Monseñor Francisco Orozco y Jiménez
(1864-1936)
ANTECEDENTES CERCANOS A LA
LA
GUERRA CRISTERA
SEGUNDA
PARTE
En la 1ª Parte de los
ANTECEDENTES A LA GUERRA CRISTERA, hemos relatado la Historia sintética de
México durante el siglo XIX, correspondiendo al enfrentamiento entre dos
concepciones religiosas y sociales diametralmente opuestas: LOS CONSERVADORES de la religión católica y de la
cultura española, contra LOS LIBERALES seguidores de la Masonería angloamericana.
Los Liberales están
considerados por los historiadores católicos de las naciones hispanoamericanas,
como los disolventes de La Religión
Católica y de la Cultura española
tradicional del pueblo ibérico. Estos DOS valores estuvieron activos durante la existencia del
IMPERIO ESPAÑOL EN AMÉRICA, desde 1500
al año de 1800.
Con la separación
violenta de las Provincias y Virreinatos del Imperio Español, es decir: con la GUERRA
CIVIL ARMADA, llamada por la Historia Oficial “Guerra de Independencia”, quedó establecida la oposición ideológica
y armada entre dos partes de la población de Hispanoamérica: Los Liberales y Los Conservadores. Dos naciones enfrentadas en el mismo territorio,
sin poder unirse.
La llamada “Guerra de
Independencia” hispanoamericana fue pensada, proyectada, difundida y sostenida
materialmente, por los enemigos de España: Las
Monarquías protestantes de Inglaterra y Los Países Bajos, así como los masones
de todas las tendencias gnósticas, que ocupaban puestos clave alrededor de los
Reyes de Portugal, Francia, España e Italia, y aún, habían infiltrado a sus
agentes en el propio Vaticano. El ejemplo más notorio de esta infiltración masónica
entre los Papas del siglo XVIII, fue la
firma del Papa Clemente XIV para disolver
la Orden de los Jesuitas en 1773.
Los caudillos
hispanoamericanos rebeldes y traidores a la Corona Española combatían con las
ideas liberales, salidas de la mente de los herejes y gnósticos ingleses, angloamericanos y franceses revolucionarios,
y por medio de sus agentes infiltrados en la sociedad del Imperio Español. Estas
ideas fueron inoculadas en la mente de los ganapanes, los maliciosos y los ignorantes
hispanoamericanos, todos ellos tibios en la Fe Católica. (1)
(1).
Las Logias anticristianas fueron el semillero donde los judíos expulsados de
España desde 1493, difundieron y aleccionaron al mundo, con la LEYENDA NEGRA ANTIESPAÑOLA, engañando a
los pobres creyentes en falsos cristos: como fueron los
protestantes cismáticos de Inglaterra, los hugonotes puritanos de Francia y los
calvinistas de Holanda; para denigrar a la Iglesia Católica y a su espada
el IMPERIO ESPAÑOL calumniándolos a causa de la Conquista y Evangelización del
Nuevo Mundo. Sin embargo, la Iglesia Católica se defendió acertadamente, de los
ataques protestantes con el CONCILIO DE
TRENTO.
Aprovechando la
facilidad de los libros impresos, el JUDAÍSMO
INTERNACIONAL, desde el siglo XVI, el XVII y el XVIII, pudo difamar a su
principal enemigo: El Imperio Español.
Completando sus ataques, con la participación se sus aliadas, las monarquías de
Inglaterra, Francia y Holanda. LOS JUDÍOS TALMÚDICOS, los judíos que rechazaron
a CRISTO, integraban las logias anticristianas desde que JESUCRISTO predicaba en
el Templo de Jerusalém, revelando al pueblo elegido EL NUEVO Y ETERNO
TESTAMENTO.
Esos ataques fueron
perpetrados, unas veces por guerras declaradas y otras, las más comunes, por sus corsarios y piratas que asaltaban
las flotas mercantes de España o robaban los puertos y poblados de sus
posesiones en América, en África o en Asia.
Pero, a través de la
mayor parte del siglo XVIII, las guerras contra el Imperio Español fueron
acompañadas con las ideas disolventes del LIBERALISMO por el contrabando de
libros prohibidos por el Santo Oficio; del filosofismo y del iluminismo de
fines de ese siglo. Ideas decantadas en la Revolución armada de los llamados
insurgentes HISPANOAMERICANOS, admiradores de los filósofos liberales europeos,
comenzando por el más notorio: Francisco
de Miranda, participante, del lado angloamericano, en la guerra de
independencia de los colonos yanquis, entre 1776 y 1781.
Los principales jefes rebeldes,
traidores a su nación, que era el
Imperio Español, estuvieron
relacionados con la Masonería inglesa en Londres.
Ahí encontraron consejo y medios económicos del centro financiero judío de la
familia Rothschild, para separar las provincias hispanoamericanas de la Corona
Española y entregarlas a los Estados Unidos y a Inglaterra.
Francisco de Miranda, Miguel
Hidalgo, Simón Bolivar (1810), José de San Martín (1812) y José Ma. Morelos;
Bernardo O`Higgins, Antonio Nariño, Andrés Bello, Fray Servando Teresa de Mier etc. etc. Allá
llegó también a refugiarse en 1824, don Agustín de Iturbide con su familia.
EL
pueblo católico mexicano con su Iglesia y Jerarquía, ha formado una de esas Dos
Naciones en pugna, que hemos mencionado al principio de este ensayo. Los
mexicanos católicos han sido atacados y sometidos a los largo del siglo XIX,
por los arribistas “iluminados”, que han
detentado el poder político desde 1824, y siguen oprimiendo a la Nación
mexicana con revoluciones sociales, persecuciones y leyes anti naturales hasta
este siglo XXI, continuando las ideas del liberalismo masónico del siglo XVIII,
y engañando al pueblo con sus Partidos políticos de cualquier denominación.
Todos han sido sostenidos por los
gobiernos masones de los Estados Unidos de América.
Con la anterior
explicación hemos recordado los antecedentes de la independencia de
Hispanoamérica, para entender los cien años de ataques masónicos a los pueblos
católicos hispanos, que se suscitaron a lo largo del siglo XIX, y para enlazar esos
acontecimientos con la Revolución “Mexicana” de 1910.
LUIS OZDEN.
ORGANIZACIÓN
DE LOS CATÓLICOS MEXICANOS EN UN PARTIDO POLÍTICO ENTRE 1911 Y 1914.
La situación religiosa
del pueblo católico mexicano estaba sustentada en la confianza y estabilidad con
que México había llegado al año de 1910.
La investigadora Alicia
Olvera Sedano en su libro sobre los “Aspectos del Conflicto Religioso de 1926 a
1929” asienta:
“Los
católicos en México durante el régimen del General Porfirio Díaz pudieron
trabajar en el terreno social y cívico, más no en el político.”
Pues durante los
últimos veinticinco años del siglo XIX no hubo ninguna persecución organizada
desde el gobierno liberal y masón, esos años de paz permitieron la
multiplicación de Obispos, sacerdotes, y Monasterios de frailes y monjas. Es decir: la obra educativa católica
pudo contrarrestar a la presión oficial del laicismo.
En tanto que, los
liberales y jacobinos masones acusaban al dictador de ser demasiado tolerante
con la Iglesia, dejando a un lado la Constitución de 1857 y las Leyes de
Reforma.
Pero don Porfirio Díaz Mori los tranquilizó con
la construcción del “Hemiciclo a Juárez”, un ostentoso mausoleo dedicado al
“Indio de Guelatao”, máximo santón de la Masonería mexicana pro-yanqui.
Sin embargo, para
congraciarse con los grupos católicos apoyó la fundación del PARTIDO CATÓLICO
MEXICANO el 3 de mayo de 1911, unos cuantos días antes de su renuncia a la
Primera Magistratura.
LA
REPÚBLICA MEXICANA ANTES DE 1910
Antecedentes
de la Revolución anticatólica de 1910. LA
REPERCUSIÓN DE LAS ENCÍCLICAS DE S.S. LEÓN XIII.
EL
MOVIMIENTO MILITANTE Y LA ORGANIZACIÓN DE LA JUVENTUD MEXICANA
En su libro “Aspectos
del conflicto religioso de 1926 a 1929”, la investigadora doña Alicia Olivera
Sedano escribe:
“Al
Padre Bernardo Bergoënd, S.J. deben los jóvenes mexicanos su organización
definitiva. Él se distinguió por sus esfuerzos en este ramo desde el año de
1907, en que realizó unos ejercicios espirituales para obreros y se preocupó,
especialmente, por la formación de dirigentes o líderes que, instruidos en los
problemas sociales existentes, impulsaran a su grupo a la conquista de sus
derechos”
“A
él se debe también el que, más tarde, y en combinación con los Obreros Guadalupanos, se proyectara la creación de un
organismo político católico organizado y preparado para la lucha, con la
implantación de la doctrina social, cívica y política de la Iglesia al ocurrir
el desmoronamiento del Porfiriato”
“Para tal proyecto se
basaron en una institución semejante existente en Francia llamada: PARTIDO DE
ACCIÓN LIBERAL POPULAR, que era católico, y que vino a constituir en México, el
antecedente inmediato del PARTIDO
CATÓLICO NACIONAL”
Con estos antecedentes
se formaron dos organismos:
a) Un Partido político independiente de la
Jerarquía católica mexicana.
b) Otro Partido de
acción social católica directamente dependiente de la jerarquía católica. A las dos obras en su
conjunto se las llamaría:
“UNIÓN POLÍTICO-SOCIAL
DE LOS CATÓLICOS MEXICANOS”
De
esta Unión salió la ACJM; Asociación Católica de la Juventud Mexicana
Dentro del anterior marco
surgió la idea de otro centro: LA UNIÓN FOLOSÓFICA CATÓLICA DE ESTUDIANTES,
para crear una institución que contrarrestara la influencia de la YMCA, asociación deportiva americana y protestante,
apoyada por la masonería mexicana.
La UNIÓN fue concebida
por los señores Luis B. Beltrán y Jorge Prieto Laurens con el propósito, a la
sombra del Partido Católico, de una asociación que difundiera los principios
cristianos y “ayudara a los católicos organizados en su tarea política”. Y así
se creó:
“LA LIGA NACIONAL DE ESTUDIANTES CATÓLICOS”
Además, El
PARTIDO CATÓLICO NACIONAL proponía un programa muy amplio que
aceptaba la separación de la Iglesia y el Estado, y aspiraba a mantener, dentro
del orden democrático, la libertad de enseñanza; de asociación; de conciencia,
y la adopción de leyes de acuerdo con las enseñanzas de Catolicismo Social;
adoptando como lema: “Dios, Patria y
Libertad”.
Francisco I. Madero,
director de movimiento revolucionario de 1910, recibió con beneplácito la
fundación del Partido Católico Nacional y sus opiniones sobre él, fueron muy
alentadoras. “Que su Programa revelaba ideas avanzadas y deseos de colaborar con el
progreso de la Patria; el anhelo de ocuparse de la cosa pública y la confianza
que se sentía en el nuevo gobierno”
Entonces, la
Asamblea de Partido Católico resolvió apoyar la candidatura, a la Presidencia
de la República, del señor Madero. Mientras el presidente del Partido Católico sería
el señor Gabriel Fernández Somellera desde el 18 de agosto de 1911.
Las elecciones para
Presidente de México en 1912, dieron a conocer toda la fuerza que tenían los
católicos por su gran organización, control y disciplina, pues sobre todo en
los Estados del centro y occidente del país los organizadores trabajaron en
favor del Plan que se habían trazado.
El Plan agrario era muy
equilibrado y avanzado para la época. Se basaba en crear el Patrimonio
Familiar, aprovechando las grandes extensiones de tierras cultivables, para una
población rural de unos doce millones de habitantes en todo el país.
Se
trataba en formar la clase rural, bien entrenada y abastecida con un mínimo de
500 acres de tierra laborable para cada jefe de familia, de hacer un hogar con
función económica y de interés social para la Nación, pero de propiedad privada
para cada familia campesina. Una clase rural fuerte y productiva en bien del
país entero. Como se había construido en los países más adelantados de
Europa.
También se proponía la reintegración de los Ejidos de uso
colectivo a las comunidades indígenas como estaban establecidos durante la
época virreinal. Y abolidos por la desamortización de la “Ley Lerdo” en la
época juarista entre 1856 y las Leyes de Reforma de 1857.
Así como la seguridad para los obreros en las
fábricas e industrias, en cuestiones contra accidentes, descansos e
indemnizaciones a cargo de las empresas. Actitudes católicas aplicadas antes de
las nefastas Leyes masónicas pro yanquis del Partido Liberal durante la mayor
parte del siglo XIX. (2)
(2) “Desde luego estos proyectos del Partido
Católico Mexicano no estaban en consonancia con los que tenían para México, los
consorcios plutocráticos judíos de los Estados Unidos. Por tanto, una vez
desatada la Revolución de 1910 serían combatidos con saña por los revolucionarios,
armados y aconsejados por los gobiernos yanquis de TEODORO ROOSEVELT, WILLIAM
H. TAFT y WOODROW WILSON.”
LUIS OZDEN.
También, es importante
destacar cómo se organizaron los católicos para participar en la proyectada
Democracia “Maderista” sucesora del gobierno dictatorial del derrocado Porfirio
Díaz Mori, y de cara a la inminente Revolución Masónica-comunista que, con
ayuda del capital judío de los Estados Unidos se quiso implantar en México de
manera experimental, como “La Tercera
Revolución” planeada para destruir a la Nación Mexicana, principiando por
atacar y suprimir su religión
católica.
Según algunos
investigadores mexicanos, entre ellos Alicia Olvera Sedano, afirman que el PARTIDO CATÓLICO MEXICANO tuvo su
antecedente en el “Partido de Acción Liberal Popular” de Francia que era
católico. Y del que tomó ideas, el Jesuita francés; Padre Bernardo Bergoênd,
quien desde el año de 1907 organizaba a los jóvenes católicos mexicanos.
Como ya hemos apuntado:
El proyecto de nuevo Partido se componía de dos organismos de diversa índole:
UNO ESPECÍFICAMENTE POLÍTICO que constituyera un partido católico independiente
de la jerarquía eclesiástica en su dirección y acción. Y OTRO ESPECÍFICAMENTE
DE ACCIÓN SOCIAL CATÓLICA directamente dependiente de la autoridad episcopal. Dentro de la cual se destacaría sobre todo la A.C.J.M. Asociación Católica de la Juventud Mexicana. A
las dos obras en conjunto se les llamaría “Unión
Política-Social de los Católicos Mexicanos”
Dentro de este marco se
constituyó la Sociedad Filosófica
Católica de Estudiantes” que se dedicó al deporte principalmente para
contrarrestar a la Y.M.C.A (Young Men
Christian Asociation), asociación yanqui protestante, bien establecida con la ayuda de los masones del gobierno, y
que hacía proselitismo entre los jóvenes mexicanos, como ya hemos apuntado.
De ahí, el siguiente
paso fue formar la LIGA NACIONAL DE ESTUDIANTES MEXICANOS que abarcó a casi
todos los Estados Federales de México. Desde el año de 1911 contó con dos publicaciones
semanarias: “El Despertador” y “La Libertad”. A la LIGA se unió otro grupo; La Asociación Nacional de Damas
Católicas”. Juntos y bajo de dirección
del R.P. Bernardo Bergoënd como coordinador de las fuerzas vivas de la Juventud
Católica, para restaurar en la política, el Orden Cristiano en México, abolido en 1857 con la Constitución
masónica proclamada por B. Juárez con el apoyo de los gobiernos de Estados
Unidos; especialmente, del gobierno de James Buchanan.
LA
3ª REVOLUCIÓN DE 1910 A 1925
Sabemos, por
investigación atenta en los documentos históricos de México y de otras
naciones; que la llamada Revolución
Anticristiana es una sola, que proviene de las ideas anticristianas definidas
en las Logias Masónicas europeas, ya bien organizadas en Londres Gran Bretaña, desde la segunda década del siglo XVIII.
Y que los Sumos Pontífices: Clemente
XII, con la bula “In eminenti….”, en 1738 y Benedicto XIV, con el documento “Providas romanorum….”, en 1751
advirtieron a los fieles católicos del peligro que representaba la Masonería,
para la paz, la estabilidad y la Fe cristianas. El libre pensamiento de los
hombres, sin tomar la preeminencia de Dios, fue promovido por las sectas de los
masones, para tomar el poder civil y eclesiástico, infiltrando las Monarquías
católicas, y aplicando en Portugal, España, Austria, Francia e Italia, así como
en el Vaticano los principios de la Revolución:
LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD.
Los Sumos Pontífices de
Roma tenían las pruebas del Plan
Masónico. Es decir; de la Doctrina del LIBERALISMO.
Ideado por los filósofos ingleses, holandeses, alemanes y franceses de
extracción protestante. Esta Revolución se
aplicaría en varias fases previas, como ya hemos explicado en la “Primera Parte de los Antecedentes a la
Guerra Cristera”, por lo que respecta a México. Pero, no es por demás
recordar brevemente lo siguiente:
La
primera Revolución
fue aplicada desde los primeros intentos de Independencia de la Nueva España (México), en la ciudad-puerto
de Nueva Orleans desde 1807, hasta 1823
cuando fue la caída del Imperio de Iturbide.
La
segunda Revolución fue aplicada desde 1824 con la
proclamación de la primera República masónica, hasta 1859 con la aplicación de
las Leyes masónicas y anticatólicas de la Reforma atea. Y de ahí se continúa
hasta el derrocamiento de Porfirio Díaz en 1910-l911.
La
tercera Revolución sería aplicada desde 1914 hasta 1930, y
durante esos años se produjo la GUERRA
CRISTERA: el ataque más sangriento y cruel que la Masonería mexicana,
apoyada y armada por los cinco presidentes y gobiernos yanquis de Taft; Wilson; Harding: Coolidge y Hoover, fue aplicado
al pueblo católico mexicano.
Con
la complicidad de Venustiano Carranza Garza, Francisco Villa, Emiliano Zapata,
Álvaro Obregón y ESPECIALMENTE con Plutarco Elías Calles y sus títeres:
Emilio Portes Gil y Pascual Ortiz Rubio.
LA
REVOLUCIÓN APLICADA A MÉXICO POR EL PODER JUDÍO Y PLUTOCRÁTICO DE LOS ESTADOS
UNIDOS DE AMÉRICA
Después de la renuncia
y asesinato del presidente Francisco I. Madero, entre el 18 y 22 de febrero de
1913, y la presidencia del General Victoriano Huerta de febrero de 1913 a 14 de
julio de 1914. (3)
(3) La A.C.J.M. La Alianza de las Congregaciones
y los Centros de estudiantes y jóvenes católicos, surgió después de que sus
representantes asistieron al Segundo Congreso Mariano Nacional el 12 de agosto
de 1913, ya bajo la presidencia en la República Mexicana del General Huerta, quien deseaba un gobierno nacional sin
perseguir a los católicos.
Como
referencia al apogeo del movimiento católico, estuvo la Fiesta de la dedicación
de México al Sagrado de Jesús, el 6 de enero de 1914, la Coronación de Cristo
como Rey de México el 11 de enero de ese año y la peregrinación multitudinaria
al Cerro del Cubilete, centro geográfico del país, donde se construiría, más
tarde, el Monumento alusivo a Cristo Rey.
Para
llevar a efecto este acto, se había conseguido a través del Episcopado, la
debida autorización por parte del Papa San Pío X, y llevar a cabo dicha
Consagración, Su Santidad respondió a través de un Breve de fecha 12 de
noviembre de 1913 manifestando su complacencia. Todas las diócesis del país
respondieron con solemnes misas en sus Catedrales. El hecho de que el
Presidente General Victoriano Huerta diera todas las garantías, licencia y
apoyo demostraba el entendimiento entre la Iglesia y el Estado civil de su gobierno. Envió al acto dos de sus
generales en uniforme de gala llevando en sendos cojines de seda, la Corona y
el Cetro de oro.
Este hecho, de enero de
1914 fue muy significativo porque marcó el apogeo de la organización de los
católicos mexicanos en ese año; la
Consagración Nacional que se hizo de la Nación Mexicana al Sagrado Corazón de
Jesús el citado 6 de enero. En esta ocasión tuvieron lugar solemnes
funciones religiosas en todas las Catedrales y principales templos de la
República. Con el fin de detener el
amenazador avance de la Revolución atea y anti católica que efectivamente,
unos pocos meses más adelante, daría al traste con la Paz material y espiritual
del pueblo católico mexicano, porque sus gobernantes masones no se inspiraron
en Dios para regir al país, sino en las directivas de los enemigos ancestrales
del pueblo católico y de su Jerarquía.
En los actos solemnes anteriormente
citados participaron los ciudadanos católicos con entusiasmo y libertad como
nunca lo habían tenido desde mucho antes de la aplicación de las Leyes de
Reforma por el gobierno de B. Juárez. Y para culminar la demostración de Fe
católica, el Episcopado hizo el voto de erigirle a Cristo Rey un Templo Votivo
nacional en la capital de la República, como lo había hecho el pueblo
ecuatoriano medio siglo antes en la ciudad de Quito, bajo el Presidente
católico, General Gabriel García Moreno.
Mientras tanto, el General Huerta ya se
había enfrentado por medio de cartas oficiales al presidente yanqui Woodrow
Wilson quien por el pretexto de no haber saludado la guardia mexicana a la
bandera yanqui de un barco norteamericano, en el puerto mexicano de Tampico; este
presidente yanqui, envió a su marina a bombardear el puerto de
Veracruz para obligar al general Huerta a renunciar. Lo que sucedió el 14 de
julio de 1914.
La investigadora de la
Historia de México Alicia Olivera Sedano en su libro: “Aspectos del conflicto
Religioso de 1926 a 1929”, INAH, 1966. Anota:
“El cauce que había tomado el Movimiento Católico en general y todas
las organizaciones del mismo credo que se habían formado hasta ese momento, consistía principalmente en detener el
amenazador avance de la Revolución que estorbaba la restauración del Orden
Cristiano y la realeza temporal de Cristo que se proponían realizar. Pudiendo afirmarse que tal movimiento, a
pesar de haber coincidido en algunos puntos con los del programa trazado por el
movimiento de 1910, fue desde la época de Huerta esencialmente contrarrevolucionario.
Dando margen de que los que propugnaban
las ideas de la Revolución prepararan a sus huestes para contrarrestar dicha
actitud”.
Con la renuncia forzada
del General Huerta a la presidencia. Impuesta por la fuerza de la marina
norteamericana al bombardear Veracruz. El Departamento de Estado de esa nación
apoyó sin reservas a Venustiano Carranza, prometiendole la Presidencia
de México. Las principales sectas protestantes de los Estados Unidos ofrecieron
a Carranza su apoyo material para conducirlo al triunfo, con la condición de
que su revolución tomara carácter religioso contra los católicos y destruyera
la Iglesia Católica por medio de la fuerza bruta. Esta conducta de los Estados Unidos obedecía su tradicional política de
debilitar a México para descatolizarlo. Franklin D. Roosevelt,
entonces funcionario del gobierno de Woodrow Wilson dijo públicamente: “La absorción de los países latinos por los
Estados Unidos, será larga y muy difícil, mientras estos países sean
católicos”.
LOS
ANTECEDENTES CERCANOS DE LA GUERRA CRISTERA COMENZARON CON LA PRESIDENCIA DE
V. CARRANZA Y SIGUIERON CON LA DE ÁLVARO OBREGÓN.
Entonces, en ese mismo
año de 1914, se desató la destrucción de la nación mexicana, enriquecida
durante la paz dictatorial del General Porfirio Díaz.
Por todas las regiones
del país emergieron grandes y pequeños revolucionarios, ya previstos y
organizados, por las logias masónicas; de la misma manera que lo habían hecho
desde 1810, un siglo antes, PARA DESTRUIR LA OBRA DE ESPAÑA.
Esta vez. se trataba de someter la República Mexicana, una vez más, a
los poderes anticristianos ya de antaño conocidos. Prácticamente todas las
acciones revolucionarias atacaron lo que era católico:
Las personas, su
Jerarquía, sus Iglesias, Monasterios y sus propiedades. Todo en nombre de la
“Revolución Mexicana”. Los
revolucionarios salían de todos los niveles de la población, pero a la mayoría,
no la movían las ideas políticas, sino el pillaje, no era la justicia
social sino la destrucción brutal a ultranza.
El gobernador de
Coahuila, Venustiano Carranza, masón y aliado a los poderes que manejaban al
gobierno de Woodrow Wilson, se prestó traidoramente a encabezar el movimiento
revolucionario que conduciría a mayor sometimiento de México a los Estados
Unidos; seis años antes de que asumiera la presidencia, en 1920, el nefasto Álvaro
Obregón con sus Tratados de Bucareli,
benéficos en todo, a los intereses yanquis.
A partir de ser
nombrado como Presidente por las Cámaras masónicas de la República Mexicana, el
20 de agosto de 1914, el general Venustiano Carranza advirtió a los habitantes que se
tomarían medidas contra los ministros de la Iglesia Católica por “haberse puesto de parte con las dictaduras
de Porfirio Díaz y Victoriano Huerta”
Los años de la
presidencia de Venustiano Carranza,
1914 a 1920 fueron de hostilidad creciente del movimiento revolucionario a las
actividades de la Iglesia y de las Organizaciones Católicas. Diversos Estados
de la Federación comenzaron a implementar limitaciones al culto y al trabajo de
los sacerdotes.
1º de agosto de 1914,
el gobernador de Nuevo León Antonio I. Villareal comenzó a expulsar sacerdotes,
clausura de templos y prohibición a los
católicos de la profesión pública de su Fe.
El 30 de septiembre de
1914, el gobernador del Estado de México Francisco Murguía mandó publicar las
condiciones bajo las cuales los católicos debían practicar el culto católico
romano.
De ahí en adelante
todos los Estados federados fueron implementando presiones y ataques a los
ministros de la Iglesia Católica, reduciendo su número y saqueando las
Catedrales, incautando Templos, Monasterios, también los edificios propiedades de católicos
conocidos y ricos, robo y destrucción de Archivos y Bibliotecas, quema y
confiscación de propiedades agrícolas, etc., etc.
Desde las alturas del propio
gobierno y sus componentes vino el odio contra la Religión Católica, que se
transformó en crímenes de la gleba pretextando hacer justicia social a los que
nada tenían.
Cuando tales
disposiciones se fueron poniendo en vigor, provocaron protestas, motines y
violencias del pueblo católico que no podía soportar inactivo, viendo la
destrucción de sus tradiciones religiosas. Y así pasaron dos años: 1915 y 1916,
de revoluciones.
Los individuos más crueles eran los salidos de las capas más bajas de la población cambuja (una mezcla
de indias con negros).
Además en el año de 1917 se proclamó la Constitución
masónica más severa contra la religión del 90% del pueblo mexicano, peor aún que
la de 1857.
El periodo de 1915 a 1920 se caracterizó por haber sido el más duro y de completa desorganisación en todo el
país. Las grandes propiedades agrícolas fueron destruidas, la extensa red
ferroviaria inutilizada con el consiguiente aislamiento de las poblaciones, ya afectadas
por la interrupción del comercio y la industria. La proliferación de facciones
entorno a caudillos que no eran más que bandas de criminales, de todos contra todos. Ante esa
situación, las familias pudientes comenzaron a emigrar a otros países,
principalmente a los Estados Unidos, país receptor, entonces, de los capitales de los ciudadanos más emprendedores. Como siempre, Los yanquis se enriquecieron a costa de los mexicanos ricos.
Ante los ataques a la
Iglesia y sus Pastores que se suscitaron a partir de la Constitución Atea de 1917, todos los obispos fueron amenazados de
expulsión, y algunos de ellos se ocultaron como el arzobispo de
Guadalajara.
Monseñor Francisco Orozco y
Jiménez a la cabeza de sus hermanos, los otros Obispos, condenó la
Constitución Atea en una Pastoral que fue enviada al Papa Benedicto XV en junio
de 1917. Acto que le valió la expulsión
de México por el Gobierno masónico de Carranza. El santo Arzobispo se negó
a salir de México pero vivió escondido por los fieles. Desde su refugio comenzó
a dirigir las organizaciones católicas ya formadas desde la época del Padre
Bergoênd. La Pastoral fue leída el 24 de junio en todas las parroquias del Estado
de Jalisco. El gobierno masón decretó sancionar a todos los sacerdotes que la
leyeron. El Arzobispo Orozco y Jiménez fue encontrado en la ciudad de Lagos,
puesto prisionero y expulsado del país, al Estado de Texas en los Estados
Unidos. Contra esta actitud de las autoridades civiles masónicas, se levantaron
las protestas de los jóvenes católicos de la A.C.J.M.
LA
PERSONALIDAD DEL ARZOBISPO OROZCO Y JIMÉNEZ
Monseñor Francisco y
Jiménez era un hombre culto y de gran personalidad, nacido en 1864 en la ciudad
de Zamora, Estado de Michoacán, de familia era originaria de la capital mexicana. Había
estudiado en el Colegio Pío Latino de Roma, donde fue ordenado sacerdote. Allá
se licenció en Filosofía, luego se había doctorado como teólogo en la ciudad de
México antes del año de 1900.
Por su inteligencia y sabiduría era conocido del
Papa León XIII y de los Reyes de España con quienes llevaba relación de
amistad. También, en su visita a Roma en 1908, se presentó a Su Santidad Pío X. Fue consagrado Obispo a
los 38 años de edad en 1902. Al Padre Orozco se le dio la Diócesis de Chiapas,
donde hizo gran labor social y pastoral hasta 1912. En los diez años de su
estancia en el Estado de Chiapas hizo una gran labor pastoral y de apostolado
en todos los niveles de la población, especialmente ayudó a la etnia indígena
de los Chamula, muy abandonada y expoliada por los gobernantes mayoritariamente
masones.
Monseñor Orozco se
constituyó como protector resuelto y abnegado de los indios. Organizó un grupo
de abogados católicos para defender judicialmente a sus indios chamulas; logrando
que los estancieros, les pagaran el precio justo de su trabajo y sus cosechas,
así como ya no les incautaran sus parcelas.
La labor constructiva
de Monseñor Orozco y Jiménez, continuó por todo el Estado de Chiapas, renovando
Templos, y conventos, edificando capillas y escuelas para niños y jóvenes.
Llevó desde Francia a los Hermanos de San Juan de la Salle para incrementar la
calidad de la educación religiosa. Así mismo erigió una Casa de religiosas
profesoras, un orfanato y un Hospital bajo el patrocinio de la Virgen de
Lourdes. Mientras sus numerosos y eficaces sacerdotes, conquistaban las almas
descarriadas y fomentaban la devoción y la piedad de los fieles. También intervino
aconsejando a los presidentes municipales para mejorar el aspecto de sus
pueblos. Monseñor mandó construir el primer Observatorio meteorológico del
Estado de Chiapas.
Vamos a recordar un
dato curioso, a Monseñor Orozco se debe la fabricación del moderno instrumento
musical de la “marimba” inspirado en lo que los indios “chamula” usaban para
sus fiestas. El Obispo mandó llevar
músicos y ebanistas a Chiapas y lograron construir el verdadero instrumento
musical, ahora conocido como “La Marimba” en todo el mundo.
Su
intervención en pro del mejoramiento social de los católicos lo llevó a aplicar
las enseñanzas pontificias de Pío IX y León XIII, así como las directivas del
Concilio Plenario Latinoamericano
efectuado en Roma, sobre los derechos de los fieles a ocupar puestos públicos,
para que influyendo en los Estados, encaminaran a sus gobiernos hacia el Bien Común.
Esta actitud justa y
firme del Prelado no gustó a los masones que monopolizaban los puestos
públicos, porque estaban acostumbrados a someter a los ciudadanos a su
mentalidad e intereses anticristianos. El Obispo comenzó a ser
atacado por varios flancos: Hacia 1906, un boletín masónico circuló entre sus
miembros, que eran ya una especie de plaga en las principales ciudades chiapanecas.
En su texto se “obligaba a los hermanos
masones, a hostilizar y buscar dificultades, por cualquier medio, al Obispo de
Chiapas donde quiera que se hallare”.
Entre ellos y en público, se le daba el mote de “El Chamula”, por su
afecto a los indios desposeídos que eran muchos. (3)
(3)
Datos
tomados del libro “Monseñor Francisco Orozco y Jiménez, V Obispo de
Guadalajara”, Monseñor Luis Alberto Madrigal, Zapopan, Jalisco, México, 2012.
Sin embargo, con valentía no exenta de prudencia, Monseñor
Orozco seguía haciendo el bien entre su grey y rezaba por sus enemigos,
perdonándolos e instando a su conversión. No tenía temor y cuando recorría su
Diócesis se hacia acompañar nada más por un solo fiel como ayudante.
En 1908 viajó a Roma para asistir al Concilio Plenario
Latinoamericano, hizo amistad con el
Papa San Pío X, a quien solicitó su
autorización para celebrar el primer Sínodo de Chiapas, en su reporte se
consigna lo siguiente: “Que el clero de
la Diócesis se compone de 62 sacerdotes, 4 subdiáconos y 9 minoristas. El
Seminario tiene 35 alumnos; el colegio de los Maristas 100 alumnos; la escuela
parroquial y el de los Padres Jesuitas 200 alumnos y el Colegio de Niñas 100
educandas”. En esa ocasión coincidió
en el Vaticano, con los jóvenes Reyes de España; Alfonso XIII y Victoria
Eugenia, quienes lo invitaron a visitarlos en Madrid.
Monseñor Orozco regresó a su Diócesis de Chiapas para
seguir con sus proyectos de reconvertir a los fieles, y la lucha contra los
enemigos de la Iglesia. El pueblo católico demostraba por su Obispo toda clase
de afecto y buenas disposiciones para la obra apostólica y pastoral. No así,
sus enemigos los masones. La prensa oficial seguía atacando y desvirtuando sus
acciones. Ante la reacción valiente y justa del Obispo, contestaban con amenazas
a su persona. Le inventaban toda clase de acciones y violaciones contra el
Estado laico, para tratar de prenderlo y llevarlo a juicio.
LOS MASONES DE CHIAPAS ATACAN A MONSEÑOR
OROZCO Y JIMÉNEZ
En una ocasión, en febrero de 1911, después de haber
inaugurado el Colegio Guadalupano para señoritas en Tapachula, los enviados del gobierno llegaron con una
orden judicial, a la casa donde se hospedaba, pero poco antes el cura del lugar,
Padre Tornero recibió una llamada avisando
que iban a
ponerlo preso. Entonces el cura del lugar, que era hombre corpulento, tomó del brazo al
Obispo, lo subió al muro de la casa vecina y arrojó a Monseñor al otro lado.
Monseñor a pesar de haberse lastimado una pierna pudo huir con la ayuda de unos fieles. Esto, motivó la
rabia de los masones que gritaban a voz en cuello; “Muera el Chamula”. Los
masones mexicanos, antes de 1910, estaban sueños, y habían despertado con el grito de la Revolución contra Porfirio Díaz. Empujados por sus amos del extranjero contra los pastores de la Iglesia
Católica, sin importar su jerarquía.
Sin embargo, la gente consciente defendió
al Obispo, incluido el antiguo Gobernador
del Estado. La Logia chiapaneca que odiaba con saña a Monseñor, dejaron de
perseguirlo, al menos por un tiempo; pero entonces atacaron al Gobernador por
no seguir sus lineamientos.
EL SIGUIENTE ATAQUE QUE TRAJO GRAVES
PERJUICIOS PARA SU GREY
Las elecciones generales del país se llevaron a efecto,
hubo cambio de Gobernador, este, Flavio Guillén joven animoso, pidió al Obispo que
oficiara la Santa Misa en su matrimonio con una señorita de una conocida
familia católica. Monseñor Orozco creyó
que ese acto sería una ocasión magnífica para unir también a representantes del
gobierno civil con la sociedad católica del Estado. Aceptó la invitación, y una
vez señalada la fecha de acuerdo con su visita pastoral a Tuxtla, la capital de
Chiapas se dispuso a viajar al acto.
Todo parecía abocarse admirablemente
a tan nobles propósitos, pero las sectas masónicas YA NO DORMÍAN.
Sus diarios se encargaron de sabotear tanto el
enlace como la visita del Obispo. En ellos se hacían los peores comentarios
sobre la visita del Prelado “que lanzaba
un reto a las huestes del liberalismo, así como a la honorable corporación
masónica”
“Convocaron a un mítin, con altavoces
y panfletos, a un costado del templo donde se celebraría el matrimonio del
Gobernador, repartieron volantes en los cuales se instaba al pueblo a oponerse
al acto. A nombre del gobernador se les decía que el pueblo soberano y
respetuoso de las leyes debía oponerse a que el Obispo asistiera el 7 de
octubre de 1912” Datos de Mons. Luis Madrigal en su libro sobre Mons. Fco. Orozco y
Jiménez.
Los masones habían logrado reunir un considerable número de
personas y amenazaron con triplicar la cantidad. Entonces el Gobernador al ser
enterado de la situación convocó al pueblo y les aclaró que algunos habían
malinterpretado sus decisiones:
“Que si
el Señor Obispo decidía venir al templo, él lo protegería con el ejército, porque
la presencia del Obispo estaba conforme
a las leyes.”
Monseñor Orozco sabiendo que los masones podrían ocasionar
un enorme desorden, envió un telegrama al Gobernador en los siguientes
términos:
“En vista de que una buena parte del
pueblo de Tuxtla me rechaza con sus manifestaciones hostiles, públicas y
escandalosas, sacudo el polvo de mis zapatos para seguir evangelizando y
pronunciando la paz en otras partes”
La Santa Misa y ceremonia del discutido matrimonio del
Gobernador Guillén se celebró en el Templo principal de la pequeña ciudad de
Chiapa de Corzo el 12 de octubre fecha conmemorativa de la Virgen del Pilar y
del Descubrimiento de América. Al día siguiente las autoridades civiles
ofrecieron un banquete al que asistió Monseñor Francisco Orozco y Jiménez.
Consecuencia de esto, fue que la jauría liberal ladró más fuerte en los
siguientes días, logrando atraerse a un buen número de ciudadanos, para seguir las manifestaciones en su contra.
“El Obispo de Chiapas era firme en la
Fe y apacible en el proceder. Lo había puesto en práctica durante los diez años
de su gobierno. Era dulce y tutelar para con los propios y benigno para quienes
mal lo querían, y lo demostrará durante todo el resto de su vida”
“Pero, la acción de los manifestantes
de Tuxtla había sido dirigida contra la persona de Mons. Orozco y Jiménez.
Quedaba incluido su carácter eclesiástico en el anárquico repudio al serle
impedido el desempeño de su ministerio, y para el caso de esta naturaleza, la Sagrada Rota vaticana prescribe
correctivos enérgicos aunque saludables para la defensa de la dignidad de la
Iglesia y de las almas justas.” Apunta Mons. Luis Madrigal en su libro sobre la vida del
Vº Arzobispo de Guadalajara.
La sencilla población de Chiapa de Corzo temblaba por la
suerte que corrían sus hermanos de Tuxtla, la capital de Estado.
Porque la Iglesia tiene castigos espirituales y materiales ejemplares que
acostumbra imponer en casos semejantes. En 13 de octubre de 1912 Monseñor
Orozco les aplicó el “ENTREDICHO”,
aunque en su forma más benigna:
QUEDANDO PROHIBIDAS LAS CEREMONIAS
SOLEMNES EN TODOS LOS TEMPLOS DE LA CIUDAD, ESPECIALMENTE LA SAGRADA EUCARISTÍA.
A ejemplo de lo que San Pío X había aplicado varias veces
en su Diócesis de Venecia cuando se manifestaba su pueblo, extraviado por los
marxistas.
El Obispo Orozco telegrafío al Sumo Pontífice Pío X del
escarmiento que se había visto obligado a imponer, pero agregando, que lo levantaría
si el pueblo se arrepentía de haber seguido a los enemigos de Cristo.
El ejemplar Obispo de menos de 50 años de edad se ausentó
de Chiapas. Esperando que llegaran de Roma las Cartas resolutivas. Mientras tanto, le comenzaron a llegar escritos de apoyo y
arrepentimiento de los fieles y de la Jerarquía de la Iglesia en México,
demostrándole también su admiración.
Hacia el fin de ese año de 1912 llegaron las esperadas
Cartas del Sumo Pontífice, encontrando acertada y explicable la conducta de
Monseñor, y el Santo Papa le hacía saber que por estar vacante la Arquidiócesis
de Guadalajara, Monseñor Francisco Orozco y Jiménez había sido preconizado
Arzobispo de Guadalajara, de todo el territorio del Estado de Jalisco y más
allá; Monseñor Orozco aún no cumplía los 48 años de edad.
Su Santidad Pío X
concedió al Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez la segunda Arquidiócesis más importante del país, después de la de la ciudad de México.
Entonces ésta, estaba a cargo de su antiguo compañero del Colegio Pío Latino de
Roma; Monseñor José Mora y del Río.
El 2 de diciembre de 1912 llegaba a Guadalajara la noticia
de la designación de Monseñor Orozco, y el 1º de enero de 1913, ésta se
publicó en el diario católico El
Regional: “Es muy cierto que monseñor
Orozco y Jiménez es grandioso e imponente en el desempeño de sus funciones
ministeriales, esta grandeza es don de Dios y no artificio del hombre.
Porque ciertamente sus cualidades personales y
acendradas virtudes merecen, además, el Capelo de cardenal con que la Iglesia
honra a sus hijos más esclarecidos”
Nota: En la investigación de la vida de
Monseñor Francisco Orozco y Jiménez he encontrado, que por su inteligencia, dirección,
gran carácter, decisión y valentía, en
gran parte se debe a él; la organización de los católicos mexicanos en la
defensa y guerra por los derechos de Cristo contra los eternos enemigos de la
Iglesia Católica Apostólica y Romana. Por tanto tomaré como referencia la
vida y actuación de este Santo Patriarca, para explicar los antecedentes de la
GUERRA CRISTERA DE 1926 A 1935, EN LA REPÚBLICA MEXICANA. Luis Ozden.
El domingo 16 de febrero de 1913 recibió el Palio en la
Catedral de Guadalajara de manos del Padre José Velazco y Peña. Esa misma
semana lanzó un edicto contra la mala prensa, prohibiendo la lectura de los
nuevos periódicos impíos, reservándose la absolución a los que habitualmente
los leían, los ayudaban o los patrocinaban. Mientas tanto, visitaba las más
apartadas diócesis, vistiendo ropas rústicas y viviendo como los más remontados
feligreses indígenas.
El 18 de octubre salió de su mano un nuevo edicto donde
hablaba a los católicos de sus obligaciones como ciudadanos y miembros de la
sociedad civil. “En hacer uso de sus
derechos y prerrogativas que las leyes civiles les concedían. Si las elecciones
son un hecho verdaderamente patriótico y no pueden abstenerse, puesto que el
voto es lo único que puede colocar en los puestos públicos a personas dignas y
amantes de la moral, del verdadero progreso y del perfecto bienestar de la
nación.”
Este edicto se componía de tres partes:
a) Las actividades religiosas relativas a todas las
Parroquias; la exposición del Sagrado Corazón de Jesús, la devoción a la Virgen
de Guadalupe y al patrón de cada parroquia.
b) La virtudes del sacerdote y entrega a sus parroquianos,
el acrecentamiento de su cultura, porque la ignorancia de las verdades
religiosas es una llaga de nuestro tiempo.
c) Amar a nuestra
patria incluso hasta el sacrificio porque el patriotismo es una verdadera virtud
cristiana.
Antes de su llegada a Guadalajara asistió a la gran
asamblea de trabajadores mexicanos junto con muchos otros prelados, y de ahí,
salió una carta donde aconsejaba, “A los
ciudadanos católicos del error que muchos cometían, que por el amor patrio se
limitaban en sus censuras, a lo que era manifiestamente injusto, y dichas
censuras deberían ser completas y expuestas a las autoridades, aunque con el
respeto que se debe a la autoridad.”
Ese fin año de 1913, Monseñor Orozco y todos los otros
Obispos veían como los negros nubarrones de cernían sobre la nación mexicana,
porque la revolución de Carranza cobraba cada día mayor fuerza, aunque el
gobierno fuerte del general Huerta había logrado dominar a los revoltosos de
gran parte del país. El apoyo del gobierno masón y protestante de los Estados
Unidos al gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, que se había nombrado
Jefe máximo de la Revolución anti católica, era cada día más evidente.
Para contrarrestar lo que se venía
encima; el Episcopado buscaba un auxilio espiritual para ayudar al pueblo
mexicano, por lo que concibió la idea de pedir a Su Santidad Pío X la
autorización de consagrar la nación mexicana al Sagrado Corazón de Jesús, y proclamar
pública y solemnemente la Realeza de Cristo, Dios y Rey de los hombres. San Pío
X concedió su autorización en una carta alusiva, indicando cómo se debían poner
a los pies de Cristo los emblemas; Corona y Cetro, que como Soberano Universal, le correspondían tener los pies de Su Imagen.
Obtenida la venia papal, se determinó verificar la
Consagración en toda la República Mexicana el día 6 de enero de 1914. Entonces la Arquidiócesis de Guadalajara por
boca de su Pastor indicó la forma esplendorosa como debía celebrarse.
En todo el país, los Obispos junto a su Grey con celebraron en sus respectivas catedrales el
acontecimiento. México entero quedó consagrado en esa fecha. (4)
(4) Favor de consultar el Texto respectivo, escrito para conmemorar el
Centenario de la Consagración de México a Cristo Rey, donde se relata con mayor
precisión el desencadenamiento de la Revolución después de la renuncia del
General Victoriano Huerta el 21 de mayo de 1914. En el Blog de la “Verdadera Historia de México” con la
fecha de enero del 2014, Blog de Luis
Ozden, Buscador Google.
En Guadalajara se celebró la Consagración de México al
Sagrado Corazón de Jesús; a la manera del emérito Arzobispo, quien invitó al
Gobernador del Estado de Jalisco, Licenciado José López Portillo Rojas a autorizar una
ceremonia cívico-social, misma que se llevó a efecto, como en todas las
capitales y Diócesis de la República Mexicana, el 6-11 de enero de 1914.
Pero, en Jalisco, como antes en Chiapas, las Logias
masónicas saltaron, como siempre, para difamar, atacar y tratar de oscurecer
todo aquello que es grande en los pueblos católicos. La Logia logró sacarle al
débil gobernador de Jalisco una orden de que la marcha por las calles solamente
podrían hacerla las mujeres y los niños.
Monseñor Orozco no se inmutó por esto y él personalmente,
a la cabeza de la procesión, vestido con sus galas arzobispales y virilmente
acompañado por los sacerdotes y los hombres de las parroquias, así como del pueblo jaliciense;
hombres y mujeres marcharon hasta la Catedral la Guadalajara, donde se llevó a
cabo la solemne ceremonia del Te Deum. Ante toda su numerosa Grey, Monseñor
Francisco Orozco y Jiménez adquirió la fortaleza necesaria que debía
sostenerlo para hacer frente a sus numerosos enemigos, los masones. Desde 1913 hasta su muerte en 1936.
PROTESTAS DEL EPISCOPADO Y DE LAS
ORGANIZACIONES CATÓLICAS A LOS GOBIERNOS MASONES ENTRE 1914 Y 1918.
Con el apoyo logístico y moral que el gobierno del masón y
protestante, Woodrow Wilson, presidente
demócrata de los Estados Unidos desde el 4 de marzo de 1913, confirió SU APOYO al
gobernador de Coahuila también masón y traidor a su pueblo, para dirigir la
Revolución destructora anti católica y masónica de corte socialista, contra la PROPIEDAD PRIVADA. Carranza profirió; con su grito de batalla: “La Propiedad es robo al pueblo”. (LEMA LENINISTA QUE TODOS CONOCEMOS)
Todos aquellos ciudadanos que eran propietarios de cualquier
bien material, ya fuesen Empresas comerciales, Tierras de cualquier extensión, Industrias
y propiedades urbanas, Bancos de cualquier nacionalidad, dinero en
efectivo, obras de arte, muebles, automóviles,
coches de tracción y animales en pie, así como Almacenes de productos
comestibles y toda especie. Fueron víctimas de robo, extorsión y muerte para
quienes se resistieron. Entonces, se declaró la Revolución en todo el territorio de México, que en aquella época era
de menos de 18 millones de habitantes.
Desde luego el ataque comunista estaba dirigido, de manera
especial, contra la Iglesia Católica en sus Templos, Conventos, Monasterios,
Hospitales y Asilos y Colegios desde los infantes hasta los universitarios.
El Estado de Jalisco con su capital Guadalajara, fue
tomado como blanco y laboratorio experimental, porque su pueblo se había
distinguido desde los primeros años independientes en el siglo XIX por su
apasionada defensa de los valores cristianos e hispanos.
En la aciaga fecha del 8 de julio de 1914 entraron a la
capital jaliciense las “fuerzas
constitucionalistas” de Venustiano
Carranza, instadas por éste en sus discursos: a
robar lo que pudieran con las armas en la mano y matando a cualquier ciudadano
que se opusiera. Tomaron posesión
del gobierno y comenzaron a expedir “Leyes”,
que tres años después, fueron incorporadas en la llamada Constitución de 1917.
Como también lo fueron, de manera experimental, los decretos Nº 15, en relación
con los empleados públicos; Nº 24, relativo a la educación de la niñez y de la
juventud; y el Nº 63 relativo al matrimonio.
Al promulgarse la Constitución
de 1917, en la ciudad de Querétaro; hubo en distintas ciudades de Jalisco
protestas multitudinarias, y el Arzobispo de Guadalajara, Monseñor Francisco
Orozco se adhirió a ellas con su Carta
Pastoral del 16 de junio de 1917, protestando contra muchos de los artículos de
la nueva “Carta Magna”. Pero, inmediatamente después de que el Gobierno
masón recibió la protesta del Episcopado, mando orden de aprehensión para el
Arzobispo y para todos los sacerdotes que hubieran leído la protesta en sus respectivas
parroquias. Contra esta actitud de las autoridades revolucionarias y los
jóvenes de la ACJM protestaron con una
manifestación pública.
El gobierno masón ordenó disolverla, y por medio de sus
soldados puso presos a muchos jóvenes, a quienes detuvieron en varias prisiones
por 15 días, soltándolos después de que sus familias pagaron abultadas multas. Sin embargo, los católicos no se sometieron a
las Leyes impías de los revolucionarios. Comenzaron por atacar las “leyes”
revolucionarias con varias publicaciones
como fueron: “El Cruzado”, “La Palabra”
y “La Época”. (5)
(5)
“Aspectos del Conflicto Religioso”, Alicia Olivera Sedano.
El Gobierno del Estado
de Jalisco, no pudiendo soportar la difusión de la verdad por los católicos
bien organizados y apoyados efectivamente por su valiente Jerarquía, que pedían a los masones respetaran la
libertad que ellos continuamente propalaban en sus tenidas. Libertad de
profesar la religión del pueblo mexicano en el hogar, en sus templos y a la luz
del día en la calle. Defendían con celo la libertad de la enseñanza católica de
acuerdo a la Doctrina de la Iglesia en sus centros de enseñanza, para
defenderse de las sectas protestantes yanquis, esas sí, toleradas por el
Gobierno revolucionario. Este gobierno masón pidió autorización al Presidente
de la República en funciones; Venustiano
Carranza para retirar el servicio religioso de los templos, cerrándolos
“por haber sido utilizados para incitar
al pueblo a rebelarse y por haber atacado la Constitución (masónica y
socialista) de 1917”. Dicha
disposición fue autorizada por Carranza el 15 de julio de 1917. (6)
(6)
Este ataque de la Masonería a la Iglesia Católica fue inaudito y ni siquiera B.
Juárez presidente del Partido Liberal y por tanto presidente de la Provincia
Masónica Mexicana en 1857, se atrevió a dictarla durante la Guerra de Tres Años
contra el pueblo católico de sesenta años atrás. “Revoluciones Sociales de
México”, D. Antonio Gibaja y Patrón, tomo III, 1926.
La
prisión del Arzobispo Orozco y Jiménez, su consecutiva
expulsión del país, el cierre de los templos del Estado de Jalisco, la
persecución de los sacerdotes y la obligación de registrarse ante las
autoridades revolucionarias; provocó la defensa del pueblo católico, por medio
de sus dirigentes e intelectuales, en una resistencia bien organizada contra el
Gobierno revolucionario y masón. El pueblo católico del Estado de Jalisco se
manifestaba decidido a luchar por sus derechos ciudadanos. Pidieron al
Gobernador interino Gral. Manuel M. Diéguez que convocara al Congreso del
Estado para abrogar el Decreto persecutorio. Los abogados católicos estaban
apoyados por el Vicario General del Arzobispado P. Manuel Alvarado. Este grupo
de abogados había interpuesto un recurso de amparo, pero el 30 de julio el juez
de distrito se los negó.
En
vista de la cerrazón del Gobierno revolucionario, el Vicario General P. Manuel
Alvarado, ordenó la clausura de los Servicios Religiosos en todos los templos
de Jalisco. Las familias católicas vistieron de luto, se apartaron de
diversiones y fiestas, para trasladarse por la ciudad se negaron a utilizar el
transporte público y la gran mayoría se encerró en sus hogares.
Esta situación duró
hasta el año siguiente en que el nuevo Gobernador Manuel Diéguez declaró sin
efecto el Decreto el 4 de febrero de 1919. El pueblo católico, de entonces,
estaba decidido a hacer frente a los revolucionarios con decisión y valentía.
Estaban conscientes de que México era una especie de laboratorio de los
enemigos de CRISTO, para quitarle su religión católica de manera violenta. (7)
(7)
Recordemos la directiva de los gobiernos masones y protestantes de los Estados
Unidos: Un funcionario del gabinete del presidente Woodrow Wilson (1913-1921),
externó públicamente esta máxima política de los gobiernos yanquis: “La absorción de los pueblos
hispanoamericanos será muy larga, cuando no imposible, si antes, no les
quitamos su religión católica” Este funcionario era Franklin Delano Roosvelt, presidente yanqui de 1933 a 1945.
También hay que aclarar
de que en ausencia del Arzobispo Orozco
Jiménez; había tomado su lugar de dirigente de los católicos
jalicienses, un abogado joven, inteligente, decidido y verdadero soldado de
CRISTO, este era nada menos que el MÁRTIR Lic. Anacleto González Flores, quien pudo organizar
a los jóvenes dirigiéndolos y unificándolos en la UNIÓN REGIONAL DE JALISCO.
Aquí tenemos dos
ejemplos en dos personajes destacados y sus correspondientes movimientos
sociales: Monseñor Francisco Orozco Jiménez, y el MÁRTIR Lic. Anacleto González Flores.
ESTOS FUERON LOS ANTECEDENTES CERCANOS al viril levantamiento del pueblo mexicano en el Estado
de Jalisco, entre los años de 1917 y 1919, de lo que sería ocho años más tarde:
LA GUERRA CRISTERA.
¿QUIENES
ERAN LOS REVOLUCIONARIOS?
CONSULTAR
EL “CUADRO ESQUEMÁTICO DE LOS
ACONTECIMIENTOS REVOLUCIONARIOS” QUE PRESENTARÉ A LOS ESTIMADOS LECTORES EN EL SIGUIENTE TEXTO, EN PREPARACIÓN:
LUIS OZDEN, ABRIL DEL 2016..
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