanao el 12 de febrero, la bautiza con el nombre  de Cesárea Caroli. Posteriormente llega a Leyte, a la que nombra Filipina en honor del príncipe don Felipe, futuro Felipe II. Desde entonces, el Archipiélago de San Lázaro se llamará Las Islas Filipinas.
Año de 1545.- Con Íñigo Ortiz de Retes en sustitución de López de Villalobos, ya enfermo, la expedición intenta de nueva cuenta el retorno a Nueva España, sin conseguirlo.
Año de 1546.- Ruy López de Villalobos muere el Domingo de Ramos en brazos de San Francisco Javier.
Año de 1547.- El 2 de diciembre a la edad de 62 años falleció Hernán Cortés en Castilleja de la Cuesta, enfrente de Sevilla. Cuando intentaba embarcarse para regresar  a la tierra de su Conquista.
Año de 1551.-  Real Cédula que autoriza el libre tráfico entre los puertos españoles de la costa americana del Pacífico.
Año de 1552.- San Francisco Xavier aconseja a la Corona que no envíe mas expediciones al Asia, en vista de la gran mortandad de sus marinos.
Año de 1553.- Profesión religiosa de Andrés de Urdaneta en el Monasterio Agustino del Nombre de Jesús en la ciudad de México.
Año de 1559.- El Rey Felipe II encomienda al Virrey Luis de Velasco los preparativos para una Armada a las Islas de poniente. El propio Rey ruega y encarga al fraile Andrés de Urdaneta que viaje en calidad de piloto Mayor de la nueva flota.
Año de 1561.- En el mes de febrero, el Virrey don Luis de Velasco nombra al vizcaíno Miguel de López de Legazpi, general en jefe de la expedición para la conquista definitiva de las Islas Filipinas.
Año de 1564.- En el mes de febrero, se extienden las letras patentes para los misioneros agustinos que acompañarán a Fray Andrés de Urdaneta e   irán en la expedición de Legazpi. A la muerte del Virrey, en julio, la Real Audiencia asume el gobierno y encarga los asuntos de la armada a Jerónimo Valderrama.
En noviembre zarpa del puerto de la Navidad la expedición al mando de don Miguel de Legazpi. La modesta flota se compone por tres naves: San Pedro y San Pablo, los pataches San Juan y San Lucas, con un total de 150 marineros, 200 soldados y cinco frailes agustinos. Como piloto mayor queda Urdaneta al lado de Legazpi, quienes viajan en el patache San Juan.
En diciembre se pierde el patache San Lucas al mando del capitán Alonso de Arellano. El 1º de diciembre se adelanta considerablemente Esta nave muy ligera y marinera es la primera que llegará sin problemas a la isla de Mindanao.
Año de 1565.- El 22 de enero, la escuadra de Legazpi avista la isla de Guam en el archipiélago de los Ladrones. Antes habían tocado las Islas de los Barbudos.
El 30 de enero Alonso de Arellano con su piloto Lope Martín fondea en el puerto principal de Mindanao, mientras que la expedición de Legazpi llega a la isla de Sámar en el archipiélago de la Filipinas, apenas el 13 de febrero.
El 22 de abril el impetuoso Arellano emprende el viaje de regreso  a Nueva España desde la isla de Cabos.
La flota de Legazpi llega a Cebú el 27 de abril. El 5 de mayo se apodera de la isla. Funda la villa de San Miguel de Cebú el 8 de mayo. A fines de ese mes se decide la salida de la nao San Pedro y San Pablo de regreso a Nueva España al mando de Felipe Salcedo nieto de Legazpi, quien permanece en las Islas como Adelantado con casi todos sus acompañantes y soldados. Fray Andrés de Urdaneta va como piloto mayor por una ruta que ha intuido antes, y que ahora, tiene la oportunidad de comprobarla.
El 1º de junio se inicia el retorno. Acompaña a Urdaneta Fray Andrés de Aguirre.
El extraviado patache San Juan, que nunca pudo reunirse con la armada, avista las costas de Nueva España el 17 de julio, llegando al puerto de Navidad el 9 de agosto, completando el viaje redondo de América al Asia en menor tiempo que la armada de Urdaneta.
La nao San Pedro y San Pablo con Andrés de Urdaneta como piloto avista las costas de California en septiembre, pasa por el puerto de Navidad el 2 de octubre y arriba a Acapulco el día 8 de octubre, fecha oficial en que queda establecida la ruta del tornaviaje.
 Año de 1566.-  En marzo zarpa de Acapulco la nao San Jerónimo con rumbo a Filipinas. Se inicia el tráfico de la Nao de China, o de Acapulco o de las Filipinas.
 Fray Andrés de Urdaneta llega a Madrid en compañía de Melchor de Legazpi hijo del Adelantado de Filipinas. En octubre, Fray Andrés expone ante la Corte Española su odisea.
Año de 1567.- Llega a la Isla de Cebú  don Felipe de Salcedo, el nieto de Legazpi, con un refuerzo de 300 soldados para sostener al Adelantado.
Fray Andrés de Urdaneta regresa a su Monasterio de la ciudad de México.
Año de 1568.- El 13 de junio de ese año fallece el gran marino, soldado, explorador, corregidor y religioso: FRAY ANDRÉS DE URDANETA Y ZERAIN, a sus 60 años de edad. Su tumba, aunque perdida,  queda en el templo de San Agustín de la ciudad de México, actualmente Biblioteca.


ANEXO (C)

La carta-cédula del emperador don Carlos V a Hernán Cortés, dada en Granada el 20 de junio de 1526, instando al Conquistador a levantar una armada para ir a rescatar los restos que quedaren de las tres armadas anteriores: las de Magallanes, la de Juan Sebastián Gabotto y la de Jofre de Loaisa.
En las páginas finales de la Quinta Carta de Relación de septiembre de 1526, le relata, las diversas exploraciones y pacificaciones que tiene emprendidas, Sabiendo que llegó a las costas de Tehuantepec un navío extraviado, que formaba parte de la Armada del capitán García de Loaisa que se dirigía a las Molucas. Cortés le envió auxilio inmediato con tres naves al mando de su primo Álvaro de Saavedra Cerón que llegaron a las Filipinas pero no pudieron regresar a Nueva España. (3), (4) y (5).
La historia del Padre Juan de Aréizaga……… los indios llevaron a Aréizaga con su Cacique, le dieron de comer carne de venado, tortillas, cerezas, guayabas o tras cosas desconocidas. El cacique le mostró una cruz de madera, y le dijo “Santa María”,  luego Aréiziga, llorando adoró la Cruz. Bajaron de navío todos los exploradores y fueron llevados al gobernador español del lugar. Aréizaga fue llevado a la presencia de Hernán Cortés en la ciudad de México, donde le relató su odisea. (3), (4) y (5). 
Don Álvaro de Saavedra Cerón, primo y enviado de Hernán Cortés, había sido enviado para dar cuenta de las tres armadas enviadas a las islas del Moluco y socorrer a los españoles  que hubieran sobrevivido en esas lejanas islas, si bien cumplió con creces su cometido; no pudo regresar a Nueva España por los vientos y corrientes contrarias. Después de tres intentos murió de fiebres en aquellos lugares, y sus tripulantes se integraron a los de Fernando de la Torre, bajo cuyas órdenes se encontraba Andrés de Urdaneta.
La diligencia del Conquistador tuvo por resultado tres nuevos navíos, construidos a su costa en los astilleros de Zacatula, (Primer puerto español de la costa del Pacífico en la desembocadura del río Balsas), al mando de su primo Álvaro de Saavedra Cerón que salieron con rumbo del poniente desde el nuevo puerto de Zihuatanejo, el 31 de octubre de 1527. Eran dos naos: La Florida, capitana con 50 hombres; la Santiago al mando de Luis de Cárdenas con 45 tripulantes y el bergantín Espíritu Santo al mando de Pedro de Fuentes con 15 hombres.
El 30 de marzo de 1528, Saavedra Cerón encontró al capitán Hernando de la Torre con  los sobrevivientes de la armada de Loaisa, en la isla de Tidore. , entre ellos se encontraba Andrés de Urdaneta, quien en su relación de 1535 da cuenta del suceso.
El primo de Cortés, don Álvaro de Saavedra Cerón, después de haber entregado los envíos del Conquistador, intentó por tres veces regresar a la Nueva España subiendo hasta el grado 30 latitud norte, sin éxito: pero poco antes de morir de fiebres, intuyó que subiendo todavía más al norte se podría encontrar la corriente contraria. Esto estaba reservado para Andrés de Urdaneta. (4)


ANEXO (D)

Don Miguel López de Legazpi había nacido en la noble población de Zumárraga, tenía la sazón, cuando emprendió el viaje de conquista de las Islas Filipinas, 58 años de edad, de los cuales 34 había residido en Nueva España. Era hijo de Juan Martínez de Legazpi y de doña Elvira de Gorrochátegui, y sus antepasados siempre sirvieron al Emperador en sus guerras extranjeras, también era pariente del Obispo Fray Juan de Zumárraga. Llegó a Nueva España en 1528, a los 24 años de edad, siendo capitán. Casado con nueve hijos, cuatro varones y cinco hijas.
La razón principal de su nombramiento fue porque Urdaneta era fraile, sin poder de mando militar ni político, y también por ser pariente de Fray Andrés y por sus méritos propios y honradez. No tenía encomiendas y era pobre
Miguel López de Legazpi, después de haber conquistado las islas Filipinas para España, murió en Manila en mayo de 1572. Aún existen en México numerosos descendientes y la familia Cervantes y Morán sería la legítima sucesora del Adelantado de Filipinas.

CITAS:

(1) Nombres de las seis Naos originales y el Patache:
Santa María de la Victoria, 360 toneladas, Frey García Jofre de Loaisa.
Santi Spíritus, 240 toneladas, Juan Sebastián Elcano .
Anunciada, 204 toneladas, Pedro de Vera.
San Gabriel, 156 toneladas,  D. Rodrigo de Acuña.
Santa María del Parral, 96 toneladas, D. Jorge Manrique  de Nájera,
San Lesmes, 96, Francisco de Hoces.
Patache Santiago, 60 toneladas, Santiago de Guevara.
El total de individuos era de 450.
(2) Un patache (nave de poco calado) el Santiago de 60 toneladas, al mando de Santiago de Guevara, logra llegar, costeando las costas de Sudamérica desde el 1º.de junio de 1526, hasta Tehuantepec en la Nueva España. Hay varias curiosas anécdotas que relata el historiador Antonio de Herrera en sus Décadas, y también, la relación-bitácora del capellán del barco padre Juan de Aréizaga,  (Fernández de Navarrete) sobre la penuria y hambre que pasaron los marinos del Patache Santiago: “El capitán Guevara llevaba un gallo y una gallina y ésta ponía un huevo diario que confortaba a los enfermos, huevo que dejó de poner en los fríos australes. Los hambrientos quisieron comprarle las aves por 50 ducados, pero el capitán prefirió guardarlas….”
Hay varias curiosas anécdotas que relata el historiador Antonio de Herrera en sus Décadas, y también, la relación-bitácora del capellán del barco padre Juan de Aréizaga,  (Fernández de Navarrete) sobre la penuria y hambre que pasaron los marinos del Patache Santiago: “El capitán Guevara llevaba un gallo y una gallina y ésta ponía un huevo diario que confortaba a los enfermos, huevo que dejó de poner en los fríos australes. Los hambrientos quisieron comprarle las aves por 50 ducados, pero el capitán prefirió guardarlas….”
(3)     El Padre Aréizaga relata la llegada y el desembarco de los sobrevivientes después de mes y medio de navegación desde el Estrecho de Magallanes:
Como carecían de bateles o lanchas para desembarcar se ingeniaron de la siguiente manera:
“Acordaron que en una caja grande bien sujeta a las guindaletas, saliese alguno, dejándose llevar por la corriente a tierra, que con él llevase gran cantidad de espejos, tijeras, cosas de rescate para dar a los indios, para que no lo matasen ni comiesen, y que si se trastornase la caja, se asiere a ella y la tirasen de la nao por el cabo. Y vista tan grande necesidad, el clérigo don Juan de Aréizaga se ofreció a meterse en la caja, aunque le rogaron que no lo hiciese, dijo que quería ponerse en aquel peligro por la salvación de todos, y encomendándose a Dios se metió en la caja, con una espada, y llegando a la mitad del camino, no faltándole para llegar a tierra más que un cuarto de legua, se trastornó la caja, y nadaba el clérigo, teniéndose recio y pensando que había menos camino, se esforzaba de llegar, y andando cansado y medio ahogado, puso Dios en ánimo a los indios, que lo veían desde la orilla que le fueran a ayudar, y así se echaron cinco de ellos a la mar, y aunque andaba brava, le tomaron y sacaron medio muerto y se apartaron de él, volviendo en sí dende a media hora, se levantó y les hizo señas que se llegasen….”
(4)     El capellán descubrió que felizmente habían llegado a tierra cristianizada. Los indios le indicaron que cerca vivía un capitán español mandado por Hernán Cortés para gobernar esos pueblos. Éste, ordenó que los naturales ayudaran con canoas al desembarco.
 Los tripulantes del Patache fueron llevados a la presencia de Hernán Cortés quien tomó nota de ello, para preparar en sus astilleros otras naves que fuesen en ayuda de la armada de Loaisa. Cortés, en su 5ª. Carta de Relación, el 3 de septiembre de 1526, da la noticia al Emperador y le envía la copia de la relación del animoso Padre Aréizaga.
(3)     Como carecían de bateles o lanchas para desembarcar se ingeniaron de la siguiente manera:
“Acordaron que en una caja grande bien sujeta a las guindaletas, saliese alguno, dejándose llevar por la corriente a tierra, que con él llevase gran cantidad de espejos, tijeras, cosas de rescate para dar a los indios, para que no lo matasen ni comiesen, y que si se trastornase la caja, se asiere a ella y la tirasen de la nao por el cabo. Y vista tan grande necesidad, el clérigo don Juan de Aréizaga se ofreció a meterse en la caja, aunque le rogaron que no lo hiciese, dijo que quería ponerse en aquel peligro por la salvación de todos, y encomendándose a Dios se metió en la caja, con una espada, y llegando a la mitad del camino, no faltándole para llegar a tierra más que un cuarto de legua, se trastornó la caja, y nadaba el clérigo, teniéndose recio y pensando que había menos camino, se esforzaba de llegar, y andando cansado y medio ahogado, puso Dios en ánimo a los indios, que lo veían desde la orilla que le fueran a ayudar, y así se echaron cinco de ellos a la mar, y aunque andaba brava, le tomaron y sacaron medio muerto y se apartaron de él, volviendo en sí dende a media hora, se levantó y les hizo señas que se llegasen….”
El capellán descubrió que felizmente habían llegado a tierra cristianizada. Los indios le indicaron que cerca vivía un capitán español mandado por Hernán Cortés para gobernar esos pueblos. Éste, ordenó que los naturales ayudaran con canoas al desembarco.
Los tripulantes del Patache fueron llevados a la presencia de Hernán Cortés quien tomó nota de ello, para preparar en sus astilleros otras naves que fuesen en ayuda de la armada de Loaisa. Cortés, en su 5ª. Carta de Relación, el 3 de septiembre de 1526, da la noticia al Emperador y le envía la copia de la relación del animoso Padre Aréizaga.
(4)
La diligencia del Conquistador había dado por resultado; tres nuevos navíos, construidos a su costa en los astilleros de Zacatula, (Primer puerto español de la costa del Pacífico en la desembocadura del río Balsas), al mando de su primo Álvaro de Saavedra Cerón que salieron con rumbo del poniente desde el nuevo puerto de Zihuatanejo, el 31 de octubre de 1527. Eran dos naos: La Florida, capitana con 50 hombres; la Santiago al mando de Luis de Cárdenas con 45 tripulantes y el bergantín Espíritu Santo al mando de Pedro de Fuentes con 15 hombres.
El 30 de marzo de 1528, Saavedra Cerón encontró al capitán Hernando de la Torre con  los sobrevivientes de la armada de Loaisa, en la isla de Tidore. , entre ellos se encontraba Andrés de Urdaneta, quien en su relación de 1535 da cuenta del suceso.
El primo de Cortés, don Álvaro de Saavedra Cerón, después de haber entregado los envíos del Conquistador, intentó por tres veces regresar a la Nueva España subiendo hasta el grado 30 latitud norte, sin éxito: pero poco antes de morir de fiebres, intuyó que subiendo todavía más al norte se podría encontrar la corriente contraria. Esto estaba reservado para Andrés de Urdaneta.
(5) Anexo (B) 
(6) Libro “Monje y Marino”. P .Mariano Cuevas
(7) Las Islas Filipinas fueron exploradas por Villalobos
(8)  Islas o Archipiélago de las Molucas fueron descubiertas por los portugueses, la primera factoría la fundaron en 1512, pero, cuando llegó la nao española Spíritu Sancto con Urdaneta a bordo, en 1526, había una guerra virtual con los portugueses por la posesión de cerca de 80 islas. “Monje y Marino” P. Mariano Cuevas.
Descripción del ave del Paraíso:
“Es más pequeño que un mirlo…..la riqueza de los colores y la composición del plumaje bastarían para comparar a aquel pequeño ser con un diamante de las más puras aguas”

BIBLIOGRAFÍA

*LIBRO: “MONJE Y MARINO”
La vida y los tiempos de Fray Andrés de Urdaneta.
AUTOR: R. Padre Mariano Cuevas S.J.
Editorial Galatea, México D.F. 1943
Prólogo de Alejandro Quijano, Director de la Academia Mexicana de Historia correspondiente de la Real Academia Española.
Colección de Libros Españoles en América.
1er. Tomo: “Vasco de Quiroga, Obispo de Utopía”, B. Xarnés.
2º. Tomo: “Exploradores de la Filipinas”
Biblioteca del Archivo Histórico de Colima, Col. México.

*“LOS VASCONGADOS EN LA HISTORIA DE MÉXICO”. Del P. Mariano Cuevas:

*“HERNÁN CORTÉS”, José Luis Martínez, UNAM, Fondo de Cultura Económica, México, 1990.

*“EL GALEÓN DEL PACÍFICO”, 10 AUTORES, Gobierno Constitucional del Estado de Guerrero, México, 1993.
*“ENCICLOPEDIA DE MÉXICO”, SEP. Ciudad de México, 1988.
*REVISTA ARTES DE MÉXICO, “El Galeón de Manila” No. 143.
Año XVIII, 1971

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