LOS
VIAJES DE CRISTÓBAL COLÓN
SU
CUARTO Y ÚLTIMO VIAJE AMERICANO
LAS
LEYENDAS DE LA ANTIGÜEDAD
Hay una región de cara al hoy llamado continente americano, que en
tiempos prehistóricos estaba poblada por pueblos pre-indoeuropeos, en la parte
más occidental de Europa que es la península ibérica.
Hacia el estrecho de Gibraltar, llamado por el aventurero Ulises: las Columnas
de Hércules; existía un reino, mencionado muchas veces por el llamado padre
de la Historia, Heródoto y unas 17 veces mencionado en la Biblia, con el nombre
de Társis, el país de los tartesios. Pueblo que había elaborado una cultura
avanzada en la técnica de los metales, cultivos agropecuarios varios y sobre
todo en la navegación, pues fueron famosas sus impresionantes naves, con las
cuales comerciaban por todo el Mar
Mediterráneo e incluso navegaban en busca de estaño hasta las islas Sorlingas
en el Reino Unido de Inglaterra.
El Reino de Társis abarcaba desde la actual Cartagena hasta en río Tajo
en Portugal, y cuyo centro se encontraba
en la cuenca del río Guadalquivir. Los
arqueólogos datan el comienzo de Társis hacia el segundo milenio antes de
Cristo. Sus habitantes más antiguos pertenecían a la etnia bereber.
Es posible que los marineros tartesios se hubieran aventurado por las
islas atlánticas, como las Canarias y las Azores o las Feroe al norte, pues
circulaban en Iberia consejas y leyendas, sobre tierras distantes allende los
mares. También es posible que los navegantes fenicios hayan sido sus sucesores,
cuando el Reino Tartesio decayó y sucumbió. Lo cierto es que para la Edad Media
y el Renacimiento circulaban entre los navegantes muchas noticias y leyendas
sobre tierras fabulosas allende los mares. Algunas de las cuales se habían
descubierto y otras tenían la posibilidad de descubrirse por la curiosidad y
actividades humanas.
LA
INCREÍBLE PROFECÍA DE SÉNECA
El político, filósofo y escritor hispano romano, nacido en Córdoba en el
año 4 antes de Cristo; Lucio Anneo Séneca, escribió en el año 45; algo que
parece una profecía:
En una de sus nueve tragedias, en el acto II de Medea, con respecto al
argonauta Jason, se lee la siguiente sentencia en latín:
“….. venient annis; Secula seris quibus oceanus; Vincula rerum laxet; et
ingens Pateat tellus; Tiphysque novos; Detegat orbes; nec sic terries; Ultima
Thyle.”
Qué, el propio Cristóbal Colón tradujo en sus papeles así: “….vendrán los tardos años del mundo ciertos
tiempos en los cuales el mar océano aflojará los atamientos de las cosas y se
abrirá una grande tierra y un nuevo marinero como aquel que fue guía de Jason,
que hubo nombre Thyphis descubrirá un nuevo mundo y entonces, no será la isla
de Thule la postrera de las tierras” (1) “Vida del Muy Magnífico
Señor Don Cristóbal Colón” Salvador de Madariaga.
(2) Thyle; Thule, llamaban los romanos a Islandia (Iceland) la última
tierra conocida entonces, y descubierta por los marinos irlandeses con quienes
los romanos comerciaban tanto como lo hacían con los nativos de Britania.
LA
FÉRTIL IMAGINACIÓN DE DANTE ALIGHIERI
En su famosa obra poética; La DIVINA COMEDIA, en el Canto XXVI de la
parte correspondiente al INFIERNO, Dante pregunta a Virgilio que es su guía, la
razón de que el argonauta Ulises se les aparezca en la forma de una llama crepitante.
Virgilio responde a la pregunta de Dante sobre una llama de doble pico que
compara a la pira de Eteocles uno de los héroes del ciclo tebano. “Las llamas son como ladrones que esconden
su presa”. (3)
(3) El historiador Luca de Tena en su libro: “América y sus enigmas”
relata el Canto mencionado de la Divina Comedia que refleja el pensamiento de
los intelectuales de la Baja Edad Media respecto a las regiones del mundo extra
europeo. Y ve en este Canto un posible descubrimiento de las ignotas tierras
americanas.
“Ulises, rey de Ítaca, y Diomede, rey de Argos,
héroes del ciclo troyano, aparecen aquí envueltos en una aventura que no figura
en los relatos homéricos, pero que, imaginada por Dante, refleja un difundido
juicio, en la época, sobre Ulises, al que se consideraba un imprudente y
presuntuoso aventurero capaz de desafiar a los mismos dioses. Vale la pena
tomar debida nota de todos estos excesos del propio genio que es como el tema
central de este canto: comenzó con el temor de Dante de dejarse llevar por su ingenio,
siguió con Eliseo pretendiendo más de lo que debía, y ahora es Ulises quien,
arrastrado por su pasión de aventuras, no mide las consecuencias para sí y sus
compañeros, ni el desafío a la divinidad que sus actos implican. Se hace saber
que están en la venganza infernal así como fueron prontos a la violencia y a la
cólera.”
Se recuerda el artificio del caballo de Troya por el cual los griegos
tomaron y destruyeron la ciudad, aunque, por designio del destino, sirvió para
que, bajo la conducción de Eneas, la estirpe troyana llegara a Roma y fundara
la nobleza romana.
El Paladio es una estatua divina dotada de propiedades mágicas, se
suponía que representaba a la diosa Palas, epíteto ritual de la diosa Atenea,
conocida habitualmente como Palas Atenea, cuyo nombre latino es Minerva. De
origen divino, la estatua, modelada por Atenea en reparación por la muerte
accidental de Palas, hija del dios Tritón, después de diversas peripecias fue
precipitada de lo alto del Olimpo por Zeus y cayó en Ate, en Tróade, en el
momento que Ilo se disponía a fundar la ciudad que iba a ser Troya (Ilión), por
lo cual fue considerada como un señal divina y asumida como protectora
permanente de Troya. Temiendo que fuera robada, se dice que los troyanos
hicieron una imagen falsa que fue la que Ulises junto con Diomedes robó, pues
le había sido dicho que sólo sería tomada Troya si le faltaba el Paladio.
Robada la falsa efigie, en la noche fatal del incendio de Troya, Eneas se
apoderó del Paladio en el templo de Atenea para huir, y después de su
prolongado peregrinaje por los mares, finalmente llevarlo a Roma, donde estaba
depositado en el templo de las Vestales. Como en Troya, el Paladio protegía a
la ciudad y estaba ligado a su destino.
Dante quiere saber la razón por la que Ulises se halla en el INFIERNO. Al
saber que se hallan cerca de Ulises y que puede oír de su boca la historia de
su muerte, incita apasionadamente a Dante, que suplica repetidamente a Virgilio
que satisfaga su ardiente deseo. Virgilio lo contiene, y con la excusa de que
siendo griegos tal vez no quieran hablar con él, le ruega silencio y que será
él quien hable.
Comienza el relato de Ulises quien con la sola referencia a su
alejamiento de Circe, pasa directamente al relato de su aventura final más
allá del estrecho de Gibraltar. Se muestra también la pasión desmedida que
no se detiene ni ante el amor al padre, al hijo y a la esposa, con tal de ver y
experimentar todas las cosas y todos los vicios. La audacia es tal que con solo
un barco y los pocos compañeros que le quedan se atreve a lanzarse a lo
desconocido. Ulises navega hacia occidente por el mar Mediterráneo hasta los
límites de España, pasando por las islas de Cerdeña, que cita, y las otras que
baña el mar, hasta allegarse a Marruecos al norte de África.
Ya viejos por el largo viaje - la Odisea habla de veinte años - divisan
el estrecho de Gibraltar, la fosa estrecha, donde Hércules puso sus columnas
con la advertencia "NON PLUS ULTRA", no más allá, símbolo
universal de que el hombre puede todo probar hasta un cierto límite, más allá
del cual encontrará su ruina, Pero el atrevido y astuto Ulises las traspasa
superando Ceuta en la orilla africana y Sevilla en la española.
Discurso de Ulises a sus compañeros para que se atrevan a lo que él ya
mismo ha decidido atreverse.
Este párrafo es el único por el
que este canto puede llamarse el de los consejeros fraudulentos, en el sentido
de que Ulises proclama a sus hombres, ocultándoles el peligro, y para su propio
beneficio. Porque por el resto del canto, se trata específica y casi
exclusivamente del exceso en el uso de los propios dones, virtudes y talentos.
Célebre frase que, en boca de Ulises puede que no sea sino un ardid más para
arrastrar a sus compañeros a la loca aventura, pero en boca de Dante resume
todo su programa de vida y la razón de ser de la Divina Comedia.
La aventura de Ulises transcurre en un viaje hacia occidente, de espaldas
al Oriente, vuelta nuestra popa a la mañana, en viaje hacia el Atlántico pero
contornando siempre el lado izquierdo, es decir doblando hacia el sur. Notemos
que Dante sabía, como toda gente culta antigua, que la tierra era redonda, pero
ignoraban todos que existiera un continente entre Europa y Asia por el lado
oeste. Dante, en su creación de los tres mundos, sitúa, en el medio de ese
inmenso mar, a la montaña del Purgatorio, a la cual se podía llegar a través de
una abertura situada al final del Infierno. La osadía de Ulises, el loco vuelo,
fue querer llegar al Purgatorio, y por ende al Paraíso terrenal que está en su
cima, por sus propios medios y abusando de su ingenio, es decir, quiso lograr
la perfección del Purgatorio sin antes pasar por la muerte simbolizada por el
Infierno, lo cual es imposible, e implica soberbia e hipocresía.
Ulises arenga a sus compañeros; “¡Oh
hermanos! ¡Que habéis llegado a Occidente a través de cien mil peligros, ya que
tan poco os resta la vida no os neguéis a conocer el mundo que se encuentra
siguiendo la ruta del sol!
“Y volviendo la popa hacia el Oriente hicimos alas
de nuestros remos para seguir tan desatendido viaje…”
“Ya estamos en el mar tenebroso ya se ven las
estrellas del polo contrario y tras
cinco veces que había brillado y apagado la luna desde que entramos en aquel
gran mar, apareció una enorme montaña
oscurecida por la distancia (4)…... Entonces se levantó de aquella tierra un
torbellino que se lanzó contra la proa de nuestro buque; tres veces lo hizo
girar juntamente con las encrespadas olas y a la cuarta levantó la popa y
sumergió la proa…. Hasta que el mar volvió a cerrarse sobre nosotros”
¿No es pasmoso que el Dante intuyera cinco lunas para una nave que
forzosamente fuese más tarda que el recorrido de las carabelas de Colón entre
agosto, septiembre y octubre?
(4) La gran montaña representa
al Purgatorio en cuya cima está el Paraíso terrestre. Se forma una como tromba
marina, un vórtice, que golpea al barco en la proa. El castigo divino, muestra
la gravedad de la presunción asumida, y cae sobre ellos. Son tres vueltas
girando el barco en el agua, y a la cuarta, alza la popa y hunde violenta e
irremisiblemente la proa, y el mar, severo y fatal, se cierra sobre ellos.
ISABEL
DE CASTILLA
UNA
SANTA REGIA
AUNQUE LA JERARQUÍA CONCILIAR CATÓLICA NO LA HAYA
QUERIDO BEATIFICAR
Antes que nada, fue una mujer ejemplar como hija, esposa y madre. Una
mujer y reina con un sentido trascendente de la vida. Católica no de boquilla,
como tantos otros de hoy, sino convencida de que Dios ocupa siempre el primer
lugar en la vida y de que todo lo demás debe subordinarse a su Divina Voluntad.
Fue determinante su apoyo a Cristóbal Colón en su empeño marinero hacia el
Occidente.
“A Isabel se debe la incorporación de América a la
civilización occidental
y la impronta de la cristianización del Nuevo Mundo, sólo comparable a los
otros dos hechos misioneros trascendentales: la evangelización de los pueblos
del Mediterráneo y la de los pueblos bárbaros de Europa. Casi nada.”
Isabel, hija mayor del rey Juan II de Castilla y de su segunda esposa Isabel
Barceló de Portugal nació en el palacio real de Madrigal de las Altas Torres en
la provincia de Ávila, Castilla, el 22 de abril de 1471 (el mismo año en que
nació Cristóbal Colón). En sus genes latía la sangre de cruzados y
conquistadores famosos de Europa, entre sus antepasados estaban:
Guillermo el Conquistador, Enrique II Plantagenet, Leonor de Aquitania,
Eduardo I y Eduardo II de Inglaterra; descendía por ambas ramas de San Luis rey
de Francia y de su primo San Fernando rey de Castilla. Por ambas ramas también
descendía de la dinastía inglesa de los Lancaster. (4) Sin embargo hasta ya
pasada la adolescencia no tenía ninguna posibilidad de ser Reina por derecho
dinástico.
(4) Isabel de Castilla descendía directamente del duque de Lancaster Juan
de Gante, por su bisabuela Catalina de
Lancaster.
Por la mano de Dios y por su personal simpatía para con el pueblo llano
español le tocó ser Reina de Castilla después de una sangrienta guerra entre
Castilla y el reino de Portugal. Por su oculto matrimonio con Fernando, el
heredero del Reino de Aragón, unieron los dos reinos que fueron la base del
Imperio Español Católico donde el sol nunca se ponía.
Recién nombrada reina y cuando esperaba a su primer vástago, tuvo que
empuñar las armas para defender los derechos de Dios y los suyos propios. El
rey de Portugal, Alfonso V alegó los derechos de su esposa doña Juana la
“Beltraneja” y cruzó la frontera de Extremadura, con la intención de apresar a
Isabel mientras su marido don Fernando reclutaba a la gente del norte. Apoyada
por miles de campesinos castellanos, improvisados soldados y algunos cientos de
hidalgos; “Isabel, poniéndose una coraza
de acero sobre su sencillo vestido de brocado, apretó sus labios sin decir
palabra y emprendió camino hacia el norte. Deteniéndose de cuando en cuando
para arengar al pueblo”.
Siempre terminaba sus arengas con una sentida oración: “Tú, Señor, que conoces los secretos de los corazones, sabes de mí,
que no por vía injusta, no por cautela ni tiranía, mas creyendo verdaderamente
que por derecho me pertenecen estos Reynos del Rey mi padre, he procurado de
los haber, porque aquello que los Reyes mis progenitores ganaron con tanto
derramamiento de sangre no venga en generación agena”
“A ti, Señor en cuyas manos es el derecho de los
Reynos, suplico humildemente, agora la oración de tu sierva, e muestres la
verdad, e manifiestes tu voluntad con tus obras maravillosas, porque si no
tengo justicia, no haya lugar de pecar por ignorancia, e si la tengo, me des
seso y esfuerzo para la alcanzar con la ayuda de tu brazo, porque con tu gracia
pueda haber paz en estos Reynos, que tantos males y destrucciones fasta aquí
por esta causa han padecido”.(5)
(5) Transcripción tomada del libro “Isabella of Spain”, William Thomas
Walsh, Ingland 1971.
AÑO
DE 1492:
2 de enero: Las fuerzas cristianas vuelven a pisar la hollada
tierra de Granada, después de 777 de ser bastión musulmán.
6 de enero – día de la Epifanía- de 1492, los Reyes Católicos Fernando e
Isabel entran solemnemente con su vistosa corte al Palacio de la Alhambra.
21 de marzo: Los Reyes Católicos Fernando e Isabel firmaron el
edicto de expulsión de los judíos de sus Reinos.
Por otra parte, el nacimiento del Santo Oficio de la Inquisición en
Castilla no fue un invento de los Reyes Católicos. El antecedente más
importante se remonta a la delegación del Papa Nicolás V al rey Juan II de
Castilla, en 1451.
17 de abril: Los Reyes Católicos Fernando e Isabel firmaron las
capitulaciones de Santa Fe con el navegante genovés Cristóbal Colón.
CRISTÓBAL
COLÓN, SU OSCURO ORIGEN
Cristóforo
Colombo; “La Paloma que lleva a Cristo”
Bonito nombre que viene
bien a un buen católico, como así lo
describen la mayoría de quienes lo conocieron en vida. “Los contemporáneos de
Colón, sumidos en las vicisitudes de la última fase de la Reconquista se harían
un enjambre de preguntas sobre ese curioso extranjero tan lleno de
contradicciones, primero su edad:
“¿Porque
aquellas canas con aquellos ojos tan llenos de fuego y de juventud? Si se decía
que había sido un pobre tejedor, ¿Por qué ese aspecto tan autorizado?, además,
si era genovés ¿Por qué nunca hablaba italiano ni siquiera con sus coterráneos?,
Y ¿Por qué hablaba castellano con acento portugués?,. Y si, como siempre andaba
diciendo, se había pasado toda la vida en el mar ¿Cuándo había aprendido todo
lo que sabía? Y si sabía tanto, ¿Cómo es que los letrados se reían de su teoría
sobre la estrechez del océano? Y si era solo un aventurero, como es que
mostraba una carta del Rey de Portugal donde le llamaba: ¿Nosso especial amigo?
Y si era así, ¿Porque buscaba a los Reyes de Castilla siendo que Portugal era
la metrópoli de los descubrimientos? Y de los Reyes españoles, ¿Había logrado
la promesa de un Almirantazgo hereditario?”(6)
(6) Del libro: “Vida
del Muy Magnífico Señor don Cristóbal Colón”, Salvador de Madariaga, Ed.
Sudamericana, Buenos Aires, 1973.
Además, el misterioso
silencio sobre su propia persona: las circunstancias de su nacimiento, raza,
naturaleza, ambiente familiar, etc. de este personaje, lo hacen uno de los más
extraños de la historia renacentista.
Madariaga, en su
mencionado libro, da la fecha de 1451, “entre
26 de agosto y 31 de octubre de 1451” como la del nacimiento de Colón, “casi
seguro en Génova, genovés sin ningún patriotismo para su nación, de familia venida
a menos” que el Descubridor siempre tratará de ocultar para no entrar en
conflicto sobre sus pretensiones al “Almirantazgo hereditario de la mar Océana”
Lo que lo sitúa en la misma edad que sus benefactores los Reyes Católicos, Fernando
e Isabel.
También Madariaga llega
a otra conclusión inquietante por la circunstancia de que en los escritos de
Colón se descubre: “Cristóbal Colón habla
castellano con acento portugués aún con sus hermanos e hijos, lee el italiano
pero no lo habla y usa el latín aprendido en España para sus apuntes muy
personales”: ¡Este Colón pertenece a una familia judía sefardita fiel a su
idioma nativo, el castellano; asentada en Portugal desde un siglo antes de
residir en Génova!
El prior del Monasterio
de la Rábida Fray Juan Pérez decía del castellano que hablaba Colón: “Su lenguaje no es de este siglo sino del
siglo XIV” Y el comentario que escribió su hijo Fernando: “El Almirante conforme a la patria donde fue
a vivir y a empezar su nuevo estado, limó el vocablo (Colombo) para conformarlo
con el antiguo y distinguir los que procedieron de él, de los demás que eran
parientes colaterales….”
Madariaga concluye con el aserto de que
Cristóbal Colón o Colom era de familia marinera, judía mallorquina, por
encontrarse ahí en el siglo XIII, un centro judío de fabricantes de astrolabios
y cartas de marear entre los cuáles se encuentran algunos de apellido Colom.
EL
CUARTO Y ÚLTIMO VIAJE ULTRAMARINO DE CRISTÓBAL COLÓN
RELACIÓN
ESQUEMÁTICA DE LOS CUATRO VIAJES TRASATLÁNTICOS DE CRISTÓBAL COLÓN
PRIMER
VIAJE: El 3 de
agosto de 1592 sale de Palos con tres
naves; desembarca en la isla de San Salvador el 12 de octubre de 1492, descubre las islas mayores de las Antillas y
regresan solamente dos naves a la
Península Ibérica, llega a Lisboa el 4
de marzo de 1493 y se presenta ante los Reyes en Barcelona el 25 de septiembre
de 1493.
12
DE OCTUBRE, FIESTA DE LA VIRGEN DEL PILAR
SEGUNDO
VIAJE: El 25 de
septiembre salió de Cádiz la armada compuesta de 16 naves repletas de gente, más de mil personas; de abastecimientos
toda clase, y de animales domésticos para criar y comer.
El
13 de octubre de 1493,
Cristóbal Colón zarpó de la Isla de Hierro, última de las islas Canarias.
Después de veinte días de travesía, el domingo 3 de noviembre de 1493 avistaron dos islas. Tocó tierra en la isla bautizada
como Dominica y la otra fue llamada Marigalante, luego una tercera a la que
llamó Guadalupe. Estas islas estaban habitadas por los indios Canibas. Todo un
rosario de pequeñas islas apareció a la vista de los exploradores; la mayor de
todas fue Puerto Rico. Cristóbal, estupendo marino, quedó como pésimo
gobernante de la primera colonia en el Nuevo Mundo, donde imperaba el hambre y
la depresión moral llevándola al fracaso, ante los atentos ojos de los reyes de
Inglaterra y Francia que esperaban la oportunidad de intervenir. El oro era escaso, y de las valiosas
especias no había ninguna, la gente no tenía comida aceptable. Y para
rematar la situación, Antonio de Torres regresó a España con doce naves para
traer bastimentos. Colón delegó el gobierno en un Consejo que presidió su
hermano menor Diego Colón. Y tomando tres carabelas se echó al mar para buscar
el mítico Cipango (Japón).
Por consejo de un indio
bautizado por él en España, “Diego Colón”, en vez de dirigirse directamente
hacia Occidente, se fueron a bojar Cuba y descubrió Jamaica. Regresó a la
Española el 13 de junio de 1494, muy enfermo, casi moribundo después de más de
cinco meses de ausencia. (7)
(7) Es
posible que esta enfermedad le viniera por la convicción oculta a todos, de que
no se encontraba en Asia sino en un continente desconocido. L. Ozden
En el ínterin había
llegado a la Isabela su hermano Bartolomé con las tres naves donadas por los
Reyes, Cristóbal lo nombró Adelantado en sustitución propia, con la
contrariedad de los colonos. Colón decidió volver a España a pedido de los
Reyes de que se llevara a los enfermos o inconformes a bordo de dos naves el 10 de marzo de 1496. Las dos
primeras naves construidas en América llegaron a Cádiz el 11 de junio de 1496.
TERCER
VIAJE: El 30 de
mayo de 1498 salió de San Lucar de Barrameda con seis naos y doscientos
hombres sin contar los marineros. Se dirigió a las islas portuguesa de Porto
Santo y Madeira para recordar su juventud y luego a la isla canaria de Gomera
donde rescató seis españoles apresados por un pirata francés. En 21 de junio despachó tres naves directamente a la Isla Española, y con
las otras tres se dirigió a las islas Cabo Verde y de ahí a descubrir la tierra
firme del Sur. La corriente dulce del río Orinoco y la costa de la actual
Venezuela. Llegó a la Española el 21 de
agosto de 1498.
Pero esta vez, le
esperaban dos años de incertidumbre y contratiempos con los colonos en su
virreinato americano, a causa de su soberbia y mal gobierno.
Un mal día de octubre
del año 1500, salió de Santo Domingo para España con sus dos hermanos, todos cargados
de cadenas. Llena su alma de amargura y resentimiento, escribió en su diario: “Si yo robara las Indias…. y las diera a los
moros no pudieran en España mostrarme mayor enemistad”. Él, que había
desatado las cadenas del Océano, ahora lo cruzaba encadenado”.
Pero confiaba en que los Reyes viesen que sus errores habían sido de buena Fe,
y al fin y al cabo, Dios los juzgaría a todos.
Los Colones llegaron
ante los Reyes en Granada, donde estaba la Corte el 17 de diciembre de 1500. “Al encontrarse ante la presencia de los
Reyes, Cristóbal Colón enmudeció, presa de honda emoción, cayó de rodillas y
rompió a llorar y a sollozar. Los Reyes le hicieron ponerse en pie y el
Almirante hizo promesas de lealtad”
Los Reyes Católicos
perdonaron al Almirante y le devolvieron bienes y honores, pero no lo
restituyeron al Poder. A su tiempo, su hijo don Diego Colón Perestrello sería
el 2º Virrey.
En la jerga de los hidalgos
de la Isla Española, se llamaba a los tres hermanos Colones, quienes se hacían
uno en el desgobierno de las Islas, como “Los faraones” y al Almirante como “El
rey Faraón”, mote que algunos historiadores, dicen que se aplicaba a los
conversos del judaísmo.
Si ya no podía ser
Virrey del Nuevo Mundo, entonces le obsesionó otra idea, esta vez echaba mano
de una antigua profecía hebrea. Todas sus riquezas las dedicaría a libertar de
los moros, nada menos que la ciudad de Jerusalem.
ÚLTIMO
VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN A LAS INDIAS
Vamos a tratar
breve mente este último viaje de Colón a su Continente; soñado, intuido y
descubierto diez años antes. Porque con él se cierra la vida aventurera del
Almirante. Cristóbal Colón había convencido a los Reyes de que en este su
cuarto viaje a las Indias podía encontrar el paso de mar hacia el Poniente de
la isla Española. Y por ese estrecho pasaría a otro mar donde estarían las
tierras más ricas y las especias. Seguramente Colón estaba convencido,
secretamente, de que sus descubrimientos
no eran la verdadera India, pero no podía publicar su sospecha para no
darles la razón a sus enemigos. Los Reyes católicos se dieron cuenta del valor
de esta nueva idea y lo animaron a realizarla.
CUARTO
VIAJE: El 11 de mayo
de 1502, salió de la bahía de Cádiz con cuatro naves. Las instrucciones de
los Reyes eran de evitar cualquier posesión portuguesa del Atlántico, salir de
las islas Canarias y no bajar de la nave en la isla Española, sino pasar de
largo con rumbo oeste para alcanzar la “Tierra Firme” que pudiera encontrar. Sin
embargo se encaminó a Jamaica, y de esta isla, subió a la costa cubana por el
sur y de allí, navegó hacia el suroeste
descubriendo el Continente americano en la actual Honduras, donde tomó posesión
de todas las tierras en nombre de sus Majestades Católicas.
Como siempre, Colón
buscaba oro y mostraba pedazos a los indios de la costa, los cuales, tanto
hombres como mujeres eran muy primitivos y estaban desnudos. Tomó varios indios para
traductores. Siguió costa al sur sin
encontrar algún brazo de mar que le permitiera viajar tierra adentro. En
esta costa encontró indios que traían colgando placas de oro fino. En otras
bocas de ríos había indios armados con flechas y de sus cuellos también
colgaban placas de oro, pero los indios se negaron a cambiarlas por los objetos
que Colón llevaba para el efecto.
Colón
siguió la costa abajo gastando muchos días sin encontrar el paso de mar que
suponía, debía haber. ¡Colón precursor de Magallanes!
Solamente había bocas
de pequeños ríos donde no se podía navegar. Los indios entraban tierra adentro
en pequeñas canoas de troncos ahuecados y
le hacían entender que el oro se encontraba tierra adentro.
Colón escribe que, hay
minas de oro y algunos de sus hombres bajaron muchas veces de las naves para
seguir a los indios guías, pero eran trampas que les tendían para luego caer
sobre ellos. Entonces Colón ordenó a su gente que construyeran algunos fuertes
de madera, pero los indios los atacaron y Colón mandó prender al cacique, con
lo que comenzó la guerra. Esta región donde Colón hizo entrar los navíos en las
bocas de los ríos la llamó Veragua. Actualmente es Panamá, y su nombre nativo
es el Darién.
Las dificultades del
Descubridor se agrandaron por la destrucción de dos naves a causa del maligno
clima y de la “broma”, el gusanillo que se come la madera. Antes de sucediera
lo mismo con las otras dos naves, embarcó a todos sus hombres y se dirigió
directamente a la isla de Jamaica, porque la prohibición real le impedía volver a pisar la isla
Española.
A causa de un fuerte
huracán, Colón tuvo que refugiar sus únicas dos naves en la costa sur de Cuba. De
ahí llegó a la isla de Jamaica por el norte, a causa de que los dos navíos ya
no estaban para navegar.
Permanecieron en gran
peligro por los indios que mudaban de parecer constantemente y podían acabar
con los exploradores, ahí estuvo él con su gente a punto de ser aniquilados,
pero entre sus papeles encontró milagrosamente un calendario donde indicaba un
eclipse total de luna. La estrategia fue aparentar un enojo de Dios para
castigar a los salvajes. Llamarlos y amenazarlos con que haría desaparecer el
brillo de la luna, lo que así sucedió y desde entonces los indios lo
respetaron.
Cristóbal Colón, su
hijo Fernando, su hermano Diego y el resto de los náufragos estuvieron perdidos
un año en la isla de Jamaica desde junio de 1503 hasta su rescate, un año
después, por los españoles de la Isabela. (8)
(8) Este rescate fue a
causa del hecho heroico del hidalgo Diego Méndez, cuya relación reescribe
Martín Fernández de Navarrete en su libro: “Viajes de Colón”.
Méndez había hecho
amistad con un cacique a quien le compró su canoa que era grande y bien hecha,
por un brazalete de latón que los indios valoraban más que el oro. El hidalgo
hacía viajes costeando para llevar comida a Colón y sus allegados. Le ayudaban
varios indios remeros y diestros en la mar. Un día el Almirante llamó a parte a
Méndez y le propuso que uno de los náufragos usara esa canoa para ir a la Isla
Española y pedir auxilio. Diego Méndez se ofreció él mismo para hacer el viaje.
“Señor,
una vida tengo no más, yo la quiero aventurar en servicio de vuestra señoría y por
el bien de todos los que aquí están, porque tengo esperanza en Dios Nuestro
Señor que vista la intención con que yo lo
hago me librará como otras muchas veces lo ha hecho” Oída por el Almirante mi determinación, me
abrazó y me besó en el carrillo, diciendo: “Bien sabía que no había aquí
ninguno que osara tomar esta empresa sino vos: esperanza tengo yo en Nuestro
Señor saldréis de ella con victoria como de las otras que habéis emprendido”
El inteligente y
previsor Diego Méndez aderezó su canoa con bordes más altos, le puso un mástil
con una vela, un timón y buenos remos. La llenó de comestibles y agua para un
promedio de 30 días. Luego pidió al Almirante suficiente gente que le
acompañara hasta el cabo noreste de Jamaica, para protegerlo de los indios,
hasta que las mareas fuesen propicias para el viaje.
Diego Méndez, otro
compañero español y seis indios remeros se arrojaron al mar en su bergantín
artesanal y así pudieron llegar a Isla Española en sólo una semana, arribando
al cabo más occidental.
Cambió a sus remeros por otros seis y
costeando unas 80 leguas llegó a la Isabela. Pero ni estaba allí el Gobernador Fray
Nicolás de Ovando ni había llegado ninguna carabela de España desde hacía más
de un año. A pocas semanas llegaron tres carabelas, de las cuales compró una
para mandarla al Almirante y su gente. Las dos restantes sirvieron para que
Méndez fuera a España a dar cuenta de lo sucedido con Cristóbal Colón a los
Reyes.
El gran Descubridor,
Almirante y ex virrey don Cristóbal Colón vio por última vez su amado Nuevo
Mundo el 12 de septiembre de 1504,
para no volver jamás, y el 7 de
noviembre de 1504 arribó a San Lucar de Barrameda. A los pocos días de su llegada a los Reinos
de España; el día 26, fallecerá su
admirada Reina Doña Isabel de
Castilla en el Alcázar de la Mota cercano a Medina del Campo.
A
SU VEZ EL ALMIRANTE DE LA “MAR OCÉANA”
ENTREGARÁ
SU ALMA AL CREADOR EN VALLADOLID
EL
20 DE MAYO DE 1506.
LUIS OZDEN, 12
de octubre de 2015.
luisozden@yahoo.com