“Pocos
norteamericanos aprecian la magnitud de la participación en su Revolución de
Independencia”
“Durante
los últimos 240 años, el papel de España en la Guerra de Independencia de los
Estados Unidos, casi ignorado, empieza lentamente a surgir en la conciencia
nacional estadounidense.”
Al hablar o escribir
sobre el tema anterior, nuestros compatriotas lo caracterizan, generalmente,
como algo de poca monta, escasamente digno de ser mencionado. Pero,
investigaciones recientes llevadas a cabo por especialistas han sacado a luz,
nueva información respecto a la Revolución Americana, misma que había sido
literalmente “Barrida bajo el tapete de la Historia” por demasiado tiempo.
En consecuencia los
antiguos conceptos empiezan a ser substituidos por la vendad histórica.
Durante los siglos XV,
XVI, XVII, XVIII y XIX, debemos recordar que España descubrió, exploró, dominó
y colonizó el Imperio de mayor extensión territorial en la historia del Mundo.
Sus Dominios se extendieron en la mayor parte del hemisferio occidental. En
tiempos de la Revolución Americana, España gobernaba o reclamaba para sí, todo
el territorio de los actuales Estados Unidos, al oeste del río Mississippi más
el puerto de Nueva Orleans. Este vasto territorio era parte de la Nueva España
(actual México), la cual se extendía desde Centro América hasta los “hielos
árticos”.
Desde 1776 hasta la
declaración formal de la guerra contra la Gran Bretaña en 1779, España, a
través de los mercaderes Diego de Gardoqui en Bilbao y Olliver Pollock en Nueva
Orleans, en forma encubierta, enviaba dinero, mosquetones, municiones y avíos
militares en grandes cantidades, como ayuda a los rebeldes angloamericanos en
su desigual lucha contra Inglaterra, por mucho tiempo enemiga de España y
Francia.
Con anterioridad de la
declaración formal de guerra, España disponía de una red de espionaje mediante
observadores a lo largo y ancho de las zonas involucradas observando el curso
de la insurrección. Dos de estos observadores situados en Filadelfia; Juan de
Miralles y Francisco Rendón, proporcionaban no solamente su apoyo moral. En
1781, Rendón ofreció su casa para hospedar a George Washington durante su
visita a Filadelfia para pasar la Navidad. Sino que también hacían llegar a los
revolucionarios los suministros de ayuda material española a los patriotas
angloamericanos.
De 1776 a 1779, a
través del comerciante Oliver Pollock residente en Nueva Orleans, España
concedió crédito a los colonos angloamericanos por casi 8 millones de reales para la compra de toda clase de armamentos: uniformes, zapatos,
cobertores, alimentos, medicinas, plomo, pólvora, mosquetones, yesca, cañones y
otros materiales que fueron embarcados por los ríos Mississippi, Ohio, a las
mal provistas tropas de George Washington y George R. Clark.
En 1777, Benjamín
Franklin, representante de los rebeldes en Francia, comisionó a Arthur Lee para
ir a España secretamente, para contratar con la Empresa comercial de la familia
Gardoqui, la adquisición, a crédito, de 215 cañones de bronce, 4,000 tiendas de
campaña, 12,826 granadas, 30, 000 bayonetas, 30, 000 uniformes, 51,314 balas
para los mosquetes y 300,000 libras de pólvora, para ser expedidos por barco de
algún puerto francés a Boston, vía las islas Bermudas. Posteriormente, Franklin,
en una carta, agradeció el envío de otros 12,000 mosquetones remitidos al
puerto de Boston por el Conde de Aranda, ministro del Rey Carlos III.
Igualmente importante
para la Revolución angloamericana, fue el control español de la cuenca del río
Mississippi, permitiendo que los suministros de armas y alimentos llegaran
hasta las tropas anti británicas, pues la Gran Bretaña tenía bloqueados todos
los puertos americanos del Atlántico. Sin embargo, los ingleses no podían
entrar por el río Mississippi ya que estaba controlado por los barcos
españoles, franceses y angloamericanos.
Cuando la Monarquía
española declaró la guerra a Gran Bretaña el 21 de junio de 1779, el Rey Carlos
III comisionó al general Bernardo de Gálvez, Gobernador de la Luisiana para
conducir la campaña militar contra los británicos en los puntos estratégicos
que dominaban en la costa del Golfo de México.
Bernardo de Gálvez
organizó la Armada y la Marina entre Cuba y Nueva España y derrotó a los
ingleses en las batallas de Menchac, Baton Rouge y Natchez en 1779, en Mobila
en 1780 y en Panzacola en 1781. Entre tanto, las tropas españolas protegieron
el Alto Mississippi y el río Ohio, derrotando
a los británicos en San Luis Misuri y San José en Michigan. También
reforzaron las tropas de Goerge R. Clark en las batallas de Vincennes, Indiana,
Kaskakia y Kaokia en Illinois.
En 1782, el Conde de
Gálvez volvió a derrotar a los británicos, logrando el control de su base naval en las Islas
Bahamas. Los españoles se preparaban para tomar la Isla de Jamaica cuando las
monarquías de España e Inglaterra llegaron a un acuerdo de paz, que firmaron,
junto con la monarquía francesa en el palacio de Versalles con el Tratado de
Paz 1783.
Para los colonos
angloamericanos, este Tratado fue esencial, pues las tres potencias marítimas de
entonces reconocieron al nuevo país que oficialmente se llamó: La República de los Estados Unidos de
América.
AYUDAS
COMPLEMENTARIAS DE ESPAÑA A LOS ANGLOAMERICANOS
QUE
LA HISTORIA OFICIAL NORTEAMERICANA HA OLVIDADO
Para alimentar a las
fuerzas españolas que ayudaban a los angloamericanos en las zonas ocupadas por
los ingleses; unas 9,000 cabezas del ganado de Texas procedentes de
particulares, misiones y ranchos del valle de San Antonio, fueron arreados por
los rancheros texanos escoltados por soldados que engrosaron el ejército de don
Bernardo de Gálvez en los territorios de la Luisiana hasta la Florida. Además,
cientos de caballos de la Nueva España reforzaron a éstos.
Al mismo tiempo el
general Gálvez contestaba las cartas que recibía de Patrick Henry, Thomas
Jefferson, Charles Henry Lee, George Morgan y George Gibson, quienes
solicitaban mayor ayuda que el Conde de Gálvez continuó proveyendo.
Es de notar que parte
de la flota francesa del Golfo de México estuvo bajo las órdenes del gobernador
Bernardo de Gálvez durante los dos meses. De marzo a mayo de 1781 que duró el
sitio de Panzacola. Después de la exitosa campaña del fuerte George en poder de
los ingleses, y que Bernardo de Gálvez tomó prácticamente en solitario a bordo
de un bergantín, (Libro “Yo Solo” de Carmen de Reparaz); cuando
Gálvez se adueñó del fuerte, despidió a la flota francesa, y dotó a su capitán
con medio millón de pesos oro para
entregarlo a George Washington, lo que sucedió en la bahía de Chesapeake,
llegando en el preciso momento en que éste, estaba a punto de enfrentar a Lord
Cornwallis en Yorktown el 19 de octubre de 1781.
La
Corona Española pidió a los soldados y civiles de Nueva España y Cuba una
cooperación voluntaria para enviar dinero a los angloamericanos quienes carecías
de todo.
El dinero recabado de
todas las provincias novohispanas incluidas California, Nuevo México y Texas
tuvo un total de otro medio millón de
pesos oro que el Virrey de Nueva España entregó en el puerto de Veracruz al
Comandante español Francisco de Saavedra, y que este mandó al Conde francés de
Grasse-Tilly Comandante de la flota del Mar Caribe, quien usó ese
dinero para pagar a sus marineros y reaprovisionar sus barcos en la Habana y el
puerto de Guaricó, en su ruta a la bahía de Chesapeake.
Está documentado el envío
un millón de pesos oro más de la
Corona Española a través del Virreinato de Nueva España por el puerto de Veracruz al caballero Mr. de
Monteill para los gastos de la guerra que los angloamericanos tuvieron que
afrontar en su lucha de Independencia del Imperio Inglés.
España no solamente
enfrentaba a los británicos en el norte del Continente Americano sino también en
todo el Imperio Español global, como el Archipiélago de las lejanas Filipinas, de
los innumerables grupos de Islas en el Océano Pacífico, de las provincias
centro y sudamericanas y del Mar Mediterráneo, porque los ingleses tenían como
meta destrozar a España donde ésta se encontrara.
Sin embargo, la Gran
Bretaña en guerra contra las Monarquías, Francesa y Española, enfrentaba la amenaza de una invasión de las
flotas aliadas de Francia y España, que ya se preparaban; y el ataque francés a
sus posesiones de la India y la Bahía de Hudson en el Canadá y las Indias
Occidentales.
El general Bernardo de
Gálvez gobernador de la Luisiana, tenía bajo su mando hombres de España, Cuba,
Mayorca e Irlanda, de Luisiana había reclutado franceses, acadios, germanos,
canarios, indios norteamericanos aliados, y negros libres. Así como decenas de
norteamericanos de la marina de Carolina del Sur, así como tejanos. Contaba
además, con soldados de línea novohispanos (México), uno de sus mejores
generales era don Gerónimo Girón descendiente de Moctezuma, con algunos oficiales sudamericanos;
uno de ellos fue Francisco de Miranda el precursor de la Independencia
venezolana. Había entre sus subalternos números angloamericanos que llegaban
del norte para enfrentarse a los ingleses.
Gálvez contaba también
con numerosos barcos de la Nueva España y los barcos angloamericanos que habían
peleado en la costa americana del norte.
Después
de la rendición de Inglaterra ante las
potencias España y Francia aliadas de los rebeldes angloamericanos y la firma del
Acuerdo de la Paz en el Palacio de Versalles en Francia, reconociendo la Independencia
de los Estados Unidos de América en 1783.
Al término de la
guerra, don Bernardo de Gálvez (Gobernador de la Luisiana de 1777 a 1782) fue a España a pedido del Rey Carlos III para
recibir su premio por los invaluables servicios a la Corona en sus batallas
contra los ingleses en Norteamérica. Recibió el título de Conde de Gálvez y pasó
a gobernar la Isla de Cuba, en ese tiempo murió en la ciudad de México, su padre don Matías de Gálvez ex
virrey de la Nueva España.
En 1783 el Conde de Gálvez fue distinguido por el Congreso Americano por
su ayuda durante la guerra de Independencia. Pero a partir de entonces los
gobernantes norteamericanos olvidaron enseñar a su pueblo que España había
ayudado a la fundación de su nación, con más ayuda que la prestada por Francia.
El Conde Gálvez don
Bernardo de Gálvez fue nombrado virrey de la Nueva España en 1785, ejerciendo como tal hasta su prematura muerte,
a sus 40 años de edad, en 1786. En 1785 el Conde de Gálvez estuvo en Savannah y
Baltimore representando a España en las negociaciones relacionadas con los límites
geográficos entre los Estados Unidos y la Nueva España, iba acompañado por don
Diego de Gardoqui quien sería su primer embajador ante Washington.
En 1789, Gardoqui volvió
a estar presente al lado de George Washington en el solemne desfile militar en
la ciudad de Nueva York, segunda ciudad en importancia de aquel entonces. El
embajador Gardoqui llegó a Nueva York en una embarcación española llamada Galveztown en honor del héroe español don
Bernardo de Gálvez, la nave recibió saludos militares por haber servido como su
buque insignia en la guerra del Golfo de México contra Inglaterra. Actualmente
hay un puerto en el Estado de Texas llamado Galveztown.
Desde entonces, por
razones inexplicables, los Estados Unidos parecen haber olvidado no solo la
gran contribución económica y militar española en la guerra de Independencia norteamericana
sino también al gran héroe español de la Revolución americana, general Conde
don Bernardo de Gálvez.
Solamente en tiempos
recientes, el 3 de junio de 1976 al cumplirse el Bicentenario del levantamiento
de los colonos angloamericanos contra la Monarquía inglesa, el 4 de julio de
1776. El Rey de España don Juan Carlos I, descendiente directo del Rey Carlos
III, llevó personalmente como regalo de España al pueblo norteamericano, la única
estatua del Conde de Gálvez que existe en el Continente Americano. La estatua
ecuestre de Gálvez obra del escultor Juan de Ávalos está colocada en la ciudad
capital de Washington D.C. cerca de la intersección de la avenida Virginia con
la calle 21 del sector West.
Pocos norteamericanos
aprecian la magnitud de la participación de España en su Revolución de
Independencia, participación ignorada durante los últimos 240 años. Aunque
lentamente comienza a surgir la conciencia histórica nacional estadounidense,
que reconocerá el papel vital de España en la Guerra que fundó a los Estados
Unidos de América.
Los historiados de
España, México y los Estados Unidos, están actualmente investigando,
escribiendo y relatando esta información que ha sido literalmente “Barrida bajo el tapete de la Historia”,
por demasiado tiempo.
En consecuencia, es de
esperar que España reciba el crédito que merece por la ayuda prestada a los
patriotas americanos durante la lucha por su independencia. Una vez que los
norteamericanos se den cuenta cabal de la vida y los hechos del general español
Conde don Bernardo de Gálvez, lo recordarán y lo honrarán como hacen con el
Marqués de Lafallette, el Almirante Rochambeau, el Conde de Grasse-Tilly, el
Baron von Steuben, el Baron de Kalb, con los polacos Thadeus Koscieuzko y
Kazimir Pulaski.
Este breve ensayo escasamente
rasguña la superficie de una historia mucho más amplia y detallada que podría
ser narrada sobre el tema de la función de España en la Revolución Americana. El
libro mejor y más completo que hasta la fecha se ha escrito sobre este tema es
el de Eric Beerman:
“España
y la Independencia de los Estados Unidos”
Esperamos, que este
magnífico libro sea traducido pronto del español al inglés, haciéndolo así disponible
a todos los americanos de habla inglesa. Este tipo de
publicaciones, acaso ayuden a que se otorgue a España la importancia esencial
de su participación en la historia de la Revolución Americana.
Robert H. Thonhoff. 1999. 617 N Esplanade St. Karnes City, Texas 78118, U.S.A.
ORDENÓ Y EDITÓ: LUIS OZDEN. luisozden@yahoo.com dic. 2015
BIBLIOGRAFÍA
“El Fuerte del Cibolo” Sentinel
of the Bexar- La Bahia Ranches. Austin, Texas. Eakin Press,
1992. Robert H. Thonhoff
“Texas
and the American Revolution”, Southwestern Historical Quarterly, Austin, Texas,
The Historical Association, July 1995. Robert H. Thonhoff
“Bernardo
de Galvez: Unsung Hero”, College Station, Texas. Nancy R, Tiner, 1985.
“Bernardo de Gálvez un general
español en la Independencia de los Estados Unidos” Ya, Madrid, julio 4 de 1976.
“YO SOLO” Carmen de Reparaz, Madrid España 1986.
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