jueves, 28 de enero de 2016

ANTECEDENTES REMOTOS DE LA GUERRA CRISTERA


ANTECEDENTES REMOTOS DE LA GUERRA CRISTERA


Aunque los antecedentes de todas las revoluciones que ha padecido MÉXICO, nuestro país desde antes de formarse como entidad política independiente en 1821, han sido provocadas por individuos extraños a nuestra cultura española. Han sido, también, los integrantes mexicanos de las logias masónicas, quienes armados por la Masonería Internacional con sede en la República de los Estados Unidos de América, se han prestado traidoramente para atacar de diversas maneras y en diferente tiempo, al pueblo católico mexicano desde principios del siglo XIX.

HISTORIA DE COMO SE OPRIMIÓ AL PUEBLO CATÓLICO HISPANOAMERICANO, POR MEDIO DE SUS GOBIERNOS LIBERALES Y MASÓNICOS. 

Vamos a mencionar brevemente, la siguiente información obtenida de varios investigadores católicos que han estudiado las acciones masónicas desde el siglo XVIII.


a) La Masonería europea reunió sus cuatro principales Logias en el año de 1717 en la ciudad de Londres, capital de la Gran Bretaña, para crear la Gran Logia que movería a sus agentes para infiltrarlos en las monarquías católicas, y aún para influir las decisiones de los Sumos Pontífices romanos. Plan de enorme atrevimiento, que la Masonería Internacional con sede en   Inglaterra, comenzó a maquinar contra el Orden Católico desde principios del siglo XVIII.
La prueba más contundente de lo afirmado anteriormente es la Bula  “In eminenti” del 24 de abril de 1738 que S.S. el Papa Clemente XII emitió como primera advertencia oficial a la Jerarquía de la Iglesia, del peligro masónico, con que la sociedad católica de entonces, se tendría que enfrentar.
Sin detenerse, e ignorando la advertencia del Papa, los masones continuaron sus ataques e infiltraciones en la sociedad católica europea, llevando adelante, su plan destructivo del Orden Cristiano.
Tanta fue su labor de zapa que el 18 de mayo de 1751 S.S. el Papa Benedicto XIV emitió la Bula “Pro vidas romanorum”  denunciando el continuado  avance de la infiltración masónica en las monarquías católicas de Europa.

b) Los masones y su liberalismo se infiltraron hasta las cortes reales y rodearon las personas de los reyes de Portugal, Francia, España y Nápoles, acusando, falsamente, a los Padres jesuitas de lo mismo que la Masonería intentaba hacer, es decir; la destrucción de las Monarquías católicas.
Los masones infiltrados en las cortes europeas lograron que los reyes José Manuel I de Portugal en 1759, Luis XV de Francia en 1764 y Carlos III de España y el Reino de Nápoles en 1767, expulsaran de sus posesiones a las jesuitas, y todavía más; lograron que el Papa Clemente XIV disolviera la Orden de San Ignacio en 1773, dejando a la Iglesia Católica inerme, a merced de sus más peligrosos enemigos: los masones.
El Judaísmo Internacional y su brazo la Masonería prepararon la rebeldía de los colonos angloamericanos para separarse de Inglaterra en 1783 y a continuación, provocaron la Revolución francesa en 1789.

También, durante el periodo de 1775 a 1784, las Monarquías católicas; Carlos III de España y Luis XVI de Francia ayudaron con dinero, hombres y armas a los revolucionarios de George Washington, porque las dos monarquías católicas estaban en guerra contra Inglaterra. Entonces, la Monarquía inglesa de acuerdo con la Masonería “perdió” la guerra y pidió la paz, reconociendo al nuevo país americano: la República Democrática y Federal de los Estados Unidos de América.

He aquí la paradoja de tres Monarquías aristocráticas reconociendo a una república democrática y plebeya. El Tratado de paz de 1783 fue firmado en la ciudad de Versalles en Francia.

Existe una carta muy interesante del masón Conde de Aranda, firmante del Tratado de 1783 representando a la Monarquía Española. Después de la firma, el Conde de Aranda la dirigió al rey Carlos III. De ella entresacamos un párrafo que  dice así:

“…..me limitaré a lo que nos ocupa sobre el temor de vernos expuestos a los peligros que nos amenazan de parte de la nueva potencia que acabamos de reconocer, en un continente en que no existe ninguna otra, en estado de contener sus progresos, Esta república federal ha nacido pigmea por decirlo así, y ha tenido necesidad de recibir apoyo y de las fuerzas de dos potencias tan poderosas como la España y la Francia, para conseguir su independencia. Vendrá un día que será un gigante, un coloso temible en esas comarcas. Olvidará entonces los beneficios que ha recibido de las dos potencias, y no pensará más que en su engrandecimiento……”

El juego político de la masonería inglesa salió a pedir de boca; la Monarquía inglesa, aparente perdedora, en realidad resultó ser la ganadora, porque con esos movimientos nacía en 1783 la futura potencia masónica y protestante, los Estados Unidos, que destruiría en 1789 a la Monarquía francesa con la sangrienta Revolución entre 1789 y 1793, y al Imperio Español con la rebeldía y separación de sus posesiones americanas entre los años de 1804 y 1821. La Revolución francesa y las revoluciones hispanoamericanas fueron preparadas por la Masonería desde Londres, Inglaterra  y desde Charleston, Carolina del sur en los Estados Unidos.

En el año de 1802 la Logia mística de Europa se trasladó a la ciudad puerto de Charleston, Carolina del Sur, grado 33 en la latitud norte en USA. Los siete judíos fundadores de la referida Logia, siendo presidente de los Estados Unidos, Thomas Jefferson (1801-1809), y de acuerdo con la monarquía inglesa del rey Jorge, apoyaron la invasión de España en 1808 con el ejército, del entonces, emperador francés Napoleón Bonaparte. Decretaron la destrucción del Imperio Español, bajo el rey Carlos IV, moviendo al mismo tiempo, a sus agentes entre las sociedades hispanoamericanas, para engañarlas y armarlas contra la Corona Española, separando del Imperio sus provincias, de manera destructiva y sangrienta, como así sucedió entre 1803 y 1821.
Leyendo los libros de los siguientes autores: Don Antonio Gibaja y Patrón; el Padre Francisco Regis Planchet, don Alberto Ma. Carreño, don Niceto de Zamacois y don Salvador Abascal. Podemos deducir que el Plan Maestro de la Masonería Internacional para apoderarse de la Nueva España, con su enorme riqueza estaría compuesto de tres fases revolucionarias:
LA TRES FASES DEL PLAN
1ª Revolución.
 Para la Nueva España decretaron destruir su riqueza comenzando con la  revolución del cura Miguel Hidalgo en 1810. Cosa que no sucedió completamente, porque el pueblo católico “no cooperó” en esa destrucción como se preveía. Dos años después, en 1812, la gran Logia de Charleston promovió  en España la proclamación de la Constitución liberal por las Cortes reunidas en el puerto de Cádiz, en ausencia del Rey español, por estar prisionero en Francia. Esta Constitución resultó ser más revolucionaria que los rebeldes criollos.
Tras la prisión y fusilamiento de Hidalgo, Allende, Aldama, Jiménez y sus subalternos en 1811, se siguió la fase destructiva con las campañas de los curas Morelos y Matamoros, entre otros revolucionarios. Después de la prisión y fusilamiento de éstos en 1815, siguió la campaña organizada en Londres y los Estados Unidos en 1817, con el guerrillero Javier Mina quien también cayó prisionero y fue fusilado en octubre de 1817, como los anteriores caudillos, de rodillas y por la espalda, por  haber sido todos, traidores a su nación y a su Rey.
Con la muerte de Javier Mina, los revolucionarios novohispanos quedaron sin un líder, entonces la Masonería manejada, como siempre, desde los Estados Unidos, ideó aplicar de nueva cuenta, en España y las provincias de ultramar, la Constitución liberal de Cádiz, abolida en 1814 por el rey Fernando VII, a su vuelta de Francia.
 En 1820, la Masonería internacional obligó de nuevo, a Fernando VII a proclamar la Constitución liberal, con lo que se provocó el malestar e inconformidad  deseados por las logias, para inquietar a todas las capas de la población del Imperio Español, especialmente a la Jerarquía de la Iglesia que vio en  esta maniobra el principio de su ruina.
Entonces, la Masonería escogió para la Nueva España, un nuevo líder revolucionario, que conciliando voluntades, separara a la Nueva España del Impero Español de manera incruenta.
Este fue, el coronel don Agustín de Iturbide (1), que, propuso para la Nueva España, de acuerdo con la clase social elevada: un Imperio Católico independiente, desechando la República al estilo de los angloamericanos protestantes.
La mayoría de las clases sociales novohispanas aceptaron apoyar a Iturbide, por lo que los individuos movidos por las logias no pudieron ir, en ese crucial momento, a contracorriente del pueblo. Así que momentáneamente, disimularon y apoyaron el Plan de las Tres Garantías para poder consumar la Independencia.

 (1) Aún no hemos podido comprobar si don Agustín de Iturbide fue o no masón. Tal vez posteriores investigaciones nos aclaren porqué siendo don Agustín un coronel inactivo, (no participó en la lucha contra Javier Mina) apartado en sus propiedades rurales, de pronto, sale a la palestra llamado por el virrey Juan Ruiz de Apodaca para terminar con el último brote rebelde en la persona de Vicente Guerrero. Y en vez de ello, Iturbide se rebeló contra el sistema virreinal y concibió el Plan de las Tres Garantías para separar la Nueva España del Imperio Español.

  
Una vez consumada la Independencia con la complicidad de las Cortes de Cádiz, el 27-28 de septiembre de 1821, los masones novohispanos de varias logias, ahora recientemente independientes, elevaron a Iturbide para hacerlo Emperador, por medio de su “Congreso Nacional Constituyente” el 19 de mayo de 1822. Pero, las directivas masónicas de Nueva Orleans ordenaron estorbar  todos los decretos del Emperador hasta que finalmente lo presionaron  para que  renunciara el 19 de marzo de 1823.

2ª REVOLUCIÓN.
PRIMERA FASE
Destruido el Imperio de don Agustín Iturbide e instalada la República a la manera yanqui en octubre de 1824; el territorio mexicano y sus riquezas  quedaron a merced de los Partidos políticos: los CONSERVADORES Y los LIBERALES, ambos manejados POR LAS LOGIAS YANQUIS.
Durante los siguientes 35 años, de 1824 a 1859; la segunda Revolución destruyó lo que México había heredado de España. Con la complicidad de Antonio López de Santana y Valentín Gómez Farías en la presidencia y vicepresidencia de la República. Lo que quedaba de la riqueza material fue destruida también; esto desmoralizó a sus habitantes y desapareció la confianza que había entre ellos. Y para rematar; el inmenso territorio de la Nueva España fue cercenado por la invasión yanqui entre 1846 y 1848.
Después de terminada la guerra de rapiña que los Estados Unidos aplicara a México, Con el Tratado de Guadalupe-Hidalgo el gobierno mexicano recibió un total de 15 millones de pesos como compensación por la “compra” de la mitad de su territorio, una extensión mayor que los territorios combinados de Alemania, Francia y España.
Los malos gobiernos que se sucedieron en el poder de la cercenada República Mexicana dilapidaron en poco tiempo ese dinero y para 1851, no quedaba más de un millón. Cuando se festejaron los 30 años de  consumada la “Independencia”,  el Diario “El Correo” de la capital mexicana, hizo un balance entre los tiempos del Gobierno Español y el de la Independencia:

Yo presento el texto en mayúsculas; para que el lector se dé cuenta de la  amargura e impotencia del escritor, después de la tragedia nacional de entonces, y que se parece mucho a la que padecemos en este siglo XXI.

HEMOS PERDIDO LA GUERRA: PORQUE EL RICO Y VASTO PAÍS QUE ERA LA NUEVA ESPAÑA, TENÍA UNA ADMINISTRACIÓN BIEN ORGANIZADA, RESPETABLE, FIRME Y DISCRETA CON LA CUAL SE PROSPERABA, Y QUE HACÍA PROVERBIAL LA FELICIDAD MEXICANA; Y DESDE LA INDEPENDENCIA ACÁ, NUNCA HEMOS TENIDO UNA ADMINISTRACIÓN IGUAL NI LA TENEMOS AHORA, Y TODOS, POR DESGRACIA,  HAN SIDO PASOS EN VANO QUE DÍA EN DÍA NOS HAN IDO DEBILITANDO…”
”HEMOS PERDIDO: PORQUE HASTA 1810 ÉRAMOS RESPETADOS EN EL EXTERIOR Y DE LA INDEPENDENCIA PARA ACÁ HEMOS SIDO EL JUGUETE DE TODAS LAS NACIONES QUE NOS HAN QUERIDO INSULTAR, Y NUESTROS PUERTOS HAN SIDO BLOQUEADOS, NUESTRAS PLAZAS TOMADAS, NUESTRA DECANTADA NACIONALIDAD, ESCARNECIDA, DOQUIERA SE HA LEVANTADO LA HIDRA REVOLUCIONARIA, Y  NO SE HA PASADO UN SOLO AÑO SIN UNA REVOLUCIÓN CUANDO MENOS.”
HEMOS PERDIDO LA GUERRA: PORQUE ANTES, EL VASTO Y EXTENSO CONTINENTE AMERICANO ERA INMENSO Y DESPUÉS SE HA FRACCIONADO, ASALTÁNDONOS EL EXTRANJERO Y TOMÁNDONOS LO QUE HA QUERIDO; AQUELLO QUE EN OTROS TIEMPOS NO PUDIERON TOMAR Y ESTUVO SIEMPRE DEFENDIDO.”
“HEMOS PERDIDO LA GUERRA: PORQUE ANTES, LA ORGANIZACIÓN DE NUESTRA ADMINISTRACIÓN PROTEGÍA LAS VIDAS Y PROPIEDADES DE TODOS, HABÍA UNA BUENA POLICÍA, BUENAS COMPAÑÍAS PARA PONER ORDEN, BUENOS SOLDADOS, VIGILANTES JEFES, LAS BARRAS DE PLATA SE AMONTONABAN EN LOS ZAGUANES DE LAS CASAS E IBAN Y VENÍAN NUMEROSAS CONDUCTAS SIN RIESGO ALGUNO, Y HOY NO PUEDEN LOS CIUDADANOS NI PASEARSE POR LA ALAMEDA, NI PUEDEN VENIR LAS FAMILIAS SIN UNA ESCOLTA, NI EN LA FRONTERA PUEDE VIVIRSE PORQUE EL SALVAJE SE SABOREA CON NUESTRAS CABEZAS.”
“HEMOS PERDIDO LA GUERRA: PORQUE ENTONCES, BUENO O MALO EL SISTEMA DE CONTRIBUCIONES NO LAS HACÍA ODIOSAS PARA EL CIUDADANO, HABÍA LOS PRECISOS EMPLEADOS, Y POR CONSECUENCIA SOBRABA DINERO EN LAS ARCAS, Y HOY, POR MILLARES LOS EMPLEADOS CON GABELAS HASTA POR EL PENSAMIENTO, PUES TALES SON LAS CONTRIBUCIONES PROFESIONALES, Y CON MÁS RECURSOS EN APARIENCIA, PERECEMOS DE HAMBRE Y MISERIA, HACIÉNDOSE CADA DÍA MÁS OSCURO EL PORVENIR”.
“HEMOS PERDIDO LA GUERRA: PORQUE ENTONCES, A PESAR DE LO QUE  SE PRETENDE DECIR EN CONTRARIO, LA CAPACIDAD Y MÉRITO PUDIERON BRILLAR Y TODOS TENÍAN EL DERECHO DE NIVELARSE POR MEDIO DEL TALENTO, HOY, EN SABIENDO INFLUIR EN UN COLEGIO ELECTORAL VEMOS ALZARSE LAS MAYORES NULIDADES A LOS MÁS ALTOS DESTINOS EN TODOS LOS PUESTOS DE LA NACIÓN Y LLEVARLA ASÍ A LA RUINA”.

EL DIARIO “EL MONITOR REPUBLICANO” COMENTABA LA SITUACIÓN DEL PAÍS EN ESE AÑO DE 1851, DE ESTA MANERA:
“EL HORROROSO CUADRO QUE PRESENTA  LA TRISTE SITUACIÓN DE LA REPÚBLICA, COMPRIME Y ABATE EL CORAZÓN MÁS ESFORZADO DE LOS MEXICANOS. MISERIA Y ANARQUÍA: HE AQUÍ LAS DOS CUESTIONES QUE ABSORBEN LOS HOMBRES PENSADORES…..”
Sin embargo, estos diarios de la capital, en sus lamentos, no indican ni una sola razón de quienes eran los culpables de la pérdida del 47, no acusan a los responsables de la triste situación en que quedó la nación mexicana. La prensa de entonces sabía los nombres de los militares que no habían cumplido con su deber para defender la patria. 
Esto queda para una especial investigación posterior que todavía no se ha hecho.

El escritor don Antonio Gibaja, autor de libro “Comentario crítico auténtico y crítico a las Revoluciones Sociales de México” escribió su tratado de 5 tomos en 1930, cuando aún corría la sangre del pueblo cristero, y se lamentaba así: “Esto se decía en 1851; eso se dijo en todos los años siguientes, y eso se sigue diciendo hasta estos momentos de diciembre de 1930, menos al final del periodo de Porfirio Díaz”

En esa primera fase de la Revolución, la Iglesia Católica fue despojada de lo que el pueblo novohispano le había donado a lo largo de 300 años;

 El positivo carácter religioso y familiar del novohispano quedó apocado y desconfiado; su instrucción y educación familiar quedó herida para siempre, mientras que la primera generación de mexicanos independientes quedó dividida en dos partes:

 a) En la casta de malos gobernantes sostenidos por la política yanqui porque les convenía; que este país nunca se organizara, por un lado, y

b) El pueblo católico quedó aplastado por las leyes impías contra su religión. Leyes dictatoriales y confeccionadas por la Gran Logia de Nueva Orleans desde 1823,  y aplicadas por los masones mexicanos desde su traición al Imperio Mexicano de Agustín Iturbide provocando su caída en ese año, y la implantación de la República al estilo de los Estados Unidos en 1824.
 Pero la Masonería internacional y sus aliados, los traidores al pueblo católico mexicano como hemos dicho, tenían en mente otra Revolución que se les dictaba desde las logias yanquis y que comprendía varias fases como ya hemos expuesto.

SEGUNDA FASE
La segunda fase de la Revolución masónica fue preparada por la cúpula financiera de los judíos internacionales, a través de los gobiernos yanquis, durante la segunda mitad del siglo XIX para convertir a México en una provincia judía y aplicar las teorías socialistas de Carlos Marx y Federico Engels, por medio del Partido Liberal masón.
La pandilla de criminales (2) que habían tomado las riendas del poder en 1855 por medio del Plan de Ayutla, aconsejados y financiados desde Nueva York por sus congéneres yanquis, llevaron a la presidencia de la República al liberal Martín Carrera como presidente interino cuyo propósito era deshacerse del general Antonio  López de Santa Ana, “trasto viejo” que bien había servido a los liberales desde la traición a Iturbide en Veracruz en 1822. Para llevar a la presidencia de México al “trasto nuevo” recomendado por la Casa Blanca: B. Juárez. 

(2) Juan Álvarez (negro zambo llamado “la pantera del sur”, por sus horrendos crímenes), Florencio Villareal, Ignacio Comonfort, Trinidad Gómez, Diego Álvarez, Tomás Moreno y Rafael Benavides. Proclamaron el Plan de Ayutla y la consiguiente revolución contra Santa Ana) el 1º de marzo de 1854 en la villa de Ayutla del actual Estado de Guerrero y que tres años después, desencadenaría una terrible revolución contra la Iglesia del pueblo católico mexicano por medio de la Constitución de 1857 y Leyes de Reforma.
LA GUERRA DE TRES AÑOS
Con la aplicación de las directivas de la Gran Logia de Luisiana con sede en Nueva Orleans, comenzó la “Guerra de Tres Años”, para aplicar la Constitución de 1857 y las llamadas Leyes de Reforma en 1859 por B. Juárez; cabeza de los masones mexicanos; individuo del más alto grado del rito de York en México; hombre ambicioso sin escrúpulos y sin ningún acto nacionalista de su parte. (3)

La Revolución de Ayutla fue el puente que el lobby judío de Nueva York le tendió a B. Juárez y su Partido Liberal quienes quedaron entregados, al gobierno de los Estados Unidos de América, hasta la abyección. Con la Constitución de 1857 y sus consecuentes Leyes de Reforma, fue inyectada  LA 2ª FASE  REVOLUCIONARIA MASÓNICA, a la pobre y maltrecha nación mexicana con 30 años de vida “independiente”, y separada del Imperio Español en 1821.

(3)  Por tanto, aquí tenemos a B. Juárez quien ha sido el mayor enemigo del pueblo mexicano, de su religión y de la jerarquía mexicana de la Iglesia Católica, pero cabeza del “pueblo masónico mexicano”.
Como lo prueban los siguientes historiadores en sus respectivas investigaciones: don Antonio Gibaja y Patrón, el Padre Francisco Regis Planchet, el Padre Mariano Cuevas, Padre Gerardo Decorme. Don José Elguero, don Miguel Galindo, don José Eleuterio González, don Ricardo García Granados, don Francisco Bulnes, Joaquín García Icazbalceta, don Manuel Márquez de León,  don Victoriano Salado Álvarez, don Nicolás Serra y Caussa, don Carlos Pereyra, don Niceto de Zamacois y don Salvador Abascal.

La llamada Guerra de Tres Años contra las fuerzas conservadoras del pueblo católico mexicano se inició con el Plan de Ayutla que desconocía al antiguo dictador masón Antonio López de Santana y desató la Revolución liberal de 1855, con todo su odio anticatólico por medio de las Leyes de Reforma decantadas en La Constitución de 1859.
 He aquí algunos de los artículos:
A. 3º Elimina a la Iglesia Católica de la Educación del pueblo.
A. 13º Pone fin a los privilegios y tribunales especiales la Iglesia Católica.
A. 27º Ratifica la ley Lerdo de 1856 que prohíbe a la Iglesia Católica administrar bienes o empresas destinadas al culto religioso.
A. 56º Impide a los sacerdotes aspirar a la Presidencia de la República.
A. 123º Permite al Gobierno Liberal controlar la práctica del culto.

También, el gobierno de B. Juárez dio su apoyo a una “Iglesia mexicana”, precario intento de crear una Iglesia cismática. Y regaló uno de los claustros del venerable convento de San Francisco, primer convento del Continente Americano, a la Iglesia yanqui Metodista para instalar el primer templo hereje en la República Mexicana.

S. S, Pío IX condenó estas medidas enviando un comunicado a B. Juárez:
“Condenamos, reprobamos y declaramos írritos y de ningún valor los llamados decretos de reformas y todo lo demás que haya practicado la autoridad civil con tanto desprecio para la autoridad eclesiástica y de esta Silla Apostólica”
Este respaldo absoluto del Papa Pío IX, hacia el clero mexicano auspició el alzamiento popular católico en los años 1858 a 1861, conocido como la “GUERRA DE TRES AÑOS”  PRIMER PRECEDENTE DE LA EPOPEYA CRISTERA DEL SIGLO XX.

“La catolicidad mejicana sostuvo esa lucha contra aquellos laicistas jacobinos y masones de la llamada REFORMA LIBERAL, que habían impuesto la libertad para todos los cultos menos para el culto católico sometido al control restrictivo del Estado Liberal, la puesta en venta los bienes de la Iglesia Católica, la prohibición de los votos religiosos, la supresión de la Compañía de Jesús junto con sus colegios, el juramento de todos los empleados del Estado Liberal a favor de estas medidas, la deportación o el encarcelamiento de todos los Obispos y sacerdotes que protestaran, y una prohibición sangrienta a toda manifestación pública de protesta del pueblo católico.”

Históricamente, está bien claro que la guerra la inició el Partido Masónico Liberal pro yanqui, con las Leyes de Reforma de 1857 y la Constitución del 1859. Para someter al pueblo mexicano y a la Iglesia Católica de México. 
Después del apoyo incondicional de S.S. Pío IX. Este apoyo naturalmente caritativo del Jefe de la Iglesia Católica a su grey mexicana, enfureció al gobierno masónico protestante del presidente demócrata y esclavista James Buchanan, en los Estados Unidos.
A pesar de las amenazas de los impíos, sostenidos en el poder, por el gobierno de los Estados Unidos, hubo muchos levantamientos de los católicos en los Estados de Jalisco, Michoacán, Puebla y Tlaxcala. La guerra se generalizó entre conservadores y liberales, aclarando que las armas conservadoras, procedían del ejército de línea y del dinero de los grandes hacendados, así como algunas sumas menores que el pueblo católico donaba y que los sacerdotes administraban.
Por el contrario, los liberales las recibían de los mercaderes yanquis y se pagarían con el crédito del gobierno yanqui a B. Juárez y su gente, con posibles donaciones de territorio mexicano. 
Así se trabó una cruenta guerra civil entre los patriotas católicos contra los liberales masones a quienes seguía la plebe más sanguinaria, de la misma clase de los que robaron y asesinaron en tiempos de las insurrecciones de Hidalgo, Morelos, Matamoros y Mina entre 1810 y 1820, antes de consumada la Independencia.  Prisiones y fusilamientos por ambos mandos se sucedieron muchas veces y las naturales venganzas de unos y otros se hicieron presentes en esos fatídicos TRES AÑOS ENTRE 1858 Y 1861.

En 1860 B. Juárez expulsó del país a todos los prelados extranjeros, que eran muchos. Esta acción y todas las injusticias expuestas anteriormente, aceleraron la intervención europea para detener la guerra civil mexicana y porque los liberales solamente se sostenían en el poder por la ayuda de sus “hermanos” masones yanquis. Los católicos mexicanos que no tenían suficientes armas con caudillos que eran pocos, pensaron seriamente en pedir ayuda a las Monarquías católicas de Europa, para traer a México un príncipe que los protegiera de los enemigos del pueblo católico, es decir, de los yanquis y sus incondicionales traidores nativos. Hay que recordar que B. Juárez, solamente era presidente interino de la República Mexicana, por lo que el Partido Conservador podía nombrar a uno de los suyos como Presidente de la República si el H. Cuerpo Diplomático de los países extranjeros le diera su apoyo.

EL GENERAL MIGUEL MIRAMÓN ES ELEVADO A LA PRESIDENCIA POR EL PARTIDO CONSERVADOR
Las fuerzas conservadoras nombraron como presidente interino al militar de cierto prestigio don Félix Zuluaga, así los dos Partidos contrarios de México tendrían sus presidentes suplentes. Entonces, don Félix Zuluaga fue reconocido por el Cuerpo Diplomático y obtuvo mayor importancia que B. Juárez.
Entonces Zuluaga le pasó la presidencia, el 29 de enero de 1859, al general Miguel Miramón Tarello, militar joven de gran prestigio, pues entre otras acciones había combatido heroicamente a los yanquis invasores de 1847 siendo cadete del Colegio Militar. Y más tarde, en la “Guerra de los Tres Años” había ganado importantes plazas y batallas a los liberales.
Al comenzar el año de 1860 Miramón siendo Presidente sustituto e  interino comandaba al ejército conservador en las exitosas batallas que libró, haciendo que el Presiente interino liberal B. Juárez, huyera sin remedio hasta el puerto de Veracruz donde sentó sus reales confiado en la ayuda yanqui que desde el puerto de Nueva Orleans recibiría.
Al Tratado Mon-Almonte con España, que los conservadores habían tratado.  B. Juárez contestó con el oprobioso Tratado MacLane-Ocampo (3-B) que el Presidente James Buchanan de los Estados Unidos, aprobó a unos meses de la Guerra yanqui del Norte contra el Sur.

(3-B) El historiador liberal don Francisco Bulnes analizó imparcialmente el Tratado Mac. Lane-Ocampo. Y en 6 apartados explicó, como ningún otro escritor contemporáneo, el significado de ese compromiso liberal:
1- El Tratado Mac Lane-Ocampo implica las más graves responsabilidades del gobierno inmoral (de B. Juárez) en Veracruz.
2- Pone en evidencia que la nacionalidad mexicana estuvo a punto de desaparecer para siempre en el primer semestre de 1860.
3- Fija la similitud de procedimientos de las facciones, en los países donde el pueblo es sólo su víctima.
4- Da a conocer la falta de Fe ( o sea la impudicia) de los hombres de Veracruz en el triunfo de su causa, solamente, por medios honrosos, patrióticos y perfectamente lícitos.
5- Establece las verdaderas cualidades y los verdaderos errores, faltas y delitos de los gobernantes liberales de 1859.
6 – Sirve para decidir con justicia sobre el valor de las dos facciones beligerantes: liberal y conservadora.
LA BATALLA NAVAL ENTRE CONSERVADORES Y LIBERALES.
El presidente Buchanan de los Estados Unidos se enteró por medio de su espía el ex cónsul John Black que desde la ciudad de México le informó acerca de los barcos españoles que Miramón había comprado en Cuba con dinero de los católicos mexicanos, para ayudarlo a tomar Veracruz y- apresar a B. Juárez.
El presidente Buchanan ordenó que salieran de Nueva Orleans las fragatas Wave e Indianola para cumplir el Tratado McLane- Ocampo de “ayuda mutua”, aprobado por Buchanan, aunque todavía no estaba aprobado por el Congreso yanqui. 
Las mafias, yanqui y liberal mexicana se hicieron una para declarar a los barcos del Parido Conservador, como si fuesen ”naves piratas” y atacaron los navíos mexicanos sin que existiera guerra declarada entre las dos naciones. Como siempre, los políticos yanquis aparecían como lo que realmente han sido toda su vida: PIRATAS descendientes de PIRATAS.
  
En marzo de 1860 la corbeta Saratoga al mando del general Turner, cañoneó las naves mexicanas, dejándolas a la deriva, las abordaron, apresaron a sus capitanes y las otras naves yanquis las remolcaron a Nueva Orleans para someter a juico a los mexicanos. Este incidente en la Guerra de Tres Años entre conservadores y liberales nos da la pauta de quienes eran los liberales y su cabeza B. Juárez: entreguistas a los yanquis y traidores a su nación.
El general yanqui Turner estacionó sus naves frente a Veracruz en son de guerra contra los conservadores y en defensa de los liberales de B. Juárez. La toma de Veracruz por las tropas del Presidente Miguel Miramón fracasó y se retiraron al interior.
James Buchanan sabía que no era B. Juárez quien debía vencer al Partido Conservador y a su presidente el general Miguel Miramón, sino el gobierno de los Estados Unidos.
Pues la mentira del enviado de Juárez a Washington, José Ma. Mata, de que los conservadores habían pedido a España su protección contra los Estados Unidos, había prendido “hipócritamente” en el ánimo de Buchanan y el Congreso yanqui. (4)

(4) No está por demás incluir en esta síntesis histórica del siglo XIX mexicano, los escritos del historiador don Antonio Gibaja en el IV tomo de su obra sobre las “Revoluciones Sociales de México” referentes a la preferencia yanqui por B. Juárez y su Partido Liberal “Constitucionalista”, para que el lector tenga el conocimiento real de la historia mexicana.

En el Capítulo X, página 126 del IV tomo escribe don Antonio Gibaja:
“Sabemos que México es una Provincia  Masónica, que el partido liberal está manejado por las logias y éstas por el Gobierno Supremo de la Masonería asociado al Gobierno de Washington; que los que se llaman Presidentes de la República Mexicana, como Juárez, no son más que empleados subalternos de aquel gobierno y que el agente diplomático, como José M. Mata representa un papel complementario de todas sus falsedades.
  
De todo lo cual resulta que La Reforma para implantar los principios de las Leyes de 1833, para poner en lucha al Partido Conservador contra el Liberal, hasta aniquilarlo, para perseguir al Clero y al Catolicismo, y despojar a la Iglesia de sus bienes materiales, todo era obra del Gobierno Supremo de la Masonería, teniendo como uno de sus agentes y ejecutor de sus órdenes a B. Juárez”

Nota de Luis Ozden: B. Juárez tiene bustos y estatuas en varias ciudades de los Estados Unidos. Hay uno en Washington, la capital, y otro, notable por su ubicación en el centro de Chicago, Illinois.

Los liberales estaban convencidos de su traición, por la mentalidad modernista y masónica de aquel desgraciado siglo XIX mexicano. Ya desde la época de la Revolución contra el Imperio Español, los masones novohispanos se  habían sometido perrunamente a los yanquis y sus sistemas liberales.

Don Antonio Gibaja transcribe igualmente en el Capítulo de su IV tomo “Las Revoluciones Sociales” lo que el Diario Liberal de la ciudad de Morelia “La Sombra de Morelos” escribió en 1860, para excitar a la plebe ignorante. Revelando, a continuación, la opinión y admiración por los yanquis por el propio José Ma. Morelos. (5)
“Ármate de valor y de heroísmo, ahí tenéis a los bravos hijos del norte; ahí tenéis al yanqui formidable, que como tú, odia a esa raza maldita (sic) de Fernando VII, y que junto contigo, levantará el canto de la victoria cuando se eleve sobre sus cadáveres fríos y sangrientos la bandera tricolor de Iturbide y el hermoso pabellón de las barras y las estrellas”

 (5) Cuando el señor Morelos tenía establecido su gobierno en la ciudad de Oajaca, mandó publicar El Correo del Sur, periódico que era el órgano de su política y administración, y este periódico publicó artículos encomiásticos y laudatorias a las tropas norteamericanas que encabezadas por el traidor Bernardo Gutiérrez de Lara invadieron la Nueva España (La provincia de Tejas) para vencer por la fuerza a sus compatriotas los novohispanos que sostenían al gobierno español.
El cura impío José Ma. Morelos y Pavón,  héroe del Partido Liberal, que no del pueblo católico, envió a su hijo bastardo, Juan Nepomuceno Almonte a estudiar en Nueva Orleans para demostrar su admiración por los yanquis.
  
Hidalgo, Morelos y Mina se apoyaron en aventureros yanquis para destruir lo que España había construido en 300 años, acciones de lesa traición a su cultura española y la religión de su Bautismo, admirando a la República protestante y masónica de Norte, que desde antes de su fundación, se movía por el odio centenario de los judíos contra la Religión Católica y su espada el Imperio Español. (6)
 (6) Recomiendo consultar las vidas y el pensamiento político de los “Padres fundadores” de los Estados Unidos de América, principiando por el inglés nacionalizado norteamericano Thomas Paine: Luis Ozden.
FIN DE LA “GUERRA DE TRES AÑOS”
Estamos en marzo de 1860, cuando  el general don Miguel Miramón Tarello es presidente sustituto de la República Mexicana con sede en la ciudad de México y B. Juárez García es presidente sustituto por el Partido Liberal masónico con sede en el Puerto de Veracruz.
El Presidente Miguel Miramón le dirigió  a B. Juárez un proyecto para llegar a un acuerdo de paz y detener la sangría de la sociedad mexicana por la guerra entre los dos Partidos: Conservador y Liberal. (7)
(7) El Partido Conservador que era el Partido de la gran mayoría de los mexicanos de entonces, con su nombre quería demostrar que conservaba las tradiciones ancestrales de la cultura española y la religión católica. Mientras que el Partido Liberal representaba a una minoría que admiraba la cultura y religión de los angloamericanos y que se había hecho con el poder político desde la caída del primer Imperio Católico ideado por Iturbide con la ayuda de las logias masónicas cuyo centro aún se halla en Nueva Orleans.  

Estando así las cosas, el 3 de marzo de 1860 se presentó ante  el Presidente Miramón, el representante de Inglaterra el comodoro Aldham comandante del buque de guerra inglés Valourous y le entregó una copia del mensaje que Lord John Russell, ministro de relaciones exteriores de Inglaterra dirigida a su encargado de negocios en México y otra copia también al otro presidente sustituto B. Juárez. Que dice así:

“El gobierno de S.M. vería con satisfacción que hubiese un armisticio de seis meses o de un año con el objeto de nombrar una Asamblea Nacional, que elegida imparcialmente pudiese proporcionar un gobierno estable al país”
“El gobierno de S.M. no trata de prescribir cual debe ser este gobierno, esperando que por su naturaleza prometa estabilidad y orden. Con este fin el Poder Ejecutivo debe tener un carácter de permanencia”
“Deberá declararse un armisticio general proclamando la tolerancia civil y religiosa, pues solo con algunas concesiones de las partes beligerantes se podrá superar el restablecimiento de la paz”
“Si este consejo ofrecido por el bien de México, no es aceptado, el gobierno de S.M. se verá precisado a pedir reparación a los dos partidos por el perjuicio que han sufrido los súbditos ingleses”
“Tengo el honor etc……John Russell.

Triste y vergonzosa la situación del desgraciado país mexicano que las otras naciones propusieran la política interna de la patria.

Antes de esta proposición inglesa, ya Miguel Miramón había escrito a B. Juárez sobre el mismo asunto y casi en los mismos términos, pero B. Juárez respondió negativamente porque exigía que el Parido Conservador reconociera la Constitución de 1857.
Al poco tiempo llegó a manos de B. Juárez el mensaje del presidente Buchanan, notificando que dejaría de reconocer al Partido Conservador y apoyar decididamente a los liberales.
Lo que así sucedió: Los liberales juaristas comenzaron a recibir ayuda de toda clase para sostenerse, mientras los conservadores consumían sus fuerzas y armamento atacando a los liberales, sin poder vencerlos.
Miramón levantó el sitio a Veracruz y se retiró a la ciudad de Puebla en el interior del país. Tomó prisionero a Félix Zuluaga por haberse dado cuenta del doble juego de este individuo. En mayo de 1860 llegó a Veracruz el embajador de la Reina doña Isabel IIª y fue muy bien recibido por el Partido Conservador, causando la ira de los liberales que llamaron traidores a Miramón y los suyos.  La sociedad mexicana en su conjunto recibió muy bien al embajador porque de esta manera los más de doce mil súbditos españoles que vivían en México dejaron de verse acosados por los liberales pro yanquis.

El Cuerpo diplomático reconoció a una Junta de Notables para que eligiera oficialmente al Presidente, que resultó ser Miguel Miramón; Esto fue una auténtica trampa, de los representantes internacionales, entre los que estaban incluidos los yanquis. Porque así, de  esta manera, eliminarían a los conservadores y a su jefe el general Miramón.
A los conservadores les esperaba la prueba más dura en el enfrentamiento de ambos ejércitos en la Provincia de Guanajuato, el 10 de agosto de 1860.  Miramón tenía menos de cuatro mil hombres mal armados, mientras el nuevo ejército liberal contaba con veinte mil, siendo todos los cañones y sus artilleros, soldados norteamericanos enviados por el saliente presidente Buchanan que no tomó en cuenta al Congreso para tal violación de las leyes de la guerra.

La derrota de los conservadores fue completa. Miramón se dirigió a la Junta de Notables a quienes les dirigió estas sentidas palabras:
“He aceptado su proposición de desempeñar la Presidencia de la Nación. Hasta donde mis fuerzas alcancen procuraré cumplir el juramento que he prestado y corresponder a la confianza que en mí deposita la nación…. “
“Pero señores, mis esfuerzos aislados son imposibles para dominar la situación que atravesamos; cuento con la cooperación más eficaz de todas las clases de la sociedad: solo unidos los buenos mexicanos con el supremo gobierno, alcanzarán de la Providencia la felicidad de la Nación como premio debido a sus virtudes cívicas”
El presidente de la Junta de Notables don Teodosio Lares le contestó:
“Excelentísimo señor: Para para las almas nobles y desinteresadas, nunca tuvieron atractivo los altos puestos, que aún en circunstancias comunes no presentan sino gravísimas dificultades. Mas en estos terribles por los que atraviesa la República, ¿Quién podría aspirar a ellos ni aún desearlos? V.E. ha sido llamado a la presidencia de la República por el voto libre y espontáneo de sus representantes, y sólo su patriotismo acreditado, su energía nunca desmentida, su valor de todos conocido, han podido decidir su ánimo a aceptar tal cargo.

Propio es de los genios extraordinarios de aterrarse a presencia de los obstáculos, sino con ellos mismos estimularse a vencerlos. Los vencerá V.E. y alentado con este acto de ilimitada confianza de que acaso se presentarán pocos casos en la Historia, confiado en la protección del Dios de los Ejércitos y rodeado e los buenos ciudadanos amantes de la independencia de la Patria, de su religión y de su raza, sabrá Vuestra Excelencia sacrificarse animoso por tan grandes intereses, y su nombre circuido de una aureola de gloria imperecedera, pasará bendecido por nuestros hijos y por todas las generaciones hasta los siglos más remotos”

Como hemos explicado anteriormente los liberales siguieron capturando plazas y militares conservadores, fusilando a sus jefes sin juicio sumario por los traidores ayancados.
 Sin embargo los conservadores tomaron la ciudad de Toluca cercana a la ciudad de México, desarmaron a sus jefes los enviaron presos a la capital. Entre los papeles que incautaron al general Santos Degollado y al general Berriozabal había uno muy ilustrativo y comprometedor: Un plan de ataque a la ciudad de México ideado por el ministro inglés  Mathews. Lo que prueba que Inglaterra jugaba un doble papel favoreciendo a los Estados Unidos.
Como siempre lo ha hecho, incluyendo a la guerra de los americanos que buscaban su independencia entre 1776 y 1783 y que aparentemente perdieron los ingleses. Ambas naciones anglosajonas han seguido las órdenes de sus jefes comunes, con toda seguridad; la Familia judía de los Rothschild.

La ayuda de los yanquis a sus “hermanos” masones del Partido Liberal continuó en forma masiva con dinero, armas de todo tipo y batallones compuestos por aventureros que vestían el uniforme de los liberales, herejes o sin religión alguna, provenientes de los Estados Unidos. Con esa ayuda los mexicanos católicos no tenían posibilidad de triunfo.
B. Juárez y sus aliados los impíos y traidores mexicanos no representaban la nación mexicana sino que peleaban por la provincia judeo-masónica con sede Washington. ·El historiador norteamericano y masón Richard Chism, relata:

“El establecimiento oficial de nuevo Supremo Consejo tuvo lugar (en el puerto de Veracruz), el 21 de diciembre de 1860.
Por esas mismas fechas, el 22 de diciembre de 1860, se libró la última batalla entre las fuerzas nacionalistas mexicanas de Miramón (8) que no llegaban a cinco mil efectivos, contra el ejército de González Ortega, el mayor general de B. Juárez (9) que contaba más de veinte mil efectivos de las fuerzas internacionalistas de la Masonería, cientos de los cuales; los artilleros con sus cañones eran  yanquis con el uniforme de los liberales.
En San Miguel Calpulalpan fue derrotado el ejército del Partido Conservador al que los liberales llamaban: “Partido Clerical”, Miramón se retiró a la ciudad de México para poner a seguro a la población civil y encargarla al Cuerpo Diplomático, aunque evacuó la Guardia del Palacio Nacional.
Él, se refugió en la Embajada de España, cuando las fuerzas constitucionalistas ocupaban la ciudad. A poco, salió de su refugio y tomó el camino de la Hacienda de su cuñado en Puebla de los Ángeles, desde donde llegó a Veracruz de incógnito, se quedó en el Consulado francés como asilado y tomó el primer barco que lo llevó a la Habana. Era el mes de enero de 1861.

(8) El Presidente don Miguel Miramón  “El macabeo” como lo llama el escritor don José Fuentes Mares en su libro “Miramón, el Hombre” aún no cumplía 30 años de edad.
(9) B. Juárez de 54 años de edad, nunca estuvo en batalla alguna, siempre corrió cuando percibía el olor de la pólvora. Jamás portó un fusil ni sabía montar a caballo.

LA VENGANZA DE LA HEZ POLÍTICA LIBERAL
Como era de esperarse, cuando los hombres viles regresan al poder del que  han sido echados, se convierten  de viles a fieras. La nobleza que da a los hombres la caridad católica para con sus enemigos; es desconocida entre ellos: los ateos, los masones y la hez política.
Los festejos de la plebe duraron una semana, mientras B. Juárez, viajó desde Veracruz  para ocupar de nuevo, la silla del Palacio Nacional donde proclamara las Leyes de Reforma.
Poco tiempo después comenzaron a dictarse decretos, circulares y reglamentos para atacar a la Iglesia y al clero, el ateo Melchor Ocampo, ministro de B. Juárez diseminando ante el pueblo las manoseadas mentiras contra los católicos, declaró:
“Habiendo sido el clero el principal sostenedor e instigador del Plan de Tacubaya y de la desastrosa guerra que de ella se ha seguido y habiendo ocasionado gravísimos perjuicios, siendo responsables conforme a nuestras leyes (masónicas) con sus personas y bienes, y autores de las revueltas; el Clero pagará con sus bienes los perjuicios ocasionados al país por la última guerra”
Entre los dogmas del Liberalismo está consignada la mentira como una virtud y siendo además Ocampo, ateo, que se reía y se burlaba de Dios y de todas las conciencias sujetas a alguna deidad o a alguna religión.
¿Qué le importaba mentir? La consecuencia fue la vituperación y la calumnia a todos los hombres de la Iglesia, seglares  y regulares, de las monjas de los conventos. La acusación de hipócrita a la religión cristiana y la pobreza, el destierro y las cárceles para los sacerdotes. (10)
(10) Don Antonio Gibaja en la página 200 del Tomo IV de su Obra “Las Revoluciones Sociales de México”.
Los periódicos liberales sobrepasaron a toda moderación ensañándose contra las clases cultas, educadas y ricas, con el pretexto de su alianza con el Clero. La clase militar conservadora fue particularmente atacada y denigrada por los traidores liberales. Todos los militares que habían servido a la patria mexicana católica fueron dados de baja; llamados públicamente traidores y heridos en su honor. También se declararon nulos todos los contratos privados y públicos celebrados por el gobierno conservador entre enero de  i857 y diciembre de 1860.
Al día siguiente de la entrada de B. Juárez y su ministro Ocampo a la capital mexicana, y  poseídos de odio satánico contra la Jerarquía de la Iglesia Católica la capital el día 12 de enero, dirigieron cartas a los representantes diplomáticos de Roma, (S.S. Pío IX), España, S.M. Isabel II ª, Guatemala y el Ecuador (En este país gobernaba el Gral. católico don  Gabriel García Moreno) decretando su expulsión de país por haber reconocido al gobierno conservador). (11)
(11) Se da la circunstancia de que también, los gobiernos de Inglaterra, Francia, Prusia y los Estados Unidos habían reconocido al Partido Conservador; pero a estos no se los molestó.

A los siete Arzobispos mexicanos, todos ellos personas de mucha edad: M. Pelagio A. de Labastida y Dávalos; M. Juan B. Ormaechea; M. Lázaro de la Garza y Ballesteros; M Joaquín Madrid; M. Clemente de Jesús Munguía; M. Pedro Espinoza y M. Pedro Barajas, se les conminó a abandonar el país en el término de tres días, y se hizo a la plebe que los insultara y los apedreara cuando salieran de sus residencias.

LA INTERVENCIÓN DE LAS POTENCIAS EUROPEAS

Corría el año de 1861 y el Partido Liberal se vengaba encarnizadamente de los católicos mexicanos y de la Jerarquía de su Iglesia, pero también, como un castigo de la Providencia, surgió la división entre las filas liberales. Por un lado B. Juárez, y por otro el general Jesús González Ortega, de gran prestigio entre los liberales y en ese momento ministro de guerra de B. Juárez. Este, siempre tuvo temor de González Ortega y para aplacar a sus partidarios lo nombró Vicepresidente. Es decir; hubo una especie de cisma entre los masones mexicanos. Los católicos vieron en este suceso la oportunidad de volver a ganar el gobierno. La situación del gobierno liberal se complicaba porque las tropas conservadoras dispersas por el país hostilizaban cuanto podían al gobierno de Juárez e iban ganando posiciones, poco a poco con la ayuda del pueblo católico mexicano. Porque sin la ayuda de los yanquis el gobierno de B. Juárez y sus liberales caería irremediablemente.

“Esta división obligaba a Juárez a ser más sumiso y dócil a la voluntad de las Logias, de donde dimanaba su propio poder como presidente de  México y del que sería su protagonista en la tragedia nacional que iba a desarrollarse. (12)
(12) Escrito por don Antonio Gibaja y Patrón en su Obra: “Las Revoluciones Sociales de México”

 Esta parte de la historia mexicana es de las más oscuras, y los escritores liberales se han empeñado en hacerla más intrincada, Entonces, sugiere don Antonio Gibaja en su estudio: La mano de Inglaterra va a sustituir a los norteamericanos para no perder la presa mexicana. La Tragedia Nacional va a ser el engaño que la judeo-masonería Universal va a imponer a la Iglesia y pueblo católico mexicano para impulsarlos, y luego abatirlos para siempre. Luis Ozden.

A poco tiempo de este suceso, B. Juárez  declaró insolvente a su gobierno por no tener con que pagar los intereses de los préstamos y capitales extranjeros saqueados durante la Guerra de Tres Años.
A los súbditos de las potencias: España, Francia e Inglaterra. Mientras los tres países acreedores de México: España, Francia e Inglaterra protestaron el decreto de la suspensión de pagos convenido con B. Juárez. Mr. Charles  Wyke representante del gobierno inglés quien llevaba la voz cantante, y de acuerdo con el representante de Francia Dubois de Saligny pusieron un ultimátum a B. Juárez. “Si no se deroga el decreto de suspensión antes de las 4 de la tarde del 25 de julio de 1861, romperían sus relaciones con el presidente liberal.”
Juárez fue aconsejado por la Logia de los Estados Unidos para que no cumpliera los deseos de los ministros de Inglaterra y Francia. En consecuencia, éstos declararon rotas las relaciones con México y bajaron las banderas de sus Legaciones. Con el deseo de ver aplicado un castigo ejemplar.
Por otra parte, a pesar de que los Estados Unidos ya se habían dividido en dos partes, aún no había comenzado la guerra propiamente dicha. Así que con su acostumbrada hipocresía y fingida buena amistad, ya bajo el mando de Abraham Lincoln, un tal Mr. Corwin, su representante en la ciudad de México, se acercó a B. Juárez para ofrecerle sus “buenos servicios”: Pagarles a los acreedores dos años de intereses sobre sus créditos; Garantizando México a los Estados Unidos el pago de la nueva deuda que iba a contraer con la hipoteca de una buena parte de su territorio.

Y de AQUÍ viene la propuesta del mencionado TRATADO MAC-LANE-OCAMPO CON JUÁREZ.


El gobierno inglés se reunió en Londres con el ministro extraordinario de Francia quien también  representaba los intereses de España. Mientras tanto el gobierno de Francia en manos de Napoleón III, se solidarizó con los de España e Inglaterra para enviar barcos de guerra a las costas mexicanas y exigir una respuesta satisfactoria.
Tan pronto como las naciones europeas se concertaron, procuraron entenderse con el Partido Conservador porque no podían contar con los liberales, ya que estos, pertenecían por entero a los Estados Unidos.

El pretexto de la intervención francesa por el Emperador Napoleón III fue la insolvencia económica e imposibilidad del gobierno de B. Juárez para pagar los intereses, que su gobierno y los anteriores, habían contraído con prestamistas de Inglaterra, España y Francia a lo largo de varias décadas de revoluciones.

El 31 de octubre de 1861 se firmó en Londres el convenio que consta en cinco artículos:
1º S. M La Reina de España; S. M. El Emperador de los franceses; S.M. La Reina del Reino Unido de la Gran Bretaña de Inglaterra e Irlanda se comprometen  a acordar, inmediatamente después de firmar el presente convenio, las disposiciones necesarias para enviar a las costas de México, fuerzas de mar y tierra combinadas……
 2º La altas partes contratantes se obligan a no buscar para sí mismas el empleo de las medidas coercitivas previstas en el presente convenio, ninguna adquisición de territorio ni ninguna ventaja particular y en no ejercer en los negocios interiores de México (los del gobierno liberal)  influencia alguna capaz de menoscabar en derecho que tiene la nación mexicana para escoger libremente la forma de su gobierno,
3º Se establecerá una comisión con plenos poderes para decidir la distribución de las sumas que se recauden en México, teniendo en consideración los derechos respectivos de cada parte contratante.
4º Deseando las partes contratantes que las medidas que intenten adoptar no sean de carácter exclusivo, y sabiendo que el gobierno de los Estados Unidos, tiene, lo mismo que ellos, reclamaciones contra la República
 Mexicana, convienen que inmediatamente después de la firma de este contrato se comunique una copia de él al gobierno de los Estados Unidos…….
5º El presente convenio será ratificado y las ratificaciones serán canjeadas en Londres en el término de quince días. En fe de lo cual los plenipotenciarios lo han firmado sellándolo con el sello de sus armas.
Hecho por triplicado en Londres, el día treinta y uno de octubre de mil ocho cientos sesenta y uno. Firmado: Javier Isturiz; Flahaut; Rousell.

El historiador John Fiske, en su compendio “Historia de los Estados Unidos del Norte” Dice: “Los separatistas del sur esperaban conseguir ayuda especial de Inglaterra y de Francia. Porque las grandes fábricas inglesas de telas, se movían por medio del algodón de los Estados esclavistas del sur”.
Si se declaraba la guerra Norte contra Sur en los Estados Unidos, entonces los federales del norte bloquearían los puertos sureños y la producción de algodón quedaría sin poder ser embarcada. Y la fabricación de telas en Inglaterra quedaría paralizada.
Los sureños tenían esperanzas de ser ayudados por Inglaterra, lo que ´no ocurrió. Porque no era solamente el algodón que interesaba al Poder Judío de Londres; sino la riqueza de los Bancos sureños, repletos de barras de oro, producto de esclavitud de los negros. Por tanto el Sur “debía” perder la guerra.

Como consecuencia, seguirían en importancia a la victoria del Norte contra los sureños; los de los liberales mexicanos puestos en segundo o tercer lugar, pero pendientes de resolver en favor de B. Juárez y su Partido.
La famosa DOCTRINA MONROE “América para los americanos” de 1824 tan querida por los liberales, no se aplicó en ese caso flagrante de intervención de los poderes europeos en América. Cuando en 1862 los franceses sostuvieron a Maximiliano en México como Emperador, los Estados Unidos se encontraba inmerso en la Guerra de Secesión y además, LOS ESTADOS UNIDOS TENÍAN OTRAS PRIORIDADES.

 Sin embargo, en la historia oficial mexicana inventada por los liberales masones, se culpa a Partido Conservador y a sus jefes de haber concertado la Intervención de las potencias europeas Inglaterra, España y Francia para expulsar a B. Juárez y su Partido Liberal del poder en México; e instalar a Maximiliano como Emperador.
Nada más lejos de la verdad, y totalmente absurdo; dado que esas potencias obedecían al Gran Poder Judío Internacional.
La prueba más fehaciente nos la presenta don Antonio Gibaja y Patrón en su Obra sobre las “Revoluciones sociales de México”  citando al historiador masón norteamericano Richard Chism.
Este es un párrafo que yo incluyo porque lo considero muy esclarecedor: 
“La formación de la Logia Unión Fraternal por don Pedro Abad del Oro, con masones franceses principalmente y con carta patente del Gran Oriente de Nueva Granada (Sudamérica) preparaba, en 1859. El terreno para otros acontecimientos masónicos que en lejanas tierras se iniciaban en el mismo año y que deberían tener su ejecución en el suelo mexicano”
Gibaja y Patrón aclara: “Esos acontecimientos no fueron otros, que las  combinaciones para intrigar en la guerra separatista de los Estados Unidos de América y de los cuales resultó la “enigmática” Alianza Tripartita firmada en Londres., que nos trajo la Intervención y el Imperio”
“Luego esos trabajos no fueron formados por el Clero y los conservadores mexicanos, a quienes, con mala fe,  inculpan los liberales mexicanos masones y anti católicos, llamándolos traidores a la patria.”
Por otra parte: Napoleón III, Emperador de Francia había subido al poder apoyado por los remanentes militares y políticos bonapartistas masones que perdieron el poder cuando su tío Napoleón I º fue destronado y llevado preso a la isla de Santa Elena. Esta vez, en Francia, se reorganizaron dividiendo a las Logias europeas.

 Además, Napoleón III º no simpatizaba con los Estados Unidos, y de eso dio muchas muestras; la más importante, fue ver con buenos ojos la guerra Norte contra el Sur. Por lo que esperanzado en tener una base junto a los Estados Unidos, con el Imperio Mexicano, podría intervenir apoyando a los sureños.  (12)
(12) El Poder Judío Internacional había ideado la fundación de los Estados Unidos de América desde el siglo XVII, en las nacientes colonias inglesas de Norteamérica, cuando cayó en 1659, el gobierno de Richard Cromwell, hijo de Oliver a quienes apoyaban los judíos europeos, por haber fundado la primera República antimonárquica del mundo. Numerosos miembros del Partido Puritano que había sostenido a los Cromwell emigraron a las colonias inglesas de América formando un “nido” republicano que fructificó cuatro generaciones después, logrando emanciparse de la Monarquía inglesa en 1783, con la ayuda de las monarquías de España y de Francia: Luis Ozden
De nueva cuenta, el agudo historiador don Antonio Gibaja sugiere en su Tratado histórico de cinco volúmenes, que para entender la historia verdadera de cualquier país y particularmente de México; hay que estudiar los movimientos de las Logias masónicas, instrumentos del Judaísmo Internacional para dominar el mundo cristiano.

EL ARCHIDUQUE FERNANDO MAXIMILIANO DE AUSTRIA ES PROPUESTO PARA SER EMPERADOR DE MÉXICO
Vivían en Europa dos famosos mexicanos exiliados, de ideas monarquistas desde la caída de Iturbide: don José Manuel Hidalgo y  don  José María            Gutiérrez de Estrada, ministro de Relaciones Exteriores de Santa Ana quien se hizo célebre en 1840, por una carta que publicó, recomendando al dictador cambiar su gobierno por un príncipe europeo. “Si no se hace así, no pasarán muchos años en que veamos ondear, sobre el Palacio Nacional, la bandera de las barras y las estrellas”. Esta profecía (1847-1848) le costó la ira del dictador, por lo que huyó del país y se refugió en Europa.

Fue Napoleón III quien llamó a don José Manuel Hidalgo, quien le preguntó sobre lo necesario para establecer un gobierno estable que resistiera a los Estados Unidos. Y también porque los yanquis comenzaban su  guerra civil: Norte contra el Sur, y consecuentemente no podían seguir ayudando a sus protegidos liberales.
Don Manuel Hidalgo le respondió que necesitaban: “Un ejército, millones y un príncipe”
Napoleón III, que era enemigo de la escandalosa influencia de los Estados Unidos sobre el continente americano, especialmente sobre México, retomó la idea de colocar a un monarca europeo en el trono mexicano.
Pensó en el Infante don Juan de Borbón. Mientras que el inglés Lord Palmerston propuso al Duque de Aumale. Consultados ambos, ninguno aceptó. Mientras que don José Manuel Hidalgo también teórico monarquista, propuso al Archiduque Fernando Maximiliano de Austria, por pertenecer a una nación ajena a las interventoras.
El 14 de diciembre de 1861 fondeó en la costa veracruzana la armada española. El comandante Manuel Gasset hizo la siguiente proclama:
“Veracruzanos. Las tropas españolas que ocupan vuestra ciudad, no traen misión de conquista, ni miras interesadas. Las conduce solamente el deber de exigir satisfacción por la falta de cumplimiento a los tratados, y por las violencias cometidas contra nuestros compatriotas, así como la necesitad de garantías para que semejantes ultrajes no se repitan…”  Esta proclama era la respuesta clara y contundente, a la mentira que habían propalado los liberales de que “los españoles venían a reconquistar México”.
Hay que aclarar que todavía subsistía la dualidad de gobiernos en México:
El Partido Conservador cuyo presidente era  don Félix Zuloaga y el Partido liberal presidido por B. Juárez en la capital mexicana.
El presidente Zuloaga emitió un volante al pueblo donde le decía, lo que en realidad estaba sucediendo:

  “Las escuadras de las potencias europeas que por desgracia de la patria han llegado a Veracruz son la consecuencia de las imprudencias y desaciertos del Partido Liberal (masónico), que no contento con haber destrozado a la patria (del pueblo católico) han querido darle el golpe mortal, comprometiendo, tal vez su nacionalidad. Y sin embargo, los mexicanos todos estamos en el deber de sostener el decoro de nuestra desgraciada patria, sacrificando sus intereses y sus vidas”
El general Miguel Miramón ya no estaba en el país, había sido perseguido por los liberales con intención de asesinarlo, los otros generales católicos habían sido asesinados o estaban escondidos por la persecución de B. Juárez. Así que solamente el tibio y ambiguo general Zuluaga era quien representaba al pueblo conservador.

En la ciudad de Londres se convino que el conde de Reus, general Juan Prim viajara a Veracruz para que a nombre de la Monarquía española  dirigiera las negociaciones con B. Juárez.  Juan Prim,  era masón de alto grado, así que sería con el Partido Liberal con quien trataría  e ignoraría a los conservadores.
El 6 de enero de 1862 se enarbolaron en el Castillo de Ulúa, las enseñas de las tres naciones intervencionistas: España, Inglaterra y Francia. A continuación enviaron a la ciudad de México a sus representantes diplomáticos para presentar sus quejas y llegar a algún acuerdo.
Los representantes: Hugh Dunlop por Inglaterra; Dubois de Saligny por Francia y el conde Reus, Juan Prim por España llegaron a la capital mexicana. Con grandes discursos de amistad al pueblo mexicano católico representado por un gobierno liberal masónico anti católico. Esa era la realidad:
“La guerra civil con todos sus estragos en todas partes; los campos incendiados y talados sus bosques, los pueblos del interior despoblados con sus templos robados por las muchedumbres de bandidos sin castigo ninguno, asesinados cientos de sus habitantes por defender sus creencias religiosas y sus sacerdotes perseguidos.

 Tal era el panorama de un año de gobierno liberal, esa era la obra que el Partido Liberal masónico presentaba ante las potencias europeas que llegaban a reclamar las deudas monetarias por decenas de años de desorden.”

El ultimátum que dieron los tres representantes en la ciudad de México se resume así:
“Harto tiempo ha sido la República Mexicana presa de continuas revoluciones; ya es hora de que al desorden y a la anarquía suceda un estado normal basado en la Ley y en los derechos de los extranjeros…Por eso venimos a ser testigos, y si fuese necesario, protectores de la regeneración de México” ·

¡TRES NACIONES CUYOS MANDOS ESTABAN COLUDIDOS CON LA MASONERÍA, Y ÉSTA, COLUDIDA CON EL JUDAÍSMO;  LLEGABAN A  MÉXICO PARA IMPONR EL ORDEN! ¿QUE CLASE DE ORDEN?

Estos eran los años en que S.S. el Papa Pío IX también sufría en Italia y en sus posesiones la envestida del Judaísmo Internacional por medio de la Masonería, representada por el futuro rey de Italia Victor Manuel de Saboya.

El gobierno de B. Juárez por conducto de su ministro Manuel Doblado contestó al ultimátum en los siguientes términos: “Es muy satisfactorio para el gobierno ver que las intenciones de los aliados sean tan favorables como lo parecen” Mi gobierno no cree que se hayan aliado tres potencias para venir a ser en un día estériles, les trabajos hechos durante tres años (LA GUERRA DE TRES AÑOS) por un pueblo amigo”.
 Ese pueblo amigo era el “pueblo masón angloamericano” para combatir a los católicos mexicanos, colocando en el poder a sus hermanos liberales.
“Mi gobierno confía que los representantes de las tres potencias se volverán a sus países con el testimonio de la grande obra llevada a cabo en México en virtud de los principios de LIBERTAD Y PROGRESO”
Escribió Manuel Doblado por mandato de B.Juárez.

JUÁREZ Y LOS REPRESENTANTES DE LAS TRES POTENCIAS HABLABAN EL MISMO LENGUAJE MASÓNICO. Al día siguiente del regreso de los representantes a Veracruz; emitió un decreto dictatorial al pueblo católico mexicano, amenazando de muerte a quienes se rebelaran contra su gobierno liberal masónico.
En Veracruz los representantes Wyke de Inglaterra y Prim de España (13) se inclinaban abiertamente por el Partido Liberal, mientras Dubois de Francia se acercaba a los conservadores. Estando así las cosas llegó a Veracruz el General conservador don Miguel Miramón con cuatro destacados conservadores, todos asilados en Cuba.
El representante Wike  de Inglaterra, para no inquietar a B. Juárez, ni tardo ni perezoso, los puso presos y los devolvió a la Habana. ¿Los mexicanos católicos no podían circular libremente en su país, por ser contrarios a los liberales? Este era el estado del México “Independiente” en esos años.
El 19 de febrero de 1862, en el pueblo de la Soledad, cercano a Veracruz se celebró la reunión de los representantes de España, Inglaterra y Francia para confeccionar el Tratado con el Gobierno Liberal Mexicano.
B. Juárez mandó decir a los representantes de las potencias intervencionistas que el Gobierno Constitucionalista de México no necesitaba del benévolo auxilio que le ofrecían al pueblo mexicano.
Pero obviamente no era B. Juárez quien hablaba así. Este se apoyaba en á fuerza de los Estados Unidos y del Judaísmo Internacional de quienes había recibido instrucciones al respecto. Con todo esto la Convención de Londres se rompió y las flotas de  España y de Inglaterra se retiraron de la Intervención, dejando en suspenso, solamente el “Pago de las deudas”, sin más.

(13) Las cartas del general Prim al Concejo de la Reina Isabel IIª están llenas de mentiras para tratar de engañar a su gobierno y salvar su decisión de romper el Tratado de las Tres Potencias. Prim por esa actitud parcial y mentirosa contra los católicos conservadores.; tiene en el México liberal, mucho reconocimiento y su nombre se le ha dado a calles y plazas. Luis Ozden.
  
EL IMPERIO DE MAXIMILIANO I
ANTECEDENTES
Sobre el Imperio de Maximiliano en México se han escrito muchos libros y hay voluminosos archivos privados y públicos que consultar, porque tanto los que prepararon el Imperio, como los que lo destruyeron escribieron numerosas cartas.
La necesidad de poner orden en México era primordial para todas las tendencias de los ciudadanos, este país tan extenso y bendecido por Dios con toda clase de bienes naturales fue ambicionado, desde que era la Nueva España; por Inglaterra, Holanda y Francia, a quienes se agregaron las ambiciones de los Estados Unidos después de 1783, con mayor ímpetu, por ser su vecino.
Ya desde 1807 se fueron descubriendo las intenciones de los políticos de esa nación, especialmente Thomas Jefferson, los Adams y Monroe.
Ellos, masones dirigidos por la Gran Logia de Charleston construyeron diversos planes para separar la Nueva España del Imperio Español, darle un gobierno propio y luego, ocuparla como Protectorado, previamente, al fin propuesto, de anexarla a esa nación protestante y masónica. Hay documentos que lo prueban: “DOCUMENTOS HISTÓRICOS MEXICANOS”: don Genaro García, VI tomos, México, 1910.

Pero antes de eso, había que cambiar la mentalidad de sus habitantes comenzando por suprimir su religión católica. La separación del Imperio español comenzó con los intentos de independencia, desde el año 1807 hasta que finalmente lo lograron en 1821. En 1824 impusieron la República de los Estados Unidos Mexicanos, formando, con la multitud de borregos mexicanos el Partido Liberal anti católico y anti español. En los siguientes 40 años colocaron en el poder, por medio de las logias masónicas a sus agentes para destruir la religión del pueblo mexicano, su Jerarquía y su Iglesia con leyes y revueltas destructoras, haciendo mucho mal pero, sin lograrlo.
  
Las potencias europeas Inglaterra, España y Francia decidieron (por medio de otra rama de la Masonería) intervenir para poner orden y colocar un gobierno estable y fuerte que hiciera contrapeso a los Estados Unidos su virtual dueño.
La oportunidad se presentó cuando la potencia americana se escindió en dos porciones enemigas y en guerra, por el Sur esclavista y el Norte anti esclavista, respaldadas por una división táctica entre las dos ramas de la Masonería Internacional: La europea y la norteamericana.
Los católicos mexicanos vieron en este suceso la oportunidad de volver a ganar el gobierno. La situación del gobierno liberal se complicaba porque las tropas conservadoras dispersas por el país hostilizaban cuanto podían al gobierno de Juárez e iban ganando posiciones, poco a poco con la ayuda del pueblo católico mexicano. Porque sin la ayuda de los yanquis el gobierno de B. Juárez caería irremediablemente.
De la Alianza Tripartita: Inglaterra, España y Francia; se retiraron las dos primeras potencias, y solamente quedó el Emperador Napoleón III de Francia dispuesto a ocupar México con caso 30 mil efectivos y sostener un gobierno que fuera respetado y pudiera pagar la cuantiosa deuda con Europa. (14)
(14) El agudo historiador don Antonio Gibaja en IV tomo de su Obra “Las Revoluciones Sociales de México” asienta la teoría de que la Masonería que maneja el Judaísmo Internacional, se escindió en dos partes por la Guerra de Secesión en USA. Y la Francia de Napoleón III siendo la cabeza de los masones europeos, excepto los de  Inglaterra, tomó partido por los yanquis del Sur. Así que teniendo un gobierno afín en México, podría ayudar a los esclavistas sureños.

(IMPORTANTE), No debemos olvidar que el Centro Mundial del Judaísmo se había instalado en Norteamérica desde 1783, cuando Los Estados Unidos fueron reconocidos como nación nueva e independiente por las Monarquías de España, Francia e Inglaterra.  Y QUE ESA NACIÓN FUE FUNDADA POR EL PROYECTO JUDÍO DE CONSTRUIR LA SEDE DEL ANTICRISTO EN UN TERRITORIO NUEVO; POR ESO, LOS LLAMADOS PADRES FUNDADORES DE LOS ESTADOS UNIDOS FUERON TODOS HEREJES Y MASONES; ENTRE ELLOS NO HUBO CATÓLICOS: Luis Ozden.

 LAS TENDENCIAS EN PUGNA

Una de las tendencias, era la razón que dio Napoleón III a su general en jefe de las tropas expedicionarias, el general Forey antes de salir de Francia con destino a México sus tropas, que fue el siguiente:
“¿Por qué vamos gastar hombres y dinero para fundar un gobierno estable en México?”
“En el estado actual de la civilización del mundo, la prosperidad de América no es indiferente a la Europa, porque ella alimenta nuestras fábricas y hace vivir nuestro comercio. Tenemos interés en que la República de los Estados Unidos sea poderosa y prospere; pero no tenemos ninguno en que se apodere de todo el Golfo de México, y desde ahí, domine las Antillas y toda América del Sur y sea la única dispensadora de los productos del Nueva Mundo……”
“Si al contrario, México conserva su independencia y mantiene la integridad de su territorio; si un gobierno duradero se organiza ahí con el auxilio de la Francia, habremos hecho recobrar a la raza latina del otro lado del Océano su fuerza y su prestigio.”
“Habremos garantizado la seguridad de nuestras colonias y de las de España, y esta influencia, al crear salidas inmensas a nuestro comercio, nos procurará las materias indispensables a nuestra industria. México regenerado así, nos será siempre favorable, no solamente por agradecimiento, sino porque sus intereses estarán de acurdo con los nuestros, y encontrará un punto de apoyo, para sus buenas relaciones con las potencias europeas.”
“….Todo, nos impone un deber de marchar sobre México…. de establecer ahí una monarquía si ella es compatible con el sentimiento nacional del país, o  sea a lo menos un gobierno que prometa alguna estabilidad….”
¡Para México hubiera sido el resultado feliz de libertar a los mexicanos y a su patria de las garras de los Estados Unidos!


Pero la empresa que acaudillaba Francia hería profundamente la ambición de los Estados Unidos. Y destruía por completo la Doctrina Monroe tan celosamente impuesta por Estados Unidos a todos los gobiernos de Europa.
Estos, una vez en paz con ellos mismos van a declararle  guerra a muerte,  a Napoleón II y al Imperio de Maximiliano sostenido por él. 

He aquí algunas opiniones de don Francisco Bulnes, político e historiador liberal, que escribió comparando la actitud de los europeos con la actitud rapaz de los políticos yanquis, en su libro” Juárez y las Revoluciones de Ayutla y de Reforma”:
“Por de pronto comparemos el programa teórico de la intervención norteamericana pactada en el Tratado Mac Lane.-Juárez, (liberal), con la intervención francesa pactada por Almonte y socios, (liberal también)”.
“En el programa teórico de la intervención francesa hay una idea levantada, un proyecto noble, un ideal generoso….Las armas de Francia son dignas de redimir a este pueblo (el mexicano) y devolverlo a la vida, al honor, al trabajo…..a la humanidad”
“En la intervención proyectada por Norteamérica en 1859, vemos a un esclavista, Buchanan, jefe de una esclavocracia arrogante, que explota un gran crimen social desde hace siglos, de donde ha sacado su opulencia, su poder, su ambición y de donde pretende sacar la perpetuidad de su tiranía”
“Para subir a la presidencia ha ofrecido Buchanan al partido negrero, robar a los mexicanos más territorio para instalar la esclavitud, Hay que extender la población negra de los Estados Unidos y exterminar la indígena de México, que para nada sirve”. Diario, “The Atlantic” Boston.

“Buchanan no trató a los mexicanos como Napoleón III, quien, al menos, les corrió la caravana de fingir consultar su voluntad, quien les hizo la galantería de suponerlos nación, quien les hizo justicia de reconocerles dignidad y cierto patriotismo.
 Buchanan resuelto a tratar a los mexicanos como a los negros, no se mete en esas honduras. Ordena que se reconozca a Juárez gobierno legítimo y una vez reconocido hay que imponérselo al pueblo mexicano sin importarle si realmente Juárez es el gobierno aceptado por ese pueblo….”
“El programa teórico de la intervención francesa fue libertar a un pueblo fuertemente oprimido; el programa teórico de Buchanan, fue imponer al pueblo mexicano un hombre que no era su gobierno legítimo, para que  este cumpliese lo pactado en el anexo al Artículo 1º de Tratado Mac-Lane. Y lo pactado era (los gobiernos mexicanos lo ocultan) La inmolación de la soberanía mexicana y el desmembramiento territorial
Napoleón III, firme en sus propósitos, seguía enviando tropas, y el 17 de octubre de 1862 llegó a México el Mariscal Achiles Bazaine con 2348 soldados que completaban la suma de 17,348 establecidos en diversas regiones de la República Mexicana. Los Gobiernos de España e Inglaterra se retiraron de México, presionados por el Gobierno Internacional Judío residente en los Estados Unidos. Entonces Francia se quedó sola en la empresa intervencionista. El gobierno demócrata de los Estados Unidos con su nuevo presidente Andrew Johnson, después del asesinato de A. Lincoln, comenzó a organizar sus fuerzas para hacer la guerra a Francia, ayudando disimuladamente, a los mexicanos liberales y a su cabeza B. Juárez.
La 1ª Tendencia; era la de Napoleón III, era para cerrarle el paso a la voracidad yanqui respecto a los bienes del pueblo mexicano.
La 2ª Tendencia; era la del pueblo mexicano católico de aliarse a los franceses, para evitar el extenso Plan que los liberales tenían para apoderarse de la riqueza privada por medio de leyes de expropiación de las propiedades y bienes raíces.
La 3ª Tendencia; era la de los liberales que intentaban mantener en México el poder del Judaísmo Internacional por medio de los Estados Unidos.
  
Esta era la situación previa a la batalla más importante que se iba a presentar en el encuentro de nacionalistas contra internacionalistas.
De mexicanos católicos aliados a los franceses católicos también, contra los liberales masones que peleaban por el dominio de una potencia extranjera y protestante, los Estados Unidos.

LA BATALLA DE PUEBLA EL 5 DE MAYO DE 1863
Después de una batalla ganada, momentáneamente el 5 de mayo, por los liberales pro yanquis, que se hallaban sitiados en Puebla. No pudieron sostenerse más y el 17 de mayo, su general en jefe Jesús González Ortega, ordenó la rendición. Muchos oficiales huyeron abandonando a sus compañeros, pero los que se entregaron o quedaron presos, fueron deportados a Francia. Una vez tomada la ciudad de Puebla de los Ángeles; las calles se llenaron de ciudadanos jubilosos que vitorearon a los vencedores.
El general Forey ordenó al ejército franco mexicano, no detenerse en Puebla y seguir su marcha a la capital mexicana, que fue una marcha triunfal con la población civil saludando a los vencedores. Estas manifestaciones populares jamás se vieron cuando los liberales vencían a los conservadores.
El 31 de mayo salió el Gobierno liberal en pleno, con su cabeza B-Juárez rodeados de los remanentes liberales, hacia la ciudad de San Luis, pero no sin llevarse lo que pudieron arrancar a la fuerza, a la población civil: Dinero, coches, caballos y productos alimenticios.
En los primeros días del mes de junio de 1863 fueron llegando las tropas franco mexicanas que por tres años y medio lucharían con dispar fortuna.

LOS ARCHIDUQUES MAXIMILIANO Y CARLOTA
El 14 de agosto de 1863 recibió Napoleón III la correspondencia de México, en la que se le participaba la designación por la Junta de Notables – don Francisco Arrangóiz, el Arzobispo de México Ms. Pelagio A. de Labastida y el Obispo de Michoacán Ms. Clemente Munguía-, de  haber seleccionado al Archiduque Maximiliano de Habsburgo para ocupar el trono Imperial de México.

El archiduque austriaco, había conferenciado con los representantes de la Junta Mexicana de Notables y les prometió, aceptar en trono como Emperador de México (Con la anuencia de Francia, España e Inglaterra), para restablecer el esplendor de la Iglesia y el decoro (pisoteado por los liberales) de los sacerdotes y las Órdenes Religiosas.  
El 3 de octubre la Comisión de 10 mexicanos monarquistas fue recibida en el Castillo de Miramar (Actual Eslovenia) por los Archiduques Maximiliano y Carlota, quienes con gran cordialidad aceptaron el trono de México.
Don José Ma. Gutiérrez de Estrada quien era el presidente de la Comisión con sus acompañantes, fueron a entrevistarse con Napoleón III para notificarle de la aceptación de los Archiduques, luego se dirigieron a Roma para ver a S.S. el Papa Pío IX a quien le comunicaron de lo mismo.
Los miembros de la Comisión de Notables, embarcaron para México, y a fines del mes de octubre tomaban posesión de sus puestos.
Mientras tanto en México el Comandante Elías Forey había tenido que explicar a las clases sociales de México un escrito de la Gaceta L’Estafette  órgano oficial del pensamiento de los oficiales del ejército francomexicano, que lo había comprometido:
 “Nada contribuiría más eficazmente para poner fin a la guerra civil y atraerse a todos los corazones, que el reconocimiento puro y simple de la libertad de los cultos y el reconocimiento de las ventas hechas (a los liberales, de manera forzada) de los bienes del clero”
Forey, contestó muy diplomáticamente, ocultando como todos los participantes de la Intervención: los gobiernos de España, Inglaterra y Francia, su pertenencia a la Masonería, y enemigos en principio de la Religión Católica.
“La cuestión de la libertad de cultos en un país tan esencialmente católico como México, es demasiado grave para que yo me haya creído autorizado a decir en mi manifiesto a la nación mexicana otra cosa que lo siguiente:”
  
“El Emperador (Napoleón III) vería con gusto que fuese posible al gobierno proclamar  la  libertad de cultos, ese gran principio de las naciones modernas”
Estaba claro que la política del Emperador de los franceses era asociar a los liberales con los conservadores. Empresa irrealizable en México, país amenazado desde hacía sesenta años por los Estados Unidos, Sede del Poder Judío Internacional anticatólico y antihispano que apoyaba sin ambages a los liberales y que no harían nada por devolver los bienes que Juárez había arrebatado a la Iglesia .
En esos días Napoleón III envió sendas cartas; al Comandante y Senador del Imperio Elías Forey y al Mariscal François Achilles Bazaine notificando el nuevo cambio de jefe del  ejército francomexicano. Forey regresó a Francia y Bazaine quedó al mando. Inmediatamente, bajo su autoridad, se formó la Regencia de Gobierno con mexicanos católicos distinguidos, para gobernar al país mientras los Archiduques Maximiliano y Carlota llegaban a México.  

SE DESVELA EL VERDADERO PROPÓSITO DE LA INTERVENCIÓN

El Mariscal Bazaine  dijo en su proclama del 22 de octubre de 1863, a todas las clases sociales de México:
“Al tomar el mando del ejército debo haceros conocer que esta mutación de jefe, no implica un cambio de política
“Tened confianza en el porvenir, que todos los mexicanos hagan a un lado todo espíritu de partido; que se unan para fundar un régimen estable en relación con las ideas del siglo, que la bandera francesa (masónica y revolucionaria) protege donde  quiera que flotan sus gloriosos colores”
La proclama del Mariscal Fco. Aquiles Bazaine cayó como un balde de agua fría en el ánimo de los componentes del Partido Católico Conservador. (15)

 (15) “Bazaine, como masón muy entendido, bien sabía que no podían unirse liberales y conservadores haciendo a un lado todo espíritu de partido, y menos para fundar un régimen estable, ya fuese liberal o conservador que protegiera la bandera francesa que es masónica, igual que la mexicana” Antonio Gibaja y Patrón.

Y desde ese momento comenzaron las desavenencias entre Napoleón Bonaparte III y los católicos mexicanos. Ya que el convenio firmado por él, y los representantes de la Iglesia Católica de México y el Papa IX, así como  con el mismo Maximiliano; estipulaba que los bienes adquiridos por la fuerza de los liberales en perjuicio de la Iglesia se arreglarían cuando Maximiliano, gobernara en México.
La verdad del porque no se quería mencionar, el asunto de los bienes del Clero es que; muchos de los súbditos franceses residentes en México,  habían comprado a B. Juárez esos bienes que los mexicanos católicos no quisieron, en conciencia, adquirir. Luis Ozden
MAXIMILIANO Y CARLOTA EMPERADORES DE MÉXICO

En el castillo-palacio de Miramar se llevó a cabo la ceremonia de aceptación del Archiduque y la Archiduquesa Carlota como Emperadores de México. Concluida la ceremonia y prestado el juramento consiguiente, el Archiduque Maximiliano tomó el nombre de Emperador de México, y su esposa la princesa Carlota, el de Emperatriz de México, acto continuo el Emperador nombró entre los mexicanos que habían tomado su juramento; los principales puestos de su gobierno.
Los Emperadores y toda su comitiva salieron del Protectorado austriaco donde se encontraba Miramar, el 14 de abril de 1864 con destino a Roma para entrevistarse con S.S. Pío IX el 19 de abri; el 20 oyeron la Santa Misa en la Capilla Sixtina y se despidieron del Santo Padre prometiendo cumplir con lo pactado en Materia de la Religión y de la Iglesia Católica.
El 24 de abril de 1864 embarcaron en el vapor “Novara”, rumbo a su nueva patria; Por fin el 28 de mayo de 1864, a las dos de la tarde, entró al puerto de Veracruz el vapor con los Emperadores.
Ese día que era entre semana, se cerraron los negocios y la mayor parte de la gente dio una calurosa recepción a los nuevos gobernantes, todos llenos de ilusiones celebraron el acontecimiento. (16).

(16) En la Historia oficial de México que se enseña de forma obligatoria a los escolares se hace hincapié que los veracruzanos recibieron con frialdad a Maximiliano y Carlota, lo que no es cierto.
De Veracruz se dirigieron a Orizaba, Córdoba y Puebla, en medio de manifestaciones de alegría. Todos los habitantes esperaban salir de la horrorosa situación que habían vivido por las guerras y asesinatos de 60 años de barbarie liberal. 
Los indios de manera especial tomaron parte en la recepción, pues por tradición familiar recordaban los tiempos en que los Reyes de España los habían tenido bajo su amparo, como a hijos  predilectos. Y durante el viaje hasta la ciudad de México, el Emperador y la Emperatriz en varias ocasiones se sentaron a comer con los jefes de las comunidades indígenas.
Los Emperadores llegaron en la mañana del 11 de junio a la Colegiata de Guadalupe, donde una gran muchedumbre de todas las clases sociales se reunió para darles la Bienvenida.
A día siguiente 12 de junio los Imperiales gobernantes entraron a la Capital, adornada con cientos de arcos de flores hasta llegar a la Catedral, hermoseada y brillante, donde la alta Jerarquía Episcopal celebró EL TE DEUM por la felicidad de los Emperadores.
La suntuosa Catedral era el escenario donde, se había consagrado a otro Emperador y cuyos restos estaban en una de sus capillas; Agustín Iº y la Emperatriz Ana María, pero que las mismas fuerzas que ahora amagaban a Maximiliano y Carlota; los habían echado por tierra 42 años atrás.

 El Palacio Nacional, ahora llamado Palacio Imperial, era en aquella época, un poco más que un cuartel, Descuidado en extremo y borrado el antiguo esplendor de los Virreyes. Los nuevos emperadores no se sintieron a gusto en este armatoste, descompuesto por las turbas salvajes que seguían como corte a los presidentes liberales. Y comenzaron por habilitar el Castillo de Chapultepec, antigua residencia del Heroico Colegio Militar.

BUENA VOLUNTAD DE MAXIMILIANO, PERO DE PÉSIMOS RESULTADOS.

El Emperador Maximiliano comenzó a gobernar con la idea, aparentemente conciliatoria para conseguir la paz en México, de nombrar para la administración a los mejores hombres de ambos partidos: el Conservador y el Liberal. Esta forma de gobernar es la indicada para llevar al fracaso cualquier gobierno. No puede gobernarse con colaboradores que tienen ideas contrarias y menos aún con masones infiltrados hasta el trono. Como había sucedido en las Monarquías católicas del siglo XVIII; España, Francia, Austria e Italia. Esta era la forma “moderna” de conducir a los pueblos. Y por esa idea, el Imperio Español se derrumbó: los Reyes rodeados de ministros liberales y masones llevaron a la ruina a España.
La renuencia de Maximiliano a disolver las Leyes de Reforma y no querer arreglar el problema económico pendiente con la Iglesia Católica, por sus bienes robados y malbaratados por B. Juárez y su Partido Liberal masónico. Creo un ambiente de desilusión y malestar entre los Conservadores.  
A esto, se sumó la voluntad del Judaísmo Internacional de los Estados Unidos, una vez que fueron vencidos los masones disidentes del Sur, a presionar a  Napoleón III para retirar sus militares que apoyaban al Imperio Mexicano.
En cambio desde los Estados Unidos, durante la presidencia de Abraham Lincoln, comenzaron a pasar la frontera miles de voluntarios para llevar a B. Juárez a la presidencia. Pero, ya desde e1 año 1866 se preparaban tropas y armamentos yanquis para ayudar a su hermanos masones, los liberales de B. Juárez, quien  permanecía refugiado en Paso del Norte, frontera de Texas y Chihuahua.

Maximiliano en casi tres años de gobierno no había podido formar un ejército numeroso y disciplinado que sustituyera a los franceses.

En enero de 1867, el gobierno del presidente demócrata Andrew Johnson envió a la frontera con México tropas con sus generales Sherman y Hanckoc  para aniquilar a las fuerzas del Imperio Mexicano y reinstalar la República masónica, y también para recordarle a B. Juárez sus compromisos de 1860  con  los Estados Unidos, antes de la Guerra Civil del Norte contra el Sur. (17)

 (17) Según el historiador don Alberto Ma. Carreño, siendo B. Juárez cabeza del Partido Liberal se había comprometido con el gobierno de los Estados Unidos, en un anexo poco conocido del Tratado Mac Lane-Ocampo para hacer efectivas todas las cláusulas del TRATADO DE PAZ GUADALUPE-HIDALGO, concertado entre México y los Estados Unidos en 1848 al fin de la guerra de despojo a México. Entre la que estaba la cláusula de la sesión a corto plazo de “Todo el territorio mexicano comprendido al norte de una línea recta, que partiendo del puerto de la frontera de Texas en el Golfo de México terminara en el puerto de Mazatlán del Golfo de California, incluyendo la totalidad de la península del mismo nombre”.

Por medio de la escandalosa traición de un coronel allegado al Emperador, Maximiliano fue tomado preso por un general liberal mediocre, con la ayuda de oficiales y tropas yanquis disfrazados con el uniforme liberal.
Con el apresamiento de  Maximiliano y sus dos principales generales don Miguel Miramón Tarello y don Tomás Mejía; su consecuente juicio, y fusilamiento el 19 de junio de 1867, el 2º Imperio fue destruido.

Descaradamente, el gobierno de Johnson, presidente demócrata de los Estados Unidos llevó a B. Juárez, para colocarlo de nueva cuenta en la Presidencia del sufrido pueblo mexicano católico, el 20 de julio de 1867. El aparato anti católico del Partido Liberal desencadenó de nuevo, por otros cinco años, la dictadura juarista, interrumpida en 1863.
Con la muerte del Emperador Maximiliano y sus dos principales y leales generales don Miguel Miramón Tarello y don Tomás Mejía se cerraba el último intento de formar en México, un gobierno propio y nacionalista sin el concurso de los Estados Unidos. (18)

Así México, por lo tanto, fue una pieza en el ajedrez mundial de la época. La jugada le salió bien a la parte del Norte, aunque perdieran a su adalid político el presidente Abraham Lincoln.

(18) Maximiliano no abdicó, fue fusilado siendo Emperador, pero había adoptado a dos nietos de Agustín Iº; el Príncipe Agustín y el Príncipe Salvador, los reconoció legalmente como hijos suyos y herederos al Trono Imperial de México. Fueron llevados a Europa y aún existen descendientes que no han perdido sus derechos dinásticos.

PRESIDENCIA DE JUÁREZ

Luego del “impasse” de la Intervención francesa y el 2ª Imperio, entre los años de  1862 y 1865, los Estados Unidos no habían podido intervenir para defender a sus protegidos los masones liberales mexicanos, a causa de su guerra civil del Norte contra el Sur, entre los años de 1861 y 1865. Pero, una vez ganada la guerra por los norteños de Abraham Lincoln. En 1866 se precipitaron hacia el Imperio de Maximiliano para aniquilarlo. Y volver a colocar a B. Juárez en la Presidencia de su Protectorado: la maltrecha nación mexicana.
La República yanqui, centro ya, en aquellos años, del Judaísmo Internacional, había hecho alianza con B. Juárez en 1861, cuando éste, regresó a la ciudad de México después de ser apoyado su gobierno en Veracruz. Hay que recordar el incidente del ataque a barcos mexicanos conservadores valiéndose de barcos norteamericanos a quienes Juárez les pidió ayuda. (19)

(19) Desde 1861; Francamente y sin disimulo ni rodeos; los Estados Unidos le dieron a B. Juárez lo que no tenía, que era el encargo de la Provincia Masónica de México. Esto viene a corroborar la verdad de que el gobierno norteamericano es el Centro del Poder del Judaísmo, que las leyes constitucionales no tienen para él mismo ningún valor y que todos los liberales, como los partidarios de González Ortega  y de Santa Ana, tuvieron la obligación de humillarse al expresado gobierno, sujetándose a su voluntad sin expresar queja alguna” Antonio Gibaja y Patrón, “Historia de las Revoluciones Sociales de México”
  
En mando mundial judío establecido en los Estados Unidos vio, equivocadamente por su prejuicio racial, en B. Juárez al paradigma del indio mexicano idealizado como la raza original de América, para contraponerlo a la raza española, pero esto no resultó. Porque B. Juárez, era en su cultura y pensamiento, un indio hispanizado por su padrino don Antonio Salanueva español de Oajaca, quien por caridad cristiana lo civilizó. (20)
(20) B. Juárez despreciando a su raza indígena, se casó con doña Margarita Maza, blanca de origen italiano, de la que tuvo seis hijas casaderas y tres hombres. Las seis hijas se casaron con blancos y en sus descendientes, nunca volvió a entrar la sangre indígena.  

A principio del año 1866, el nuevo gobierno de los Estados Unidos, después del asesinato del presidente republicano Lincoln, y ya bajo el gobierno de Andrew Johnson demócrata, envió tropas a la frontera donde se encontraba refugiado Juárez, para se pasaran del lado mexicano vistiendo el uniforme de los liberales y se agregaran a ellos.
En este trabajo sintético sobre los antecedentes de la Epopeya Cristera no  es posible extenderme mucho, sobre todas indignidades de B. Juárez contra los católicos mexicanos. Así que solamente expondré algunos ejemplos:

El agudo y honesto historiador don Antonio Gibaja y Patrón, opina sobre B. Juárez de la siguiente manera:
“Juárez, de mediana inteligencia, lento para discernir y resolver, como presidente de la República, estuvo sumiso a la dirección de las logias y en intenciones comunes para operar sobre México con los presidentes de los Estados Unidos, James Buchanan, Abraham Lincoln y Andrew Johnson”.

B. Juárez hizo su entrada en la ciudad de México el 5 de julio de 1867, en su proclama al pueblo dijo: “¡No ha querido ni ha debido antes el gobierno, y menos debiera en la hora del triunfo completo de la república, dejarse inspirar por ninguna pasión contra los que lo han combatido!”
  
“Tan pronto como el señor Juárez estableció su gobierno mandó que se presentaron a él todas las personas que hubieren servido al Imperio, tanto en lo militar como en la administración civil”

Algunos ingenuos creyeron en las palabras de Juárez. “De los 222 que se presentaron, algunos jefes fueron fusilados, otros purgaron en la cárcel de 4 a 1 año según las responsabilidades que habían tenido”

La Masonería Internacional, juzga a B. Juárez bajo dos aspectos:
a) Como hombre de carne y hueso, con los defectos y miserias que le han señalado sus enemigos masones y liberales.
b) Como don Benito Juárez personaje simbólico que sintetiza los ideales y la obras de la Masonería Internacional Judaica en México y que merece veneración.

PARA EL PUEBLO MEXICANO CATÓLICO B. JUÁREZ REPRESENTA A SUS OPRESORES Y ENEMIGOS.

Así que los lectores pueden obtener, con estas muestras, sus propias conclusiones de la conducta y personalidad del ídolo del gobierno mexicano desde hace 160 años. Llamado el
 “Benemérito de las Américas”

El 16 de julio de 1872, B. Juárez, falleció repentinamente. Cuando trataba de ser reelegido por otros cuatro años a la presidencia de la República.
Ese mismo día, en la ciudad de León del Estado de Guanajuato, su santo Obispo,  don Antonio Díaz de Sollano, terminaba de celebrar la Santa Misa cuando entró en una especie de trance: Las personas que lo acompañaban le preguntaron por la causa de ver su semblante descompuesto:
“¡He visto el alma de B. Juárez caer en el Infierno!”, respondió con la voz impregnada de tristeza por un alma que se perdió…. (21)


(21)   “Poco después, a las 8 de la mañana, abríase la oficina telegráfica y la primera noticia comunicada fue: “Anoche falleció Benito Juárez” (Diario “El Chispazo”, 16 de julio)”
“Lo que da fuertes visos de verdad a ese hecho, aún por impíos admitido, de que fue el Sr. Sollano una de la figuras más nobles y distinguidas de la Jerarquía de la Iglesia, no tan solo por la integridad e intransigencia de su doctrina, como por la pureza y heroicidad de sus virtudes” P. Francisco Regis Planchet, “La Cuestión Religiosa en México”, Imp. Moderna, Guadalajara, Jal. Fe. De 1957.
PRESIDENCIA DE SEBASTIÁN LERDO DE TEJADA
DE 1872 A 1877

LOS RELIGIONEROS, ANTECESORES DE LOS CRISTEROS
En el año de 1874, los católicos mexicanos defendieron públicamente los valores ancestrales, por tanto tradicionales del pueblo, que el extinto  Partido Conservador había sostenido y proclamado durante los últimos 50  años a partir de la Independencia de 1821, y que yo enlisto a continuación:
Éste, que había estudiado en el Seminario de la Puebla de los Ángeles, acentuó la persecución religiosa; pues con la restauración de la República laica y masónica, se aplicaron al pie de la letra las Leyes de Reforma.
El 20 de mayo de 1873, el Gobernador del Distrito Federal, por orden del presidente Lerdo; arrestó a los jesuitas, así como a los frailes, sacerdotes y monjas extranjeros.

El periódico gubernamental llamado “El Federalista”, el 20 de mayo de 1873 publicó lo siguiente: “Los sacerdotes naturales del país seguirán purgando en la cárcel su desobediencia a las leyes; las monjas no podrán volver a consagrarse y los sacerdotes extranjeros serán expulsados del país como ciudadanos perniciosos”

El gobierno federal decidió reformar la Constitución completándola:
El decreto del 25 de septiembre de 1873 incorporaba los cinco decretos conocidos como Leyes de la Reforma, a la Constitución de 1857. Otra enmienda constitucional decidió expulsar a las Hermanas de la Caridad a quienes el mismo Juárez había respetado, no obstante que de las 400 hermanas que había, 355 eran mexicanas. Las hermanas atendían a 15 mil personas en sus hospitales, asilos y escuelas. En cambio se favoreció oficialmente la difusión del protestantismo, por supuesto, con el apoyo norteamericano. Así mismo se prohibió que hubiera manifestaciones religiosas fuera de los templos católicos.

Todo esto provocó el levantamiento popular católico llamado de LOS RELIGIONEROS, entre los años 1873 y 1876, precedente de la EPOPEYA CATÓLICA cincuenta años después.

Los primeros levantamientos se produjeron en noviembre de 1873 en la ciudad de Morelia, en Sinancatepec, Dolores-Hidalgo y León.: mucho más graves fueron las tragedias de  Jonacatepec, Tesascatepec y Tejupilco. En enero de 1874, la Epopeya Religionera se extendía como mancha de aceite al grito de ¡Viva la Religión! ¡Muera el mal gobierno! ¡Mueran los protestantes!
La ciega y odiosa represión produjo mayores levantamientos, y el apoyo popular. En tal sentido la gente decía ¡A mayores represiones, más levantamientos!

Ya se habían organizado las guerrillas religioneras, al frente de las cuales se encontraban Jesús González, Benito Mesa, Gabriel Torres, Domingo Juárez, Antonio Reza, Jesús Soravilla y Socorro Reyes. Los prelados no obraron de manera uniforme, fue entonces cuando el general liberal Porfirio Díaz Mori entró en escena y con el apoyo popular derribó del gobierno a Lerdo de Tejada. Entonces el movimiento religionero desapareció. Porque Díaz se apresuró a pactar con la jerarquía católica que contaba con el aval del Papa.

El régimen liberal suavizaría las Leyes de Reforma si el Clero se comprometía a concentrarse exclusivamente en su actividad pastoral.

PRESIDENCIA DEL GENERAL PORFIRIO DÍAZ MORI

TERCERA FASE: Etapa de aplicación pacífica de las directivas de la Masonería para corromper a la sociedad católica de manera pacífica.
 Porfirio Díaz Mori, fue el personaje escogido por la Masonería Internacional para tomar las riendas del poder en México, mediante el consabido levantamiento del “pueblo”, en otra más, de las revoluciones del Partido Liberal. Se levantó en armas contra el gobierno de Lerdo de Tejada con el Plan de Tuxtepec.
La Masonería entra en la etapa pacífica de la Revolución, para aplicarla en México con las directivas enviadas por el judaísmo internacional, y preparar al pueblo mexicano a su sometimiento posterior, con la Tercera Revolución. Mientras tanto las logias masónicas van “dormir” durante este período.

Hay que recordar que las fuerzas por las que el Partido Conservador había luchado en sostener, durante los 50 años a partir de la Independencia de 1821, son estas:

A CONTINUACIÓN ESTÁ LA LISTA DE LOS VALORES CATÓLICOS ANCESTRALES
QUE EL PUEBLO DESEABA QUE SE IMPUSIERAN

I. La Religión Católica
II. La nacionalidad
III. El idioma castellano
IV. Instrucción pública y Privada
V. Usos y costumbres genuinamente mexicanos
VI. Legislación propia
VII. Gobierno propio
VIII. La riqueza pública y privada garantizada por la inviolabilidad del derecho a la propiedad.
IX. El ejército propio y arraigado a su nacionalidad.
X. La preponderancia de la raza criolla mexicana y el nacionalismo en todo su territorio.
Estos valores que estaban latentes todavía en la década de 1870, van a ser atacados y diluidos por la Masonería pacífica durante los casi treinta años que abarcó el gobierno “porfirista” engañando a todas las clases del pueblo con el veneno de las ideas liberales positivistas desarrolladas en Francia.

Porfirio Díaz Mori, era de Oaxaca pero no pertenecía a la etnia de B. Juárez que era zapoteca. Porfirio era mestizo, descendiente de varias generaciones de mestizos. Estudió  en el Seminario y se había adherido a las ideas liberales desde muy joven, tenía don de mando y habilidades para la estrategia. Pronto subió a jefe y finalmente durante la gestión de Juárez llegó a general.  Participó en el enfrentamiento contra las fuerzas francesas de Napoleón III en la batalla de Puebla de los Ángeles. Después de la batalla del 5 de mayo de 1862, donde los franceses retrocedieron, pero que finalmente vencieron a las fuerzas de Juárez, quien con sus militares huyeron hasta San Luis en el centro norte del país.
El general Porfirio Díaz ocupó la presidencia de México varias veces  durante 28 años, por medio de elecciones arregladas, sin dar oportunidad a otras figuras del Partido Liberal, que para entonces no tenía oponentes. Es decir: desde 1868 la presidencia, junto con el gobierno en pleno era siempre el “Partido” Liberal, no existía ni la sombra de Democracia con el juego de otros partidos y así fue en México hasta el año 2000.
El liberalismo de Díaz fue más tolerante con la Iglesia Católica. Aunque dejó vigentes las Leyes de Reforma, normalmente  no las aplicaba. Pero mantuvo en su largo gobierno la educación de todas clases sociales el espíritu laicista antirreligioso. Porfirio Díaz era masón como todo aquel que pretendiera un puesto militar o administrativo. Desde hace más de un siglo así se ha hecho en este país.

Díaz se movilizó con audacia y obtuvo el apoyo de la Confederación Masónica Internacional  y del Supremo Consejo Masónico Mundial de Londres para obtener la anuencia de la Masonería Universal para actuar en busca de la paz en México, y reconciliación entre el Estado y la Iglesia Católica.

Con el propósito de que hubiera la suficiente estabilidad para favorecer la inversión extranjera, los créditos bancarios y el progreso del país. La conciliación con el pueblo católico mexicano consistió en no combatir las manifestaciones religiosas externas de la Iglesia mientras ésta colaborase a conservar la paz.
Las Órdenes religiosa fueron restablecidas, se abrieron los colegios católicos, se respetaron a las Asociaciones católicas y los actos del culto, y. se permitió erigir cuatro Obispados más. Se restauraron los templos  y monasterios, aunque nunca más se le devolvió a la Jerarquía la propiedad de los bienes inmuebles incautados por los gobiernos liberales.
La Jerarquía católica denominó al gobierno de Díaz: “La Paz porfiriana”. Sin embargo, los católicos conservadores manifestaron que no modificarían su posición respecto a la legislación reformista, pues la consideraban un problema de conciencia. Continuaba su condena y su reclamación por los robos sacrílegos de los objetos y propiedades eclesiásticos y por la Educación laica anticatólica impartida por el Estado; así como por la secularización de los matrimonios (matrimonio civil, no religioso).
La Paz entre el Liberalismo y la Religión Católica, no podía existir más allá de una especie de entente, de alto a la guerra, de un “tomar fuerzas” antes de seguir la lucha. Por otra parte, con la serie de revoluciones y estado de guerra continua; el Judaísmo Internacional no había podido  hacer buenos negocios, ni inversiones. Ahora trataba de adormecer al pueblo para que trabajara en su provecho. Había logrado finalmente el poder en México, resto maltrecho de lo que había sido la opulenta Nueva España, por medio del Partido Liberal mortal enemigo de la Iglesia Católica y de su pueblo.
 Ahora, era la oportunidad de introducir en la mente de las  clases elevadas la admiración por la vida moderna. La admiración por el progreso científico y manera de vivir en Europa y en Anglo América.

El gobierno yanqui, su mejor agente, envió a México a los misioneros protestantes quienes con apoyo del gobierno liberal, favoreció la difusión de las sectas, las que tenían como característica ofrecer a los ciudadanos pautas y modelos organizativos, en ruptura con los modelos corporativos tradicionales ligados al catolicismo. También el gobierno se propuso introducir modas y costumbres norteamericanas que rompían con las tradiciones ancestrales del pueblo católico.

Desde un siglo antes, los enemigos de la Religión Católica y del Imperio Español: -Los judíos talmúdicos, las potencias protestantes y revolucionarias; Inglaterra, Holanda, la Francia de Napoleón Bonaparte y los Estados Unidos de América- habían sido los causantes de la ruina del Imperio Español en connivencia con una parte de sus habitantes nativos, logrando la fragmentación del Todo Imperial en porciones manejables, por Inglaterra y su vástago de Norteamérica.
En 1910 los magnates internacionales, volvieron a usar, por enésima vez, a sus agentes: los políticos yanquis.

En ese año; una vez establecida la paz entre las facciones, la sociedad pudo trabajar y producir riqueza, Los grandes hacendados de la época virreinal,  desaparecidos, en su mayor parte por diversas causas, habían dado paso a nuevos dueños de sus tierras, por las revoluciones desde cien años atrás.  Antiguos administradores, jefes revolucionarios, comerciantes emprendedores de las ciudades, extranjeros, y políticos liberales se apropiaron de grandes extensiones que hicieron cultivar. Así que para 1910, el país entero producía toda clase de bienes, agrícolas y ganaderos.
En México, aunque la mayor parte de la población, que eran los indios, no se habían beneficiado con la nueva civilización, seguían siendo marginados pero no padecían hambre, sin embargo, los demagogos hablaban de “Injusticia Social”. Las ciudades habían crecido, el país entero había sido comunicado por una extensa red de ferrocarriles; los puertos del Golfo y del Pacífico movían grandes cantidades de productos y bienes; el ejército se había modernizado y disciplinado por el consejo de oficiales prusianos, y la población mexicana había aumentado a más de los 17 millones de habitantes.
Después de casi 30 años de adormecimiento, el Judaísmo Internacional tenía el proyecto perverso de aplicar en forma experimental al pueblo mexicano las teorías de Carlos Marx y  Federico Engels.

El general Porfirio Díaz Mori había cumplido los 80 años de edad siendo aún el “hombre fuerte y adormecedor” del pueblo católico mexicano, su prestigio como gobernante había trascendido las fronteras mexicanas y llegaba a los países de Europa, América y Asia. Sin embargo en las altas esferas yanquis se había tomado la decisión de se fuera y dejara libre el paso a los nuevos agentes del cambio: los que deseaban ir hacia la “Democracia”. Pero Don Porfirio no daba señales de dejar el poder, y pretendió reelegirse, otro período como Presidente, por cuatro años más. Don Porfirio y su familia habitaban en la parte superior del Castillo de Chapultepec, donde habían vivido los Emperadores Maximiliano y Carlota.

El Dictador, que pasaba por ser  “padre del pueblo mexicano” y que había instituido casualmente la “Ceremonia del Grito del 15 de septiembre”. Y también había alentado los festejos que conmemoraban “El Centenario de la Independencia”  1810 - 1910. Para esos festejos, se restauraron los viejos edificios, se construyeron otros, se hizo toda clase de obras vistosas, se acuñaron miles de monedas de oro llamadas “centenarios”, para que el pueblo las ahorrara. Y se invitó a todos los países con Legaciones en México, a enviar sus embajadores especiales a “Las fiestas del Centenario”. En el Palacio Nacional de la Plaza del Centro hubo suntuosos bailes para la élite liberal y sus invitados internacionales.
Las familias descendientes de la verdadera aristocracia virreinal guardaron distancia y no se mezclaron con los liberales en sus festejos, la mayor parte de ellos residían en Europa desde la caída del Imperio. La alta jerarquía de la Iglesia Católica tampoco estuvo presente. Mientras el pueblo mexicano de todas las clases sociales festejó ruidosamente el mes de septiembre de 1910 con saraos públicos, obras de teatro, exposiciones internacionales y vistosos desfiles militares.

Pero, las Logias de los Estados Unidos ya tenían el plan bien estructurado de destrozar la paz y la riqueza acumulada por el pueblo mexicano en 30 años.

Sus agentes estaban listos en diferentes puntos el territorio mexicano y el masón protestante y espiritista don Francisco I. Madero, preparado por la Masonería yanqui, estaba listo para cruzar la frontera, apoyarse en el Partido Anti Releccionista ya formado con antelación y reclamar al Presidencia de México.
A dos meses casi exactos de los festejos del Centenario, el 18 de noviembre estalló la rebelión de los hermanos Aquiles y Máximo Serdán, con su hermana Carmen, en la ciudad de Puebla de los Ángeles. Al grito de: ¡Viva Francisco I. Madero y No  Reelección! Comenzando a disparar a diestra y siniestra. Llegó la policía de la ciudad. Los hermanos Serdán y sus acompañantes tenían un arsenal de fusiles, por lo que fue llamado  el ejército, como eran pocos los rebeldes, fueron fácilmente dominados por el ejército y la policía de la ciudad. En el encuentro, Aquiles perdió la vida y sus hermanos quedaron heridos.  
Los liberales han llamado a esta insurrección: “Principio de la Revolución Mexicana”
Desde noviembre de 1910 y la mitad del siguiente año de 1911, se multiplicaron los levantamientos de jefecillos que pedían la NO REELECCIÓN del General Porfirio Díaz, daban vivas a la nueva figura, FRANCISCO I. MADERO,  que le era útil al Judaísmo Internacional de los Estados Unidos; Mientras el país se encendía de nueva cuenta, como 30 años atrás, en las revoluciones; Por fin el 25 de mayo de 1911, Don Porfirio renunció a la Presidencia y salió del país rumbo a Francia, que le ofreció asilo.

 AL PUEBLO CATÓLICO MEXICANO LE ESPERABAN OTROS 30 AÑOS DE SANGRE SUDOR Y LÁGRIMAS POR DEFENDER HEROICAMENTE SU FE CATÓLICA, Y MUCHOS MORIRÍAN MÁRTIRES GRITANDO
 ¡VIVA CRISTO REY!

LUIS OZDEN
Enero del 2016.




CONCLUSIÓN

LA REVOLUCIÓN MEXICANA DE 1910

La persecución liberal y masónica contra la Iglesia Católica de México, que desencadenaría la Epopeya Cristera a principios del siglo XX, no era sino continuación de la Revolución de 1810 por el cura Miguel Hidalgo que iniciaba el proceso de guerra civil en la Nueva España, guerra proyectada en los Estados Unidos y sostenida desde 1807 por el gobierno de Thomas Jefferson por medio de la Gran Logia de Luisiana con sede en Nueva Orleans. Tenían a su mando las asociaciones masónicas compuestas por ciudadanos yanquis y traidores novohispanos para separar la Nueva España del Imperio Español y darle un gobierno propio que la convirtiera en Protectorado de la República yanqui.   Luis Ozden.

 ESTOS DOCUMENTOS PAPALES INFLUYERON EN LA DOCTRINA SOCIAL DE LOS CRISTEROS MEXICANOS
  

LA FAMOSA ENCÍCLICA ·”RERUM NOVARUM”
El 15 de mayo del año de 1891, S.S. León XIII emitió la Encíclica “Rerum Novarum” con la cual creó la doctrina social en la Iglesia, aplicando la Caridad Cristiana al mejoramiento de las clases sociales más desprotegidas, por las normas  que el Capitalismo industrial había aplicado injustamente durante todo el siglo XIX.
Esta encíclica fue como la corona de los muchos documentos que el Papa León XIII, (1878-1903)   emitió sobre asuntos sociales: las CUESTIONES  OBRERAS.
A continuación,  voy a enumerar LAS ENCÍCLICAS del Papa León XIII respecto a estos temas:
a- 21 de abril de 1878: INESCRUTÁBILI DEI CONSILIO, sobre los males que aquejan a la sociedad y sus remedios.
b- 28 de diciembre de 1878: QUOD APOSTÓLICII MUNERIS, contra el socialismo, el comunismo y el nihilismo.
c- 10 de febrero de 1880: ARCANUM, sobre el matrimonio cristiano.
d- 29 de junio de 1881: DIUTURNUM ILLUD, en la que consagró la autoridad del Estado por ser de origen divino.
e- 8 de febrero de 1884: NOBILLÍSIMA GALLOROM GENS, sobre el gobierno cristiano de la sociedad doméstica y civil.
f- 20 de abril de 1884: HUMANUM GENUS, sobre el peligro de la Masonería.
g- 1º de noviembre de 1885: INMORTALE DEI, sobre la constitución cristiana de los Estados.
h- 20 de junio de 1888: LIBERTAS PRAESTANTÍSSIMUS, sobre la libertad humana.
i- 15 de marzo de 1889; SAPIENTIAE CHISTIANAE, sobre los principales deberes de los ciudadanos cristianos.