ANTECEDENTES
REMOTOS DE LA GUERRA CRISTERA
Aunque los antecedentes
de todas las revoluciones que ha padecido MÉXICO, nuestro país desde antes de formarse
como entidad política independiente en 1821, han sido provocadas por individuos
extraños a nuestra cultura española. Han sido, también, los integrantes
mexicanos de las logias masónicas, quienes armados por la Masonería
Internacional con sede en la República de los Estados Unidos de América, se han
prestado traidoramente para atacar de diversas maneras y en diferente tiempo, al pueblo católico mexicano desde
principios del siglo XIX.
HISTORIA DE COMO SE OPRIMIÓ AL PUEBLO CATÓLICO HISPANOAMERICANO, POR MEDIO DE SUS GOBIERNOS LIBERALES Y MASÓNICOS.
Vamos a mencionar
brevemente, la siguiente información obtenida de varios investigadores católicos
que han estudiado las acciones masónicas desde el siglo XVIII.
a)
La Masonería europea reunió sus cuatro principales Logias en el año de 1717 en
la ciudad de Londres, capital de la Gran Bretaña, para crear la Gran Logia que
movería a sus agentes para infiltrarlos en las monarquías católicas, y aún para
influir las decisiones de los Sumos Pontífices romanos. Plan de enorme
atrevimiento, que la Masonería Internacional con sede en Inglaterra, comenzó a maquinar contra el
Orden Católico desde principios del siglo XVIII.
La prueba más contundente de
lo afirmado anteriormente es la Bula “In eminenti” del 24 de abril de 1738 que S.S. el Papa Clemente XII
emitió como primera advertencia oficial a la Jerarquía de la Iglesia, del
peligro masónico, con que la sociedad católica de entonces, se tendría que
enfrentar.
Sin detenerse, e
ignorando la advertencia del Papa, los masones continuaron sus ataques e
infiltraciones en la sociedad católica europea, llevando adelante, su plan
destructivo del Orden Cristiano.
Tanta fue su labor de
zapa que el 18 de mayo de 1751 S.S.
el Papa Benedicto XIV emitió la Bula “Pro
vidas romanorum” denunciando el
continuado avance de la infiltración
masónica en las monarquías católicas de Europa.
b)
Los masones y su liberalismo se infiltraron hasta las cortes reales y rodearon
las personas de los reyes de Portugal, Francia, España y Nápoles, acusando,
falsamente, a los Padres jesuitas de lo mismo que la Masonería intentaba hacer,
es decir; la destrucción de las Monarquías católicas.
Los masones infiltrados
en las cortes europeas lograron que los reyes José Manuel I de Portugal en 1759, Luis XV de Francia en 1764
y Carlos III de España y el Reino de Nápoles en 1767, expulsaran de sus
posesiones a las jesuitas, y todavía más; lograron que el Papa Clemente XIV disolviera la Orden de San Ignacio en 1773, dejando a la Iglesia Católica
inerme, a merced de sus más peligrosos enemigos: los masones.
El Judaísmo
Internacional y su brazo la Masonería prepararon la rebeldía de los colonos
angloamericanos para separarse de Inglaterra en 1783 y a continuación,
provocaron la Revolución francesa en 1789.
También, durante el
periodo de 1775 a 1784, las Monarquías católicas; Carlos III de España y Luis
XVI de Francia ayudaron con dinero, hombres y armas a los revolucionarios de
George Washington, porque las dos monarquías católicas estaban en guerra contra
Inglaterra. Entonces, la Monarquía inglesa de acuerdo con la Masonería “perdió” la guerra y pidió la paz,
reconociendo al nuevo país americano: la
República Democrática y Federal de los Estados Unidos de América.
He aquí la paradoja de
tres Monarquías aristocráticas
reconociendo a una república democrática y plebeya. El Tratado de paz de 1783
fue firmado en la ciudad de Versalles en Francia.
Existe una carta muy
interesante del masón Conde de Aranda, firmante del Tratado de 1783 representando
a la Monarquía Española. Después de la firma, el Conde de Aranda la dirigió al
rey Carlos III. De ella entresacamos un párrafo que dice así:
“…..me
limitaré a lo que nos ocupa sobre el temor de vernos expuestos a los peligros
que nos amenazan de parte de la nueva
potencia que acabamos de reconocer, en un continente en que no existe
ninguna otra, en estado de contener sus progresos, Esta república federal ha nacido pigmea por decirlo así, y ha
tenido necesidad de recibir apoyo y de las fuerzas de dos potencias tan
poderosas como la España y la Francia,
para conseguir su independencia. Vendrá un día que será un gigante, un coloso
temible en esas comarcas. Olvidará entonces los beneficios que ha recibido de
las dos potencias, y no pensará más que en su engrandecimiento……”
El juego político de la
masonería inglesa salió a pedir de boca;
la Monarquía inglesa, aparente perdedora, en realidad resultó ser la ganadora,
porque con esos movimientos nacía en 1783
la futura potencia masónica y protestante, los
Estados Unidos, que destruiría en 1789 a la Monarquía francesa con la
sangrienta Revolución entre 1789 y 1793,
y al Imperio Español con la rebeldía
y separación de sus posesiones americanas entre los años de 1804 y 1821. La Revolución francesa y las revoluciones hispanoamericanas fueron
preparadas por la Masonería desde Londres, Inglaterra y desde Charleston, Carolina del sur en los Estados Unidos.
En el año de 1802 la Logia mística de Europa se trasladó a la ciudad puerto de Charleston, Carolina del Sur,
grado 33 en la latitud norte en USA. Los siete judíos fundadores de la
referida Logia, siendo presidente de los Estados Unidos, Thomas Jefferson (1801-1809), y de acuerdo con la monarquía inglesa
del rey Jorge, apoyaron la invasión de España en 1808 con el ejército, del entonces, emperador francés Napoleón
Bonaparte. Decretaron la destrucción del Imperio
Español, bajo el rey Carlos
IV, moviendo al mismo tiempo, a sus agentes entre las sociedades
hispanoamericanas, para engañarlas y armarlas contra la Corona Española,
separando del Imperio sus provincias, de manera destructiva y sangrienta, como
así sucedió entre 1803 y 1821.
Leyendo los libros de los
siguientes autores: Don Antonio Gibaja y Patrón; el Padre Francisco Regis
Planchet, don Alberto Ma. Carreño, don Niceto de Zamacois y don Salvador
Abascal. Podemos deducir que el Plan Maestro de la Masonería Internacional para
apoderarse de la Nueva España, con
su enorme riqueza estaría compuesto de tres
fases revolucionarias:
LA
TRES FASES DEL PLAN
1ª
Revolución.
Para la Nueva España decretaron destruir su
riqueza comenzando con la revolución del
cura Miguel Hidalgo en 1810. Cosa
que no sucedió completamente, porque el pueblo católico “no cooperó” en esa
destrucción como se preveía. Dos años después, en 1812, la gran Logia de Charleston promovió en España la proclamación de la Constitución liberal por las Cortes
reunidas en el puerto de Cádiz, en
ausencia del Rey español, por estar prisionero en Francia. Esta Constitución resultó ser más revolucionaria que los rebeldes criollos.
Tras la prisión y
fusilamiento de Hidalgo, Allende,
Aldama, Jiménez y sus subalternos en 1811,
se siguió la fase destructiva con las
campañas de los curas Morelos y
Matamoros, entre otros revolucionarios. Después de la prisión y
fusilamiento de éstos en 1815, siguió
la campaña organizada en Londres y los Estados Unidos en 1817, con el guerrillero Javier
Mina quien también cayó prisionero y fue fusilado en octubre de 1817, como los anteriores caudillos, de
rodillas y por la espalda, por haber
sido todos, traidores a su nación y a su Rey.
Con la muerte de Javier
Mina, los revolucionarios novohispanos quedaron sin un líder, entonces la
Masonería manejada, como siempre, desde los Estados Unidos, ideó aplicar de
nueva cuenta, en España y las provincias de ultramar, la Constitución liberal de Cádiz, abolida en 1814 por el rey Fernando VII, a su vuelta de Francia.
En 1820,
la Masonería internacional obligó de nuevo, a Fernando VII a proclamar la Constitución liberal, con lo que se
provocó el malestar e inconformidad deseados por las logias, para inquietar a
todas las capas de la población del Imperio Español, especialmente a la Jerarquía de la Iglesia que vio en esta maniobra el principio de su ruina.
Entonces, la Masonería
escogió para la Nueva España, un nuevo líder revolucionario, que conciliando
voluntades, separara a la Nueva España del Impero Español de manera incruenta.
Este fue, el coronel don Agustín de Iturbide (1),
que, propuso para la Nueva España, de acuerdo con la clase social elevada: un Imperio Católico independiente,
desechando la República al estilo de los angloamericanos protestantes.
La mayoría de las
clases sociales novohispanas aceptaron apoyar a Iturbide, por lo que los individuos movidos por las logias no
pudieron ir, en ese crucial momento, a contracorriente del pueblo. Así que
momentáneamente, disimularon y apoyaron el Plan
de las Tres Garantías para poder consumar la Independencia.
(1) Aún no hemos podido
comprobar si don Agustín de Iturbide fue o no masón. Tal vez posteriores
investigaciones nos aclaren porqué siendo don Agustín un coronel inactivo, (no
participó en la lucha contra Javier Mina) apartado en sus propiedades rurales,
de pronto, sale a la palestra llamado por el virrey Juan Ruiz de Apodaca para terminar
con el último brote rebelde en la persona de Vicente Guerrero. Y en vez de
ello, Iturbide se rebeló contra el sistema virreinal y concibió el Plan de las Tres Garantías para separar
la Nueva España del Imperio Español.
Una vez consumada la
Independencia con la complicidad de las Cortes
de Cádiz, el 27-28 de septiembre de
1821, los masones novohispanos de varias logias, ahora recientemente
independientes, elevaron a Iturbide para hacerlo Emperador, por medio de su
“Congreso Nacional Constituyente” el 19
de mayo de 1822. Pero, las directivas masónicas de Nueva Orleans ordenaron
estorbar todos los decretos del
Emperador hasta que finalmente lo presionaron
para que renunciara el 19 de marzo de 1823.
2ª
REVOLUCIÓN.
PRIMERA FASE
Destruido el Imperio de
don Agustín Iturbide e instalada la República a la manera yanqui en octubre de 1824; el territorio mexicano y sus
riquezas quedaron a merced de los
Partidos políticos: los CONSERVADORES Y los LIBERALES, ambos manejados POR LAS
LOGIAS YANQUIS.
Durante los siguientes 35 años, de 1824 a 1859; la segunda Revolución destruyó lo que
México había heredado de España. Con la complicidad de Antonio López de Santana y Valentín Gómez Farías en la presidencia
y vicepresidencia de la República. Lo que quedaba de la riqueza material fue destruida
también; esto desmoralizó a sus habitantes y desapareció la confianza que había
entre ellos. Y para rematar; el inmenso territorio de la Nueva España fue
cercenado por la invasión yanqui entre 1846
y 1848.
Después de terminada la
guerra de rapiña que los Estados Unidos aplicara a México, Con el Tratado de Guadalupe-Hidalgo el
gobierno mexicano recibió un total de 15 millones de pesos como compensación
por la “compra” de la mitad de su territorio, una extensión mayor que los
territorios combinados de Alemania, Francia y España.
Los malos gobiernos que
se sucedieron en el poder de la cercenada República Mexicana dilapidaron en
poco tiempo ese dinero y para 1851, no quedaba más de un millón. Cuando se
festejaron los 30 años de consumada la
“Independencia”, el Diario “El Correo”
de la capital mexicana, hizo un balance entre los tiempos del Gobierno Español
y el de la Independencia:
Yo presento el texto en
mayúsculas; para que el lector se dé cuenta de la amargura e impotencia del escritor, después
de la tragedia nacional de entonces, y
que se parece mucho a la que padecemos en este siglo XXI.
“HEMOS PERDIDO LA GUERRA: PORQUE EL RICO
Y VASTO PAÍS QUE ERA LA NUEVA ESPAÑA, TENÍA UNA ADMINISTRACIÓN BIEN ORGANIZADA,
RESPETABLE, FIRME Y DISCRETA CON LA CUAL SE PROSPERABA, Y QUE HACÍA PROVERBIAL
LA FELICIDAD MEXICANA; Y DESDE LA
INDEPENDENCIA ACÁ, NUNCA HEMOS TENIDO UNA ADMINISTRACIÓN IGUAL NI LA
TENEMOS AHORA, Y TODOS, POR DESGRACIA,
HAN SIDO PASOS EN VANO QUE DÍA EN DÍA NOS HAN IDO DEBILITANDO…”
”HEMOS
PERDIDO: PORQUE HASTA
1810 ÉRAMOS RESPETADOS EN EL EXTERIOR Y
DE LA INDEPENDENCIA PARA ACÁ HEMOS SIDO EL JUGUETE DE TODAS LAS NACIONES
QUE NOS HAN QUERIDO INSULTAR, Y NUESTROS PUERTOS HAN SIDO BLOQUEADOS, NUESTRAS
PLAZAS TOMADAS, NUESTRA DECANTADA NACIONALIDAD, ESCARNECIDA, DOQUIERA SE HA
LEVANTADO LA HIDRA REVOLUCIONARIA, Y NO
SE HA PASADO UN SOLO AÑO SIN UNA REVOLUCIÓN CUANDO MENOS.”
“HEMOS PERDIDO LA GUERRA:
PORQUE ANTES, EL VASTO Y EXTENSO CONTINENTE AMERICANO ERA INMENSO Y DESPUÉS SE
HA FRACCIONADO, ASALTÁNDONOS EL EXTRANJERO Y TOMÁNDONOS LO QUE HA QUERIDO;
AQUELLO QUE EN OTROS TIEMPOS NO PUDIERON TOMAR Y ESTUVO SIEMPRE DEFENDIDO.”
“HEMOS
PERDIDO LA GUERRA: PORQUE ANTES, LA ORGANIZACIÓN DE
NUESTRA ADMINISTRACIÓN PROTEGÍA LAS VIDAS Y PROPIEDADES DE TODOS, HABÍA UNA
BUENA POLICÍA, BUENAS COMPAÑÍAS PARA PONER ORDEN, BUENOS SOLDADOS, VIGILANTES
JEFES, LAS BARRAS DE PLATA SE AMONTONABAN EN LOS ZAGUANES DE LAS CASAS E IBAN Y
VENÍAN NUMEROSAS CONDUCTAS SIN RIESGO ALGUNO, Y HOY NO PUEDEN LOS CIUDADANOS NI
PASEARSE POR LA ALAMEDA, NI PUEDEN VENIR LAS FAMILIAS SIN UNA ESCOLTA, NI EN LA
FRONTERA PUEDE VIVIRSE PORQUE EL SALVAJE SE SABOREA CON NUESTRAS CABEZAS.”
“HEMOS
PERDIDO LA GUERRA: PORQUE ENTONCES, BUENO O MALO EL
SISTEMA DE CONTRIBUCIONES NO LAS HACÍA ODIOSAS PARA EL CIUDADANO, HABÍA LOS
PRECISOS EMPLEADOS, Y POR CONSECUENCIA SOBRABA DINERO EN LAS
ARCAS, Y HOY, POR MILLARES LOS EMPLEADOS CON GABELAS HASTA POR EL PENSAMIENTO,
PUES TALES SON LAS CONTRIBUCIONES PROFESIONALES, Y CON MÁS RECURSOS EN
APARIENCIA, PERECEMOS DE HAMBRE Y MISERIA, HACIÉNDOSE CADA DÍA MÁS OSCURO EL
PORVENIR”.
“HEMOS
PERDIDO LA GUERRA: PORQUE ENTONCES, A PESAR DE LO QUE SE PRETENDE DECIR EN CONTRARIO, LA CAPACIDAD
Y MÉRITO PUDIERON BRILLAR Y TODOS TENÍAN EL DERECHO DE NIVELARSE POR MEDIO DEL
TALENTO, HOY, EN SABIENDO INFLUIR EN UN COLEGIO ELECTORAL VEMOS ALZARSE LAS
MAYORES NULIDADES A LOS MÁS ALTOS DESTINOS EN TODOS LOS PUESTOS DE LA NACIÓN Y
LLEVARLA ASÍ A LA RUINA”.
EL DIARIO “EL MONITOR REPUBLICANO” COMENTABA LA
SITUACIÓN DEL PAÍS EN ESE AÑO DE 1851,
DE ESTA MANERA:
“EL HORROROSO CUADRO
QUE PRESENTA LA TRISTE SITUACIÓN DE LA
REPÚBLICA, COMPRIME Y ABATE EL CORAZÓN MÁS ESFORZADO DE LOS MEXICANOS. MISERIA
Y ANARQUÍA: HE AQUÍ LAS DOS CUESTIONES QUE ABSORBEN LOS HOMBRES PENSADORES…..”
Sin
embargo, estos diarios de la capital, en sus lamentos, no indican ni una sola
razón de quienes eran los culpables de la pérdida del 47, no acusan a los responsables de la
triste situación en que quedó la nación mexicana. La prensa de entonces sabía
los nombres de los militares que no habían cumplido con su deber para defender
la patria.
Esto queda para una especial investigación posterior que todavía no
se ha hecho.
El escritor don Antonio
Gibaja, autor de libro “Comentario
crítico auténtico y crítico a las Revoluciones Sociales de México” escribió
su tratado de 5 tomos en 1930, cuando
aún corría la sangre del pueblo cristero, y se lamentaba así: “Esto se decía en 1851; eso se dijo en todos
los años siguientes, y eso se sigue diciendo hasta estos momentos de diciembre
de 1930, menos al final del periodo de Porfirio Díaz”
En
esa primera fase de la Revolución, la Iglesia Católica fue despojada de lo que
el pueblo novohispano le había donado a lo largo de 300 años;
El positivo carácter
religioso y familiar del novohispano quedó apocado y desconfiado; su
instrucción y educación familiar quedó herida para siempre, mientras que la primera generación de mexicanos independientes
quedó dividida en dos partes:
a) En la casta de malos
gobernantes sostenidos por la política yanqui porque les convenía; que este
país nunca se organizara, por un lado, y
b)
El pueblo católico quedó aplastado por las leyes impías contra su religión.
Leyes dictatoriales y confeccionadas por la Gran Logia de Nueva Orleans desde 1823,
y aplicadas por los masones mexicanos desde su traición al Imperio Mexicano de Agustín Iturbide provocando su
caída en ese año, y la implantación de la República al estilo de los Estados
Unidos en 1824.
Pero la Masonería internacional y sus aliados,
los traidores al pueblo católico mexicano como hemos dicho, tenían en mente otra Revolución que se les dictaba desde las
logias yanquis y que comprendía varias fases como ya hemos expuesto.
SEGUNDA FASE
La segunda fase de la
Revolución masónica fue preparada por la
cúpula financiera de los judíos internacionales, a través de los gobiernos
yanquis, durante la segunda mitad del siglo XIX para convertir a México en una provincia judía y aplicar las
teorías socialistas de Carlos Marx y Federico
Engels, por medio del Partido
Liberal masón.
La pandilla de
criminales (2) que habían tomado las
riendas del poder en 1855 por medio del Plan
de Ayutla, aconsejados y financiados desde Nueva York por sus congéneres
yanquis, llevaron a la presidencia de la República al liberal Martín Carrera como
presidente interino cuyo propósito era deshacerse del general Antonio López
de Santa Ana, “trasto viejo” que bien había servido a los liberales desde
la traición a Iturbide en Veracruz en 1822. Para llevar a la presidencia de
México al “trasto nuevo” recomendado por la Casa Blanca: B. Juárez.
(2)
Juan
Álvarez (negro zambo llamado “la pantera del sur”, por sus horrendos crímenes),
Florencio Villareal, Ignacio Comonfort, Trinidad Gómez, Diego Álvarez, Tomás
Moreno y Rafael Benavides. Proclamaron
el Plan de Ayutla y la consiguiente revolución contra Santa Ana) el 1º de marzo de 1854 en la villa de Ayutla del actual Estado de
Guerrero y que tres años después, desencadenaría una terrible revolución contra
la Iglesia del pueblo católico mexicano por medio de la Constitución de 1857 y Leyes de Reforma.
LA
GUERRA DE TRES AÑOS
Con la aplicación de
las directivas de la Gran Logia de Luisiana con sede en Nueva Orleans, comenzó
la “Guerra de Tres Años”, para
aplicar la Constitución de 1857 y
las llamadas Leyes de Reforma en 1859 por B. Juárez; cabeza de los masones
mexicanos; individuo del más alto grado del rito de York en México; hombre
ambicioso sin escrúpulos y sin ningún acto nacionalista de su parte. (3)
La Revolución de Ayutla
fue el puente que el lobby judío de Nueva York le tendió a B. Juárez y su Partido
Liberal quienes quedaron entregados,
al gobierno de los Estados Unidos de América, hasta la abyección. Con la Constitución de 1857 y sus consecuentes
Leyes de Reforma, fue inyectada LA 2ª FASE REVOLUCIONARIA MASÓNICA, a la pobre y
maltrecha nación mexicana con 30 años de vida “independiente”, y separada del
Imperio Español en 1821.
(3)
Por tanto, aquí tenemos
a B. Juárez quien ha sido el mayor
enemigo del pueblo mexicano, de su religión y de la jerarquía mexicana de la
Iglesia Católica, pero cabeza del “pueblo
masónico mexicano”.
Como lo prueban los siguientes
historiadores en sus respectivas investigaciones: don Antonio Gibaja y Patrón,
el Padre Francisco Regis Planchet, el Padre Mariano Cuevas, Padre Gerardo
Decorme. Don José Elguero, don Miguel Galindo, don José Eleuterio González, don
Ricardo García Granados, don Francisco Bulnes, Joaquín García Icazbalceta, don
Manuel Márquez de León, don Victoriano
Salado Álvarez, don Nicolás Serra y Caussa, don Carlos Pereyra, don Niceto de Zamacois
y don Salvador Abascal.
La llamada Guerra de Tres Años contra las fuerzas
conservadoras del pueblo católico mexicano se inició con el Plan de Ayutla que desconocía al
antiguo dictador masón Antonio López de Santana y desató la Revolución liberal
de 1855, con todo su odio anticatólico por medio de las Leyes de Reforma decantadas en La
Constitución de 1859.
He aquí algunos de los artículos:
A. 3º Elimina a la Iglesia Católica de la Educación del pueblo.
A. 13º Pone fin a los privilegios y tribunales especiales la Iglesia
Católica.
A. 27º Ratifica la ley Lerdo de 1856 que prohíbe a la Iglesia Católica
administrar bienes o empresas destinadas al culto religioso.
A. 56º Impide a los sacerdotes aspirar a la Presidencia de la
República.
A. 123º Permite al Gobierno Liberal controlar la práctica del culto.
También, el gobierno de
B. Juárez dio su apoyo a una
“Iglesia mexicana”, precario intento de crear una Iglesia cismática. Y regaló uno de los claustros del
venerable convento de San Francisco, primer convento del Continente Americano,
a la Iglesia yanqui Metodista para
instalar el primer templo hereje en la República Mexicana.
S.
S, Pío IX condenó estas medidas enviando un comunicado a B.
Juárez:
“Condenamos,
reprobamos y declaramos írritos y de ningún valor los llamados decretos de
reformas y todo lo demás que haya practicado la autoridad civil con tanto
desprecio para la autoridad eclesiástica y de esta Silla Apostólica”
Este respaldo absoluto
del Papa Pío IX, hacia el clero
mexicano auspició el alzamiento popular católico en los años 1858 a 1861, conocido como la “GUERRA DE TRES AÑOS” PRIMER
PRECEDENTE DE LA EPOPEYA CRISTERA DEL SIGLO XX.
“La catolicidad
mejicana sostuvo esa lucha contra aquellos laicistas jacobinos y masones de la
llamada REFORMA LIBERAL, que habían impuesto la libertad para todos los cultos menos para el culto católico
sometido al control restrictivo del Estado Liberal, la puesta en venta los
bienes de la Iglesia Católica, la
prohibición de los votos religiosos, la supresión de la Compañía de Jesús
junto con sus colegios, el juramento de todos los empleados del Estado Liberal
a favor de estas medidas, la deportación
o el encarcelamiento de todos los Obispos y sacerdotes que protestaran, y una prohibición sangrienta a toda manifestación pública de protesta del pueblo católico.”
Históricamente,
está bien claro que la guerra la inició el Partido Masónico Liberal pro yanqui,
con las Leyes de Reforma de 1857 y la Constitución del 1859.
Para someter al pueblo mexicano y a la Iglesia Católica de México.
Después del
apoyo incondicional de S.S. Pío IX.
Este apoyo naturalmente caritativo del Jefe de la Iglesia Católica a su grey
mexicana, enfureció al gobierno masónico
protestante del presidente demócrata y esclavista James Buchanan, en los Estados Unidos.
A pesar de las amenazas
de los impíos, sostenidos en el poder, por el gobierno de los Estados Unidos,
hubo muchos levantamientos de los católicos en los Estados de Jalisco, Michoacán, Puebla y Tlaxcala. La
guerra se generalizó entre conservadores y liberales, aclarando que las armas
conservadoras, procedían del ejército de línea y del dinero de los grandes
hacendados, así como algunas sumas menores que el pueblo católico donaba y que
los sacerdotes administraban.
Por el contrario, los
liberales las recibían de los mercaderes yanquis y se pagarían con el crédito del
gobierno yanqui a B. Juárez y su
gente, con posibles donaciones de territorio mexicano.
Así se trabó una cruenta guerra civil entre los patriotas católicos contra
los liberales masones a quienes seguía la plebe más sanguinaria, de la misma
clase de los que robaron y asesinaron en tiempos de las insurrecciones de
Hidalgo, Morelos, Matamoros y Mina entre 1810 y 1820, antes de consumada la
Independencia. Prisiones y fusilamientos
por ambos mandos se sucedieron muchas veces y las naturales venganzas de unos y
otros se hicieron presentes en esos fatídicos TRES AÑOS ENTRE 1858 Y 1861.
En 1860 B. Juárez expulsó del país a todos los prelados extranjeros,
que eran muchos. Esta acción y todas las injusticias expuestas anteriormente, aceleraron
la intervención europea para detener la guerra civil mexicana y porque los
liberales solamente se sostenían en el poder por la ayuda de sus “hermanos”
masones yanquis. Los católicos mexicanos que no tenían suficientes armas con
caudillos que eran pocos, pensaron seriamente en pedir ayuda a las Monarquías
católicas de Europa, para traer a México un príncipe que los protegiera de los
enemigos del pueblo católico, es decir, de los yanquis y sus incondicionales traidores nativos. Hay que recordar
que B. Juárez, solamente era presidente interino de la República Mexicana, por
lo que el Partido Conservador podía nombrar a uno de los suyos como Presidente
de la República si el H. Cuerpo Diplomático de los países extranjeros le diera
su apoyo.
EL
GENERAL MIGUEL MIRAMÓN ES ELEVADO A LA PRESIDENCIA POR EL PARTIDO CONSERVADOR
Las fuerzas
conservadoras nombraron como presidente interino al militar de cierto prestigio
don Félix Zuluaga, así los dos Partidos contrarios de México tendrían sus
presidentes suplentes. Entonces, don Félix Zuluaga fue reconocido por el Cuerpo
Diplomático y obtuvo mayor importancia
que B. Juárez.
Entonces Zuluaga le
pasó la presidencia, el 29 de enero de
1859, al general Miguel Miramón
Tarello, militar joven de gran prestigio, pues entre otras acciones había
combatido heroicamente a los yanquis invasores de 1847 siendo cadete del Colegio Militar. Y más tarde, en la “Guerra
de los Tres Años” había ganado importantes plazas y batallas a los liberales.
Al comenzar el año de
1860 Miramón siendo Presidente sustituto e interino comandaba al ejército conservador en
las exitosas batallas que libró, haciendo que el Presiente interino liberal B.
Juárez, huyera sin remedio hasta el puerto de Veracruz donde sentó sus reales
confiado en la ayuda yanqui que desde el puerto de Nueva Orleans recibiría.
Al
Tratado Mon-Almonte con España, que
los conservadores habían tratado. B. Juárez contestó con el oprobioso
Tratado MacLane-Ocampo (3-B) que el Presidente James Buchanan de los Estados Unidos, aprobó
a unos meses de la Guerra yanqui del Norte contra el Sur.
(3-B)
El
historiador liberal don Francisco Bulnes analizó imparcialmente el Tratado Mac.
Lane-Ocampo. Y en 6 apartados explicó, como ningún otro escritor contemporáneo,
el significado de ese compromiso liberal:
1- El Tratado Mac
Lane-Ocampo implica las más graves responsabilidades del gobierno inmoral (de
B. Juárez) en Veracruz.
2- Pone en evidencia
que la nacionalidad mexicana estuvo a punto de desaparecer para siempre en el
primer semestre de 1860.
3- Fija la similitud de
procedimientos de las facciones, en los países donde el pueblo es sólo su
víctima.
4- Da a conocer la
falta de Fe ( o sea la impudicia) de los hombres de Veracruz en el triunfo de
su causa, solamente, por medios honrosos, patrióticos y perfectamente lícitos.
5- Establece las verdaderas cualidades y los
verdaderos errores, faltas y delitos de los gobernantes liberales de 1859.
6 – Sirve para decidir con justicia sobre el valor
de las dos facciones beligerantes: liberal
y conservadora.
LA
BATALLA NAVAL ENTRE CONSERVADORES Y LIBERALES.
El presidente Buchanan
de los Estados Unidos se enteró por medio de su espía el ex cónsul John Black
que desde la ciudad de México le informó acerca de los barcos españoles que
Miramón había comprado en Cuba con dinero de los católicos mexicanos, para
ayudarlo a tomar Veracruz y- apresar a B. Juárez.
El presidente Buchanan
ordenó que salieran de Nueva Orleans las fragatas Wave e Indianola para cumplir
el Tratado McLane- Ocampo de “ayuda mutua”, aprobado por Buchanan, aunque todavía no estaba aprobado por el Congreso
yanqui.
Las mafias, yanqui y
liberal mexicana se hicieron una para declarar a los barcos del Parido
Conservador, como si fuesen ”naves piratas” y atacaron los navíos mexicanos sin
que existiera guerra declarada entre las dos naciones. Como siempre, los
políticos yanquis aparecían como lo que realmente han sido toda su vida: PIRATAS descendientes de PIRATAS.
En marzo de 1860 la
corbeta Saratoga al mando del general Turner,
cañoneó las naves mexicanas, dejándolas a la deriva, las abordaron, apresaron a
sus capitanes y las otras naves yanquis las remolcaron a Nueva Orleans para someter a juico a los mexicanos.
Este incidente en la Guerra de Tres Años
entre conservadores y liberales nos da la pauta de quienes eran los
liberales y su cabeza B. Juárez:
entreguistas a los yanquis y traidores a su nación.
El general yanqui Turner estacionó sus naves frente a
Veracruz en son de guerra contra los conservadores y en defensa de los
liberales de B. Juárez. La toma de Veracruz por las tropas del Presidente
Miguel Miramón fracasó y se retiraron al interior.
James
Buchanan sabía que no era B. Juárez quien debía vencer al Partido Conservador y
a su presidente el general Miguel Miramón, sino el gobierno de los Estados Unidos.
Pues la mentira del
enviado de Juárez a Washington, José Ma. Mata, de que los conservadores habían
pedido a España su protección contra los Estados Unidos, había prendido
“hipócritamente” en el ánimo de Buchanan y el Congreso yanqui. (4)
(4)
No está por demás incluir en esta síntesis histórica del siglo XIX mexicano,
los escritos del historiador don Antonio
Gibaja en el IV tomo de su obra sobre las “Revoluciones Sociales de México” referentes a la preferencia
yanqui por B. Juárez y su Partido Liberal “Constitucionalista”, para que el
lector tenga el conocimiento real de la historia mexicana.
En el Capítulo X,
página 126 del IV tomo escribe don Antonio Gibaja:
“Sabemos
que México es una Provincia Masónica,
que el partido liberal está manejado por las logias y éstas por el Gobierno
Supremo de la Masonería asociado al Gobierno de Washington; que los que se
llaman Presidentes de la República Mexicana, como Juárez, no son más que empleados subalternos de aquel gobierno
y que el agente diplomático, como José M. Mata representa un papel
complementario de todas sus falsedades.
De
todo lo cual resulta que La Reforma para implantar los principios de las Leyes
de 1833, para poner en lucha al Partido Conservador contra el Liberal, hasta
aniquilarlo, para perseguir al Clero y al Catolicismo, y despojar a la Iglesia
de sus bienes materiales, todo era obra
del Gobierno Supremo de la Masonería, teniendo como uno de sus agentes y
ejecutor de sus órdenes a B. Juárez”
Nota de Luis Ozden: B. Juárez tiene bustos y estatuas en
varias ciudades de los Estados Unidos. Hay uno en Washington, la capital, y
otro, notable por su ubicación en el centro de Chicago, Illinois.
Los liberales estaban
convencidos de su traición, por la mentalidad modernista y masónica de aquel
desgraciado siglo XIX mexicano. Ya desde la época de la Revolución contra el
Imperio Español, los masones novohispanos se habían sometido perrunamente a los yanquis y
sus sistemas liberales.
Don Antonio Gibaja
transcribe igualmente en el Capítulo de su IV tomo “Las Revoluciones Sociales”
lo que el Diario Liberal de la ciudad de Morelia “La Sombra de Morelos”
escribió en 1860, para excitar a la plebe ignorante. Revelando, a continuación,
la opinión y admiración por los yanquis por el propio José Ma. Morelos. (5)
“Ármate
de valor y de heroísmo, ahí tenéis a los bravos hijos del norte; ahí tenéis al yanqui formidable, que como
tú, odia a esa raza maldita (sic) de Fernando VII, y que junto contigo,
levantará el canto de la victoria cuando se eleve sobre sus cadáveres fríos y
sangrientos la bandera tricolor de Iturbide y el hermoso pabellón de las barras
y las estrellas”
(5) Cuando el señor
Morelos tenía establecido su gobierno en la ciudad de Oajaca, mandó publicar El Correo del Sur, periódico que era el
órgano de su política y administración, y este periódico publicó artículos
encomiásticos y laudatorias a las tropas norteamericanas que encabezadas por el
traidor Bernardo Gutiérrez de Lara invadieron la Nueva España (La provincia de
Tejas) para vencer por la fuerza a sus compatriotas los novohispanos que
sostenían al gobierno español.
El cura impío José Ma.
Morelos y Pavón, héroe del Partido
Liberal, que no del pueblo católico, envió a su hijo bastardo, Juan Nepomuceno
Almonte a estudiar en Nueva Orleans para demostrar su admiración por los
yanquis.
Hidalgo,
Morelos y Mina se apoyaron en aventureros yanquis para
destruir lo que España había construido en 300 años, acciones de lesa traición
a su cultura española y la religión de su Bautismo, admirando a la República protestante y masónica de Norte,
que desde antes de su fundación, se movía por el odio centenario de los judíos
contra la Religión Católica y su espada el Imperio Español. (6)
(6) Recomiendo
consultar las vidas y el pensamiento político de los “Padres fundadores” de los
Estados Unidos de América, principiando por el inglés nacionalizado
norteamericano Thomas Paine: Luis Ozden.
FIN
DE LA “GUERRA DE TRES AÑOS”
Estamos en marzo de 1860,
cuando el general don Miguel Miramón Tarello es presidente
sustituto de la República Mexicana con sede en la ciudad de México y B. Juárez García es presidente
sustituto por el Partido Liberal masónico con sede en el Puerto de Veracruz.
El Presidente Miguel
Miramón le dirigió a B. Juárez un
proyecto para llegar a un acuerdo de paz y detener la sangría de la sociedad mexicana
por la guerra entre los dos Partidos: Conservador y Liberal. (7)
(7)
El Partido Conservador que era el Partido de la gran mayoría de los mexicanos
de entonces, con su nombre quería demostrar que conservaba las tradiciones
ancestrales de la cultura española y la religión católica. Mientras que el
Partido Liberal representaba a una minoría que admiraba la cultura y religión
de los angloamericanos y que se había hecho con el poder político desde la
caída del primer Imperio Católico
ideado por Iturbide con la ayuda de las logias masónicas cuyo centro aún se
halla en Nueva Orleans.
Estando así las cosas,
el 3 de marzo de 1860 se presentó ante
el Presidente Miramón, el representante de Inglaterra el comodoro Aldham
comandante del buque de guerra inglés Valourous y le entregó una copia del
mensaje que Lord John Russell, ministro de relaciones exteriores de Inglaterra
dirigida a su encargado de negocios en México y otra copia también al otro
presidente sustituto B. Juárez. Que dice así:
“El
gobierno de S.M. vería con satisfacción que hubiese un armisticio de seis meses
o de un año con el objeto de nombrar una Asamblea Nacional, que elegida
imparcialmente pudiese proporcionar un gobierno estable al país”
“El
gobierno de S.M. no trata de prescribir cual debe ser este gobierno, esperando
que por su naturaleza prometa estabilidad y orden. Con este fin el Poder
Ejecutivo debe tener un carácter de permanencia”
“Deberá
declararse un armisticio general proclamando la tolerancia civil y religiosa,
pues solo con algunas concesiones de las partes beligerantes se podrá superar
el restablecimiento de la paz”
“Si
este consejo ofrecido por el bien de México, no es aceptado, el gobierno de
S.M. se verá precisado a pedir reparación a los dos partidos por el perjuicio
que han sufrido los súbditos ingleses”
“Tengo
el honor etc……John Russell.
Triste
y vergonzosa la situación del desgraciado país mexicano que las otras naciones
propusieran la política interna de la patria.
Antes de esta
proposición inglesa, ya Miguel Miramón había escrito a B. Juárez sobre el mismo
asunto y casi en los mismos términos, pero B. Juárez respondió negativamente
porque exigía que el Parido Conservador
reconociera la Constitución de 1857.
Al poco tiempo llegó a
manos de B. Juárez el mensaje del presidente Buchanan, notificando que dejaría de reconocer al Partido Conservador y
apoyar decididamente a los liberales.
Lo que así sucedió: Los
liberales juaristas comenzaron a recibir ayuda de toda clase para sostenerse,
mientras los conservadores consumían sus fuerzas y armamento atacando a los
liberales, sin poder vencerlos.
Miramón levantó el
sitio a Veracruz y se retiró a la ciudad de Puebla en el interior del país.
Tomó prisionero a Félix Zuluaga por haberse dado cuenta del doble juego de este
individuo. En mayo de 1860 llegó a Veracruz el embajador de la Reina doña Isabel
IIª y fue muy bien recibido por el Partido Conservador, causando la ira de los
liberales que llamaron traidores a Miramón y los suyos. La sociedad mexicana en su conjunto recibió
muy bien al embajador porque de esta manera los más de doce mil súbditos
españoles que vivían en México dejaron de verse acosados por los liberales pro
yanquis.
El Cuerpo diplomático
reconoció a una Junta de Notables para que eligiera oficialmente al Presidente,
que resultó ser Miguel Miramón; Esto fue una auténtica
trampa, de los representantes
internacionales, entre los que estaban incluidos los yanquis. Porque así,
de esta manera, eliminarían a los
conservadores y a su jefe el general Miramón.
A los conservadores les
esperaba la prueba más dura en el enfrentamiento de ambos ejércitos en la
Provincia de Guanajuato, el 10 de agosto
de 1860. Miramón tenía menos de cuatro mil hombres mal armados, mientras el nuevo ejército liberal contaba
con veinte mil, siendo todos los cañones y sus artilleros, soldados
norteamericanos enviados por el saliente presidente Buchanan que no tomó en cuenta al Congreso para tal
violación de las leyes de la guerra.
La derrota de los
conservadores fue completa. Miramón
se dirigió a la Junta de Notables a quienes les dirigió estas sentidas
palabras:
“He
aceptado su proposición de desempeñar la Presidencia de la Nación. Hasta donde
mis fuerzas alcancen procuraré cumplir el juramento que he prestado y
corresponder a la confianza que en mí deposita la nación…. “
“Pero
señores, mis esfuerzos aislados son imposibles para dominar la situación que
atravesamos; cuento con la cooperación más eficaz de todas las clases de la
sociedad: solo unidos los buenos mexicanos con el supremo gobierno, alcanzarán de la Providencia la
felicidad de la Nación como premio debido a sus virtudes cívicas”
El presidente de la
Junta de Notables don Teodosio Lares
le contestó:
“Excelentísimo
señor: Para para las almas nobles y desinteresadas, nunca tuvieron atractivo
los altos puestos, que aún en circunstancias comunes no presentan sino
gravísimas dificultades. Mas en estos terribles por los que atraviesa la
República, ¿Quién podría aspirar a ellos ni aún desearlos? V.E. ha sido llamado
a la presidencia de la República por el voto libre y espontáneo de sus representantes,
y sólo su patriotismo acreditado, su energía nunca desmentida, su valor de
todos conocido, han podido decidir su ánimo a aceptar tal cargo.
Propio
es de los genios extraordinarios de aterrarse a presencia de los obstáculos,
sino con ellos mismos estimularse a vencerlos. Los vencerá V.E. y alentado con
este acto de ilimitada confianza de que acaso se presentarán pocos casos en la
Historia, confiado en la protección del Dios de los Ejércitos y rodeado e los
buenos ciudadanos amantes de la independencia de la Patria, de su religión y de
su raza, sabrá Vuestra Excelencia sacrificarse animoso por tan grandes
intereses, y su nombre circuido de una aureola de gloria imperecedera, pasará bendecido
por nuestros hijos y por todas las generaciones hasta los siglos más remotos”
Como
hemos explicado anteriormente los liberales siguieron capturando plazas y
militares conservadores, fusilando a sus jefes sin juicio sumario por los traidores
ayancados.
Sin embargo los conservadores tomaron la
ciudad de Toluca cercana a la ciudad de México, desarmaron a sus jefes los
enviaron presos a la capital. Entre los papeles que incautaron al general
Santos Degollado y al general Berriozabal había uno muy ilustrativo y
comprometedor: Un plan de ataque a la
ciudad de México ideado por el ministro inglés
Mathews. Lo que prueba que Inglaterra jugaba un doble papel favoreciendo
a los Estados Unidos.
Como siempre lo ha
hecho, incluyendo a la guerra de los americanos que buscaban su independencia
entre 1776 y 1783 y que aparentemente perdieron los ingleses. Ambas naciones
anglosajonas han seguido las órdenes de sus jefes comunes, con toda seguridad; la Familia judía de los Rothschild.
La ayuda de los yanquis
a sus “hermanos” masones del Partido Liberal continuó en forma masiva con
dinero, armas de todo tipo y batallones compuestos por aventureros que vestían
el uniforme de los liberales, herejes o sin religión alguna, provenientes de
los Estados Unidos. Con esa ayuda los
mexicanos católicos no tenían posibilidad de triunfo.
B. Juárez y sus aliados
los impíos y traidores mexicanos no representaban la nación mexicana sino que
peleaban por la provincia judeo-masónica con sede Washington. ·El historiador
norteamericano y masón Richard Chism, relata:
“El
establecimiento oficial de nuevo Supremo Consejo tuvo lugar (en el puerto de
Veracruz), el 21 de diciembre de 1860.
Por esas mismas fechas,
el 22 de diciembre de 1860, se libró la última batalla entre las fuerzas nacionalistas mexicanas de Miramón
(8) que no llegaban a cinco mil efectivos, contra el ejército de González Ortega, el mayor general de B. Juárez (9) que contaba más de veinte mil efectivos de las fuerzas
internacionalistas de la Masonería, cientos de los cuales; los artilleros con
sus cañones eran yanquis con el uniforme
de los liberales.
En
San Miguel Calpulalpan fue derrotado el ejército del
Partido Conservador al que los liberales
llamaban: “Partido Clerical”,
Miramón se retiró a la ciudad de México para poner a seguro a la población
civil y encargarla al Cuerpo Diplomático, aunque evacuó la Guardia del Palacio
Nacional.
Él, se refugió en la
Embajada de España, cuando las fuerzas constitucionalistas ocupaban la ciudad.
A poco, salió de su refugio y tomó el camino de la Hacienda de su cuñado en
Puebla de los Ángeles, desde donde llegó a Veracruz de incógnito, se quedó en
el Consulado francés como asilado y tomó el primer barco que lo llevó a la
Habana. Era el mes de enero de 1861.
(8)
El Presidente don Miguel Miramón “El macabeo” como lo llama el escritor don
José Fuentes Mares en su libro “Miramón, el Hombre” aún no cumplía 30 años de
edad.
(9)
B.
Juárez de 54 años de edad, nunca estuvo en batalla alguna, siempre corrió
cuando percibía el olor de la pólvora. Jamás portó un fusil ni sabía montar a
caballo.
LA
VENGANZA DE LA HEZ POLÍTICA LIBERAL
Como era de esperarse,
cuando los hombres viles regresan al poder del que han sido echados, se convierten de viles a fieras.
La nobleza que da a los hombres la caridad católica para con sus enemigos; es
desconocida entre ellos: los ateos, los masones y la hez política.
Los festejos de la
plebe duraron una semana, mientras B.
Juárez, viajó desde Veracruz para
ocupar de nuevo, la silla del Palacio Nacional donde proclamara las Leyes de
Reforma.
Poco tiempo después
comenzaron a dictarse decretos, circulares y reglamentos para atacar a la
Iglesia y al clero, el ateo Melchor
Ocampo, ministro de B. Juárez diseminando ante el pueblo las manoseadas
mentiras contra los católicos, declaró:
“Habiendo
sido el clero el principal sostenedor e instigador del Plan de Tacubaya y de la
desastrosa guerra que de ella se ha seguido y habiendo ocasionado gravísimos
perjuicios, siendo responsables conforme a nuestras leyes (masónicas) con sus
personas y bienes, y autores de las revueltas; el Clero pagará con sus bienes los perjuicios ocasionados al país por
la última guerra”
Entre
los dogmas del Liberalismo está consignada la mentira como una virtud y siendo
además Ocampo, ateo, que se reía y se burlaba de Dios y de todas las
conciencias sujetas a alguna deidad o a alguna religión.
¿Qué le importaba
mentir? La consecuencia fue la vituperación y la calumnia a todos los hombres
de la Iglesia, seglares y regulares, de
las monjas de los conventos. La acusación de hipócrita a la religión cristiana
y la pobreza, el destierro y las cárceles para los sacerdotes. (10)
(10)
Don
Antonio Gibaja en la página 200 del Tomo IV de su Obra “Las Revoluciones
Sociales de México”.
Los periódicos
liberales sobrepasaron a toda moderación ensañándose contra las clases cultas,
educadas y ricas, con el pretexto de su alianza con el Clero. La clase militar
conservadora fue particularmente atacada y denigrada por los traidores
liberales. Todos los militares que habían servido a la patria mexicana católica
fueron dados de baja; llamados públicamente traidores y heridos en su honor.
También se declararon nulos todos los contratos privados y públicos celebrados
por el gobierno conservador entre enero de
i857 y diciembre de 1860.
Al día siguiente de la
entrada de B. Juárez y su ministro Ocampo a la capital mexicana, y poseídos
de odio satánico contra la Jerarquía de la Iglesia Católica la capital el
día 12 de enero, dirigieron cartas a los representantes diplomáticos de Roma, (S.S. Pío IX), España, S.M. Isabel II ª, Guatemala y el Ecuador (En este país gobernaba el Gral. católico don
Gabriel García Moreno) decretando su
expulsión de país por haber reconocido al gobierno conservador). (11)
(11)
Se da la circunstancia de que también, los gobiernos de Inglaterra, Francia,
Prusia y los Estados Unidos habían reconocido al Partido Conservador; pero a
estos no se los molestó.
A
los siete Arzobispos mexicanos, todos ellos personas
de mucha edad: M. Pelagio A. de Labastida y Dávalos; M. Juan B. Ormaechea; M.
Lázaro de la Garza y Ballesteros; M Joaquín Madrid; M. Clemente de Jesús
Munguía; M. Pedro Espinoza y M. Pedro Barajas, se les conminó a abandonar el
país en el término de tres días, y se hizo a la plebe que los insultara y los
apedreara cuando salieran de sus residencias.
LA
INTERVENCIÓN DE LAS POTENCIAS EUROPEAS
Corría el año de 1861 y
el Partido Liberal se vengaba encarnizadamente de los católicos mexicanos y de la
Jerarquía de su Iglesia, pero también, como
un castigo de la Providencia, surgió la división entre las filas liberales.
Por un lado B. Juárez, y por otro el general Jesús González Ortega, de gran
prestigio entre los liberales y en ese momento ministro de guerra de B. Juárez.
Este, siempre tuvo temor de González Ortega y para aplacar a sus partidarios lo
nombró Vicepresidente. Es decir; hubo
una especie de cisma entre los masones mexicanos. Los católicos vieron en este suceso la oportunidad de volver a ganar el
gobierno. La situación del gobierno liberal se complicaba porque las tropas
conservadoras dispersas por el país hostilizaban cuanto podían al gobierno de
Juárez e iban ganando posiciones, poco a poco con la ayuda del pueblo católico
mexicano. Porque sin la ayuda de los
yanquis el gobierno de B. Juárez y sus liberales caería irremediablemente.
“Esta
división obligaba a Juárez a ser más sumiso y dócil a la voluntad de las
Logias, de donde dimanaba su propio poder como presidente de México y del que sería su protagonista en la tragedia nacional que iba a
desarrollarse. (12)
(12)
Escrito
por don Antonio Gibaja y Patrón en su Obra: “Las Revoluciones Sociales de
México”
Esta
parte de la historia mexicana es de las más oscuras,
y los escritores liberales se han empeñado en hacerla más intrincada, Entonces,
sugiere don Antonio Gibaja en su estudio: La mano de Inglaterra va a sustituir a los
norteamericanos para no perder la presa mexicana. La Tragedia Nacional va a ser el engaño que la judeo-masonería
Universal va a imponer a la Iglesia y pueblo católico mexicano para impulsarlos, y luego abatirlos para
siempre. Luis Ozden.
A poco tiempo de este
suceso, B. Juárez declaró insolvente a
su gobierno por no tener con que pagar los intereses de los préstamos y
capitales extranjeros saqueados durante la Guerra de Tres Años.
A los súbditos de las
potencias: España, Francia e Inglaterra.
Mientras los tres países acreedores de México: España, Francia e Inglaterra
protestaron el decreto de la suspensión de pagos convenido con B. Juárez. Mr.
Charles Wyke representante del gobierno
inglés quien llevaba la voz cantante, y de acuerdo con el representante de
Francia Dubois de Saligny pusieron un ultimátum a B. Juárez. “Si no se deroga el decreto de suspensión
antes de las 4 de la tarde del 25 de julio de 1861, romperían sus relaciones
con el presidente liberal.”
Juárez fue aconsejado
por la Logia de los Estados Unidos para que no cumpliera los deseos de los
ministros de Inglaterra y Francia. En consecuencia, éstos declararon rotas las
relaciones con México y bajaron las banderas de sus Legaciones. Con el deseo de
ver aplicado un castigo ejemplar.
Por otra parte, a pesar
de que los Estados Unidos ya se habían dividido en dos partes, aún no había
comenzado la guerra propiamente dicha. Así que con su acostumbrada hipocresía y
fingida buena amistad, ya bajo el mando de Abraham
Lincoln, un tal Mr. Corwin, su representante en la ciudad de México, se
acercó a B. Juárez para ofrecerle sus
“buenos servicios”: Pagarles a los acreedores dos años de intereses sobre
sus créditos; Garantizando México a los
Estados Unidos el pago de la nueva deuda que iba a contraer con la hipoteca de una buena parte de su
territorio.
Y
de AQUÍ viene la propuesta del mencionado TRATADO MAC-LANE-OCAMPO CON JUÁREZ.
El gobierno inglés se
reunió en Londres con el ministro extraordinario de Francia quien también representaba los intereses de España. Mientras
tanto el gobierno de Francia en manos de
Napoleón III, se solidarizó con los de España e Inglaterra para enviar
barcos de guerra a las costas mexicanas y exigir una respuesta satisfactoria.
Tan pronto como las
naciones europeas se concertaron, procuraron entenderse con el Partido Conservador porque no podían
contar con los liberales, ya que estos,
pertenecían por entero a los Estados Unidos.
El pretexto de la
intervención francesa por el Emperador Napoleón
III fue la insolvencia económica e imposibilidad del gobierno de B. Juárez para pagar los intereses, que
su gobierno y los anteriores, habían contraído con prestamistas de Inglaterra, España y Francia a lo largo
de varias décadas de revoluciones.
El
31 de octubre de 1861 se firmó en Londres el convenio que consta en cinco
artículos:
1º S. M La Reina de
España; S. M. El Emperador de los franceses; S.M. La Reina del Reino Unido de
la Gran Bretaña de Inglaterra e Irlanda se comprometen a acordar, inmediatamente después de firmar
el presente convenio, las disposiciones necesarias para enviar a las costas de
México, fuerzas de mar y tierra combinadas……
2º La altas partes contratantes se obligan a
no buscar para sí mismas el empleo de las medidas coercitivas previstas en el
presente convenio, ninguna adquisición de territorio ni ninguna ventaja
particular y en no ejercer en los negocios interiores de México (los del gobierno liberal) influencia alguna capaz de menoscabar en
derecho que tiene la nación mexicana para escoger libremente la forma de su
gobierno,
3º Se establecerá una
comisión con plenos poderes para decidir la distribución de las sumas que se
recauden en México, teniendo en consideración los derechos respectivos de cada
parte contratante.
4º Deseando las partes
contratantes que las medidas que intenten adoptar no sean de carácter
exclusivo, y sabiendo que el gobierno de
los Estados Unidos, tiene, lo mismo que ellos, reclamaciones contra la República
Mexicana, convienen
que inmediatamente después de la firma de este contrato se comunique una copia
de él al gobierno de los Estados Unidos…….
5º El presente convenio
será ratificado y las ratificaciones serán canjeadas en Londres en el término
de quince días. En fe de lo cual los plenipotenciarios lo han firmado
sellándolo con el sello de sus armas.
Hecho por triplicado en
Londres, el día treinta y uno de octubre de mil ocho cientos sesenta y uno. Firmado:
Javier Isturiz; Flahaut; Rousell.
El historiador John
Fiske, en su compendio “Historia de los
Estados Unidos del Norte” Dice: “Los
separatistas del sur esperaban conseguir ayuda especial de Inglaterra y de
Francia. Porque las grandes fábricas inglesas de telas, se movían por medio del
algodón de los Estados esclavistas del sur”.
Si se declaraba la
guerra Norte contra Sur en los Estados Unidos, entonces los federales del norte
bloquearían los puertos sureños y la producción de algodón quedaría sin poder
ser embarcada. Y la fabricación de telas en Inglaterra quedaría paralizada.
Los sureños tenían
esperanzas de ser ayudados por Inglaterra, lo que ´no ocurrió. Porque no era
solamente el algodón que interesaba al Poder Judío de Londres; sino la riqueza
de los Bancos sureños, repletos de barras de oro, producto de esclavitud de los
negros. Por tanto el Sur “debía” perder
la guerra.
Como consecuencia,
seguirían en importancia a la victoria del Norte contra los sureños; los de los
liberales mexicanos puestos en segundo o tercer lugar, pero pendientes de resolver
en favor de B. Juárez y su Partido.
La famosa DOCTRINA
MONROE “América para los americanos” de 1824 tan querida por los liberales, no
se aplicó en ese caso flagrante de intervención de los poderes europeos en
América. Cuando en 1862 los franceses sostuvieron a Maximiliano en México como Emperador,
los Estados Unidos se encontraba inmerso en la Guerra de Secesión y además, LOS
ESTADOS UNIDOS TENÍAN OTRAS PRIORIDADES.
Sin embargo, en la
historia oficial mexicana inventada por los liberales masones, se culpa a
Partido Conservador y a sus jefes de haber concertado la Intervención de las
potencias europeas Inglaterra, España y Francia para expulsar a B. Juárez y su
Partido Liberal del poder en México; e instalar a Maximiliano como Emperador.
Nada más lejos de la
verdad, y totalmente absurdo; dado que esas potencias obedecían al Gran Poder Judío Internacional.
La prueba más
fehaciente nos la presenta don Antonio Gibaja y Patrón en su Obra sobre las “Revoluciones sociales de México” citando al historiador masón norteamericano
Richard Chism.
Este es un párrafo que
yo incluyo porque lo considero muy esclarecedor:
“La
formación de la Logia Unión Fraternal por don Pedro Abad del Oro, con masones
franceses principalmente y con carta patente del Gran Oriente de Nueva Granada
(Sudamérica) preparaba, en 1859. El terreno para otros acontecimientos
masónicos que en lejanas tierras se iniciaban en el mismo año y que deberían
tener su ejecución en el suelo mexicano”
Gibaja y Patrón aclara:
“Esos acontecimientos no fueron otros,
que las combinaciones para intrigar en
la guerra separatista de los Estados Unidos de América y de los cuales resultó
la “enigmática” Alianza Tripartita firmada en Londres., que nos trajo la
Intervención y el Imperio”
“Luego
esos trabajos no fueron formados por el Clero y los conservadores mexicanos, a
quienes, con mala fe, inculpan los
liberales mexicanos masones y anti católicos, llamándolos traidores a la
patria.”
Por otra parte:
Napoleón III, Emperador de Francia había subido al poder apoyado por los
remanentes militares y políticos bonapartistas masones que perdieron el poder
cuando su tío Napoleón I º fue destronado y llevado preso a la isla de Santa
Elena. Esta vez, en Francia, se reorganizaron dividiendo a las Logias europeas.
Además, Napoleón III º
no simpatizaba con los Estados Unidos, y de eso dio muchas muestras; la más
importante, fue ver con buenos ojos la guerra Norte contra el Sur. Por lo que esperanzado
en tener una base junto a los Estados Unidos, con el Imperio Mexicano, podría
intervenir apoyando a los sureños. (12)
(12)
El Poder Judío Internacional había
ideado la fundación de los Estados Unidos de América desde el siglo XVII, en
las nacientes colonias inglesas de Norteamérica, cuando cayó en 1659, el
gobierno de Richard Cromwell, hijo de
Oliver a quienes apoyaban los judíos europeos, por haber fundado la primera
República antimonárquica del mundo. Numerosos miembros del Partido Puritano que
había sostenido a los Cromwell emigraron a las colonias inglesas de América
formando un “nido” republicano que fructificó cuatro generaciones después, logrando emanciparse de la Monarquía
inglesa en 1783, con la ayuda de las monarquías de España y de Francia: Luis
Ozden
De nueva cuenta, el
agudo historiador don Antonio Gibaja sugiere en su Tratado histórico de cinco
volúmenes, que para entender la historia verdadera de cualquier país y
particularmente de México; hay que
estudiar los movimientos de las Logias masónicas, instrumentos del Judaísmo
Internacional para dominar el mundo cristiano.
EL
ARCHIDUQUE FERNANDO MAXIMILIANO DE AUSTRIA ES PROPUESTO PARA SER EMPERADOR DE
MÉXICO
Vivían en Europa dos
famosos mexicanos exiliados, de ideas monarquistas desde la caída de Iturbide:
don José Manuel Hidalgo y don
José María Gutiérrez de
Estrada, ministro de Relaciones Exteriores de Santa Ana quien se hizo
célebre en 1840, por una carta que publicó, recomendando al
dictador cambiar su gobierno por un príncipe europeo. “Si no se hace así, no pasarán
muchos años en que veamos ondear, sobre el Palacio Nacional, la bandera de las
barras y las estrellas”. Esta profecía (1847-1848) le costó la
ira del dictador, por lo que huyó del país y se refugió en Europa.
Fue Napoleón III quien
llamó a don José Manuel Hidalgo, quien le preguntó sobre lo necesario para
establecer un gobierno estable que resistiera a los Estados Unidos. Y también
porque los yanquis comenzaban su guerra civil: Norte contra el Sur, y
consecuentemente no podían seguir ayudando a sus protegidos liberales.
Don Manuel Hidalgo le
respondió que necesitaban: “Un ejército, millones y un príncipe”
Napoleón III, que era enemigo
de la escandalosa influencia de los Estados Unidos sobre el continente
americano, especialmente sobre México, retomó la idea de colocar a un monarca europeo en el trono mexicano.
Pensó en el Infante don
Juan de Borbón. Mientras que el inglés Lord Palmerston propuso al Duque de
Aumale. Consultados ambos, ninguno aceptó. Mientras que don José Manuel Hidalgo también teórico
monarquista, propuso al Archiduque
Fernando Maximiliano de Austria, por pertenecer a una nación ajena a las
interventoras.
El 14 de diciembre de
1861 fondeó en la costa veracruzana la armada española. El comandante Manuel
Gasset hizo la siguiente proclama:
“Veracruzanos.
Las tropas españolas que ocupan vuestra ciudad, no traen misión de conquista,
ni miras interesadas. Las conduce solamente el deber de exigir satisfacción por
la falta de cumplimiento a los tratados, y por las violencias cometidas contra
nuestros compatriotas, así como la necesitad de garantías para que semejantes
ultrajes no se repitan…”
Esta proclama era la respuesta clara y contundente, a la mentira que habían propalado los
liberales de que “los españoles venían a reconquistar México”.
Hay que aclarar que
todavía subsistía la dualidad de gobiernos en México:
El
Partido Conservador cuyo presidente era
don Félix Zuloaga y el Partido liberal presidido por B. Juárez en la
capital mexicana.
El presidente Zuloaga
emitió un volante al pueblo donde le decía, lo que en realidad estaba sucediendo:
“Las
escuadras de las potencias europeas que por desgracia de la patria han llegado a
Veracruz son la consecuencia de las imprudencias y desaciertos del Partido
Liberal (masónico), que no contento con haber destrozado a la patria (del
pueblo católico) han querido darle el golpe mortal, comprometiendo, tal vez su
nacionalidad. Y sin embargo, los mexicanos todos estamos en el deber de
sostener el decoro de nuestra desgraciada patria, sacrificando sus intereses y
sus vidas”
El general Miguel Miramón ya no estaba en el país,
había sido perseguido por los liberales con intención de asesinarlo, los otros
generales católicos habían sido asesinados o estaban escondidos por la
persecución de B. Juárez. Así que
solamente el tibio y ambiguo general Zuluaga era quien representaba al pueblo
conservador.
En la ciudad de Londres
se convino que el conde de Reus, general Juan Prim viajara a Veracruz para que
a nombre de la Monarquía española
dirigiera las negociaciones con B. Juárez. Juan Prim,
era masón de alto grado, así que sería con el Partido Liberal con quien
trataría e ignoraría a los
conservadores.
El 6 de enero de 1862
se enarbolaron en el Castillo de Ulúa, las enseñas de las tres naciones
intervencionistas: España, Inglaterra y Francia. A continuación enviaron a la
ciudad de México a sus representantes diplomáticos para presentar sus quejas y
llegar a algún acuerdo.
Los representantes:
Hugh Dunlop por Inglaterra; Dubois de Saligny por Francia y el conde Reus, Juan
Prim por España llegaron a la capital mexicana. Con grandes discursos de amistad al pueblo mexicano católico
representado por un gobierno liberal masónico anti católico. Esa era la
realidad:
“La
guerra civil con todos sus estragos en todas partes; los campos incendiados y
talados sus bosques, los pueblos del interior despoblados con sus templos
robados por las muchedumbres de bandidos sin castigo ninguno, asesinados
cientos de sus habitantes por defender sus creencias religiosas y sus
sacerdotes perseguidos.
Tal
era el panorama de un año de gobierno liberal, esa era la obra que el Partido
Liberal masónico presentaba ante las potencias europeas que llegaban a reclamar
las deudas monetarias por decenas de años de desorden.”
El ultimátum que dieron
los tres representantes en la ciudad de México se resume así:
“Harto tiempo ha sido
la República Mexicana presa de continuas revoluciones; ya es hora de que al
desorden y a la anarquía suceda un estado normal basado en la Ley y en los
derechos de los extranjeros…Por eso venimos a ser testigos, y si fuese
necesario, protectores de la regeneración de México” ·
¡TRES NACIONES CUYOS
MANDOS ESTABAN COLUDIDOS CON LA MASONERÍA, Y ÉSTA, COLUDIDA CON EL JUDAÍSMO; LLEGABAN A MÉXICO PARA IMPONR EL ORDEN! ¿QUE CLASE DE
ORDEN?
Estos
eran los años en que S.S. el Papa Pío IX también sufría en Italia y en sus
posesiones la envestida del Judaísmo Internacional por medio de la Masonería,
representada por el futuro rey de Italia Victor Manuel de Saboya.
El gobierno de B.
Juárez por conducto de su ministro Manuel Doblado contestó al ultimátum en los
siguientes términos: “Es muy
satisfactorio para el gobierno ver que las intenciones de los aliados sean tan
favorables como lo parecen” Mi gobierno no cree que se hayan aliado tres
potencias para venir a ser en un día estériles, les trabajos hechos durante
tres años (LA GUERRA DE TRES AÑOS) por un pueblo
amigo”.
Ese pueblo amigo era el
“pueblo masón angloamericano” para combatir a los católicos mexicanos,
colocando en el poder a sus hermanos liberales.
“Mi gobierno confía que
los representantes de las tres potencias se volverán a sus países con el
testimonio de la grande obra llevada a cabo en México en virtud de los
principios de LIBERTAD Y PROGRESO”
Escribió Manuel Doblado
por mandato de B.Juárez.
JUÁREZ Y LOS
REPRESENTANTES DE LAS TRES POTENCIAS HABLABAN EL MISMO LENGUAJE MASÓNICO. Al
día siguiente del regreso de los representantes a Veracruz; emitió un decreto
dictatorial al pueblo católico mexicano, amenazando de muerte a quienes se rebelaran
contra su gobierno liberal masónico.
En Veracruz los
representantes Wyke de Inglaterra y Prim de España (13) se inclinaban abiertamente por el Partido Liberal, mientras
Dubois de Francia se acercaba a los conservadores. Estando así las cosas llegó
a Veracruz el General conservador don Miguel
Miramón con cuatro destacados conservadores, todos asilados en Cuba.
El representante
Wike de Inglaterra, para no inquietar a B. Juárez, ni tardo ni perezoso, los
puso presos y los devolvió a la Habana. ¿Los mexicanos católicos no podían
circular libremente en su país, por ser contrarios a los liberales? Este era el
estado del México “Independiente” en esos años.
El 19 de febrero de
1862, en el pueblo de la Soledad,
cercano a Veracruz se celebró la reunión de los representantes de España,
Inglaterra y Francia para confeccionar el Tratado con el Gobierno Liberal
Mexicano.
B. Juárez mandó decir a
los representantes de las potencias intervencionistas que el Gobierno Constitucionalista de México no necesitaba del benévolo
auxilio que le ofrecían al pueblo mexicano.
Pero obviamente no era B. Juárez quien hablaba así.
Este se apoyaba en á fuerza de los Estados Unidos y del Judaísmo Internacional de
quienes había recibido instrucciones al respecto. Con todo esto la Convención
de Londres se rompió y las flotas de
España y de Inglaterra se retiraron de la Intervención, dejando en
suspenso, solamente el “Pago de las
deudas”, sin más.
(13)
Las cartas del general Prim al Concejo de la Reina Isabel IIª están llenas de
mentiras para tratar de engañar a su gobierno y salvar su decisión de romper el Tratado de las Tres Potencias.
Prim por esa actitud parcial y mentirosa contra los católicos conservadores.;
tiene en el México liberal, mucho reconocimiento y su nombre se le ha dado a
calles y plazas. Luis Ozden.
EL
IMPERIO DE MAXIMILIANO I
ANTECEDENTES
Sobre el Imperio de
Maximiliano en México se han escrito muchos libros y hay voluminosos archivos
privados y públicos que consultar, porque tanto los que prepararon el Imperio,
como los que lo destruyeron escribieron numerosas cartas.
La necesidad de poner
orden en México era primordial para todas las tendencias de los ciudadanos,
este país tan extenso y bendecido por Dios con toda clase de bienes naturales
fue ambicionado, desde que era la Nueva España; por Inglaterra, Holanda y
Francia, a quienes se agregaron las ambiciones de los Estados Unidos después de
1783, con mayor ímpetu, por ser su
vecino.
Ya
desde 1807 se fueron descubriendo las intenciones de los políticos de esa
nación, especialmente Thomas Jefferson, los Adams y Monroe.
Ellos, masones
dirigidos por la Gran Logia de Charleston construyeron diversos planes para
separar la Nueva España del Imperio Español, darle un gobierno propio y luego, ocuparla como Protectorado,
previamente, al fin propuesto, de anexarla a esa nación protestante y masónica.
Hay documentos que lo prueban: “DOCUMENTOS HISTÓRICOS MEXICANOS”: don Genaro
García, VI tomos, México, 1910.
Pero antes de eso,
había que cambiar la mentalidad de sus habitantes comenzando por suprimir su
religión católica. La separación del Imperio español comenzó con los intentos
de independencia, desde el año 1807 hasta que finalmente lo lograron en 1821.
En 1824 impusieron la República de los Estados Unidos Mexicanos, formando, con
la multitud de borregos mexicanos el Partido
Liberal anti católico y anti español. En los siguientes 40 años colocaron
en el poder, por medio de las logias masónicas a sus agentes para destruir la
religión del pueblo mexicano, su Jerarquía y su Iglesia con leyes y revueltas
destructoras, haciendo mucho mal pero, sin lograrlo.
Las potencias europeas
Inglaterra, España y Francia decidieron (por medio de otra rama de la Masonería)
intervenir para poner orden y colocar un gobierno estable y fuerte que hiciera
contrapeso a los Estados Unidos su virtual dueño.
La
oportunidad se presentó cuando la potencia americana se escindió en dos
porciones enemigas y en guerra, por el Sur esclavista y el Norte anti
esclavista, respaldadas por una división táctica entre las dos ramas de la
Masonería Internacional: La europea y la norteamericana.
Los católicos mexicanos
vieron en este suceso la oportunidad de volver a ganar el gobierno. La
situación del gobierno liberal se complicaba porque las tropas conservadoras
dispersas por el país hostilizaban cuanto podían al gobierno de Juárez e iban
ganando posiciones, poco a poco con la ayuda del pueblo católico mexicano.
Porque sin la ayuda de los yanquis el gobierno de B. Juárez caería
irremediablemente.
De la Alianza
Tripartita: Inglaterra, España y Francia; se retiraron las dos primeras
potencias, y solamente quedó el Emperador Napoleón III de Francia dispuesto a
ocupar México con caso 30 mil efectivos y sostener un gobierno que fuera
respetado y pudiera pagar la cuantiosa deuda con Europa. (14)
(14)
El
agudo historiador don Antonio Gibaja en IV tomo de su Obra “Las Revoluciones
Sociales de México” asienta la teoría de que la Masonería que maneja el
Judaísmo Internacional, se escindió en dos partes por la Guerra de Secesión en
USA. Y la Francia de Napoleón III siendo la cabeza de los masones europeos, excepto los de Inglaterra,
tomó partido por los yanquis del Sur. Así que teniendo un gobierno afín en
México, podría ayudar a los esclavistas sureños.
(IMPORTANTE),
No debemos olvidar que el Centro
Mundial del Judaísmo
se había instalado en Norteamérica desde 1783, cuando Los Estados Unidos fueron
reconocidos como nación nueva e independiente por las Monarquías de España,
Francia e Inglaterra. Y QUE ESA NACIÓN
FUE FUNDADA POR EL PROYECTO JUDÍO DE CONSTRUIR LA SEDE DEL ANTICRISTO EN UN TERRITORIO NUEVO; POR ESO,
LOS LLAMADOS PADRES FUNDADORES DE LOS ESTADOS UNIDOS FUERON TODOS HEREJES Y
MASONES; ENTRE ELLOS NO HUBO CATÓLICOS: Luis Ozden.
LAS
TENDENCIAS EN PUGNA
Una de las tendencias,
era la razón que dio Napoleón III a su general en jefe de las tropas
expedicionarias, el general Forey antes de salir de Francia con destino a
México sus tropas, que fue el siguiente:
“¿Por
qué vamos gastar hombres y dinero para fundar un gobierno estable en México?”
“En
el estado actual de la civilización del mundo, la prosperidad de América no es
indiferente a la Europa, porque ella alimenta nuestras fábricas y hace vivir
nuestro comercio. Tenemos interés en que la República de los Estados Unidos sea
poderosa y prospere; pero no tenemos ninguno en que se apodere de todo el Golfo
de México, y desde ahí, domine las Antillas y toda América del Sur y sea la
única dispensadora de los productos del Nueva Mundo……”
“Si al contrario,
México conserva su independencia y mantiene la integridad de su territorio; si
un gobierno duradero se organiza ahí con el auxilio de la Francia, habremos
hecho recobrar a la raza latina del otro lado del Océano su fuerza y su
prestigio.”
“Habremos
garantizado la seguridad de nuestras colonias y de las de España, y esta
influencia, al crear salidas inmensas a nuestro comercio, nos procurará las
materias indispensables a nuestra industria. México regenerado así, nos será
siempre favorable, no solamente por agradecimiento, sino porque sus intereses
estarán de acurdo con los nuestros, y encontrará un punto de apoyo, para sus
buenas relaciones con las potencias europeas.”
“….Todo,
nos impone un deber de marchar sobre México…. de establecer ahí una monarquía
si ella es compatible con el sentimiento nacional del país, o sea a lo menos un gobierno que prometa alguna
estabilidad….”
¡Para
México hubiera sido el resultado feliz de libertar a los mexicanos y a su
patria de las garras de los Estados Unidos!
Pero la empresa que
acaudillaba Francia hería profundamente la ambición de los Estados Unidos. Y
destruía por completo la Doctrina Monroe
tan celosamente impuesta por Estados Unidos a todos los gobiernos de Europa.
Estos,
una vez en paz con ellos mismos van a declararle guerra a muerte, a Napoleón II y al Imperio de Maximiliano
sostenido por él.
He aquí algunas opiniones
de don Francisco Bulnes, político e historiador liberal, que escribió
comparando la actitud de los europeos con la actitud rapaz de los políticos
yanquis, en su libro” Juárez y las
Revoluciones de Ayutla y de Reforma”:
“Por
de pronto comparemos el programa teórico de la intervención norteamericana
pactada en el Tratado Mac Lane.-Juárez, (liberal), con la intervención francesa
pactada por Almonte y socios, (liberal también)”.
“En
el programa teórico de la intervención francesa hay una idea levantada, un
proyecto noble, un ideal generoso….Las armas de Francia son dignas de redimir a
este pueblo (el mexicano) y devolverlo a la vida, al honor, al trabajo…..a la
humanidad”
“En
la intervención proyectada por Norteamérica en 1859, vemos a un esclavista, Buchanan,
jefe de una esclavocracia arrogante, que explota un gran crimen social desde
hace siglos, de donde ha sacado su opulencia, su poder, su ambición y de donde
pretende sacar la perpetuidad de su tiranía”
“Para
subir a la presidencia ha ofrecido Buchanan al partido negrero, robar a los
mexicanos más territorio para instalar la esclavitud, Hay que extender la
población negra de los Estados Unidos y exterminar la indígena de México, que
para nada sirve”. Diario, “The Atlantic” Boston.
“Buchanan
no trató a los mexicanos como Napoleón III, quien, al menos, les corrió la
caravana de fingir consultar su voluntad, quien les hizo la galantería de
suponerlos nación, quien les hizo justicia de reconocerles dignidad y cierto
patriotismo.
Buchanan
resuelto a tratar a los mexicanos como a los negros, no se mete en esas
honduras. Ordena que se reconozca a Juárez gobierno legítimo y una vez
reconocido hay que imponérselo al pueblo mexicano sin importarle si realmente
Juárez es el gobierno aceptado por ese pueblo….”
“El
programa teórico de la intervención francesa fue libertar a un pueblo
fuertemente oprimido; el programa teórico de Buchanan, fue imponer al pueblo mexicano un hombre que no era su
gobierno legítimo, para que este
cumpliese lo pactado en el anexo al Artículo
1º de Tratado Mac-Lane. Y lo pactado era (los gobiernos mexicanos lo
ocultan) La inmolación de la soberanía
mexicana y el desmembramiento territorial”
Napoleón III, firme en
sus propósitos, seguía enviando tropas, y el 17 de octubre de 1862 llegó a
México el Mariscal Achiles Bazaine con 2348 soldados que completaban la suma de
17,348 establecidos en diversas regiones de la República Mexicana. Los
Gobiernos de España e Inglaterra se retiraron de México, presionados por el Gobierno Internacional Judío residente en los Estados Unidos.
Entonces Francia se quedó sola en la empresa intervencionista. El gobierno
demócrata de los Estados Unidos con su nuevo presidente Andrew Johnson, después del
asesinato de A. Lincoln, comenzó a organizar sus fuerzas para hacer la guerra a
Francia, ayudando disimuladamente, a los mexicanos liberales y a su cabeza B.
Juárez.
La
1ª Tendencia; era la de Napoleón III, era para
cerrarle el paso a la voracidad yanqui respecto a los bienes del pueblo
mexicano.
La
2ª Tendencia; era la del pueblo mexicano católico de
aliarse a los franceses, para evitar el extenso Plan que los liberales tenían para
apoderarse de la riqueza privada por medio de leyes de expropiación de las
propiedades y bienes raíces.
La
3ª Tendencia; era la de los liberales que intentaban
mantener en México el poder del Judaísmo Internacional por medio de los Estados
Unidos.
Esta era la situación
previa a la batalla más importante que se iba a presentar en el encuentro de
nacionalistas contra internacionalistas.
De
mexicanos católicos aliados a los franceses católicos también, contra los
liberales masones que peleaban por el dominio de una potencia extranjera y
protestante, los Estados Unidos.
LA
BATALLA DE PUEBLA EL 5 DE MAYO DE 1863
Después de una batalla
ganada, momentáneamente el 5 de mayo,
por los liberales pro yanquis, que se hallaban sitiados en Puebla. No pudieron
sostenerse más y el 17 de mayo, su
general en jefe Jesús González Ortega, ordenó
la rendición. Muchos oficiales huyeron abandonando a sus compañeros, pero
los que se entregaron o quedaron presos, fueron deportados a Francia. Una vez
tomada la ciudad de Puebla de los
Ángeles; las calles se llenaron de ciudadanos jubilosos que vitorearon a
los vencedores.
El general Forey ordenó
al ejército franco mexicano, no detenerse en Puebla y seguir su marcha a la
capital mexicana, que fue una marcha triunfal con la población civil saludando
a los vencedores. Estas manifestaciones populares jamás se vieron cuando los
liberales vencían a los conservadores.
El 31 de mayo salió el
Gobierno liberal en pleno, con su cabeza B-Juárez rodeados de los remanentes
liberales, hacia la ciudad de San Luis,
pero no sin llevarse lo que pudieron
arrancar a la fuerza, a la población civil: Dinero, coches, caballos y
productos alimenticios.
En los primeros días
del mes de junio de 1863 fueron llegando las tropas franco mexicanas que por
tres años y medio lucharían con dispar fortuna.
LOS
ARCHIDUQUES MAXIMILIANO Y CARLOTA
El 14 de agosto de 1863
recibió Napoleón III la correspondencia de México, en la que se le participaba
la designación por la Junta de Notables – don Francisco Arrangóiz, el Arzobispo
de México Ms. Pelagio A. de Labastida y el Obispo de Michoacán Ms. Clemente
Munguía-, de haber seleccionado al Archiduque
Maximiliano de Habsburgo para ocupar el trono Imperial de México.
El archiduque
austriaco, había conferenciado con los representantes de la Junta Mexicana de
Notables y les prometió, aceptar en trono como Emperador de México (Con la
anuencia de Francia, España e Inglaterra), para restablecer el esplendor de la
Iglesia y el decoro (pisoteado por los liberales) de los sacerdotes y las Órdenes
Religiosas.
El
3 de octubre la Comisión de 10 mexicanos monarquistas fue recibida en el
Castillo de Miramar (Actual Eslovenia) por los Archiduques Maximiliano y
Carlota, quienes con gran cordialidad aceptaron el trono de México.
Don José Ma. Gutiérrez
de Estrada quien era el presidente de la Comisión con sus acompañantes, fueron
a entrevistarse con Napoleón III para notificarle de la aceptación de los
Archiduques, luego se dirigieron a Roma para ver a S.S. el Papa Pío IX a quien
le comunicaron de lo mismo.
Los miembros de la
Comisión de Notables, embarcaron para México, y a fines del mes de octubre
tomaban posesión de sus puestos.
Mientras tanto en
México el Comandante Elías Forey había tenido que explicar a las clases
sociales de México un escrito de la Gaceta L’Estafette órgano oficial del pensamiento de los
oficiales del ejército francomexicano, que lo había comprometido:
“Nada contribuiría más eficazmente para poner
fin a la guerra civil y atraerse a todos los corazones, que el reconocimiento
puro y simple de la libertad de los cultos y el reconocimiento de las ventas
hechas (a los liberales, de manera forzada) de los bienes del clero”
Forey, contestó muy
diplomáticamente, ocultando como todos los participantes de la Intervención:
los gobiernos de España, Inglaterra y Francia, su pertenencia a la Masonería, y
enemigos en principio de la Religión Católica.
“La
cuestión de la libertad de cultos en un país tan esencialmente católico como
México, es demasiado grave para que yo me haya creído autorizado a decir en mi
manifiesto a la nación mexicana otra cosa que lo siguiente:”
“El
Emperador (Napoleón III) vería con gusto que fuese posible al gobierno
proclamar la libertad de cultos, ese gran principio de las
naciones modernas”
Estaba
claro que la política del Emperador de los franceses era asociar a los
liberales con los conservadores. Empresa irrealizable en México, país amenazado
desde hacía sesenta años por los Estados Unidos, Sede del Poder Judío
Internacional anticatólico y antihispano que apoyaba sin ambages a los
liberales y que no harían nada por devolver los bienes que Juárez había
arrebatado a la Iglesia .
En esos días Napoleón
III envió sendas cartas; al Comandante y Senador del Imperio Elías Forey y al
Mariscal François Achilles Bazaine notificando el nuevo cambio de jefe del ejército francomexicano. Forey regresó a
Francia y Bazaine quedó al mando. Inmediatamente, bajo su autoridad, se formó
la Regencia de Gobierno con
mexicanos católicos distinguidos, para gobernar al país mientras los
Archiduques Maximiliano y Carlota llegaban a México.
SE
DESVELA EL VERDADERO PROPÓSITO DE LA INTERVENCIÓN
El Mariscal
Bazaine dijo en su proclama del 22 de
octubre de 1863, a todas las clases sociales de México:
“Al
tomar el mando del ejército debo haceros conocer que esta mutación de jefe, no implica un cambio de política”
“Tened
confianza en el porvenir, que todos los mexicanos hagan a un lado todo espíritu
de partido; que se unan para fundar un régimen estable en relación con las
ideas del siglo, que la bandera francesa (masónica y
revolucionaria) protege donde quiera que flotan sus gloriosos colores”
La proclama del
Mariscal Fco. Aquiles Bazaine cayó como un balde de agua fría en el ánimo de
los componentes del Partido Católico Conservador. (15)
(15)
“Bazaine,
como masón muy entendido, bien sabía que no podían unirse liberales y
conservadores haciendo a un lado todo espíritu de partido, y menos para fundar
un régimen estable, ya fuese liberal o conservador que protegiera la bandera
francesa que es masónica, igual que la mexicana” Antonio Gibaja y Patrón.
Y desde ese momento
comenzaron las desavenencias entre Napoleón Bonaparte III y los católicos
mexicanos. Ya que el convenio firmado por él, y los representantes de la
Iglesia Católica de México y el Papa IX, así como con el mismo Maximiliano; estipulaba que los bienes adquiridos por la fuerza de los liberales en
perjuicio de la Iglesia se arreglarían cuando Maximiliano, gobernara en México.
La verdad del porque no
se quería mencionar, el asunto de los bienes del Clero es que; muchos de los
súbditos franceses residentes en México,
habían comprado a B. Juárez esos
bienes que los mexicanos católicos no quisieron, en conciencia, adquirir. Luis
Ozden
MAXIMILIANO
Y CARLOTA EMPERADORES DE MÉXICO
En el castillo-palacio
de Miramar se llevó a cabo la ceremonia de aceptación del Archiduque y la
Archiduquesa Carlota como Emperadores de México. Concluida la ceremonia y
prestado el juramento consiguiente, el Archiduque Maximiliano tomó el nombre de
Emperador de México, y su esposa la
princesa Carlota, el de Emperatriz de
México, acto continuo el Emperador nombró entre los mexicanos que habían
tomado su juramento; los principales puestos de su gobierno.
Los
Emperadores y toda su comitiva salieron del
Protectorado austriaco donde se encontraba Miramar, el 14 de abril de 1864 con
destino a Roma para entrevistarse con S.S. Pío IX el 19 de abri; el 20 oyeron
la Santa Misa en la Capilla Sixtina y se despidieron del Santo Padre
prometiendo cumplir con lo pactado en Materia de la Religión y de la Iglesia
Católica.
El 24 de abril de 1864
embarcaron en el vapor “Novara”, rumbo a su nueva patria; Por fin el 28 de mayo
de 1864, a las dos de la tarde, entró al puerto de Veracruz el vapor con los
Emperadores.
Ese día que era entre
semana, se cerraron los negocios y la mayor parte de la gente dio una calurosa
recepción a los nuevos gobernantes, todos llenos de ilusiones celebraron el
acontecimiento. (16).
(16)
En la Historia oficial de México que se enseña de forma obligatoria a los
escolares se hace hincapié que los veracruzanos recibieron con frialdad a
Maximiliano y Carlota, lo que no es
cierto.
De Veracruz se
dirigieron a Orizaba, Córdoba y Puebla, en medio de manifestaciones de alegría.
Todos los habitantes esperaban salir de la horrorosa situación que habían
vivido por las guerras y asesinatos de 60 años de barbarie liberal.
Los indios de manera
especial tomaron parte en la recepción, pues por tradición familiar recordaban
los tiempos en que los Reyes de España los habían tenido bajo su amparo, como a
hijos predilectos. Y durante el viaje hasta
la ciudad de México, el Emperador y la Emperatriz en varias ocasiones se
sentaron a comer con los jefes de las comunidades indígenas.
Los
Emperadores llegaron en la mañana del 11 de junio a la Colegiata de Guadalupe,
donde una gran muchedumbre de todas las clases sociales se reunió para darles
la Bienvenida.
A día siguiente 12 de
junio los Imperiales gobernantes entraron a la Capital, adornada con cientos de
arcos de flores hasta llegar a la Catedral, hermoseada y brillante, donde la
alta Jerarquía Episcopal celebró EL TE DEUM por la felicidad de los
Emperadores.
La
suntuosa Catedral era el escenario donde, se había consagrado a otro Emperador
y cuyos restos estaban en una de sus capillas; Agustín Iº y la Emperatriz Ana
María, pero que las mismas fuerzas que ahora amagaban a Maximiliano y Carlota; los
habían echado por tierra 42 años atrás.
El Palacio Nacional,
ahora llamado Palacio Imperial, era en aquella época, un poco más que un
cuartel, Descuidado en extremo y borrado el antiguo esplendor de los Virreyes.
Los nuevos emperadores no se sintieron a gusto en este armatoste, descompuesto
por las turbas salvajes que seguían como corte a los presidentes liberales. Y
comenzaron por habilitar el Castillo de
Chapultepec, antigua residencia del Heroico Colegio Militar.
BUENA
VOLUNTAD DE MAXIMILIANO, PERO DE PÉSIMOS RESULTADOS.
El Emperador
Maximiliano comenzó a gobernar con la idea, aparentemente conciliatoria para
conseguir la paz en México, de nombrar para la administración a los mejores
hombres de ambos partidos: el Conservador
y el Liberal. Esta forma de gobernar es la indicada para llevar al fracaso
cualquier gobierno. No puede gobernarse con colaboradores que tienen ideas
contrarias y menos aún con masones infiltrados hasta el trono. Como había
sucedido en las Monarquías católicas del siglo XVIII; España, Francia, Austria
e Italia. Esta era la forma “moderna” de conducir a los pueblos. Y por esa
idea, el Imperio Español se derrumbó: los
Reyes rodeados de ministros liberales y masones llevaron a la ruina a España.
La renuencia de Maximiliano
a disolver las Leyes de Reforma y no querer arreglar el problema económico
pendiente con la Iglesia Católica, por sus bienes robados y malbaratados por B.
Juárez y su Partido Liberal masónico. Creo un ambiente de desilusión y malestar
entre los Conservadores.
A esto, se sumó la
voluntad del Judaísmo Internacional de
los Estados Unidos, una vez que fueron vencidos los masones disidentes del
Sur, a presionar a Napoleón III para
retirar sus militares que apoyaban al Imperio Mexicano.
En cambio desde los
Estados Unidos, durante la presidencia de Abraham Lincoln, comenzaron a pasar
la frontera miles de voluntarios para llevar a B. Juárez a la presidencia. Pero,
ya desde e1 año 1866 se preparaban
tropas y armamentos yanquis para ayudar a su hermanos masones, los liberales de
B. Juárez, quien permanecía refugiado en Paso del Norte, frontera de Texas y Chihuahua.
Maximiliano en casi
tres años de gobierno no había podido formar un ejército numeroso y
disciplinado que sustituyera a los franceses.
En enero de 1867, el gobierno del presidente demócrata Andrew Johnson envió a la frontera con
México tropas con sus generales Sherman
y Hanckoc para aniquilar a las fuerzas
del Imperio Mexicano y reinstalar la República masónica, y también para
recordarle a B. Juárez sus compromisos
de 1860 con los Estados Unidos, antes de la Guerra Civil
del Norte contra el Sur. (17)
(17) Según el historiador
don Alberto Ma. Carreño, siendo B.
Juárez cabeza del Partido Liberal se había comprometido con el gobierno de
los Estados Unidos, en un anexo poco conocido del Tratado Mac Lane-Ocampo para hacer efectivas todas las cláusulas
del TRATADO DE PAZ GUADALUPE-HIDALGO,
concertado entre México y los Estados Unidos en 1848 al fin de la guerra de despojo a México. Entre la que estaba la cláusula de la sesión a corto plazo de “Todo el
territorio mexicano comprendido al norte de una línea recta, que partiendo del
puerto de la frontera de Texas en el Golfo de México terminara en el puerto de
Mazatlán del Golfo de California, incluyendo la totalidad de la península del
mismo nombre”.
Por
medio de la escandalosa traición de un coronel allegado al Emperador, Maximiliano fue
tomado preso por un general liberal mediocre, con la ayuda de oficiales y
tropas yanquis disfrazados con el uniforme liberal.
Con
el apresamiento de Maximiliano y sus dos
principales generales don Miguel Miramón Tarello y don Tomás Mejía; su
consecuente juicio, y fusilamiento el 19 de junio de 1867, el 2º Imperio fue destruido.
Descaradamente, el
gobierno de Johnson, presidente demócrata de los Estados Unidos llevó a B. Juárez, para colocarlo de nueva cuenta
en la Presidencia del sufrido pueblo mexicano católico, el 20 de julio de 1867. El aparato
anti católico del Partido Liberal desencadenó de nuevo, por otros cinco años, la
dictadura juarista, interrumpida en 1863.
Con la muerte del Emperador Maximiliano y sus dos principales
y leales generales don Miguel Miramón Tarello y don Tomás Mejía se cerraba
el último intento de formar en México, un gobierno propio y nacionalista sin el
concurso de los Estados Unidos. (18)
Así México, por lo
tanto, fue una pieza en el ajedrez mundial de la época. La jugada le salió bien
a la parte del Norte, aunque perdieran a su adalid político el presidente
Abraham Lincoln.
(18)
Maximiliano
no abdicó, fue fusilado siendo Emperador, pero había adoptado a dos nietos de
Agustín Iº; el Príncipe Agustín y el Príncipe Salvador, los reconoció legalmente
como hijos suyos y herederos al Trono Imperial de México. Fueron llevados a
Europa y aún existen descendientes que no han perdido sus derechos dinásticos.
PRESIDENCIA
DE JUÁREZ
Luego del “impasse” de
la Intervención francesa y el 2ª Imperio, entre los años de 1862 y
1865, los Estados Unidos no habían podido intervenir para defender a sus
protegidos los masones liberales mexicanos, a causa de su guerra civil del
Norte contra el Sur, entre los años de 1861
y 1865. Pero, una vez ganada la guerra por los norteños de Abraham Lincoln.
En 1866 se precipitaron hacia el Imperio de Maximiliano para aniquilarlo. Y
volver a colocar a B. Juárez en la Presidencia de su Protectorado: la maltrecha nación mexicana.
La
República yanqui, centro ya, en aquellos años, del Judaísmo Internacional,
había hecho alianza con B. Juárez en 1861, cuando éste, regresó
a la ciudad de México después de ser apoyado su gobierno en Veracruz. Hay que recordar
el incidente del ataque a barcos mexicanos conservadores valiéndose de barcos
norteamericanos a quienes Juárez les pidió ayuda. (19)
(19)
Desde 1861; “Francamente y sin disimulo ni
rodeos; los Estados Unidos le dieron a B.
Juárez lo que no tenía, que era el encargo de la Provincia Masónica de
México. Esto viene a corroborar la verdad de que el gobierno norteamericano es
el Centro del Poder del Judaísmo, que las leyes constitucionales no tienen para
él mismo ningún valor y que todos los liberales, como los partidarios de
González Ortega y de Santa Ana, tuvieron
la obligación de humillarse al expresado gobierno, sujetándose a su voluntad
sin expresar queja alguna” Antonio Gibaja y Patrón, “Historia
de las Revoluciones Sociales de México”
En mando mundial judío
establecido en los Estados Unidos vio, equivocadamente por su prejuicio racial,
en B. Juárez al paradigma del indio
mexicano idealizado como la raza original de América, para contraponerlo a la
raza española, pero esto no resultó. Porque B. Juárez, era en su cultura y pensamiento, un indio hispanizado por su padrino don Antonio Salanueva español
de Oajaca, quien por caridad cristiana lo civilizó. (20)
(20)
B. Juárez despreciando a su raza indígena, se casó con doña
Margarita Maza, blanca de origen italiano, de la que tuvo seis hijas casaderas y
tres hombres. Las seis hijas se casaron con blancos y en sus descendientes,
nunca volvió a entrar la sangre indígena.
A principio del año
1866, el nuevo gobierno de los Estados Unidos, después del asesinato del
presidente republicano Lincoln, y ya
bajo el gobierno de Andrew Johnson
demócrata, envió tropas a la frontera donde se encontraba refugiado Juárez,
para se pasaran del lado mexicano vistiendo el uniforme de los liberales y se
agregaran a ellos.
En
este trabajo sintético sobre los antecedentes de la Epopeya Cristera no es
posible extenderme mucho, sobre todas indignidades de B. Juárez contra los
católicos mexicanos. Así que solamente expondré algunos ejemplos:
El agudo y honesto
historiador don Antonio Gibaja y Patrón, opina sobre B. Juárez de la siguiente
manera:
“Juárez,
de mediana inteligencia, lento para discernir y resolver, como presidente de la
República, estuvo sumiso a la dirección de las logias y en intenciones comunes
para operar sobre México con los presidentes de los Estados Unidos, James
Buchanan, Abraham Lincoln y Andrew Johnson”.
B.
Juárez hizo su entrada en la ciudad de México el 5 de julio de 1867,
en su proclama al pueblo dijo: “¡No ha querido ni ha debido antes el gobierno,
y menos debiera en la hora del triunfo completo de la república, dejarse
inspirar por ninguna pasión contra los que lo han combatido!”
“Tan
pronto como el señor Juárez estableció su gobierno mandó que se presentaron a
él todas las personas que hubieren servido al Imperio, tanto en lo militar como
en la administración civil”
Algunos ingenuos
creyeron en las palabras de Juárez. “De
los 222 que se presentaron, algunos jefes fueron fusilados, otros purgaron en
la cárcel de 4 a 1 año según las responsabilidades que habían tenido”
La Masonería
Internacional, juzga a B. Juárez bajo dos aspectos:
a) Como hombre de carne
y hueso, con los defectos y miserias que le han señalado sus enemigos masones y
liberales.
b) Como don Benito
Juárez personaje simbólico que sintetiza los ideales y la obras de la Masonería
Internacional Judaica en México y que merece veneración.
PARA
EL PUEBLO MEXICANO CATÓLICO B. JUÁREZ REPRESENTA A SUS OPRESORES Y ENEMIGOS.
Así
que los lectores pueden obtener, con estas muestras, sus propias conclusiones
de la conducta y personalidad del ídolo del gobierno mexicano desde hace 160
años. Llamado el
“Benemérito de las Américas”
El
16 de julio de 1872, B. Juárez, falleció repentinamente.
Cuando trataba de ser reelegido por otros cuatro años a la presidencia de la
República.
Ese mismo día, en la
ciudad de León del Estado de Guanajuato, su santo Obispo, don
Antonio Díaz de Sollano, terminaba de celebrar la Santa Misa cuando entró
en una especie de trance: Las personas que lo acompañaban le preguntaron por la
causa de ver su semblante descompuesto:
“¡He
visto el alma de B. Juárez caer en el Infierno!”,
respondió con la voz impregnada de tristeza por un alma que se perdió…. (21)
(21)
“Poco después, a las 8 de la mañana, abríase la oficina telegráfica y la
primera noticia comunicada fue: “Anoche falleció Benito Juárez” (Diario “El
Chispazo”, 16 de julio)”
“Lo
que da fuertes visos de verdad a ese hecho, aún por impíos admitido, de que fue
el Sr. Sollano una de la figuras más nobles y distinguidas de la Jerarquía de
la Iglesia, no tan solo por la integridad e intransigencia de su doctrina, como
por la pureza y heroicidad de sus virtudes” P. Francisco
Regis Planchet, “La Cuestión Religiosa en México”, Imp. Moderna, Guadalajara,
Jal. Fe. De 1957.
PRESIDENCIA
DE SEBASTIÁN LERDO DE TEJADA
DE
1872 A 1877
LOS
RELIGIONEROS, ANTECESORES DE LOS CRISTEROS
En el año de 1874, los
católicos mexicanos defendieron públicamente los valores ancestrales, por tanto
tradicionales del pueblo, que el extinto
Partido Conservador había sostenido y proclamado durante los últimos
50 años a partir de la Independencia de
1821, y que yo enlisto a continuación:
Éste, que había
estudiado en el Seminario de la Puebla de los Ángeles, acentuó la persecución
religiosa; pues con la restauración de la República laica y masónica, se
aplicaron al pie de la letra las Leyes de Reforma.
El 20 de mayo de 1873,
el Gobernador del Distrito Federal, por orden del presidente Lerdo; arrestó a
los jesuitas, así como a los frailes, sacerdotes y monjas extranjeros.
El periódico
gubernamental llamado “El Federalista”, el 20 de mayo de 1873 publicó lo
siguiente: “Los sacerdotes naturales del país seguirán purgando en la cárcel su
desobediencia a las leyes; las monjas no podrán volver a consagrarse y los
sacerdotes extranjeros serán expulsados del país como ciudadanos perniciosos”
El gobierno federal
decidió reformar la Constitución completándola:
El decreto del 25 de
septiembre de 1873 incorporaba los cinco decretos conocidos como Leyes de la
Reforma, a la Constitución de 1857. Otra enmienda constitucional decidió
expulsar a las Hermanas de la Caridad a quienes el mismo Juárez había
respetado, no obstante que de las 400 hermanas que había, 355 eran mexicanas.
Las hermanas atendían a 15 mil personas en sus hospitales, asilos y escuelas.
En cambio se favoreció oficialmente la difusión del protestantismo, por
supuesto, con el apoyo norteamericano. Así mismo se prohibió que hubiera
manifestaciones religiosas fuera de los templos católicos.
Todo esto provocó el
levantamiento popular católico llamado de LOS
RELIGIONEROS, entre los años 1873 y
1876, precedente de la EPOPEYA CATÓLICA cincuenta años después.
Los primeros
levantamientos se produjeron en noviembre de 1873 en la ciudad de Morelia, en
Sinancatepec, Dolores-Hidalgo y León.: mucho más graves fueron las tragedias
de Jonacatepec, Tesascatepec y
Tejupilco. En enero de 1874, la Epopeya Religionera se extendía como mancha de
aceite al grito de ¡Viva la Religión!
¡Muera el mal gobierno! ¡Mueran los protestantes!
La ciega y odiosa
represión produjo mayores levantamientos, y el apoyo popular. En tal sentido la
gente decía ¡A mayores represiones, más
levantamientos!
Ya se habían organizado
las guerrillas religioneras, al
frente de las cuales se encontraban Jesús
González, Benito Mesa, Gabriel Torres, Domingo Juárez, Antonio Reza, Jesús
Soravilla y Socorro Reyes. Los prelados no obraron de manera uniforme, fue
entonces cuando el general liberal Porfirio
Díaz Mori entró en escena y con el apoyo popular derribó del gobierno a
Lerdo de Tejada. Entonces el movimiento
religionero desapareció. Porque Díaz se apresuró a pactar con la jerarquía
católica que contaba con el aval del Papa.
El régimen liberal
suavizaría las Leyes de Reforma si
el Clero se comprometía a concentrarse exclusivamente en su actividad pastoral.
PRESIDENCIA
DEL GENERAL PORFIRIO DÍAZ MORI
TERCERA FASE: Etapa de
aplicación pacífica de las directivas de la Masonería para corromper a la
sociedad católica de manera pacífica.
Porfirio
Díaz Mori, fue el personaje escogido por la Masonería
Internacional para tomar las riendas del poder en México, mediante el consabido
levantamiento del “pueblo”, en otra más, de las revoluciones del Partido Liberal. Se levantó en armas
contra el gobierno de Lerdo de Tejada con el Plan de Tuxtepec.
La Masonería entra en
la etapa pacífica de la Revolución,
para aplicarla en México con las directivas enviadas por el judaísmo
internacional, y preparar al pueblo mexicano a su sometimiento posterior, con
la Tercera Revolución. Mientras
tanto las logias masónicas van
“dormir” durante este período.
Hay que recordar que las
fuerzas por las que el Partido
Conservador había luchado en sostener, durante los 50 años a partir de la
Independencia de 1821, son estas:
A
CONTINUACIÓN ESTÁ LA LISTA DE LOS VALORES CATÓLICOS ANCESTRALES
QUE
EL PUEBLO DESEABA QUE SE IMPUSIERAN
I. La Religión Católica
II. La nacionalidad
III. El idioma
castellano
IV. Instrucción pública
y Privada
V. Usos y costumbres
genuinamente mexicanos
VI. Legislación propia
VII. Gobierno propio
VIII. La riqueza
pública y privada garantizada por la inviolabilidad del derecho a la propiedad.
IX. El ejército propio
y arraigado a su nacionalidad.
X. La preponderancia de
la raza criolla mexicana y el nacionalismo en todo su territorio.
Estos valores que
estaban latentes todavía en la década de 1870, van a ser atacados y diluidos
por la Masonería pacífica durante
los casi treinta años que abarcó el gobierno “porfirista” engañando a todas las
clases del pueblo con el veneno de las
ideas liberales positivistas desarrolladas en Francia.
Porfirio Díaz Mori, era
de Oaxaca pero no pertenecía a la etnia de B. Juárez que era zapoteca. Porfirio
era mestizo, descendiente de varias generaciones de mestizos. Estudió en el Seminario y se había adherido a las
ideas liberales desde muy joven, tenía don de mando y habilidades para la
estrategia. Pronto subió a jefe y finalmente durante la gestión de Juárez llegó
a general. Participó en el enfrentamiento contra las
fuerzas francesas de Napoleón III en la batalla de Puebla de los Ángeles. Después
de la batalla del 5 de mayo de 1862, donde los franceses retrocedieron, pero
que finalmente vencieron a las fuerzas de Juárez, quien con sus militares
huyeron hasta San Luis en el centro norte del país.
El general Porfirio
Díaz ocupó la presidencia de México varias veces durante 28 años, por medio de elecciones
arregladas, sin dar oportunidad a otras figuras del Partido Liberal, que para
entonces no tenía oponentes. Es decir: desde 1868 la presidencia, junto con el
gobierno en pleno era siempre el “Partido” Liberal, no existía ni la sombra de
Democracia con el juego de otros partidos y así fue en México hasta el año
2000.
El liberalismo de Díaz
fue más tolerante con la Iglesia Católica. Aunque dejó vigentes las Leyes de
Reforma, normalmente no las aplicaba.
Pero mantuvo en su largo gobierno la educación de todas clases sociales el
espíritu laicista antirreligioso. Porfirio
Díaz era masón como todo aquel que pretendiera un puesto militar o
administrativo. Desde hace más de un siglo así se ha hecho en este país.
Díaz se movilizó con
audacia y obtuvo el apoyo de la Confederación
Masónica Internacional y del Supremo
Consejo Masónico Mundial de Londres para obtener la anuencia de la Masonería
Universal para actuar en busca de la paz en México, y reconciliación entre
el Estado y la Iglesia Católica.
Con el propósito de que
hubiera la suficiente estabilidad para favorecer la inversión extranjera, los
créditos bancarios y el progreso del país. La conciliación con el pueblo
católico mexicano consistió en no combatir las manifestaciones religiosas
externas de la Iglesia mientras ésta colaborase a conservar la paz.
Las Órdenes religiosa
fueron restablecidas, se abrieron los colegios católicos, se respetaron a las
Asociaciones católicas y los actos del culto, y. se permitió erigir cuatro
Obispados más. Se restauraron los templos
y monasterios, aunque nunca más se le devolvió a la Jerarquía la
propiedad de los bienes inmuebles incautados por los gobiernos liberales.
La Jerarquía católica
denominó al gobierno de Díaz: “La Paz
porfiriana”. Sin embargo, los católicos conservadores manifestaron que no
modificarían su posición respecto a la legislación reformista, pues la
consideraban un problema de conciencia. Continuaba
su condena y su reclamación por los robos sacrílegos de los objetos y
propiedades eclesiásticos y por la Educación laica anticatólica impartida por
el Estado; así como por la secularización de los matrimonios (matrimonio civil,
no religioso).
La
Paz entre el Liberalismo y la Religión Católica,
no podía existir más allá de una especie de entente, de alto a la guerra, de un
“tomar fuerzas” antes de seguir la
lucha. Por otra parte, con la serie de revoluciones y estado de guerra
continua; el Judaísmo Internacional
no había podido hacer buenos negocios,
ni inversiones. Ahora trataba de
adormecer al pueblo para que trabajara en su provecho. Había logrado
finalmente el poder en México, resto maltrecho de lo que había sido la opulenta Nueva España, por medio del
Partido Liberal mortal enemigo de la Iglesia Católica y de su pueblo.
Ahora, era la oportunidad de introducir en la
mente de las clases elevadas la
admiración por la vida moderna. La admiración por el progreso científico y
manera de vivir en Europa y en Anglo América.
El gobierno yanqui, su
mejor agente, envió a México a los misioneros protestantes quienes con apoyo
del gobierno liberal, favoreció la difusión de las sectas, las que tenían como
característica ofrecer a los ciudadanos pautas y modelos organizativos, en ruptura con los modelos corporativos tradicionales ligados al catolicismo. También
el gobierno se propuso introducir modas y costumbres norteamericanas que
rompían con las tradiciones ancestrales del pueblo católico.
Desde
un siglo antes, los enemigos de la Religión Católica y del Imperio Español:
-Los judíos talmúdicos, las potencias protestantes y revolucionarias;
Inglaterra, Holanda, la Francia de Napoleón Bonaparte y los Estados Unidos de
América- habían sido
los causantes de la ruina del Imperio Español en connivencia con una parte de
sus habitantes nativos, logrando la fragmentación
del Todo Imperial en porciones manejables, por Inglaterra y su vástago de
Norteamérica.
En 1910 los magnates internacionales, volvieron a usar, por enésima
vez, a sus agentes: los políticos
yanquis.
En ese año; una vez
establecida la paz entre las facciones, la sociedad pudo trabajar y producir
riqueza, Los grandes hacendados de la época virreinal, desaparecidos, en su mayor parte por diversas
causas, habían dado paso a nuevos dueños de sus tierras, por las revoluciones
desde cien años atrás. Antiguos
administradores, jefes revolucionarios, comerciantes emprendedores de las
ciudades, extranjeros, y políticos liberales se apropiaron de grandes
extensiones que hicieron cultivar. Así que para 1910, el país entero producía toda clase de bienes, agrícolas y
ganaderos.
En México, aunque la
mayor parte de la población, que eran los indios, no se habían beneficiado con
la nueva civilización, seguían siendo marginados pero no padecían hambre, sin
embargo, los demagogos hablaban de “Injusticia
Social”. Las ciudades habían
crecido, el país entero había sido comunicado por una extensa red de
ferrocarriles; los puertos del Golfo y del Pacífico movían grandes cantidades
de productos y bienes; el ejército se había modernizado y disciplinado por el
consejo de oficiales prusianos, y la población mexicana había aumentado a más
de los 17 millones de habitantes.
Después de casi 30 años
de adormecimiento, el Judaísmo
Internacional tenía el proyecto perverso de aplicar en forma experimental
al pueblo mexicano las teorías de Carlos Marx y
Federico Engels.
El general Porfirio
Díaz Mori había cumplido los 80 años de edad siendo aún el “hombre fuerte y adormecedor” del pueblo católico mexicano, su prestigio como gobernante había
trascendido las fronteras mexicanas y llegaba a los países de Europa, América y
Asia. Sin embargo en las altas esferas
yanquis se había tomado la decisión de se fuera y dejara libre el paso a los
nuevos agentes del cambio: los que deseaban
ir hacia la “Democracia”. Pero
Don Porfirio no daba señales de dejar el poder, y pretendió reelegirse, otro
período como Presidente, por cuatro años más. Don Porfirio y su familia
habitaban en la parte superior del Castillo de Chapultepec, donde habían vivido
los Emperadores Maximiliano y Carlota.
El Dictador, que pasaba
por ser “padre del pueblo mexicano” y
que había instituido casualmente la “Ceremonia del Grito del 15 de septiembre”.
Y también había alentado los festejos que conmemoraban “El Centenario de la Independencia” 1810 - 1910. Para esos festejos, se
restauraron los viejos edificios, se construyeron otros, se hizo toda clase de
obras vistosas, se acuñaron miles de monedas de oro llamadas “centenarios”,
para que el pueblo las ahorrara. Y se invitó a todos los países con Legaciones
en México, a enviar sus embajadores especiales a “Las fiestas del Centenario”. En el Palacio Nacional de la Plaza
del Centro hubo suntuosos bailes para la élite liberal y sus invitados
internacionales.
Las familias
descendientes de la verdadera aristocracia virreinal guardaron distancia y no
se mezclaron con los liberales en sus festejos, la mayor parte de ellos
residían en Europa desde la caída del Imperio. La alta jerarquía de la Iglesia
Católica tampoco estuvo presente. Mientras el pueblo mexicano de todas las
clases sociales festejó ruidosamente el mes de septiembre de 1910 con saraos
públicos, obras de teatro, exposiciones internacionales y vistosos desfiles
militares.
Pero, las Logias de los
Estados Unidos ya tenían el plan bien estructurado de destrozar la paz y la
riqueza acumulada por el pueblo mexicano en 30 años.
Sus agentes estaban
listos en diferentes puntos el territorio mexicano y el masón protestante y
espiritista don Francisco I. Madero,
preparado por la Masonería yanqui, estaba listo para cruzar la frontera,
apoyarse en el Partido Anti
Releccionista ya formado con antelación y reclamar al Presidencia de
México.
A dos meses casi
exactos de los festejos del Centenario, el 18 de noviembre estalló la rebelión
de los hermanos Aquiles y Máximo Serdán,
con su hermana Carmen, en la ciudad de Puebla de los Ángeles. Al grito de: ¡Viva Francisco I. Madero y No Reelección! Comenzando a disparar a
diestra y siniestra. Llegó la policía de la ciudad. Los hermanos Serdán y sus
acompañantes tenían un arsenal de fusiles, por lo que fue llamado el ejército, como eran pocos los rebeldes,
fueron fácilmente dominados por el ejército y la policía de la ciudad. En el
encuentro, Aquiles perdió la vida y
sus hermanos quedaron heridos.
Los liberales han
llamado a esta insurrección: “Principio
de la Revolución Mexicana”
Desde noviembre de 1910
y la mitad del siguiente año de 1911, se multiplicaron los levantamientos de
jefecillos que pedían la NO REELECCIÓN del General Porfirio Díaz, daban vivas a
la nueva figura, FRANCISCO I. MADERO, que le era útil al Judaísmo Internacional de los Estados
Unidos; Mientras el país se encendía de nueva cuenta, como 30 años atrás, en las revoluciones; Por fin el 25 de mayo de 1911, Don Porfirio renunció a la Presidencia y salió del país rumbo a Francia, que le ofreció asilo.
AL PUEBLO CATÓLICO MEXICANO LE ESPERABAN OTROS 30 AÑOS DE SANGRE SUDOR Y LÁGRIMAS POR DEFENDER HEROICAMENTE SU FE CATÓLICA, Y MUCHOS MORIRÍAN MÁRTIRES GRITANDO
¡VIVA CRISTO REY!
LUIS OZDEN
Enero del
2016.
CONCLUSIÓN
LA
REVOLUCIÓN MEXICANA DE 1910
La persecución liberal
y masónica contra la Iglesia Católica de México, que desencadenaría la Epopeya Cristera a principios del siglo
XX, no era sino continuación de la Revolución de
1810 por el cura Miguel Hidalgo que iniciaba el proceso de guerra civil en la Nueva
España, guerra proyectada en los Estados Unidos y sostenida desde 1807 por el gobierno de Thomas
Jefferson por medio de la Gran Logia de Luisiana con sede en Nueva Orleans.
Tenían a su mando las asociaciones masónicas compuestas por ciudadanos yanquis
y traidores novohispanos para separar la Nueva España del Imperio Español y darle un gobierno propio que la convirtiera en Protectorado de la República
yanqui. Luis Ozden.
ESTOS DOCUMENTOS PAPALES INFLUYERON EN LA DOCTRINA SOCIAL DE LOS CRISTEROS MEXICANOS
LA
FAMOSA ENCÍCLICA ·”RERUM NOVARUM”
El 15 de mayo del año de 1891, S.S. León XIII emitió la Encíclica “Rerum Novarum” con la cual
creó la doctrina social en la Iglesia, aplicando la Caridad Cristiana al
mejoramiento de las clases sociales más desprotegidas, por las normas que el Capitalismo industrial había aplicado
injustamente durante todo el siglo XIX.
Esta encíclica fue como
la corona de los muchos documentos que el Papa León XIII, (1878-1903) emitió sobre asuntos sociales: las
CUESTIONES OBRERAS.
A continuación, voy a enumerar LAS ENCÍCLICAS del Papa León
XIII respecto a estos temas:
a- 21 de abril de 1878:
INESCRUTÁBILI DEI CONSILIO, sobre los males que aquejan a la sociedad y sus
remedios.
b- 28 de diciembre de
1878: QUOD APOSTÓLICII MUNERIS, contra el socialismo, el comunismo y el
nihilismo.
c- 10 de febrero de
1880: ARCANUM, sobre el matrimonio cristiano.
d- 29 de junio de 1881:
DIUTURNUM ILLUD, en la que consagró la autoridad del Estado por ser de origen
divino.
e- 8 de febrero de
1884: NOBILLÍSIMA GALLOROM GENS, sobre el gobierno cristiano de la sociedad
doméstica y civil.
f- 20 de abril de 1884:
HUMANUM GENUS, sobre el peligro de la
Masonería.
g- 1º de noviembre de
1885: INMORTALE DEI, sobre la constitución cristiana de los Estados.
h- 20 de junio de 1888:
LIBERTAS PRAESTANTÍSSIMUS, sobre la libertad humana.
i- 15 de marzo de 1889;
SAPIENTIAE CHISTIANAE, sobre los principales deberes de los ciudadanos
cristianos.
Pensé que no podía odiar más a Benito Juárez y valla que si me da asco todo lo que representa ese señor
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