SEGUNDA
PARTE
LA CONQUISTA
Y
EVANGELIZACIÓN
ESPAÑOLA DEL
NUEVO MUNDO
INDICE
página
Prólogo…………………………….
3
Una
victoria contra el demonio
José de Acosta……………………
7
Diego
Durán…………………….. .10
El
sacrificio entre los aztecas….. 14
Hernando
Alvarado Tezozomoc. 15
El
Sacrificante…………………… 18
Los
Testimonios de los Conquistadores 20
La
Leyenda Negra………………………23
Fray
Toribio de Benavente……………. 24
La
naciente Patria mexicana …………. 27
Dios
perdone al De las Casas………… 30
Se
extingue una vida maravillosa ……. 33
Conclusión……………………………….
34
PRÓLOGO
UNA VICTORIA CONTRA EL DEMONIO
Este trabajo es
resultado de dos conferencias impartidas por mí en el Real Club España de la
ciudad de México, en el año de 2004, adaptadas para el presente folleto.
Hablar de guerra
contra el demonio en este Tercer Milenio, es provocar una sonrisa
escéptica en la mayor parte de los intelectuales, pero, si queremos tratar de
ser veraces en nuestra exposición, no podemos referirnos a la historia de la Conquista
militar y espiritual del continente americano, sin adecuar nuestro
pensamiento al que se tenía a finales del siglo XV y principios del siglo XVI.
También, para entender aquella gesta única; debemos tomar en cuenta al
pensamiento contemporáneo, tan influido por el subjetivismo, nueva forma
del antiguo romanticismo que ha reducido el bien y el mal a las preferencias
del mundo anglosajón protestante, fundamentalista, materialista y
pragmático.
Dentro del pensamiento contemporáneo, y cuanto se refiere a la epopeya
hispano-católica de los siglos antes referidos, debemos tomar en cuenta las “leyendas
negras” que obnubilan el intelecto de cuantos critican superficialmente el Descubrimiento y Conquista del Nuevo Mundo.
La leyendas negras, que son muchas, podemos englobarlas en una sola; la
llamada Leyenda Negra antiespañola. Leyenda: porque no es
historia y Negra: por su
intención, marcadamente malévola, y que resumida en una frase, podríamos
definirla como: Una conspiración
contra la Verdad.
La Leyenda Negra es un pensamiento subjetivo
que ha deformado, hasta el grado de convertirse en prejuicio, a millones de
mentes incapaces de sacudírselo y ha absorbido su sentido común. Está presente,
principalmente en los países de cultura anglosajona como hemos mencionado, y en
menor medida en los demás. También, es cierto, afecta a una gran cantidad de
desorientados en España e Iberoamérica toda, por la falta de conocimiento de su
propia historia.
Complementariamente, he de insistir, que la
llamada Leyenda Negra no se armó como algo casual
o espontáneo, sino que ha obedecido a un plan perfectamente organizado para
desacreditar la obra civilizadora de España en su doble acción como adalid de
la Cristiandad; como continuadora de la cultura ibero-grecolatina y como
protectora de la Iglesia Católica en su afán evangelizador.
Pues bien, dentro de este universo de leyendas, son tres las leyendas
más difundidas y, por ende, las más dañinas:
1ª La leyenda lascasiana, del primer obispo de Chiapas.
2ª La leyenda liberal, del pensamiento revolucionario, anticristiano y
masónico.
3ª La leyenda marxista, del materialismo dialéctico, y cuyo mejor exponente
contemporáneo, es la Teología de la Liberación., doctrina ésta, casi
cismática y herética, pero extrañamente tolerada por el pensamiento modernista
de la actual jerarquía de la Iglesia Católica.
Es materia de otro trabajo, referirnos enteramente a La Leyenda Negra antiespañola por lo
que en esta ocasión nos concretaremos a exponer brevemente:
a)
La
situación religiosa y social en que se encontraban los pueblos indígenas poco
antes de la llegada de Hernán Cortés.
b)
El choque
que significó su encuentro, y
c)
La
victoria final que se produjo con la implantación de la civilización cristiana.
Para la primera parte voy a seguir las obras de los cronistas,
Fray Diego Durán; “Historia de la Indias de la Nueva España y de la
Tierra Firme”
Padre José de Acosta; “Predicación del Evangelio en las Indias”
Licenciada en Antropología Yólotl González Torres, “El Sacrificio
humano entre los mexicas”.
Para la segunda parte utilizaré las obras de los cronistas:
Bernal Díaz del Castillo
Andrés de Tapia
Y
Para la tercera parte mencionaré cartas, artículos y crónicas de:
Fray Toribio Paredes de Benavente, (Motolinía), “Historia de los indios
de Nueva España” y su estupenda Carta al Emperador Carlos I, controversia con
el primer obispo de Chiapas, Fray Bartolomé de las Casas.
Don Alfonso Trueba, autor de las semblanzas “Las Doce Antorchas”.
La Revista española ARBIL Nº. 46 en su artículo “La lucha contra en
demonio en la Evangelización americana”, cuyo autor es don Sebastián Sánchez.
Antonio Caponetto: “La Teología de la Liberación e Hispanidad y
leyendas negras”
Hector Petrocelli: “Lo que a veces no se dice de la Conquista de
América”
Fernando Cervantes: “El diablo en el Nuevo Mundo”
Jorge Rodríguez Pinto: “Las cosas de Dios y las hechuras de Satanás”
De las tres leyendas anteriormente mencionadas nos referiremos
especialmente, a la Leyenda que propició Fray Bartolomé de las Casas primer
Obispo de Chiapas. Como el caso mas escandaloso, en el siglo XVI, del
encubrimiento de la mentira socapa de beneficencia, caridad y protección de los
indios americanos.
Por el contrario a la anterior actitud, recordaré la actuación de los
santos varones franciscanos que Cortés y otros conquistadores pidieron al
Emperador para evangelizar a los indios y de la verdadera caridad que siempre
mostró en todo, el santo evangelizador, escritor e historiador: Fray Toribio de Benavente, alias Motolinía.
Antes de definir la personalidad de ese ser metafísico, y de sus
manifestaciones físicas, contra quien lucharon los conquistadores y
evangelizadores de los pueblos indígenas del Nuevo Mundo, es decir: el Demonio; voy a mostrar brevemente la situación religiosa de esos pueblos
hacia el fin de su mundo.
LUIS OZDEN
LA SITUACIÓN RELIGIOSA DEL LOS PUEBLOS DEL NUEVO MUNDO
ANTES DE LA LLEGADA DE HERNÁN CORTÉS.
Para tener una idea de cuál era su religión y cómo se comportaban,
tanto su jerarquía como la masa de esos fieles; vamos a acudir a las citas de
los cronistas mas antiguos así como a estudiosos y especialistas en
antropología.
JOSÉ DE ACOSTA
Nació en Medina del Campo, Valladolid en 1540, murió en Salamanca en
1600, estudió en Alcalá, residió en el Perú de 1572 a 1586, ese año partió para
Nueva España donde vivió un poco más de un año para dedicarse a recabar
información sobre las culturas indígenas, así como, de las referentes a los
filipinos, chinos y japoneses. Su obra maestra escrita a su vuelta a España es:
“Historia natural y moral de las Indias”, publicada en Sevilla en 1590.
El padre Acosta es un clásico: el más sobrio, atildado y elegante de los
historiadores de las Indias y un modelo prosista didáctico, incluido por la
Academia española de la Lengua entre los que constituyen autoridad en nuestro
idioma. Aunque algunos críticos le han llamado plagiario, es bien sabido que se
basó en informaciones de primera mano, armando un tratado bien organizado y
veraz. Sus juicios son muy valiosos para entender la psicología y la religión
de los indios en su gentilidad.
En primer lugar tenemos al padre José de Acosta, intelectual de
primerísima fila, egresado de la Universidad de Alcalá de Henares y de la
Universidad de Salamanca donde tenía cátedra.
Este jesuita considerado como uno de los pensadores más fecundos y
lúcidos de Indias, presenta dos obras importantes para el estudio de la
evangelización: “Historia natural y moral de Indias” y “Predicación
del Evangelio en Indias”. En ellas sistematizó, entre otras muchas
cuestiones, el problema del demonismo.
En la primera de las obras mencionadas, Acosta insiste en la
natural bondad de los indios y compara su cultura con las griega y romana
paganas, para refutar a muchos clérigos que en todo veían la mano del demonio.
Sin embargo, cambia de tono cuando se refiere a la cuestión religiosa.
Cuando analiza las similitudes entre las religiones paganas y las cristianas,
no duda en adjudicar a las primeras un carácter sobrenatural y, por ende,
diabólico, dado que Dios no puede permitir dos cultos legítimos.
Es por esto que el demonio tiene que recurrir al Simia Dei
(simularse Dios) para montar una estructura religiosa sustentada en su envidia
y con ésta y con sus instrumentos: los hechiceros o brujos engañar a los
hombres, el padre Acosta escribe:
“¿A quien no
pondrá admiración que el demonio tuviese tanto cuidado de hacerse adorar y
recibir al modo que Jesucristo ordenó y enseñó, y como la Santa Iglesia lo
acostumbra?”
A partir de esto, el padre Acosta explica cómo el demonio posee el
América una iglesia propia, ajena a los designios de Dios, y producto de su
satánica envidia.
“Era precisamente
este deseo mimético el que originaba la existencia de las prácticas
contra-cristianas entre los nativos de América, pues el diablo aprovechaba
cualquier oportunidad que le permitiera imitar el culto divino.”
El padre José de Acosta describe cómo el diablo tenía sus
propios sacerdotes: los hechiceros, que ofrecían sacrificios humanos y ofrecían
sacramentos en su honor. Como tenía mil géneros de falsos profetas a través de
los cuales “pretendía usurpar para sí la Gloria de Dios y fingir con sus
tinieblas la luz.. Apenas hay cosa, sigue describiendo, instituida por Jesucristo Nuestro Dios y Señor
en Su ley evangélica que en alguna manera no lo haya, el demonio, sofisticado y
pasado a su gentilidad.”
Lo que afirma el padre Acosta en su “Predicación del Evangelio en las
Indias”, es el mimetismo del demonio motivado por la envidia, sobre todo cuando
intenta imitar los Sacramentos; habiendo instituido falsos ritos del bautismo, el crisma, la penitencia, eucaristía,
matrimonio, la extremaunción y el orden sacerdotal.
Los comentarios del
padre José de Acosta explican,
para nosotros perfectamente, aún con la mentalidad del siglo XVI, las causas de
esa terrible situación:
Si todos los pueblos paganos han
tenido algo parecido a los sacramentos cristianos, es por el recuerdo nebuloso
de las verdades divinas enseñadas a la primera pareja en el Paraíso y por
cierto mimetismo del demonio.
En mi plática sobre la contraposición entre la Tradición Apostólica y la Cábala
Gnóstica señalé cómo los pueblos paganos idólatras son continuadores de la tradición
cainita.
“El conocimiento de los
Misterios Divinos comunicados por Dios el Altísimo a Adán en el H
momento de su creación, quedó confuso y borroso
después de su pecado y caída”
“Y su hijo primogénito Caín,
representa la parte de la humanidad de naturaleza mala, árbol malo que no puede
dar buenos frutos. Todos los pueblos primitivos son los seres humanos a quienes
el odio a sus semejantes ciega hasta hacerlos cometer homicidios”
“Caín, por el asesinato de su
hermano Abel, es el padre de la Tradición pervertida por el intelecto humano,
es el inventor de la Magia y de la Cábala y el genearca de los magos negros
practicantes de los sacrificios humanos.” Conferencia impartida en el Real Club España, año
2003.
El padre Acosta participó en el Concilio Límense III donde contribuyó
con un catecismo. En las actas de este concilio se incorporó el tema de la
hechicería en todas sus formas y estipuló diversas penas para los que participaran
en ella.
DIEGO DURÁN
Fray Diego Durán;
nació en Sevilla hacia 1537 y murió en la ciudad de México en 1588. Su familia
llegó a Nueva España entre los años de 1542 y 1544, su padre era, según algunos
biógrafos de origen francés apellidado Durand, su oficio era zapatero y se estableció
en Texcoco donde comenzó a ejercer su oficio.
Diego vivió allí hasta el año 1554 cuando tomó el hábito de los
dominicos en la ciudad de México, en 1556 hizo profesión de fraile y en 1559
era ya presbítero. Al poco tiempo fue encomendado como evangelizador a Oaxaca,
luego pasó a Chimalhuacán Atenco, donde escribió sus obras de la historia de
los indios entre los años de 1575 y 1579. Tal vez la concluyó en 1580.
En 1581 lo encontramos residiendo en Hueyapan hasta 1587, cuando ya muy
enfermo fue trasladado al convento de Santo Domingo de la ciudad de México
donde falleció, como hemos apuntado en 1588. Su magnífica crónica de 2 tomos
permaneció inédita en España hasta que se publicó el primer tomo en 1867 y el
segundo en 1880. El historiador Alfredo
Chavero le da total crédito a sus informes.
De la relación de Fray
Diego Durán vamos a tomar trozos de sus obras históricas, comenzando por el
primer capitulo de su “Historia de las Indias de Nueva España”.
Ilustraremos nuestra referencia con acetatos del llamado Códice Durán.
El llamado códice Durán está compuesto de 78 pinturas efectuadas por los
indios, divididas en tres partes; el original se encuentra en la Biblioteca de
París.
Comenzaremos por un interesante relato que el padre Durán tomó de la tradición de los caciques y que es
poco y mal conocida. Abre su prólogo con esta explicación:
“Ha me movido christiano lector
a tomar esta preocupación de poner y
contar por escrito las idolatrías antiguas y religiones falsas con que el
demonio era servido antes de que llegase a estas partes la predicación del
santo evangelio y haber entendido, los que nos ocupamos en la doctrina de los
indios, que nunca acabaremos de enseñarles a conocer al verdadero Dios, si
primero no fuesen borradas y raídas totalmente de su memoria; las
supersticiones, ceremonias y cultos de los falsos dioses que adoraban....”
Luego en su primer capítulo empieza a relatar la historia de un hombre
que apareció en estas tierras en una época indeterminada. En él relata la más
antigua historia que tenían los indios acerca de un extraño personaje que había vivido entre ellos y que por haberse
opuesto al derramamiento de sangre humana fue expulsado lejos hasta no volverse
a saber de él. Diego Durán consiguió copiar este relato de unas pinturas arcaicas de los indios.
Ahora algunos trozos de este interesante relato:
“De quien se
sospecha que fue un gran varón que hubo en esta tierra, llamado Topiltzin y por
otro nombre Papa, a quien los indios llamaron Huemac y quien residió en Tula”.
“Fue una persona muy venerable y
religiosa a quien ellos le honraban y reverenciaban como a persona santa”.
“El cual vi
pintado a la manera que arriba parece en un papel muy viejo y antiguo, en la
ciudad de México, con una venerable presencia que demostraba ser hombre de
edad, la barba larga entre cana y roja con gravedad en el rostro, sentado con
mucha mesura”.
“Estaba siempre
recogido en una celda orando, el cual pocas veces se dejaba ver: era hombre muy
abstinente y ayunador; vivía castamente y muy penitente. Tenía por ejercicio el
edificar altares y oratorios por todos los barrios y pintar imágenes en las
paredes y sobre los altares e hincarse de rodillas ante ellas y reverenciarlas
y besar la tierra”.
“Dormía siempre en lo plano del altar, cerca del cual
llegaban discípulos y los enseñaba a orar y a predicar, a los cuales discípulos
llamaban tolteca que quiere decir oficiales o sabios en algún arte”.
“No me osare afirmar que este varón
fuese un apóstol bendito, pero gran fuerza me hace su vida, a pensar, que pues,
estas eran criaturas de Dios, racionales y capaces de la bienaventuranza, no
las dejaría sin predicador, y si le hubo, fue Huemac-Topiltzin , el cual aportó a esta tierra, y según la
relación que se da, era cantero, que entallaba imágenes en piedra, lo cual
leemos del glorioso Santo Tomás ser oficial de aquel arte”.
Topiltzin o Huemac era un hombre advenedizo de tierras
extrañas, que ninguna relación se puede hallar de qué parte hubiese venido. Sus
discípulos hacían milagros trabajando de convertir a esta gente a la ley
evangélica, que viendo la rudeza y
dureza de sus terrestres corazones, desampararon la tierra y se volvieron a
donde habían venido y, adonde sacasen algún fruto de sus trabajos y
predicación, y no la pertinacia grande de estos indios en su maldita,
sangrienta y descomulgada ley, como hoy en día experimentamos los que entre
ellos vivimos”.
“Contra Topiltzin-Huemac y sus discípulos se levantó
gran persecución y guerra contra ellos, porque el número de gente que había
tomado su ley y predicación era mucha. El caudillo de esta persecución, según
dicen, fue Tezcalipoca, el cual fingiendo ser bajado del cielo para aquel
efecto, fingía también hacer milagros, juntando discípulos y gente maligna para
molestar a aquellos santos varones y desterrarlos de la tierra”.
“Los fueron
trayendo de aquí para allá hasta que aportaron a Tula donde reposó por algún
tiempo y años”.
“Hablemos de las figuras de los discípulos que trajo
Huemac a los cuales llamaban toltecas o hijos del sol. Tuvieron su principal
asiento en Cholula aunque discurrieron por toda la tierra, tuvieron aquel
asiento antes de que los cholulteca poblasen; fueron predicadores de los
serranos de Tláxcala y aún de los gigantes; andaban todos vestidos con ropas de
colores, a los cuales llamaron los indios xicolli y en razón de las tocas que
traían en las cabezas que parecían unos enormes caracoles, les llamaron cuatec
citze.
Siguiendo la
historia de Fray Diego Durán, veamos la guerra que le hicieron los magos negros
Quetzalcóatl y Tezcatlipoca y la estratagema de que se valieron para
desacreditarlo así como del porqué este extraño personaje abandonó la tierra,
no sin antes, lanzarles la enigmática profecía que todos hemos oído hablar
alguna vez. “Volveré a tomar posesión de mi reino……”
“Los hechiceros
instigaron a los señores de la tierra para que rogaran a Huemac-Topiltzin a que
se casara. Él repondió que ya tenía determinado casarse, pero que había de ser
cuando el sol saliese por la parte contraria, cuando la mar se pudiese pasar a
pié enjuto y cuando los ruiseñores criasen barbas como sus discípulos”.
“Preguntado al indio que tenía las pintura, que cual
había sido la causa de la salida de aquel santo varón de esta tierra. El cual
dijo, que la principal porque aquel santo se fue, era que estando el ausente de
su retraimiento, con mucho secreto, le habían llevado dentro a una ramera,
que entonces vivía, que era muy deshonesta, que había por nombre Xochiquetzal
, y que volviendo Huemac a su celda, ignorando lo que dentro había,
habiendo aquellos malvados publicado de cómo Xochiquetzal estaba en la celda de
Topiltzin-Huemac, para hacer perder la buena opinión que de él se tenía y de
sus discípulos, de lo cual, como era tan casto y honesto fue grande la afrenta
que recibió y luego propuso su salida de la tierra”.
“Y preguntado el indio, donde han
oído que aportó. Hacia la mar se había ido y nunca más se supo de él”. “Y que
éste, fue a dar aviso a sus hijos los españoles, para vengarse de que le habían
echado”.
Estos indios tenían
la profecía desde muy atrás de que Huemac había dicho que vendrían hombres como
él: blancos y barbados para señorear esta tierra.
“De la venida de gentes extrañas siempre estuvieron
con aviso: y así, cuando le llegó la nueva a Moctezuma de su llegada al puerto
de San Juan de Ulúa, sabida la orden de su traje y manera, hizo revolver sus
pinturas y libros, y conoció ser los hijos de Topiltzin. Los cuales le habían
dejado anunciada su venida, y así les envió luego aquel gran presente de joyas
y oro y plumas y piedras de mucho valor. Temiendo lo que le vino, le envió a
rogar se volviese, que no quería le llegasen a ver, teniendo en su profecía que
no le venían a hacer bien ninguno, sino mal y daño.”
“E cuando los
españoles llegaron al puerto y los atalayas de Moctezuma los vieron, diéronle
la nueva, diciendo que los hijos de Huemac-Topiltzin eran llegados, respondió
Moctezuma: esos vienen por el tesoro que Topiltzin dejó acá cuando se fue, el
cual había recogido para hacer un templo: entréguenselo y que no vengan acá.
Este dicho hallé en una pintura que de la vida y hechos de Moctezuma me
mostraron.
Fray
Diego Durán describe también, vivamente, e ilustra en sus pinturas los ritos
sangrientos con que la casta sacerdotal rendía culto a sus dioses, entiéndase,
que era a Satanás.
·” Y veníanse así
en procesión tras el sacerdote todos los que habían que morir hasta el lugar
donde habían de ser sacrificados donde se hallaban aquellos carniceros y
ministros de Satanás, que los sacrificaban abriéndoles el pecho y sacándoles el
corazón y medio vivos los echaban a rodar por las gradas del templo abajo, las
cuales gradas se bañaban en sangre y esta era la ceremonia que en la fiesta de
este ídolo Huitziloposchtli, ( Huichilobos)”
EL SACRIFICIO ENTRE LOS AZTECAS
Desde luego, la anterior descripción corresponde al sacrificio más
espectacular; pero había muchos otros, que la antropóloga Yolotl González
Torres describe en su libro “El sacrificio humano entre los mexica”. Como el deshojamiento, fusilamiento
con flechas, rapamiento con espinas de cactus y quema de personas vivas, etc.
La antropóloga se basa principalmente en las crónicas de Alvarado
Tezozomoc, de Durán y de sus propios estudios arqueológicos:
“los restos
arqueológicos indican que desde el Preclásico (1500 a.C.. a 300 d.C., al menos
en el altiplano, se practicaba alguna forma de occisión ritual”.
“según los antropólogos físicos, se indica que en los
restos de tumbas, se han encontrado cabezas cercenadas, restos de niños que
habías sido mutilados; manos y pies sueltos; cuerpos sin cabezas o cabezas sin
cuerpos, en el caso particular de Tlatilco, y Veracruz”.
“restos decapitados y estelas en piedra que lo
muestran”, “en los alrededores de Teotihuacan y al lado de las pirámides,
concretamente de la de Quetzalcóatl, se han encontrado restos de sacrificios
por decapitación contemporáneos de la consagración de la pirámide”
“a los lados de
todas las pirámides se han encontrado restos, por centenas, de individuos
sacrificados y mutilados”.
Ahora, si pasamos lista
a todos los centros ceremoniales indígenas, no solamente de lo que actualmente
es México sino de los centros arqueológicos del continente americano entero,
encontramos que las investigaciones de todos los arqueólogos confirman los
sacrificios humanos y la posterior antropofagia.
En los códices
copiados o mandados copiar por los frailes y los indígenas precortesianos
existentes en los museos como son: el Borbónico,
el Tomalámatl, el Borgia, el Bodley,
el Nuttal, el Colombino, el Dresden y el Matritense, el Boturini y el Selden,
el Durán y otros. También aparecen descripciones similares.
Por otro lado, los
cronistas como Bernardino de Sahagún y Francisco Cervantes de Salazar
encargaron a pintores indígenas la copia de otros códices existentes entonces,
donde se aprecian otros tipos de sacrificio como el flechamiento, y el
rayamiento o sacrificio sobre biznagas, estos últimos referentes a la
peregrinación mexica (códice Botourini). En el códice o rollo Selden, se
aprecia el caso de una mujer sacrificadora.
HERNANDO
ALVARADO TEZOZOMOC
Semblanza: Hernando
Alvarado Tezozomoc: Nació y murió en la ciudad de México; 1520 – 1610. hijo de
don Diego Alvarado Huanitzin, reconocido príncipe descendiente directo del rey
mexica (azteca) Axayácatl rey de México y de la 19ª hija de Moctezuma II; doña
Francisca Moctezuma. Entre 1598 y 1609 estuvo dedicado a la elaboración de la”Historia
de la gran ciudad de Tenochtitlán y sus pobladores”, para “que nunca la olviden
sus descendientes”. Entre los indigenistas se la conoce como “Crónica
Mexicáyotl”, es decir: “Crónica del señorío de los mexicas”. Comienza su
relación en el año 1064, año en el que los llamados aztecas emprendieron su
largo peregrinar, termina su obra en 1531, curiosamente; en el año de las
apariciones de la Virgen de Guadalupe.
Alvarado Tezozomoc
ocupó el cargo de traductor oficial del nahuatl al español en la Audiencia Real
de la capital de Nueva España. Desde 1598 hasta su muerte.
Haré a continuación
la referencia que hace el cronista indio pero ya cristiano Hernando Alvarado
Tezozomoc acerca de la consagración del Templo Mayor de Tenochtitlán:
“El rey Tizoc
intentó terminar el templo de Huizilopochtli que Moctezuma Iº había dejado
inacabado, pero murió.
Entonces el rey Ahuízotl organizó una campaña
guerrera en contra de los huasteca para traer esclavos que continuaran la
construcción del gran templo, además de las tributadas por los pueblos
comarcanos, se pudo celebrar al fin la terminación de su Templo Mayor, (En realidad, el Templo
Mayor de los aztecas nunca se terminó, aunque se da por terminado en su séptima
etapa, que fue la que vieron los conquistadores españoles, por Moctezuma II,
correspondiente a partir del año 1502 hasta su destrucción entre 1521 y 1524)
Durante el reinado de Axayácatl se organizó
una expedición guerrera a Michoacán, de donde traerían víctimas para ofrendar
en la consagración de la "piedra del sol", pero resultó un fracaso;
organizaron entonces una nueva a Tliliuhtépec, en la que sí obtuvieron muchas víctimas
(Alvarado Tezozómoc, 1944, caps. UV, CL).
Los prisioneros matlatzincas provenientes de
Toluca fueron ofrendados en la inauguración del temalácatl. “Y
pusieron todas las figuras que en la pintura vimos, que fue: la piedra sobre
que habían de sacrificar, puntiaguda, y junto a ella una figura de una diosa
que llaman Coyolxauh, y, a las esquinas, dos figuras, que tenían dos mangas
como de cruz, todas de ricas plumas; pusieron otros bastiones que ellos llaman tzitzimites. En fin dieron fin a todo
el edificio, sin quedar cosa por hacer [Durán, 1962, n, p. 333; véase también
Alvarado Tezozómoc, 1944, p. 300].
(Durán, 1967, 11, cap. XXXIV; Alvarado
Tezozómoc, 1944, cap. xliv).
“Así
dijo el viejo [Cihuacóatl] a los reyes: "Señores ya estáis aquí todos
ayuntados y ha placido al bueno de nuestro dios Huitzilopochtli que se
cumpliese el deseo más grande que tenían los reyes pasados vuestros hermanos
que fueron con este dolor al otro mundo, que nunca en su tiempo se pudo acabar
este templo, ni alcanzaron ver hacer un solemne sacrificio, como el presente, .
. . ahora de presente está en manos de vosotros, como cabeza y caudillos del
templo e Imperio mexicano en un cuerpo, una voluntad y un mundo. . ."
Alvarado Tezozómoc, Ed.1944, p. 314].
La consagración de su Templo Mayor en 1487 se
consideró la más solemne y correspondió al rey Ahuízotl (entre 1486 y 1502)
durante la llamada sexta etapa constructiva. Esta se llevó a cabo con la
contribución de materiales y trabajo de todos los vecinos, y cuando se terminó
totalmente se le pidió a los pueblos aliados, así como a los tributarios, que
trajeran su tributo en bienes y en víctimas humanas.
De la narración de Alvarado Tezozomoc tomamos la siguiente información:
“La
consagración del Gran TeocaIli de Tenochtitlán se inició con Ahuítzotl y
Cihuacóatl sentados en sus tronos, recibiendo el tributo traído especialmente
para esa ocasión, tanto de los habitantes de la propia capital,
como de las provincias conquistadas”.
“Los reyes de Tetzcoco y Tacuba "no contribuían
mantas y joyas como otros pueblos, ni comida, como las otras provincias",
pero tenían que traer cautivos de guerra para las celebraciones de los mexica.
(Durán, 1967, II, p. 343).
Para
la consagración del Templo Mayor
invitaron también a los reyes enemigos de Tlaxcala, Huexotzinco,
Zacatlán, Tliliuhquitépec, Tecóac, Tetztitlan, Michoacan y Yopitzinco. La
aceptación o la denegación a asistir a las ceremonias significaba el
reconocimiento o desconocimiento de la supremacía mexica; por ello Cihuacóatl
advirtió a Ahuítzotl que invitarían a los pueblos que se habían negado a venir
a las ceremonias de su coronación, y que si no aceptaban en esta ocasión les
declararía la guerra (Alvarado Tezozómoc, ed.1944, p. 302).
Los
reyes enemigos de los llamados aztecas que aceptaban la invitación, llegaban a
Tenochtitlán secretamente y eran alojados en edificios especiales, desde donde
podían observar las ceremonias sin ser vistos por el pueblo.
Y fray Diego Durán escribe:
“Todo hecho y ordenado de
industria para manifestar su grandeza y señorío a sus enemigos y huéspedes y
gente forastera y ponerles temor y espanto, viéndole señorear a todo este mundo
y reino tan amplio y abundoso que tenía sujetas a todas las naciones y a su
mandar. De lo cual atónitos y
espantados
los huéspedes, de ver tanta riqueza y abundancia y tanto mando y señorío
estaban en grandísimo temor y espanto”, [Durán,ed. 1967,11, p. 341].
“A todos los habitantes de las
aldeas circunvecinas se les ordenó asistir a la ceremonia como testigos de la
grandeza de su nación que fue demostrada en el acto ritual más impresionante
que haya tenido lugar en pueblo ninguno”.
“El
día de la ceremonia los cautivos fueron colocados en cuatro filas que iban al
este, oeste, norte y sur del Templo Mayor. Hubo 19 lugares en los que se
sacrificó: los 4 donde iniciaron la matanza los reyes de Tenochtitlan,
Tetzcoco, Tacuba y el Cihuacóatl, y otros 15 ubicados seguramente en los
distintos barrios”. (Durán,1967, II, p. 344)
Los
reyes y el Cihuacóatl sacrificaron en cuatro lugares y Alvarado-Tezozómoc
menciona quince "degolladeros", por lo que hemos hecho un cálculo
global de veinte lugares.
“Los
reyes y el Cihuacóatl iniciaron los sacrificios y cuando se cansaron los
sustituyeron sacerdotes vestidos con la indumentaria de los distintos dioses,
quienes a su vez se fueron turnando con otros sacerdotes. Durán (1967, ll, p.
340) dice que para esta celebración se sacrificaron "ochenta mil y
cuatrocientos hombres". Los Anales
de Cuauhtitlan (p. 58) confirman esta cifra: "zapotecas 16 000;
tIapanecas 24 000; huexotzincas 16 000; tziuhcohuacas 24 000", lo que suma
80 000. Torquemada (ll, p. 168) dice que 60 000. En el Códice Vaticano (lám. LXXI) está ilustrada la figura de uno de
los reyes de esos pueblos, pintado de blanco y emplumado, indumentaria de las
víctimas que iban a ser inmoladas”, (láminas. 2 y 47 del libro de D. Durán).
A nosotros lo que nos interesa en realidad no
es averiguar cuál fue la cantidad exacta de víctimas aunque no deje de ser
interesante-, sino el hecho de que inmolaron a una gran cantidad de personas y
la forma y el motivo por lo que lo hicieron.
Después de la consagración de su Templo Mayor,
que fue cuando se mató a un número mayor de gente, los sacrificios continuaron
para celebrar la consagración de otros templos:
EL
SACRIFICANTE
Motecuhzoma Ilhuicamina (Fue el 5º rey azteca
de 1440 a 1469 instituyó las guerras floridas, en 1455 incrementó los
sacrificios humanos, Enc. De Mex. T.IX), mandó construir un templo llamado
Coatlan o Coatecalli, que era donde estaban los ídolos de todos los pueblos y
batallas conquistadas, "de todas las naciones y las cosas creadas".
Para su consagración sacrificaron a los prisioneros tomados en la guerra contra
Tuctépec, pueblo que se había rebelado. Mataron a 2 300 hombres y Motecuhzoma
actuó como sacerdote supremo, ungiéndose el cuerpo con el betún divino (Durán,
1967, ll, p. 443).
El último templo que tuvo oportunidad de
construir o reconstruir este rey fue el de Toci (Calzada de Iztapalapa), que se
encontraba en las afueras de la ciudad y que fue incendiado por los
huexotzinca, por lo que se inició una guerra contra ellos. Con los cautivos
capturados en ésta se celebró la renovación del templo (Durán, 1967, ll, p.
443).
Es del todo evidente el significado político
del sacrificio humano desde el momento en que es el Estado el que lo maneja.
Esto se aprecia con mayor claridad en el sacrificio de la unción de un rey y en
el de la consagración de un templo, donde se ve cómo se intimida a los pueblos
tributarios y a los jefes de los que, aunque todavía no lo eran, reconocen el
poderío mexica y su capacidad de poder y control estatal que permite efectuar
ceremonias de esa naturaleza.
El Estado mexica controlaba las guerras y las
celebraciones de consagración de templos de otros pueblos; así, los acolhuas
pidieron permiso a Motecuhzoma Iº para hacer la guerra a los tzompancas,
xillotzincas y citlaltepecas, para tener víctimas que dedicar a su templo
(Códice ChimalPopoca, pp. 54, 55).
Los cautivos tomados en las guerras promovidas
por los mexicas tenían que repartirse entre los que ellos mismos pudieran
ofrendar en sus pueblos y los que tenían que aportar como tributo a los
mexicas.
También el señor mexica presentaba cautivos a
los pueblos tributarios, como lo hizo Ahuitzotzin con el señor de Cuauhnahuaca,
(Cuernavaca) a quien regaló 40 cautivos para la consagración de su templo (ibid.,
p.
58).
Y así, podemos
seguir in extenso demostrando con estudios y testimonios la realidad
tenebrosa en vivían los pueblos nativos del último continente sobre la tierra,
donde los sacrificios humanos eran fundamento del ritual de una religión
refinadamente sangrienta y por tanto inspirada por Satanás.
El notable estudio que realizó la antropóloga indígena e indigenista
Yólotl González Torres, directora del Departamento de Antropología Social del
INAH., titulado “El Sacrificio Humano entre los mexicas”.
Nos ha servido a maravilla para mostrar, sin lugar a dudas, como era
básicamente la religión de los pueblos nativos.
LOS TESTIMONIOS DE LOS CONQUISTADORES
Ya desde que Cristóbal Colón desembarcó en las islas del
continente, se dio cuenta de que aquellos salvajes practicaban los sacrificios
humanos y la antropofagia por lo que seguramente dudó en aquel momento que
hubiese llegado a la China o a la India tal como las describía Marco Polo en
sus relaciones, y que bien había leído en su juventud.
Tanto Bernal Díaz del Castillo como Hernán Cortés dan
cuenta en sus respectivas relaciones de lo que presenciaron al llegar a los
territorios de que sería México.
Relataré solamente dos ejemplos:
Bernal Díaz es el primero en describir un sacrificio humano a cuando
llegó por primera vez a la costa veracruzana en la expedición de Juan de
Grijalva. (En su primera expedición con Francisco Hernández de Córdoba no
llegaron hasta San Juan de Ulúa)
“........y fuimos a la isleta con el general
(Grijalva) y 30 soldados bien apercibidos en los bateles, y hallamos una casa
de adoratorio donde estaba un ídolo muy grande y feo el cual se llamaba
Tescatepuca, y estaban allí cuatro indios con mantas prietas muy largas, con
capillas, como traen los dominicos o canónigos, y aquellos eran sacerdotes de
aquél ídolo, y tenían sacrificados aquel día dos muchachos, abiertos por los
pechos y los corazones y sangre ofrecidos aquel maldito ídolo. Y los sacerdotes
que ya he dicho que se decían Papas, nos venían a zahumar con lo que Sahumaban
aquel ídolo, con uno que huele a incienso, y no consentimos que tal sahumerio
nos diesen , antes tuvimos muy gran lástima y mancilla de aquellos muchachos e
verlos recién muertos e ver tan grandísima crueldad.
Y el general (Grijalva) preguntó al indio Francisco
que parecía algo entendido, que ¿porqué hacían aquello?.Y respondió, medio por
señas, que los de Cuhlúa los mandaban sacrificar........”
En la relación del conquistador Andrés de Tapia aparece la
escena bien conocida del fervor que Cortés tuvo siempre por luchar contra el
demonio: Relación de Andrés de Tapia, en
Colección de documentos para la Historia de México, Joaquín García Icazbalceta
«Doquiera que llegaba, luego levantaba la
cruz. Cosa fue maravillosa el esfuerzo y ánimo y prudencia que Dios le dio en
todas las cosas que en esta tierra aprendió, y muy de notar es la osadía y
fuerzas que Dios le dio para destruir y derribar los ídolos principales de
México, que eran unas estatuas de quince pies de alto. Y armado de mucho peso de armas, tomó una
barra de hierro y se levantaba tan alto hasta llegar a dar en los ojos y en la
cabeza de los ídolos.
Y estando para derribarlos enviole a decir
el gran señor de México Moctezuma que no se atreviese a tocar a sus dioses,
porque a él y a todos los cristianos mataría luego. Entonces el capitán se
volvió a sus compañeros con mucho espíritu, y medio llorando, les dijo:
(hermanos, de cuanto hacemos por nuestras vidas e intereses , agora muramos
aquí por la honra de Dios y porque los demonios no sean adorados"
Tanto los
conquistadores como los misioneros creían firmemente que evangelizar implicaba
convertir y esto, arrancar a los indígenas de las garras del demonio.
No solo es que el misionero creía en la existencia del demonio, sino
que su vida estaba centrada en dos razones esenciales:
1.- Anunciar y predicar la Buena Nueva para la salvación de las almas.
2.- Librar la guerra contra el diablo para evitar la perdición de las
almas.
Pero esto no es posible de entender si no se toma en cuenta que en
rigor de la verdad toda América, por su gentilidad y barbarismo, era la Civitas
Díaboli.
El tremendo horror
que causó a los hombres del siglo XVI, - y que con mayor razón nos causa a los
del XX y XXI -; la religión pagana y sangrienta que envolvía la vida de los
pueblos del Nuevo Mundo, algo inaudito por nunca visto o conocido dentro del
universo mediterráneo, ni aún en las crónicas de Marco Polo cuando hubo
visitado la China.
Hizo encenderse en
sus almas el fervor cristiano que nos ha caracterizado por la preeminencia de
nuestra religión sobre la barbarie de aquellos pueblos que, sin más, por el
derramamiento sangre humana, era evidente su culto al señor de las tinieblas:
Satanás.
Hubo un individuo que empleó su inteligencia y su talento para
convencer a otros de sus ideas, en tratar de destruir lo que los conquistadores
y evangelizadores habían comenzado a construir. Es decir: de detener la labor
civilizadora de España. Y dejar a los indios en la situación que acabamos de
describir.
Bartolomé Casaus, causante, como mencionamos al principio, del caso más
escandalosote encubrimiento de la mentira, socapa de beneficencia, caridad y
protección de los indios americanos:
¿Qué era imprudente?, ¿Ingenuo?, ¿Utopista?, ¿Caritativo? o ¿Santo?.
Veamos a continuación cuales fueron sus frutos.
LA LEYENDA NEGRA
Todo lo que hemos expuesto anteriormente, se ha querido borrar con la LEYENDA
NEGRA que propició con sus escritos, protestas, exageraciones, utopías y
francas mentiras históricas. El primer obispo de Chiapas: Fray Bartolomé de
las Casas, (semblanza).
Bartolomé de las Casas; nació en Sevilla en 1474 (era 9 años mayor que
Cortés) y murió en Madrid en 1566 a los 92 años de edad, era su familia de
origen francés apellidada Casaus, probablemente judíos conversos como muchos
avecindados de antaño en Sevilla. Recibió las ordenes menores en Sevilla y en
1502 se embarcó apara la Isla Española donde por espacio de 8 años fue
encomendero. En Santo Domingo de la Española recibió el Orden sacerdotal en
1512. Pasó a Cuba como capellán de Pánfilo de Narváez, haciéndose de la
confianza de l gobernador Diego Velásquez. A pesar de ser sacerdote pidió y se
le concedió, un repartimiento de indios encomendados para su evangelización,
cerca del puerto de Xagua. Pero su espíritu no era ni para estanciero ni para
evangelizador por lo que tronó contra sus vecinos que sí obtenían frutos de la
tierra.
Vendió sus tierras y viajó a España para pedir al rey don Fernando
algún nombramiento eclesiástico, cuando llegó se encontró con que el rey había
muerto y nombrado como regente al Cardenal Jiménez de Cisneros. Del regente
obtuvo nada menos que el puesto y Título
de “Procurador universal y protector de los indios”. Regresando a Santo
Domingo a fines de 1516.
El flamante Procurador Universal, no pudo impresionar con ese
nombramiento a nadie y antes del año volvió a España para profesar en la orden
de Santo Domingo y ser prior del convento del Puerto de Plata cercano a
Sevilla.
Su naturaleza inquieta y atrevida lo impulsaron a pedir otra misión,
ahora en Nueva España a donde llegó en 1531 regresando al poco tiempo a la
Española por haber sido recibido con indiferencia cuando no por el rechazo de
la sociedad de entonces.
En 1535 pasó otra vez por Nueva España de paso para el Perú, pero se
quedó en Nicaragua y Guatemala haciendo algunas fundaciones religiosas. A poco
volvió a España para entrevistarse en el Emperador Carlos y pedirle que
expidiera su tratado “Las Nuevas Leyes de Indias ”,lo logró y con
esto creyó darle el golpe mortal a las encomiendas. Aceptó el nombramiento de
obispo de Chiapas en 1544, pero en 1545 la contraofensiva de los encomenderos
hizo derogar esas leyes utópicas y destructoras de la sociedad de aquel tiempo
que propiciaron revueltas, muertes y perjuicios sin cuenta. Hasta la muerte del
virrey del Perú.
Temiendo por su vida se embarcó para España en 1547, para no volver
jamás, abandonando a sus queridos indios como mal pastor que no muere por sus
ovejas, cuando éstas están en peligro.
En 1552 publicó su “Brevísima relación de la destrucción de las
Indias”, que los enemigos de España (Holanda, Inglaterra, Francia e
Italia) utilizaron para desacreditar al Imperio Español, a sus gobernantes y de
paso a la Evangelización de los indios. Naciendo la “Leyenda Negra”,
antiespañola.
Bartolomé de las Casas o Casaus como él se firmaba, vivió una vida muy
larga, de gran vitalidad. Pero empleó ésta para la polémica, aferrado a una
idea dominante: la defensa de los nativos americanos y hasta el extremo
llegó su fanatismo que afirmó “ que es preferible que los indígenas anden
desnudos y adoren a sus dioses, e incluso tengan sus sacrificios humanos de
buena fe, antes de hacerles la guerra cruelmente y despojarles de sus tierras,
de sus valores y de su dignidad”.
Recomendó que para librar a los indios de los trabajos pesados se
esclavizara a los negros.
Con esto se demuestra su falta de auténtica caridad cristiana para con
los seres humanos. A Bartolomé de las Casas hay que conocerlo, aplicándole la
máxima evangélica: “Al árbol se le conoce por sus frutos”, si el fruto
es malo, entonces el árbol no puede ser bueno.
Para lo cual vamos a oponerle a un santo evangelizador, Uno de los Doce
verdaderos apóstoles y todos ellos santos en la evangelización de los indios,
quienes demostraron con sus vidas la verdadera caridad cristiana. Me
refiero de Fray Toribio de Paredes, nacido en la villa de Benavente, provincia
de León.
TORIBIO
DE BENAVENTE, MOTOLINÍA
Datos biográficos: Nació en la villa de Benavente de la provincia de
León, España, entre 1482 y 1491; murió en la ciudad de México en el 9 de agosto
de1569. Su verdadero nombre era Toribio de Paredes. Cambió su apellido al tomar
el hábito en algún convento de Extremadura.
Al llamarle los indígenas Motolinía
que quiere decir “el mas pobre o el humillado” en lengua náhuatl. En rigor es
el pionero de los cronistas de Nueva España, puesto que formó parte de los DOCE
EVANGELIZADORES franciscanos que, a pedido de Cortés y otros conquistadores,
llegaron en 1524.
No puedo dejar de referirme al pequeño gran libro de la colección
“Figuras y episodios de la historia de México”, llamado “ Doce Antorchas”:
cortas semblanzas de los llamados doce apóstoles que llegaron a pedido de
Cortés y de varios señores principales de la Nueva España, que el acucioso y
honesto historiador don Alfonso Trueba ha puesto al alcance de todos los
lectores.
FRAY TORIBIO MOTOLINIA CONTRA FRAY BARTOLOME DE LAS CASAS
Resumen de su Carta al Emperador, refutando a
Bartolomé de las Casas o Casaus, tomado del libro “Doce Antorchas”, del
historiador Alfonso Trueba.
El
Padre Motolinía defendió a la raza indígena contra los conquistadores. Con el
mismo espíritu de justicia defendió a su propia raza de los ataques de un
religioso que él llamó- "importuno, bullicioso y pleitista": fray
Bartolomé de las-.Casas.
_
La refutación de' las mentiras que éste
propagó está contenida en la carta escrita al Emperador Carlos V el 2 de enero
de 1555, "carta desgraciadamente poco divulgada y aun mal entendida".
Para estimar el valor de este documento es
necesaria una breve relación de antecedentes.
Vino Las Casas a América en 1502. Vivió en la
Española y luego en Cuba donde fue encomendero. Luego renunció a la: encomienda
y tomó el hábito de los dominicos. Desde entonces, con toda la energía de su
carácter, se dedicó a propagar sus ideas, que, en resumen! eran éstas:
a)
El único
título de dominio de los reyes de Castilla sobre América es la bula inter
caetera de Alejandro VI, que les impone la obligación de difundir el
Evangelio entre los indios.
b)
Todo lo
que no lleve a este objeto es ilegítimo;
c)
El único
medio de propagar la fe es la predicación y la convicción; por lo mismo, el
gobierno y administración de aquellos pueblos debe ponerse en manos de
sacerdotes virtuosos, que es lo que necesitan los indios que son: gentes
sencillas, mansas, no contaminadas con las abominaciones de la civilización.
Las Casas procuró que su idea fuese la norma
de la acción de España en América., Viajó a, España_ y escribió
libros (Estos libros están llenos de falsedades y mentiras), para representar
la conquista, y poblamiento del Nuevo Mundo como un gran crimen:
"Las Casas -(dice Pereyra- fue siempre amigo del número falso,
absurdo, inverosímil, monstruoso. Las Casas es una máquina de calcular, pero
una máquina loca. Su geografía es como su historia. Manda el cabo Bajador
hasta el de Buena Esperanza. En la vega de Maguá, perteneciente a la Isla
Española, hay (sobre treinta mil ríos y arroyos, entre los cuales son los doce
tan grandes como Ebro y Duero y Guadalquivir'. De los treinta mil ríos, veinte
o veinticinco mil son auríferos y todos vienen de una sierra”.
Sigue escribiendo:
“Guatemala fue destruida por la justicia divina por
tres diluvios juntamente, uno de agua e otro de tierra e otro de piedras más
gruesas que diez y veinte bueyes. Esta es de las mentiras menudas. Los indios
muertos por los españoles fueron doce millones, quince millones, veinte
millones, trescientos millones, mil millones”
_ El resultado de sus campañas fue, por una
parte, la expedición de leyes que vinieron a estorbar la tarea civilizadora del
indio y a la postre tuvieron que ser derogadas por inaplicables; y por la otra proporcionar
armas a los enemigos de España y de la. religión católica.
Bird Simpson, autor de un trabajo sobre la
encomienda en la Nueva España, dice a propósito de los efectos causados por el
libro de Las Casas “Brevísima relación de la destrucción de Indias”:
“Cuando España se hallaba en el apogeo de su r
poder político y todo buen protestante se estremecía al pensar en las mazmorras
de la Inquisición, la Brevísima
relación vino como don del cielo para todos aquellos interesados en
creerla”.
“A mayor abundamiento, había sido escrita por
un español de incuestionable autoridad ¡por un obispo! Dondequiera que se
odiaba a España la Brevísima
relación encontraba fácilmente compradores y credulidad en sus
lectores." 51
“Sólo en el siglo XVI se hicieron de
este libro tres ediciones latinas, tres italianas, cuatro inglesas, seis
francesas, ocho alemanas y dieciocho
holandesas, que difundieron por el mundo .las escandalosas falsedades
_estampadas por el obispo de Chiapas”.
Tal fue el servicio –(dice el abogado don Toribio Esquivel Obregón)
- que el Apóstol de las Indias hizo a su propio país y a la causa del
catolicismo que él propugnaba".
Las Casas tiene una
estatua en la ciudad de México; Motolinía no tiene ninguna. Esto explicable.
A Las Casas se le
honra en este país, no porque defendió a los indios, sino porque difamó a
España y sirvió a los enemigos del catolicismo.
Las Casas nunca aprendió las lenguas de los
indios ni se ocupó jamás en obras de cristianización, ni fundó escuelas para
enseñados a leer. Motolinía, en cambio, si empleó su vida en estos trabajos y
su obra entera acredita su amor al indio. Tenía, pues, sobrada autoridad para
enfrentarse con un hombre que diciéndose amigo de los indios ofendía la verdad
y escandalosamente difamaba a toda una nación.
'
Motolinía, no
pudiendo sufrir las mentiras y exageraciones de Las Casas, tomó la pluma y
escribió al Emperador don Carlos la carta que a continuación vamos a referir:
EN DEFENSA DE LA NACIENTE PATRIA MEXICANA"
La carta de fray Toribio Motolinía es -dice el
P. José Bravo Ugarte- la primera vigorosa defensa de la naciente patria
mexicana. Y lo es verdaderamente porque
al rechazar las impugnaciones de Las Casas, Motolinía aboga por la legitimidad
de las instituciones de la nación que él mismo, por medio de sus trabajos
apostólicos, estaba contribuyendo a formar.
La susodicha carta está escrita en términos
vehementes y refleja la pasión por la verdad y la justicia que fuera una de las
virtudes del gran franciscano. Quien no temió atraerse la antipatía de algunos
españoles de su época, en defensa de los indios, ¿por qué había de mostrarse
temeroso ante un hombre que injuria y difama?. Lo enfrenta, pues, animosamente.
BRAVO UGARTE, José, Introducci6n y notas
a la carta de Motolinia al Emperador, Editorial Jus.
Fray Toribio de Benavente comienza por pedir
al rey que mande revisar por un, consejo de letrados, el llamado: “Confesionario”
lascasiano.
(El Confesionario eran instrucciones
del obispo de Chiapas a sus párrocos para confesar a los que hubieren tenido
encomiendas o se hubieren enriquecido en Indias. Conforme a esas instrucciones,
el confesor debería llamar a un escribano para que ante él diese poder el penitente
al confesor para que, si creyese necesario restituir toda su fortuna, revocase
cualquier testamento anterior.
Encomienda: Era un sistema administrativo para cobrar
tributos que tiene su origen en la antigua Roma. Podía ser colectiva, cuando
toda una comunidad se acogía a ella o personal cuando afectaba a un solo
individuo. El encomendado , voluntariamente y sin perder su condición de
persona libre, se comprometía a ser fiel y servir a su patrono, para recibir,
como contrapartida, protección y medios de vida. La encomienda fue muy
frecuente en España durante la era visigótica y después hasta el siglo IX,
luego se aplicó en los territorios recién reconquistados a los musulmanes.
Se implantó en América para regular las
relaciones entre los colonos y los indios con variantes. Consistía en la sesión
que hacía la Corona en un colono español para cobrar el tributo que los nuevos
vasallos debían al rey. A cambio de ello, el encomendero se veía obligado a
proporcionar evangelización a los neófitos instrucción de diversa índole y a
defender el territorio en que estaba enclavada su encomienda.
Era un sistema antiguo y sabio para la
administración de los tributos como también para la estructura económica y
productiva de los territorios conquistados. Pero debido a los excesos e
incumplimientos de muchos encomenderos se promulgaron leyes y medidas que no
siempre fueron cumplidas.
La Encomienda como tal desapareció durante el
siglo XVIII, pero su sistema quedó en pie durante todo el siglo XIX y parte del
XX en las haciendas o estancias hispanoamericanas.
Opina fray Toribio que el documento contiene
dichos y sentencias falsos y escandalosos; rechaza la
afirmación de Las Casas en cuanto a que todo
lo que tienen los españoles es mal ganado, diciendo que acá hay muchos
labradores y oficiales que por su industria y sudor tienen de comer.
Luego enfáticamente desmiente la general
acusación que de tiranos fray Bartolomé dirige contra los
funcionarios. de su Majestad, y demuestra cómo
el Marqués del Valle don Hernán Cortés; don Sebastián Ramírez de Fuenleal; don
Antonio de Mendoza y don Luis de Velasco han gobernado muy bien ambas
repúblicas de indios y españoles.
También rechaza la afirmación de que todos los
conquistadores han sido robadores y raptores.
Considera que hay muchos que guardan las
instrucciones reales y son de buena vida y conciencia.
"Yo me maravillo -agrega- cómo V. M. y los de vuestros
Consejos han podido sufrir tanto tiempo a un hombre tan pesado, inquieto e
importuno y bullicioso y pleitista en hábito de religión, tan desasosegado,
tan mal criado y tan injuriador y perjudicial, y tan sin reposo!'
"LA CASAS SIGUE EL OFICIO DE NUESTRO
ADVERSARIO"
Fray Toribio escribe en su carta algunos
ejemplos muy significativos de la falta de caridad de Fray Bartolomé:
Dice Motolinía en seguida que conoce a Las
Casas desde hace 15 años; que sabe de éste que ha estado en Perú, Nicaragua,
Guatemala y México sin encontrar reposo en ninguna parte, pues luego se harta
de estar en un sitio y vuelve a vagar y andar con sus bullicios y desasosiegos,
siempre escribiendo procesos y vidas ajenas, buscando males y delitos para
encarecerIos, y en esto parece que tomaba el oficio de nuestro adversario
el demonio".
En cuanto a que fray Bartolomé ame mucho a los
indios y los quiera defender y favorecer más que nadie, Motolinía lo pone en
duda, y recuerda que cuando vino a México siendo simple fraile traía tras de sí
27 o 37 indios cargados. Recuerda también que por el mismo tiempo los obispos y
prelados examinaban la bula del Papa Paulo sobre bautismos y matrimonios, y que
habiendo venido un indio de 3 ó 4 jornadas a bautizarse, Motolinía y otros
frailes rogaron mucho a Las Casas que lo bautizara porque /'
venía de lejos y estaba catequizado y
enseñado. ,Fueron con él a la puerta de la Iglesia do el indio estaba de
rodillas y allí Las Casas tomó no sé qué escrúpulos y no lo bautizó. Entonces
Motolinía dijo a fray Bartolomé:
«Cómo,
Padre, todos vuestros celos y amor a los indios se acaba en traerlos cargados,
y andar escribiendo vidas de españoles y fatigando indios, que traéis cargados
más indios que treinta frailes".
Lo que los indios cargaban eran procesos,
escrituras y bujerías de nada. Cuando Las Casas volvió de España siendo
obispo -continúa diciendo Motolinía- traía 120 indios cargados sin pagarles
nada, y eso cuando ningún español podía cargar tamemes, ni pagándoles muy bien.
Informa en seguida al Emperador de la carta
que a Las Casas escribió fray Domingo de Betanzos, carta bien larga en la que
declaraba su vida y desasosiegos y bullicios y los perjuicios y daños que con
sus informaciones causaba por dondequiera que andaba; Le refiere también cómo
fue bien recibido por las gentes de Chiapas cuando vino Obispo y cómo luego
descomulgó a todos y se fue.
Lo que dio motivo a que Betanzos escribiera
que «las ovejas había vuelto cabrones, y de buen carretero echó el carro
delante y los bueyes atrás".
Demuestra Motolinía la ignorancia
de Las Casas respecto a usos y costumbres de la tierra. y comenta:«No es
maravilla que Las Casas no lo sepa, porque no procuró de saber sino lo malo y
no lo bueno, ni tuvo sosiego en esta Nueva España, ni deprendió lengua de
indios, ni se humilló ni aplicó a enseñar; su oficio fue escribir procesos y
pecados que por todas partes han hecho los españoles, y esto es lo que mucho
encarece, y ciertamente este oficio no lo llevará al cielo, y lo que así
escribe no es todo cierto ni averiguado."
Culpa luego
a Las Casas de haber desamparado su iglesia sin causa que lo justificara y sólo
para procurar que los indios lo demandaran protector.
“Quisiera yo ver al de las Casas -dice más adelante- quince o veinte años
perseverar en confesar cada diez o doce indios enfermos llagados y otros tantos
sanos viejos que nunca se confesaron, y entender en otras cosas muchas,
espirituales, tocantes a los indios. Y lo bueno es que allá, a V. M. y a
los demás de sus consejos, para mostrarse muy celoso dice: Fulano no es amigo
de indios, es amigo de españoles, no le deis crédito. Pliega a Dios que acierte
él a ser amigo de Dios y de su propia ánima".
DIOS PERDONE AL DE LAS CASAS
En la posdata de su carta Motolinía se refiere
al tratado compuesto por Las Casas sobre los esclavos de la Nueva España, y
describe las virtudes de la sociedad novohispánica de aquellos tiempos.
"No hay hombre de cualquier nación, ley o
condición -dice- que sea
que los lea, que no le cobre aborrecimiento y odio mortal y tenga a todos
los-moradores de esta Nueva España por la más cruel y más abominable y más
infiel y detestable gente de cuantas naciones hay debajo del cielo, y en esto
paran las escrituras que se escriben sin caridad y que proceden de
ánimo ajeno a toda piedad y humanidad".
Apela al testimonio de religiosos recién
venidos de España para demostrar que aquí había más cristiandad, más fe y más
caridad con los pobres que en la vieja España, y exclama:
"Dios perdone al de las Casas que tan
gravísimamente deshonra .y disfama, y tan terriblemente injuria y afrenta una
y muchas comunidades, y una nación española, y a sus príncipes y
consejos".
Sigue escribiendo el padre Bravo Ugarte en su
libro “Doce Antorchas”
A la gaseosa fantasía de Las Casas opone
Motolinía la sólida realidad que él ha contribuido a crear, y dice:
"Sepa
V. M. por cierto que los indios desta Nueva España están bien tratados, y
tienen menos pecho y tributo que los labradores de la vieja España, cada uno en
su manera... y no hay aquel descuido ni tiranías que el de las Casas tantas
veces dice, por. que, gloria sea a Dios, acá ha habido en lo espiritual
mucho cuidado y celo en los predicadores, y vigilancia en los confesores, y en
los que administran
I justicia obediencia para ejecutar lo que
V. M. manda cerca del buen tratamiento y defensión de los naturales.... porque
ha muchos años que los indios son bien tratados, mirados y defendidos y se han
impedido y estorbado muchos males e idolatrías, y homicidios, y grandes ofensas
a Dios".
Denuncia las falsedades de Las Casas en cuanto
al régimen de esclavos, que no conoce porque no 10 ha estudiado tan bien como
él. Con legítimo orgullo dice Motolinía:
"Tres o cuatro frailes hemos escrito de
las antiguallas y costumbres questos naturales tuvieron, e yo tengo lo que 'los
otros escribieron, y porque a mí me costó más trabajo y más tiempo, no es
maravilla que lo tenga mejor recopilado y entendido que otro."
Con este fundamento afirma que en la Nueva
España casi todos los esclavos están hechos libres y que antes de un año apenas
quedará esclavo indio en la tierra.
Razón tenía Fray Toribio, el verdadero y gran
evangelizador, en indignarse ante las mentiras del obispo de Chiapas que
desvirtuaba ante el mundo la virtuosa, y magnífica tarea civilizadora hecha por
España a través de sus misioneros, presentando únicamente la parte negativa,
por humana, de la colonización.
No era justo que mientras unos, como fray
Toribio Motolinía y' sus heroicos compañeros y mil más, trabajaban con fruto
por apartar a la raza nativa de su religión homicida, por conservarla y
educarla y civilizarIa, un hombre anduviese diciendo por el mundo que aquí sólo
se tiranizaba, se oprimía a los naturales y se les destruía.
Motolinía, que fue uno de los primeros en
atajar a los violadores de los derechos del indio y en procurar su salvación,
rindió otro gran servicio a la justicia en salir en defensa de hombres como el
virrey Antonio de Mendoza o don Luis de Velasco y otros, que como ellos
representaban la verdadera misión de España, que comprendía desde la
prohibición de los sacrificios humanos hasta enseñarles a fundir campanas y
componer odas en latín.
Esto era lo
que habían hecho los misioneros como fray Toribio de Benavente o Motolinía, y
esto era lo que Las Casas ocultaba sin acordarse de otra cosa que de los
tiranos y robadores.
ELOGIO DE CORTÉS
En el resumen que el historiador don Alfonso
Trueba expone de la última parte de la Carta al Emperador; aparece lo que Fray
Toribio Motolinía dice de Hernán Cortés:
“Nos parece que es el elogio más bello que ha
recibido Cortés porque es el elogio de un santo. Si alguna duda tuviésemos acerca
de la grandeza de Hernán Cortés, nos bastaría el testimonio de Motolinía para
desvanecerla”.
Este elogio fue escrito después de muerto don
Hernando, así que no puede atribuirse a ningún interés, es, por tanto, de un hombre que lo conoció y trató y qué
nunca dijo mentira.
«Algunos que murmuran del Marqués del Valle,
que Dios tiene -dice--, y
quieren ennegrecer y oscurecer sus obras, y yo creo que delante de Dios no son
sus obras tan aceptas como lo fueron las del Marqués; aunque como hombre fuese
pecador, tenía fe y obras de buen cristiano, y muy gran deseo de emplear la
vida y hacienda en ampliar y aumentar LA FE DE JESUCRISTO, y morir por la
conversión de los gentiles...”
«Dios lo visitó con grandes aflicciones,
trabajos y enfermedades para purgar sus culpas y limpiar su ánima, y creo que
es hijo de salvación, y que tiene mayor corona que otros que lo
menosprecian."
Agrega:
«Trabajó de decir verdad y de ser hombre de su palabra, lo cual
aprovechó mucho con los indios.
Traía por bandera una cruz colorada en campo negro, en medio de unos
fuegos azules y blancos, y la letra decía: amigos, sigamos la cruz de Cristo,
que si en nos hubiera fe, con esta señal venceremos.
"¿Quién así amó y defendió a los indios
en este mundo nuevo como Cortés? Amonestaba y rogaba mucho a sus compañeros que
no tocasen a los indios ni a sus cosas, y estando toda la tierra llena de maizales,
apenas había español que osase coger una mazorca; y porque un español llamado
Juan Polanco cerca del puerto entró en casa de un indio y tomó cierta ropa, le
mandó dar cien azotes.. .".
Termina diciendo:
. "Por este Capitán nos abrió Dios la
puerta para predicar el santo Evangelio, y éste puso a los indios que tuvieran
reverencia a los Santos Sacramentos, y a los ministros de la Iglesia en
acatamiento; por esto me he alargado, ya que es difunto, para defender en algo
de su vida."
Esta es, a grandes rasgos, la carta de
Motolinía al Emperador. Sería bueno que se divulgara tanto siquiera como se han
divulgado los escritos difamatorios de Las Casas.
Alfonso Trueba escribe:
“El lector se preguntará por qué, siendo
Motolinía una de las más grandes figuras de la historia de México y un
positivo benefactor de la especie humana, es menos célebre que Las Casas. La
respuesta nos
la da el historiador Toribio Esquivel
Obregón”:
"Porque Las Casas, difundiendo el odio
contra los españoles, forjaba armas para los numerosos y poderosos enemigos de
España y del catolicismo, en tanto que Motolinía modestamente hizo de su vida
un ejemplo de abnegación y quieta laboriosidad". TORIBIO ESQUIVEL OBREGÓN, Apuntes para la
Historia. del Derecho en México., t. 11, p. 61.
SE EXTINGUE UNA VIDA MARAVILLOSA
Cuarenta y cinco años -cuarenta y cinco
fecundos, hermosos años- trabajó fray Toribio Motolinía por el bien de sus
prójimos. Cuarenta y cinco años de predicar, enseñar, peregrinar, investigar,
escribir.
De la última parte de su vida no hay noticias.
Después de su Carta al Emperador lo rodea un gran silencio. Calladamente se va
extinguiendo la vida del misionero.
Sólo sabemos que estando enfermo y próximo a la
muerte, quiso celebrar misa por última vez y dispuso un altar para decirla en
el claustro antiguo del convento de San Francisco de México. Casi arrastrándose
y sin permitir que lo llevaran, en vilo, mostró aquel ánimo que le caracterizó
en su larga y trabajosa carrera, se dirigió al altar y dijo su misa. Poco antes
de completas (seis de la tarde) le administraron la extremaunción en presencia
de varios de sus hermanos, a los que invitó a que se retiraran para que rezaran
aquella hora canónica, advirtiéndoles que “a su tiempo los llamaría”.
Los
llamó, en efecto, al concluir el rezo, “estando todos reunidos en su
presencia y habiéndoles dado su bendición con muy entero juicio, dio el alma a
su Creador”
“Apenas
expiró, el obispo de Jalisco, fray Pedro de Ayala, franciscano que estaba
presente y quien dio la relación, “le
cortó un pedazo de la capilla el hábito que tenía vestido el siervo de Dios,
porque le tenía mucha devoción y en concepto de santo, como en verdad lo era”.
El historiador don Alfonso Trueba termina así
su semblanza:
“Su
muerte acaeció el 9 de agosto de 1569. Fue el último de los Doce que pagó
tributo a la tierra que el mismo había fecundado con su doctrina, edificado con
su virtud e ilustrado con sus afanes apostólicos.”
CONCLUSIÓN
Fray Toribio Paredes de Benavente, alias
Motolinía, fue enterrado en el pequeño panteón que existía en el primer
convento franciscano del Continente, allí permaneció por casi cuatro siglos
hasta que las leyes juaristas, liberales y masónicas del siglo XIX fueron
aplicadas por malos mexicanos, dispersando sus restos, destruyendo y
destrozando el edificio que cual monumento de luz divina, fue motor de la
evangelización de los indios de estas tierras; millones de almas arrancadas de las manos del Demonio por los españoles
del siglo XVI, últimos cruzados medievales de una Cristiandad herida gravemente con el Humanismo, el
Renacimiento pagano y la Reforma protestante; obras éstas, del orgullo humano
en su locura de suplantar al Dios Eterno.
Concluyo esta disertación con una reflexión y
una pregunta:
“Por
todo lo que hemos expuesto brevemente, hemos visto que el Nuevo Mundo o actual
Continente Americano, que descubrió Cristóbal Colón al servicio de los Reyes
Católicos, eran unos territorios cuyos habitantes estaban poseídos en mayor o
menor grado por el príncipe de las tinieblas; por todo lo que indican las
expresiones humanas que los conquistadores y evangelizadores encontraron, se
demuestra que este continente era propiedad absoluta del demonio. Por su
religiosidad inmanente, naturalista, dualista, idolátrica y nigromántica, (H.
Petrocelli).”
“El
Holocausto de seres humanos como víctimas ofrecidas para el apaciguamiento de
los dioses y la antropofagia, como expresiones típicas de esa religiosidad. La
dispersión, dominación y esclavización de los pueblos vencidos en las guerras
genocidas. La aplicación por medio la fuerza bruta del establecimiento de una
sociedad estatal, por el derecho de la iniquidad. El sojuzgamiento inicuo de la
mujer, la desidia, el incesto como práctica constante, la poligamia, la
embriaguez y la sodomía como prácticas no solo comunes sino aceptadas y
socialmente valoradas. La negación de un orden jerárquico y aristocrático
basado en las virtudes naturales de sus habitantes y el desconocimiento de la
caridad para con el prójimo.(H.
Petrocelli)”
Tal era el panorama hallado por los españoles,
cuya mentalidad y formación estaban cimentadas en la Edad Media cristiana
emergida de la reciente Reconquista, mentalidad caballeresca, empeñada en
colocar la fuerza armada al servicio de la Verdad
desarmada, es decir: N. S.
Jesucristo.
Todos nosotros hemos oído a muchas personas,
de este país (México), sin duda influenciadas por la instrucción que se imparte
a los escolares desde la enseñanza primaria, que afirman sin rubor: “hubiera
sido mejor, dejar a los indígenas en su estado natural precortesiano”, repudian
la Conquista española y se hacen eco de la Leyenda Negra de Las
Casas, aferrándose a su querida ignorancia o mala fe.
Para terminar; estoy cierto, por tanto, que:
LA
CONQUISTA Y EVANGELIZACIÓN ESPAÑOLA DEL NUEVO MUNDO; NUTRITIVO FRUTO FINAL DE
LA EDAD MEDIA EUROPEA, HA SIDO LA VICTORIA MÁS GRANDE CONTRA EL
DEMONIO, DESPUÉS LA CRUCIFIXIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN EL CALVARIO.
Además, queda en el
aire la siguiente pregunta:
¿ES LÍCITO, DESDE LA RAZÓN NATURAL, DENIGRAR LA GESTA
ESPAÑOLA DEL SIGLO XVI?
LUIS OZDEN
Marzo-abril
del 2004.
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